Clarí una historia cuántica capítulo 36 ¡Qué está pasando!

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 ¡Qué está pasando!

El patrón Juan estaba muy emocionado con la acción.

―Señor Peke, (si señor), ordena a los hombres que preparen los silenciadores y miras láser, y que se preparen para la estrategia punta de lanza, (¡Que!), si como lo escuchó, punta de lanza y no quiero ninguna huella de nuestra presencia ―dijo el señor Jansí

Ya está todo arreglado, ni siquiera la policía va  a intervenir a menos que se forme un escándalo, en ese caso sería un caos y eso es todos contra todos. Peke ya tienen la orden decisiva y con estrategia y todo, a pesar de que no tiene idea lo que es punta de lanza pero bueno, orden es orden y para iniciar necesita algo de asesoramiento.

―Señor disculpe mi torpeza, pero es muy sabido que usted tiene una basta  experiencia y la estrategia por usted señalada, me ha impresionado mucho, ¿Me podría explicar como es? ―Preguntó el señor Peke.

―Por lo menos reconoce mi experiencia, bueno esto funciona así y espero que enseñe bien a los hombres, ¿Si ha estado en una sala de bolos?

―Si señor.

― ¿Ha visto cómo están colocados los bolos al final del carril?

―Si señor.

Novela de ficción

Clarí una historia cuántica capítulo 36 ¡Qué está pasando!

―Como te habrás dado cuenta los bolos forman un triángulo, así va a ser la entrada a la casa, primero va uno y hace la advertencia, si no resulta van dos y entran, que pienso que por la experiencia que tienen ustedes es más que suficiente, considerando la cantidad de gente que hay dentro de la casa, suponiendo que no funcionara, en ese momento van tres que creo que es demasiado, por eso se llama punta de lanza, ¿Ahora sí me entendió?

―Fuerte y claro señor.

Peke con la última información recibida, ya tiene bien claro lo que tiene que hacer entonces coge el radio y da la orden.

―Atención, atención a todos los hombres citados para esta misión, se les ordena colocar mira láser y silenciadores, repito colocar mira láser y silenciadores ―ordenó Peke.

―Si señor ―contestaron todos.

―Los quiero a todos que se reúnan aquí en base a todos los 19 hombres que empezamos la búsqueda.

La noche se había apoderado de la ciudad, y como en todo barrio residencial no había un alma en la calle, claro considerando el frío que hacía, por esa razón se les ha sido fácil hacer ese tipo de movimiento en la calle, sin que nadie se les interponga en el camino. Peke va a organizar la punta de lanza como se lo ha mandado su jefe Jansí.

―Muy bien… están todos completos, ahora quiero que cada uno coja un número que puede ser del uno al 19 para que luego se forme en orden ―dijo el señor Peke.

―Ya está señor ―dijo uno de sus mercenarios.

―Bien, señor Jansí  ya estoy listo, cuando me dé la orden ―dijo el señor Peke.

―Muy bien, déjeme comunicar con el patrón Juan… patrón ya está todo listo, déme su orden, (ya empiece), ya señor Peke… ¡Ahora!

―Ya oyeron, empezamos una nueva misión, número 1 dispare al transformador.

Algo que no estaba previsto, el señor Peke ha ocasionado que se corte la energía eléctrica en todo el sector, de esa forma nadie va a saber quién entra y quién sale, eso no lo sabía el señor Jansí.

―Muy bien número uno, ahora vaya hasta la puerta de entrada de la casa y con amabilidad pida a los que habitan, que entreguen a la señora Clarí y de esa forma ellos salvarán su vida, vaya ahora.

―Enseguida señor ―dijo el número 1.

Mientras tanto en la casa, se dieron cuenta que  no había energía eléctricas eso hace que se eleve la tensión nerviosa.

―Martíno algo está pasando afuera, se ve todo en completa oscuridad ―dijo Pepe.

―Eso quiere decir que ellos van a entrar, tengan mucho cuidado ―dijo Martíno.

―Algo se mueve afuera, parece que uno de ellos ha entrado por el jardín ―dijo Pepe.

―Todos quietos, nadie se mueva ―dijo Martíno.

El mercenario ha hecho contacto con la puerta principal de la casa y lo primero que hace, es dar unos cuantos golpes para ver si recibe respuesta, no habiendo recibido ninguna procede a colocarse el visor para visión nocturna, ya preparado se acerca por la ventana para observar hacia dentro, y enseguida se comunica con el señor Peke.

―Atención señor Peke, parece que la casa está deshabitada ―dijo el número 1.

― ¿Estás seguro?

―Bueno al menos eso parece, pido permiso para ingreso.

―Adelante.

El mercenario nunca se imaginó adonde se iba a meter, colocándose de nuevo en posición, coloca su mano en el pomo del seguro y empieza a girar con mucha lentitud, empuja la puerta con el cañón de su fusil de asalto FN F2000, muy lento, empieza a ingresar sin perder la comunicación con su inmediato superior.

―Señor Peke, estoy ingresando en este momento, sólo veo muebles caídos y mucho re, Eh… no aaaagggg ―dijo el  mercenario número 1.

―Ya está ―dijo don lucho―. Fue refacil.

― ¿Que pasó don lucho? ―Preguntó Martíno.

―Nada, sólo que le di un medio giro al pescuezo y parece que se  desnucó ―dijo don lucho.

― ¿A qué se refiere compadre? ―Preguntó don saturnino.

―Nada es solo que alguien quiso entrar pero ya está disparando en el infierno, compadre satu.

―Ah. ―dijo don daturnino

― ¿Está seguro? (atención uno, atención uno), ¿Qué es eso? ―Preguntó Martíno.

―Sí, y parece que es un radio, ¿Qué hago? ―Preguntó don lucho.

―Apáguelo pues compadre ―dijo don Saturnino.

―Y yo que sé ―dijo el compadre lucho―. A mí pregúnteme de caballos, arroz o cacao y ahí le respondo, pero de estos aparatos que ni se ve, ¿Qué?

―Yo lo apago ―dijo Pepe y ya estando sobre aquel hombre―. Martíno este hombre está muerto.

―Bueno, ya está… ahora es fijo que mandan a dos así que tengan  mucho cuidado.

El señor Peke llama al número 1 porque ha pasado los minutos, se preocupa y exige un mejor servicio del señor de las computadoras.

―Atención uno, atención uno ¿Me copia? ―decía el señor Peke.

―Sr. Adam revise la frecuencia para saber si no es un error de aquí ―dijo el señor Peke.

―Sr. la frecuencia está bien, ya la revisé, el problema  está allá ―dijo el señor Adam.

―Entonces no perdamos el tiempo, el hombre 2 y 3 vayan ahora.

―Enseguida señor Peke ―dijo el 2.

Entra en misión un nuevo grupo, y se ubica de nuevo en la puerta que está entreabierta, don lucho y Pepe escondidos están en los costados y ni siquiera han ocultado el cadáver.

―Señor Peke ya estamos en la entrada, vamos a ingresar ―dijo el hombre dos.

―Bien adelante.

Como la puerta estaba media abierta, los mercenarios ingresaron sin mayor esfuerzo y justo cuando dieron un paso cruzando el canto de la puerta.

―Ya estamos entrando, espere un momento, me parece que algo se movió por ahí, voy a ponerme el visor para ve, (buu), aaaagggg ―decía el 2.

―Atención dos, hablé conteste, tres conteste, (Aaaagggg), ¿¡Qué está pasando!? ―Decía el señor Peke muy sorprendido por lo que oyó.

Otro intento y han perdido tres hombres, el señor Peke ha subestimado a los que habitan en la casa, porque le está saliendo caro esta incursión, por otro lado el señor Jansí está esperando buenos resultados y con mucha mayor razón el patrón Juan, y por ese motivo, entablaron una corta comunicación con el señor Peke.

―Señor Jansí, (diga patrón), hable con Peke e infórmese de  los resultados ―dijo el patrón Juan.

―Señor Peke, (diga señor Jansí), informe cómo va la situación.

―Vamos bien señor, ya tengo tres hombres adentro de la casa y en cualquier rato le doy un informe completo ―dijo el señor Peke.

Ninguno de los dos jefes se imagina lo que está pasando, es de suponer que con tanto entrenamiento la misión iba a ser muy fácil, pero no contaban que dentro de la casa estaban gente del pueblo Poste partido, donde que la palabra es una ley, sin contar que ellos se mueven mejor en la oscuridad que con luz. Ahora Martíno está un poco preocupado con los resultados.

―Pepe ten cuidado con ese hombre no lo vayas a matar, (vaya pues), quien dijo eso ―dijo Martíno.

―Fui yo Martíno, demasiado tarde ya llevo dos, (y yo uno), es que uno lo quiere coger con suavidad y ellos se mueven rápido, y no sé cómo se enredan en mis brazos y se desnucan ―dijo lucho.

―Bueno yo no voy a negar, el tipo se venía contra mí y se tropezó cayendo sobre la punta de mi matóna y creo que está muerto ―dijo Pepe.

―Ya tranquilos que es demasiada coincidencia, María  ¿Dónde estás? ―Dijo Martíno.

―Aquí  Martíno atrás tuyo ―dijo María.

―Cuidado vayas a salir corriendo, que es muy peligroso, quédate atrás mío que yo te cuido.

―Martíno yo voy al frente ―dijo Tony.

―No, tú encárgate de la puerta de atrás, porque donde que entre uno y empiece a disparar, ahí se daña todo y no te olvides que Zulema está en la cocina.

―Sí estoy muy pendiente de eso.

―Carajo  sí que tienen suerte, a mí todavía no me cae ningún cojudo ―Dijo don Saturnino.

Ninguna novedad de mayor consideración dentro de la casa, por ahora están a salvo, eso no ha sido de buen agrado para el señor Peke que es el responsable de la misión, por lo tanto, como no recibe comunicación de ninguno de los tres hombres, decide mandar a otro grupo.

―Atención, hombre 4, 5 y 6 vayan a la casa y ya saben, tres entran y sólo tres salen ―dijo el señor Peke.

―Si señor, ¿Quién comanda el grupo? (usted mismo cuatro), muy bien, entonces 5 y 6 síganme ―dijo el cuatro.

De igual forma el nuevo grupo se ubicó en la puerta de entrada de la casa y fueron entrando de uno en uno, despacio y lentamente lo hicieron.

―Aquí 4, estamos ingresando a la casa, está muy oscuro, espere un momento algo se mueve y  ¡Cuidado disparen! ay…, aaaagggg ―dijo el 4.

―Aquí cinco, No veo al 4 ni tampoco al seis… no sé qué les pasó pero OH…no, no ―dijo el 5.

―Atención cuatro conteste, cinco conteste, seis que les pasa hablen ―el señor Peke estaba perdiendo el control

― ¡¿Qué está pasando aquí señor Peke?! ―Preguntó muy sorprendido el señor Jansí.

―No sé qué está pasando señor, he mandado seis hombres ya y ninguno contesta ― dijo el señor Peke.

―No me vaya a decir que está perdiendo el control, porque yo lo considero un buen soldado y no un tonto, así que coja bien las riendas y haga bien las cosas ―dijo Jansí.

―Si señor, atención hombre 7, 8, 9, 10, y también 11 y 12, escúchenme bien, del siete al 10 entran por delante y el 11 y 12 entran por la parte de atrás vayan por la peatonal, ¿Escucharon bien? ―dijo el señor Peke.

―Si señor ―dijeron todos en coro.

―7 y 11 pasan a ser líder del grupo, ¿Alguna pregunta?

―No señor ―contestaron en coro.

―Entonces largo y hagan bien su trabajo.

―Aquí siete, síganme 8, 9, 10, ahora ―dijo siete.

―12 sígame― dijo el líder 11.

Otra nueva empresa se inicia esta vez con seis hombres, pero la situación se torna muy peligrosa para los Pyma y compañía. Martíno sabe muy bien eso, el cual en otros tiempos el también había sido comando, el sabía muy bien lo que hacía por lo tanto ya han desaparecido seis hombres, cuyos cuerpos los han colocado en una de las habitaciones, ahora es el momento de dar nuevas órdenes para los que están  en la casa.

―María, ubica el teléfono y llama a la policía y ruega que no estén comprados, papá, don lucho, Pepe y Tony saquen sus matonas y machetes que esos desgraciados se nos vienen encima ―dijo Martíno.

―Yo ya lo tengo listo hace rato ―dijo Pepe.

―Listo Martíno ya está ―dijo don Saturnino.

―También, (y yo también), estamos preparados Martíno ―dijo don lucho.

―Martíno ya llamé, y me dicen que no se pueden acercar mientras no haya energía eléctrica, porque es muy peligroso pueden herir a alguien ―dijo María Rogét.

― ¿A dónde llamaste? ―Preguntó Martíno.

―A la policía, a la delegación siete que es la que está cerca.

―Es fijo que ellos están comprados, busca otra delegación y explica el asunto que estamos en peligro y también dile que hay algunos muertos, pero ya.

―Martíno empezó lo que más temías ―dijo Pepe.

― ¿Por qué? ―Preguntó Martíno.

―Por lo que veo porque parecen ganados, vienen tan seguros que no saben que vienen al matadero, déjame contar, son seis y cuidado Tony que dos van por tu lado ―dijo Pepe.

―Espera que ya te voy a ayudar ―dijo don Saturnino.

―Bien papá, que yo ayudo a don lucho y a Pepe ―dijo Martíno.

Y empezó la fiesta, los hombres de Jansí iban al todo por el todo, igual los de la casa no se iban a dejar, y ya puesto en posición  pidieron orden para poder ingresar.

―Señor Peke aquí siete voy a ingresar, (adelante) muy bien ―dijo el líder siete.

―Aquí 11 también voy a ingresar, (adelante), muy bien  –dijo el líder.

Y de esa forma los cuatro por la entrada principal y los dos por la puerta posterior ingresaron con violencia sin ponerse los visores para visión nocturna y ya pueden imaginarse lo que sucedió…

Continuará capítulo 37

©Clarí una historia cuántica Todos los derechos reservados Roberto Sanahuano    Escrita en el 2006 y registrada en el 2008 I E P I   030100