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sangre en el bar
―Si ya sé que tú te mantienes firme en eso, pero vuelvo y repito, ¿Qué pasaría si no está aquí la mujer que buscas?
―Yo sé que está aquí, me lo informaron y si no está, alguien va a pagar muy caro esto, porque si me entero que el que tiene que ver en la desaparición de Clarí, eres tú maricón feo, anda preparando tus fiestas para que las hagas en el infierno ―lo dijo enfurecido solo de pensar que tal vez sea cierto lo que Ringo le ha sugerido al disimulo.
Juan estaba decidido encontrarla, se le metió en la cabeza que la iba a encontrar y no había nadie en el mundo que le quitara esa idea, por otro lado, Ringo se mantenía firme en su puesto sin dejar de apuntar con su lanzagranadas que en la mira lo tenía justo a Juan, para ese entonces las chicas y Nisoilá se estaban recuperando del gran susto y recibiendo como ayuda la asistencia médica de uno de los visitantes al reservado, que en buena hora está haciendo las prácticas rurales de medicina en el pueblo. Nisoilá ha perdido sangre y se siente débil lo mismo que Raquel, por ese motivo le pide a Malva que se haga cargo de la dirección de todo el grupo.
― ¡Malva! ―Llamaba Nisoilá.
― ¡Malva acércate! ―Insistía.
―Aquí estoy madrina ―acercándose con sólida lealtad se pone a disposición de su madrina.
―Escúchame bien, tú eres la que más me acompaña a mí y quiero que te hagas cargo y escuchen todas, si algo me llega a pasar a mi, todo lo que es mío y hablo de todo será de Malva, aunque con honestidad espero que no me pase nada, pero si llegara a suceder, ya saben lo que tienen que hacer, pero esto es con una condición, el día que ella quiera retirarse a una nueva vida, tendrá derecho al 30% de todo lo que tenga hasta ese momento, el 70% que queda deberá ser cedido a la que le siga en tiempo y confianza, de esa manera podrán seguir trabajando y aceptando a chicas nuevas pero que no pasen de su total de siete, y algo especial, las chicas que deseen ingresar a este grupo deberán tener buen corazón y no ser cobardes, ¿Escucharon?
―Si madrina, aceptamos tu decisión ―contestaron a coro las chicas de Nisoilá.
―Malva, ¿Dime cómo está Raquel? ―Preguntó Nisoilá.
―Ha perdido mucha sangre madrina, pero es fuerte y no desmaya, es más, esta custodiando el ingreso a este reservado y no quiere salir de ahí, dice que le debe mucho a usted, y si es de dar la vida por usted ella lo hace, ya que usted y nosotras somos su única familia.
―No sabía que era muy especial para ella ―muy emocionada quedó Nisoilá.
Esa es la situación que están pasando en el reservado, dos personas heridas que sangraban sin poder salir por otro lado, y con la tención de no saber en qué momento iban a atacar los hombres de Juan. El médico improvisado ha dado los primeros auxilios a Nisoilá y a Raquel, y ya repuesta del susto consultan con Nisoilá sobre cuál va a ser el próximo paso.
―Madrina… ¿Qué hacemos ahora? ―Malva daba claros síntomas de preocupación y temor pero aun así estaba firme a lo que sea.
―Según como veo el asunto, lo único que nos toca es ir a hacerle compañía a Raquel y protegernos entre todas, porque si esos tipos se nos vienen encima nos matan como a perro rabioso, así es que vamos todas chicas a cuidar nuestras propias vidas ―dijo Nisoilá.
― ¡Ya escucharon! Vamos todas a la entrada que no vamos a dejar entrar a uno solo de esos desgraciados, ellos no saben con quién se han metido por que aquí se mueren ―Malva hacia todo lo posible por ser parte del espíritu de su madrina.
― ¡Ustedes muchachos! ¿Van a quedarse ahí asustados? ―se dirigió hacia los guardias que les protegían en su trabajo.
―No señora, a pesar de que la señora Ringo nos dijo que las ayudáramos, nosotros estamos por nuestra propia voluntad, aunque estamos asustados pero ahí vamos ―dijo el jefe de guardia.
―Muy bien jefe, yo le agradezco su ayuda, entonces ubiquese a un lado de las chicas, que se quiere decir que somos nueve pistolas que van a funcionar al unísono ―muy segura de si mismo decía lo que podía ser sus últimas palabras―. Cómo quisiera que me vea Amantita dirigiendo a un grupo de comandos de hombres y mujeres.
―Madrina tenemos pocas municiones, ¿Qué hacemos? ―Preguntó Ninfa.
―Buena pregunta, ¿El joven jefe nos puede ayudar? ―dijo Nisoilá.
―Sí, dígame, en que le puedo ayudar ―dijo el jefe de guardia.
―Se nos están acabando las balas, ¿Nos puede ayudar?
―Si claro, en la tercera habitación en el piso justo en el centro, de donde se ubica la cama hay un compartimiento que se abre dándo unos golpecitos, ahí hay cartones de balas de 9 mm.
― ¡Celestina! ¿Ya escuchaste? ―dijo Nisoilá.
―Si madrina voy enseguida.
En eso se movía todo en el reservado, ya que en apariencia está controlada la situación pero no se sabe hasta cuándo, lo que sí se sabe con seguridad es que van a pagar cara su derrota, eso sí Ringo alias la vira vuerta no logra persuadir a Juan y su gente para que se vaya por dónde vinieron. Hasta este momento Juan ha reaccionado con violencia en contra de Ringo, y al mismo tiempo espera su reacción.
― ¿Escuchaste lo que te dije? ―Preguntó Juan.
―Si te escuché muchachito malcriado y eso merece un castigo ―Muy indignado Ringo.
La vira vuerta perdió los estribos, accionando él mecanismo de disparo del lanzagranadas, se activó una luz roja, eso les indicaba que el arma estaba lista para disparar, dicho mecanismo fue observado por Jansí que alerta a su patrón.
― ¡OH Dios! ―Dijo asustado Jansí.
― ¡¿Qué pasa Jansí?! ―Le preguntó asustado Juan.
―Sr. va a disparar, ese marica se volvió loco y ni siquiera tenemos tiempo de correr.
― ¡Oye espera, tranquila mi amor! ―Le dijo en un acto desesperado.
―Que quieres que espere, si me acabas de insultar. ¡Atención a todos! A los que están en las mesas salgan de aquí rápido ―decía Ringo señalando a todos los clientes que estaban alrededor observando atónitos lo que estaba sucediendo.
―Espera… tranquila querida, ¿Acaso no se me pueden alterar las hormonas a mí como a ti? ―le preguntaba Juan.
―Si tienes razón, a veces yo también me sulfuro pero no escucho la palabra mágica como para que se perdone la vida… A ver… tienes cinco segundos para decirla, si no van a tener que venir tus parientes a recogerte en pala ―sentenció una mujer dolida.
―Ya…está bien, admito que me equivoqué, discúlpame no quise ofenderte ―dijo Juan muy acongojado.
―Te felicito, dejaste de ser un muchachito malcriado, ahora pasaste hacer un joven educado, pero no perdamos el tiempo, ahora, ¿En que estábamos?
―En que yo te daba 5000 dólares y me llevaba a la chica que se llama Clarí ―dijo afirmando que eso era un hecho.
―Ah, no hay problema, pero primero deposita los 5000 dólares antes que entres.
― Está bien…, ¡Señor Jansí!
―Dígame patrón.
―Entregue 5000 dólares a la belleza que está en la ventana.
―Enseguida patrón ―sale en carrera hacia uno de los vehículos en el cual tiene su portafolio y saca un paquete de dinero, con lo que regresa sin perder el tiempo.
―Aquí esta un paquete de 50 billetes de 100 ―enseña el paquete a su patrón y le pregunta―. ¿Cómo se los entrego?
―Acá chiquito, tíramelos a la ventana ―dijo Ringo.
La transacción se completó, el paquete de billetes fue lanzado a la ventana y atrapado por la mano ágil de Ringo, procediendo a hacerles un chequeo para verificar si no son falsos como es raspón olor y uña, completado el chequeo hace un movimiento de cabeza confirmando que están buenos, entonces Juan sobrentiende que ya no hay problema y puede ingresar a su manera.
―Muy bien muchachos adelante ―ordenó Juan.
― ¡Heeeyyy! ¡Un momento! ¿Qué van hacer? ―Preguntó Ringo.
―Pero preciosa, que más vamos hacer, A entrar ¿Y que más?
―Si van a entrar, entran sin armas, y uno solo, porque no quiero que sea una masacre, no quiero que la gente diga que por mi culpa hubieron muertos, así es que para evitar esto entra sólo uno.
―Hicimos un trato, y por ello te pagamos 5000 dólares y ¿Ahora qué pasa?
―Déjame aclararte una cosa chiquito, me diste los 5000 dólares por el desastre que has ocasionado aquí, yo nunca te dije que eso era por sacar a la mujer que tú buscas.
―Quedamos en claro que yo te daba los 5000 y me llevaba a la chica.
―Puede ser que hayas dicho eso, pero yo no te dije que te iba a dejar que te la lleves, pero sin embargo cómo sabes muy bien que soy justa puedo permitir, que entre uno de tus hombres bajo mi garantía de que no le va a pasar nada, y buscar a la mujer que buscas, y si está ahí, encantado permito que te la lleves y hagas lo que creas conveniente con ella, pero todo eso se puede hacer sin disparar un solo tiro por el bien de la humanidad, ¿Qué dices?
―Bueno… me parece justo, ¿Tú garantizas que nadie va a disparar desde adentro a cualquiera de mis hombres que entre?
―Por supuesto que sí.
―Bueno si es así, ¡Señor Jansí! Venga acá.
―Diga patrón, para qué soy bueno.
―Usted conoce bien a la señora Clarí, ¿La podría identificar así esté con peluca y demasiado maquillada?
―Si patrón, claro que sí.
―Entonces deje sus armas y vaya hacia el reservado, (pero patrón me van a matar), no se preocupe que la señora Ringo garantiza tu vida.
Jansí veneraba tanto a su patrón que acepta su orden y se dispone a desarmarse y se prepara a entrar en el reservado. Juan del Todo se dirige hacia la vira vuerta.
― ¡Ya está listo mi hombre!… Hermosura ―dijo el patrón.
―Muy bien, me da gusto cuando obedecen al pie de la letra, ¡Raquel!… ¡RAQUEL!… ―llamaba Ringo.
Ringo alias la vira vuerta llama a Raquel sin saber que ella está herida junto a su madrina, pero el objetivo es ganar tiempo y eso es lo que están consiguiendo ya que a más, Clarí estará bien lejos.
―Si, aquí estoy, ¿Qué está pasando? ―Preguntó Raquel.
―Nada guapa, quiero que en este momento me hagas un favor, va a entrar un hombre de parte de los matones, lo va hacer porque va a buscar a una de sus compañeras que se llama Kathy, (Clarí, Clarí se llama), perdón se llama Clarí, el favor que les pido es que no disparen, eso no quiere decir que se confíen, lo único que quiero es que dejen pasar a ese hombre que va a buscar a una de sus compañeras, y no se preocupen que no les va a pasar nada porque al menor movimiento, yo disparo y se va la mierda todo, ¿Si me entendieron? Confíen en mí.
Les parecía raro la petición de la vira vuerta, ¿Quiere que deje pasar a un hombre que minutos antes les estaba disparando a muerte? ¿Quién quita que ese hombre ya estando adentro saqué un arma escondida y mate a todos? Todos entán en una total incertidumbre pero sin embargo, estaba de por medio Ringo, y se hacía difícil creer que él se confabule con esos matones, pero bueno no había otra opción, igual habría que consultar con las demás.
―Madrina ―llamaba Raquel.
―Dime hija ¿Qué pasa? ―Preguntó Nisoilá.
―Ringo me está pidiendo que dejemos pasar a uno de los hombres de Juan, dice que solo va a entrar a buscar a Clarí, y si la encuentra se la lleva, no tiene sentido madrina, él sabe que ya no está aquí, lo veo muy raro madrina, ¿Qué opina?
―Dile que está bien que no hay problema, dile que nadie va a disparar que no se preocupe ―dijo Nisoilá.
― ¡Está bien que pase, pero lo vamos a tener bien apuntado! ―dijo Raquel a Ringo.
―Gracias querida…, bueno querido ya puedes mandar a tu hombre.
―Ya señor Jansí, ya sabe lo que tiene que hacer ―dijo el patrón.
―Muy bien señor, a usted le encargo mi vida.
Jansí armándose de valor, caminó rumbo a la sala de reservados donde está Nisoilá y las valientes chicas, que por proteger la vida de su amiga Clarí han tenido que pagar caro ese gesto de nobleza. Ellas respetando su propio código que dice «el que se mete con una se mete con todas», se mantienen firme en su posición. En el momento en que el mercenario entre y se dé cuenta que no está Clarí ¿Qué podría pasar? Nadie sabe, ahora sólo queda dejar que ese hombre entre y revise. Cuando se dé cuenta que no está, hay que esperar para saber cuál va a ser la reacción, y de esa forma poder tomar medidas. El hombre que entró es Jansí, y Nisoilá lo conoce muy bien.
―A ver por favor, me dan permiso y déjenme revisar por acá, aquí no está, haber señora disculpe déme permiso, oiga… yo la conozco a usted, pero claro usted es Nisoilá pero… ¿Qué está haciendo aquí? Esto sí es una sorpresa… A ver, si está aquí, quiere decir que la señora Clarí también está, ¿O no?
―Pues te equivocas Jansí, en primer lugar a Clarí la conocí por pocos días, y en segundo lugar hace mucho tiempo que no la veo y no sé quién ha dicho que ella está aquí, las únicas que estamos aquí somos nosotras y en total somos seis, y creo que cuatro porque Raquel y yo estamos heridas y hemos perdido mucha sangre.
Jansí se quedó pensativo, no sabía qué hacer, era evidente que Clarí no estaba ahí y eso era muy peligroso para la vida de alguien, porque su patrón no se iba a quedar con la pica y peor de saber que ha gastado mucho dinero. Jansí tiene que pensar algo rápido, entonces no le queda otra que utilizar un chivo expiatorio y ya tiene pensado en quien.
―Mire señora, no tengo nada contra usted pero si mi patrón ordena que la mate…continuará… quién sabe cuando pero será el capítulo 23
©Clarí una historia cuántica Todos los derechos reservados Roberto Sanahuano Escrita en el 2006 y registrada en el 2008 I E P I 030100