Clarí una historia cuántica capítulo 4 Pensamientos

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Pensamientos

Mientras Martíno se fue a desempeñar con honradez su trabajo, la pareja de Tony y su cuñada se dirigían a la casa, en el camino los dos iban conversando pero era algo innegable, Zulema es demasiado bonita con un cuerpo demasiado provocador y eso se había dado cuenta Tony. Zulema una mujer muy joven, ella sabía muy bien lo que tenía y en cierto modo se había dado cuenta que Tony la miraba, pero había algo, Zulema también miraba a Tony, se podría decir que casi eran de la misma edad, en cambio, Martíno casi le doblaba la edad a Zulema. Entre conversa y conversa, Tony de pronto tiene un pensamiento, “Mi hermano sí que tiene suerte, coger esta mujer tan bonita y tan provocadora, ¿Dónde la habrá conocido?  <Conocido> que raro, como que yo la conocí hace mucho tiempo ¿Pero dónde? Me parece…”  Por otro lado Zulema tenía sus propios pensamientos, “Se lo ve bien a mi cuñado ¿Habrá sido así Martíno de más joven? Quién sabe, pero, que se lo ve bien eso no hay que negarlo, somos casi de la misma edad, a Martíno lo conozco hace seis años eso quiere decir que Tony en ese tiempo tenía entre 14 o15 años, y siempre ha vivido en su pueblo, entonces hay una probabilidad de que si me conoce ¡Dios santo! No creo tener tan mala suerte, tal vez hasta… ¿?   ¿Será por eso que me gusta? ¡NO!” Como decía, cada quien tenía sus propios pensamientos y con ellos aparecían sus propios fantasmas, sin darse cuenta que con el tiempo iban a crecer.

Por otro lado, María también tenían los suyos (fantasmas) María tenía años de ser enfermera en ese hospital, vivió una vida solitaria causada por un desengaño cuando apenas era una adolescente, esa experiencia que parece que la marcó. María es cinco años mayor que Tony aunque no los parece, su vida monótona y fría la llevaba de día y de noche, para ella no había diversión más que llegar a su casa temprano, asimismo se acostaba y se levantaba temprano, todo iba normal hasta… Que… Claro, hasta que apareció en su vista la imagen toda maltrecha de Tony, fue el punto que inició una pequeña luz en su camino, luz que cada vez iba creciendo, cada vez que ella le hablaba mientras él estaba inconsciente, cada vez que reía o lloraba, cada momento de felicidad o tristeza, todo eso hacía que esa luz siga creciendo en su frío y oscuro mundo, y eso, ocasionaba que ella vea un futuro por delante.

Novela de ficción

Clarí una historia cuántica capítulo 4 Pensamientos

La falta de tener a alguien que contarle sus confidencias hizo que vea en Tony al testigo mudo ideal, al único que podía contarle todo sin recibir críticas ni reproches. Todo fue por inconsciencia que se fue uniendo a él en espíritu algo que le podría salir muy caro en el nuevo presente. María parece que nunca tuvo a alguien que le escuche y puede ser que sea esa la razón, que se fijara en Tony y esa fijación le ocasiona un sentimiento de unión.

María como simple mortal también tenía sus pensamientos y del cual decía, “No sé qué tiene ese  joven,  me gusta estar al lado de él, es como que si hubiéramos nacido el uno para el otro, en todo estos días he tratado de sacármelo de la cabeza y siempre está ahí, igual se lo ve de buena persona aparte que es guapo y de yapa,  no tiene a dónde ir y por mí no hay problema de llevármelo al departamento, no sé si algún día se fije en mí y si eso pasa yo sería la mujer más feliz del mundo”.  Así cada quien con sus propios pensamientos.

El mundo continuaba girando por lo tanto la vida seguía adelante. Ya es mediodía y es la hora del almuerzo, el personal del hospital se dirige a los comedores y en uno de ellos está María, pensativa y desesperada, rogando que llegue la hora de salida para encontrarse con su amigo Tony, de pronto,  alguien se le acerca y le llama por su nombre.

―María, Hey… María… María soy yo.

María escucha que alguien la llama pero no sabe quién, hay mucha gente en el comedor y no puede distinguir de dónde viene la voz.

―María soy yo, yo Gustavo ―decía la voz.

― ¿Quién es? Ah… sí… ¡Gustavo!

― Sí, si María soy Gustavo, ¿Tan pronto te olvidaste de mí? ―decía el desconocido Gustavo.

―No, no me he olvidado de ti, si te tengo tan presente en mi mente ―su mirada estaba tan fija que al mismo tiempo transformaba su gesto, en la imagen de aquel que le había llamado.

―Cálmate mi amor, eso ya pasó hace mucho tiempo.

―Sí, que puede ser, si para ti hacerme lo que te dio la gana y dejarme votada como caca de perro tirado en el piso,  dejar pasar mucho tiempo y no ha pasado nada, para ti no es nada… ya ESTÁ BIEN, pero para ti, lo que es para mí… dolió mucho ―algo del pasado ha surgido del fondo de su memoria hacia el presente―. Y te digo una cosa, si quisiera llamar a un perro te llamaría a ti, pero qué pena, en este momento no quiero un perro, entonces desaparece alimaña.

―Muchas gracias mi amor te agradezco por tus halagos, creo que me los merezco, pero fuera bien merecido si en realidad me hubiera burlado de ti, pero tú sabes que no fue así, mis padres tuvieron que viajar fuera del país y tú sabes que no me podían dejar sólo en la casa, por lo tanto, ellos me dejaron en la casa de una tía… allá en la capital, y te juro que traté de comunicarme contigo, además yo no sabía el número de tu teléfono, igual, pasó el tiempo y para mí fue duro pasarlo sin ti.

―No me hagas reír Gustavo, si tú sabes muy bien que yo te busqué, pregunté a toda tu familia donde estabas y nadie me dio una respuesta valedera, me aplicaron el pendejómetro y más por cansancio que dejé de buscar tu presencia hacia mí, es más, tu familia incluyendo a tus tías que por ser mujeres, pensé que me van a entender y el cual no fue así, la respuesta que me daban y van desde, «No sé» a «Se ha ido bien lejos», la que más me impresionó fue «Se fue con mujer y una muy bonita», tú sabes que yo quedé embarazada, eso a tu familia y peor a ti no le importó en lo más mínimo ―Sin poder disimular el dolor que ha pasado, le salen unas cuantas lágrimas.

― ¡Dices que quedaste embarazada! ―Sorprendido quedó Gustavo―. No hay problema, yo me puedo hacer cargo de nuestro hijo.

― ¿¡Hacerte cargo tú!?  Y desde cuándo estás hecho el responsable, no me hagas reír.

―Créeme María, yo no sabía nada de tu embarazo, es más, a mi tía le dejé un número de teléfono para qué te entregara a ti y por lo que me doy cuenta no fue así… es muy lamentable ―era claro que en algo decía la verdad pero para ella no fue convincente que se diga―. Que te parece si nos ponemos de acuerdo para ir a tu casa, te visito y me enseñas a nuestro hijo,  me gusta mucho la idea de ser padre.

―Si sabías o no ya no importa, pero sí me importa que tú estés cerca de mí, tú me haces sentir una linda emoción…. una linda sensación… de… ¡TERROR! Lárgate desgraciado ¡No te quiero ver! Y más vale que te vayas rápido porque voy a gritar, apúrate ―María se puso histérica, no tenía palabras para expresarle el odio que  sentía.

―Tranquila, que no te estoy haciendo nada, María yo sólo quiero ver a mi hijo.

―Qué hijo me estás reclamando desgraciado, si desde que te fuiste yo tuve que salir de mi casa y no he vuelto ya nunca más, tengo vergüenza de ver la cara a mis padres además he vivido sola, me puse a estudiar y me gradué  ahora trabajo en el hospital y todo lo he hecho sin ayuda tuya. Además, no tengo ningún hijo tuyo porque tuve una caída y la cual me provino un aborto, así es que no tienes ningún pretexto para venirme a ver.

― ¿Estás segura  María? Porque si es así no me vas a volver a ver más ―le decía con tristeza Gustavo―. Ah, me olvidaba, de ahora en adelante me tendrá que ver todos los días, bueno, casi todos porque soy el nuevo director de traumatología, así es que cuando yo lo requiera señorita enfermera tendrá que acercarse en el acto, adiós.

― ¡Qué! No puede ser ―se lamenta―. Pero, y ahora, ¿Va hacer que me despidan del hospital? «Señor director o señor Doctor», ¿Cómo tendré que decirle su eminencia?

―Discúlpame, no fue mi intención amedrentarte porque siempre vas a ser alguien especial en mi vida, el día que me case tendrá que ser con una persona como tú, porque tú eres única ―María lo miraba de pies a cabezas esperando que tal vez se iba a reír―. Aunque no me quieras a tu lado, aunque no me quieras ver, no importa, pero aunque sea escondido estaré para ayudar  en lo que sea sin ningún interés a cambio, dalo por hecho y es mi palabra que está en juego.

―Bueno, como tú digas pero lárgate rápido.

A Gustavo no le quedó otra opción y tuvo que retirarse con la consigna de que tarde o temprano la tendrá que ver y él, estará dispuesto de ayudarla sin condición de nada. María quedó alterada en su estado emocional, nunca se imaginó que un día se iba a encontrar con la persona con la cual se hacía ilusiones en el país de las fantasías, con aquel que se juró amor eterno, el mismo que le rompió el corazón y la dejó  abandonada a su suerte.

María meditaba, “Quién iba a creer, que justo cuando encuentro una persona que me hace remover el piso de la emoción, viene y aparece este energúmeno, que para maravilla de suerte es hasta casi mi jefe, que ironía de la vida, lo único que me toca es aprender a vivir junto al enemigo y con una sonrisa en los labios” entre qué meditaba y miraba a toda la gente a su alrededor, no se dio ni cuenta que el tiempo había pasado y tenía que regresar a su trabajo en espera que sea la hora de salida.

En un sector de la ciudad estaba Martíno dirigiendo su negocio, algo preocupado por la llegada de Tony a su casa, lo que estaba pasando en este momento es el resultado de no haber arreglado las cosas con tiempo, la preocupación que tiene, al disimulo lo está atormentando, ¿Qué es lo que le  atormenta a Martíno? Martíno piensa “Zulema y Tony están juntos en la casa ¿Qué le estará diciendo ella a mi hermano? Ojalá no le cuente nuestra historia ¿Y si no le dice nada? Pero algo tienen que hablar ¡Dios santo, que estoy pensando!”.

La cuestión es que Martíno tenía duda por todo, con el pretexto de que no se entere nadie de cómo la conoció, piensa en la desconfianza hacia su hermano y su mujer ¿Por qué desconfía tanto Martíno de su mujer? El tiempo lo dirá. Y hablando de tiempo, en ese mismo momento se encontraba Tony en su nueva cama, recibiendo toda clase de atenciones de parte de su cuñada, algo que no era usual en ella puesto que mejor se cepillaba el pelo, a pasar un vaso de agua a su esposo, y eso no sabía Tony, por lo tanto le entró curiosidad y pregunta.

― ¿Siempre eres así? ―le preguntaba Tony a su cuñada.

― ¿Cómo?…Continuará capítulo 5

©Clarí una historia cuántica Todos los derechos reservados Roberto Sanahuano    Escrita en el 2006 y registrada en el 2008 I E P I   030100

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