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Ame en lo que trabaje porque esta es una verdad absoluta, pues sí. No quiero ser alarmista pero la gran mayoría trabaja más porque para ellos es una obligación natural, por lo tanto ellos se ven obligados a trabajar en lo que salga y no en lo que les gusta. Ahora muchos dirán ¿Y si no hay un trabajo que le guste? Aunque parezca mentira pero si hay.
El problema es que nunca se han detenido a pensar sobre qué es lo que en realidad le gustaría hacer como medio de trabajo. A todos nos hicieron creer que el trabajo es una labor de esfuerzo por lo tanto, tiene que ser así y por eso es que el trabajo debe ser un trabajo y no una diversión.
Ahora como siempre hay los amargados que me van a decir «¿Cómo puede ser una diversión el trabajar si por eso mismo se llama trabajo?» Pues en lo de llamarse trabajo no le discuto porque así se lo ha conocido desde tiempos inmemoriales pero, ¿Cuál es el problema de que de su trabajo saque una diversión por hacerlo?
Si usted o cualquier persona sale de su casa con la idea del «Traabaajooo» pues claro que lo va a sentir con mucho peso, ahora si usted sale de su casa sonriente y con la mente ocupada, en recuerdos agradables mientras se dirige a su trabajo, pues ni siquiera se va a preocupar por lo que tenga que hacer, simplemente lo hace.
Ame en lo que trabaje es la clave
La única forma de que usted ame en lo que trabaje es cuando usted lo deje de ver así, es decir como si fuera un esfuerzo. Todos los que van a su trabajo como autómatas siempre están cansados pero no lo están cuando alguien les dice «Vamos a divertirnos un rato en el bar» o «Vamos de paseo que va a estar divertido»
Generalmente la mente activa su parte de aventurero en cada salida que tenga que ver con cualquier cosa que no sea trabajo, sencillamente porque no es ni lo ve como un esfuerzo, por esa razón nunca puede llegar a amar en lo que trabaja. Es muy difícil que lo haga mientras lo siga viendo de la forma que lo hace.
Hay un truco que todos lo pueden hacer y que está basado en la forma de ver las cosas. Cada mañana cuando ya esté dispuesto a salir para su trabajo piense en lo afortunado que es al tener el puesto que tenga, sea el que sea, claro que con la consigna de que le espera un lugar mejor, después piense en que buenas cosas o desafíos le esperan cuando empiece a trabajar.
Cuando ya esté en su puesto de trabajo, como dije anteriormente no importa lo que haga siempre véalo como una nueva aventura, recuerde que su vida no es una fiel copia del original por lo tanto usted no hará los mismos movimientos ni tampoco le pasará lo mismo que le pasó el día anterior.
Cuando una persona se le hace difícil hacer este cambio en su vida, es porque ha caído en la rutina y eso es mal presagio. Sólo es cuestión de que medite su vida y en qué le puede servir si cambia la forma de cómo ve la situación de su trabajo.
La aventura del desafío
Le aseguro que le va a cambiar la vida porque yo lo he hecho. Para mí no hay distinción de un trabajo a otro porque siempre lo veo como un desafío, es más, aunque lo haga muchas veces siempre busco la forma de hacerlo de una manera más sencilla y mejor, es decir que acorto el tiempo para tener más para hacer otra cosa. Todo funciona igual así tenga que poner su fuerza física para hacerlo, por lo tanto si usted cambia todo cambia a su alrededor y es la única manera de que ame en lo que trabaje.
¿Por qué el trabajo se hace cansado?
El trabajo se vuelve cansado cuando deja de ser una actividad significativa y se convierte en una rutina que no motiva ni llena emocionalmente. Las personas pasan gran parte de sus vidas trabajando, y cuando el esfuerzo diario no está alineado con sus intereses, valores o metas personales, el cansancio mental y físico se hace evidente.
Esto no siempre tiene que ver con la cantidad de horas trabajadas o el nivel de exigencia física del empleo, sino con la percepción que se tiene de lo que se hace. Si una persona siente que su trabajo carece de propósito o que no recibe el reconocimiento adecuado, el peso de la obligación puede generar una sensación constante de fatiga y desinterés.
El agotamiento relacionado con el trabajo no solo es físico. Muchas veces, las personas enfrentan una carga emocional al sentirse atrapadas en un entorno laboral que no les satisface. Cuando el trabajo se percibe como algo que simplemente hay que hacer para sobrevivir, pierde su potencial para ofrecer satisfacción o alegría.
Esta desconexión emocional puede deberse a varias razones, como la monotonía de las tareas, la falta de desafíos o un entorno laboral negativo. Si no hay un vínculo entre lo que se hace y lo que se desea lograr en la vida, es difícil encontrar entusiasmo en la actividad diaria.
Otro factor que influye en la falta de diversión en el trabajo es la manera en que la sociedad presenta la idea de trabajar. Desde una edad temprana, muchas personas son condicionadas a creer que el trabajo es sinónimo de sacrificio y que la diversión pertenece exclusivamente al tiempo libre.
Cuando no hay satisfacción en el empleo
Este pensamiento crea una separación entre lo que se hace para vivir y lo que se disfruta, dificultando que las personas busquen satisfacción en sus empleos. La creencia de que trabajar es simplemente una obligación limita la posibilidad de explorar formas de hacer que las actividades laborales sean más significativas o placenteras.
La falta de diversión en el trabajo también puede surgir cuando una persona no tiene autonomía sobre lo que hace. Sentir que no se tiene control sobre las decisiones o que el trabajo es solo un conjunto de tareas impuestas elimina la sensación de logro personal.
Cuando se tiene la oportunidad de elegir cómo se lleva a cabo el trabajo o de participar en la toma de decisiones, es más probable que se experimente satisfacción e incluso diversión en el proceso. Sin embargo, en muchos empleos, las estructuras rígidas y jerárquicas no permiten esta libertad, lo que contribuye al desinterés y al agotamiento emocional.
Las expectativas sociales también juegan un papel importante en la percepción del trabajo. Vivimos en un mundo donde el éxito a menudo se mide por logros materiales o el estatus social, lo que lleva a muchas personas a elegir carreras o empleos basados en lo que se espera de ellas, en lugar de lo que realmente desean.
Este desajuste entre las metas personales y las expectativas externas crea una tensión constante que puede hacer que el trabajo sea una carga en lugar de una fuente de realización. Cuando una persona trabaja únicamente para cumplir con las expectativas de otros, pierde la oportunidad de encontrar significado en lo que hace.
El trabajo no es obligación
Es importante reconocer que, aunque el trabajo puede ser una obligación, no tiene que ser únicamente eso. Encontrar diversión o satisfacción en el trabajo requiere un cambio en la perspectiva y, a veces, en las circunstancias laborales.
Algunas personas logran transformar su experiencia laboral al buscar aspectos positivos o gratificantes en sus tareas diarias. Esto puede incluir aprender nuevas habilidades, establecer conexiones significativas con colegas o enfocarse en cómo su trabajo contribuye a un propósito mayor.
Sin embargo, no siempre es fácil cambiar la forma en que se percibe el trabajo, especialmente si las condiciones laborales son difíciles o si la persona se encuentra en una situación que no puede cambiar inmediatamente. La diversión en el trabajo también depende de la capacidad de una persona para encontrar pasión en lo que hace.
Esto no significa necesariamente que todo empleo deba ser una fuente constante de alegría, pero identificar pequeños momentos de satisfacción o gratitud puede marcar una gran diferencia. Aquellos que logran alinear su trabajo con sus intereses o habilidades naturales tienden a disfrutar más de lo que hacen, incluso si el trabajo en sí es exigente o desafiante.
En cambio, quienes se encuentran en empleos que no aprovechan sus talentos o no les permiten crecer a menudo sienten que el trabajo es simplemente una carga que deben soportar. Es común que el trabajo sea visto solo como una obligación cuando una persona se siente desconectada de su propósito o no encuentra un equilibrio entre su vida personal y laboral.
El resentimiento y la frustración por el trabajo
La falta de tiempo para actividades recreativas o para pasar con seres queridos puede hacer que el trabajo ocupe un espacio desproporcionado en la vida de alguien, generando resentimiento o frustración. En estos casos, el trabajo deja de ser una parte de la vida y se convierte en el centro de la misma, lo que aumenta la sensación de que es una obligación ineludible.
El entorno laboral también tiene un impacto significativo en la manera en que una persona percibe su trabajo. Un ambiente tóxico, la falta de apoyo de los compañeros o jefes y la presión constante pueden hacer que incluso las tareas más simples se sientan agotadoras.
Por otro lado, un entorno positivo, donde las personas se sientan valoradas y motivadas, puede transformar la percepción del trabajo y hacer que sea más llevadero e incluso gratificante. Para muchos, el trabajo es una necesidad, una manera de obtener los recursos para vivir.
Sin embargo, esto no significa que tenga que ser una experiencia negativa. Con esfuerzo y reflexión, es posible encontrar formas de hacer que el trabajo sea más significativo y menos cansado. Esto puede implicar buscar un empleo que esté más alineado con los intereses personales, aprender a manejar el estrés o simplemente cambiar la actitud hacia lo que se hace. El trabajo no tiene que ser solo una obligación; puede ser una oportunidad para crecer, contribuir y, en el mejor de los casos, disfrutar.