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Aprendiendo a perdonar y les digo que no es tan fácil, porque las ofensas tienen un proceso muy complejo, que llegan directo al inconsciente. Cuando lo que recibimos son palabras o acciones agradables, generalmente dura muy poco y no porque se olvide o no entre en su banco de memoria.
Al contrario, entra con todo y efecto, lo que pasa es que cuando es algo agradable lo sentimos y disfrutamos y la mente dice «El que sigue…» y estamos inconscientemente en espera de más. Pero ¿Qué pasa cuando nos agreden u ofenden con acciones o palabras hirientes? Porque eso si se queda. Ahora, cual es la diferencia, bueno voy a ser lo más sencillo.
En artículos anteriores ya expliqué sobre lo que es visual, auditivo y kinestésico (deber). Entonces, el proceso como para que llegue, entre y haga daño, es en primer lugar viene la acción del agresor, ya sea con palabras, gestos o manoteos, como ya dije eso depende mucho del tipo de filtro que usted o su mente use.
Cuando la información entra por cualquiera de los medios, entra en acción su ego y peor si es muy grande, entonces su mente con las herramientas que le han dado, empieza su labor obediente y eso porque la mente, actúa por reacción.
Ahora, la mente no sabe cuando usted habla o actúa en broma o en serio, para la mente no importa. No importa que usted trate de hacer algo para que no le afecte, su mente ya sabe lo que a usted le gusta. Es raro ver a una persona que no se altere por alguna tragedia, pero sin embargo ahí está, de espectador y si hay más ahí estará, entonces es a eso que la mente obedece.
Aprendiendo a perdonar a los demás
Aquí se salvan los que se alejan de todo espectáculo. Esto siempre y cuando aprendan a no escuchar lo que no les conviene. Ahora como se hace para que usted esté aprendiendo a perdonar. Eso sí que es un poco difícil, por una sencilla razón, lo que a mí me sirve puede ser que a usted no, porque somos diferentes en todo.
En este caso puede probar con meditación como para empezar, de esa forma le da tiempo como para analizar el asunto, luego hágase responsable de lo que ha pasado, aunque no haya sido usted la que empezó, porque nada viene por el simple gusto.
Toda persona que tiene problemas es porque los busca. Si quiere que sea más rápido puede consultar con un Programador Neuro-lingüista o si tiene suficiente tiempo pruebe con el Hooponopono, pero no deje la meditación. Cuando ha logrado perdonar, sea con el método que haya escogido, usted estará lista como para abrazar al que le hizo daño.
Perdonar significa según mi punto de vista, Borrar y lea bien, Borrar, entonces queda una página en blanco y si está en blanco, ¿Cómo no va a poner buenos ojos con el agresor que en este caso ya deja de serlo? Ahora si quiere seguir a la criolla, entonces tendrá que seguir aprendiendo a perdonar, lo que significa que intentará una y otra vez, chocando con obstáculos sin conseguir lo que espera, por el simple hecho que no lo ve como una prioridad.
¿Qué hace que sea difícil el perdón para algunas personas?
El arte de perdonar es una de las acciones más desafiantes y liberadoras que una persona puede emprender. Perdonar no es solo un acto de bondad hacia los demás, sino también un regalo que uno se da a sí mismo. Sin embargo, para muchas personas, el perdón puede parecer inalcanzable, especialmente cuando el dolor interno se ha acumulado a lo largo del tiempo o cuando las heridas emocionales aún están frescas.
Comprender por qué el perdón resulta tan difícil para algunos requiere examinar las complejas emociones y experiencias que se entrelazan con este proceso. El perdón no es simplemente olvidar lo ocurrido o pretender que el daño no existió.
Es un proceso profundo que implica enfrentar el dolor, aceptar lo que sucedió y tomar la decisión consciente de dejar de aferrarse a la ira o al resentimiento. Para algunas personas, esta tarea puede parecer imposible porque el dolor que llevan dentro es tan intenso que actúa como una barrera.
Este dolor interno no siempre proviene de la situación específica que requiere perdón. A menudo, es el resultado de heridas acumuladas a lo largo de la vida, experiencias que dejaron marcas profundas en la mente y el corazón.
Cuando alguien carga con un dolor interno significativo, es común que las emociones se entrelacen y se proyecten en otras situaciones o personas. Por ejemplo, alguien que sufrió traición o abandono en el pasado puede encontrar extremadamente difícil perdonar incluso pequeñas ofensas en el presente, porque esas experiencias actuales despiertan viejas heridas.
En estos casos, el problema no radica solo en el acto que requiere perdón, sino en el cúmulo de emociones no procesadas que la persona lleva consigo. El perdón también puede ser difícil porque implica una cierta vulnerabilidad.
Perdonar no es debilidad
Para muchas personas, perdonar se percibe como un acto de rendición o debilidad. Esta percepción puede estar influenciada por el miedo a ser herido de nuevo o por la creencia de que perdonar equivale a justificar el daño sufrido.
Sin embargo, el perdón no significa aceptar o aprobar lo ocurrido; significa liberar la carga emocional que pesa sobre uno mismo. Pero este concepto puede ser difícil de entender o aceptar, especialmente cuando el dolor es profundo.
El orgullo también juega un papel importante en la dificultad para perdonar. Muchas personas sienten que si perdonan, están cediendo su poder o renunciando a una especie de justicia emocional. Guardar resentimiento puede parecer una forma de protegerse, de mantener una posición de fuerza frente al daño recibido.
Sin embargo, este enfoque a menudo termina causando más daño, porque el resentimiento actúa como un veneno emocional que consume lentamente a quien lo guarda. Además, la falta de herramientas emocionales para manejar el dolor puede hacer que el perdón sea inalcanzable.
Muchas personas no han aprendido cómo procesar sus emociones de manera saludable o cómo liberarse de las heridas del pasado. Sin estas habilidades, es común que el dolor se convierta en una carga crónica que dificulta la capacidad de perdonar.
En estos casos, aprender a reconocer y expresar las emociones es un paso crucial para avanzar hacia el perdón. También es importante considerar que algunas personas no pueden perdonar porque no han recibido el cierre que necesitan.
Cuando alguien se siente herido, a menudo busca una disculpa o un reconocimiento del daño por parte de quien lo causó. Sin embargo, no siempre es posible obtener esta validación externa, y esto puede hacer que el perdón se sienta incompleto o imposible.
Libérate de la carga emocional
Aprender a perdonar sin esperar nada a cambio es un desafío enorme, pero es esencial para liberarse de la carga emocional del resentimiento. El dolor interno no siempre está relacionado con la situación específica que necesita perdón.
Muchas veces, el resentimiento hacia una persona o situación actual es una manifestación de heridas más profundas y antiguas. Por ejemplo, alguien que creció en un entorno donde no se le permitía expresar sus emociones o donde se le trataba con dureza puede llevar consigo una sensación de injusticia o abandono que afecta sus relaciones presentes.
En este contexto, perdonar puede sentirse como una traición a sí mismo o como una negación de la profundidad de su dolor. Cuando una persona no puede perdonar, incluso a quienes no tienen relación directa con su sufrimiento pasado, esto puede deberse a una transferencia emocional.
En psicología, este fenómeno ocurre cuando los sentimientos asociados con una experiencia previa se proyectan en una situación actual. Por ejemplo, alguien que fue rechazado repetidamente en su infancia puede reaccionar con extrema sensibilidad ante cualquier señal de rechazo en su vida adulta, dificultando el perdón incluso en situaciones menores.
Este tipo de transferencia emocional no es consciente, pero tiene un impacto significativo en la capacidad de perdonar. La falta de perdón también puede estar relacionada con un deseo inconsciente de justicia. Muchas personas sienten que si perdonan, están permitiendo que el daño quede impune.
Este deseo de justicia, aunque comprensible, puede convertirse en un obstáculo para el perdón cuando se confunde con la necesidad de aferrarse al resentimiento. Es importante reconocer que el perdón no elimina la responsabilidad de quien causó el daño, sino que libera a la persona herida de la carga de llevar ese dolor consigo.
El perdón es solo eso perdonar
Aprender a perdonar es un proceso que requiere tiempo, paciencia y autocompasión. Nadie puede ser forzado a perdonar antes de estar listo, y cada persona tiene su propio ritmo para sanar. En muchos casos, el primer paso para perdonar es reconocer el dolor y permitirse sentirlo plenamente.
Evitar o suprimir las emociones solo prolonga el sufrimiento y dificulta el proceso de liberación emocional. Otro aspecto crucial del perdón es aprender a separar el acto de perdonar del acto de reconciliación. Perdonar no siempre significa restablecer una relación con quien causó el daño.
En algunos casos, puede ser más saludable perdonar desde la distancia y establecer límites claros para protegerse de futuros daños. Este enfoque permite que el perdón sea un acto de autocuidado, en lugar de una obligación hacia el otro.
El perdón también se facilita cuando uno desarrolla una mayor empatía, tanto hacia sí mismo como hacia los demás. Comprender que todos somos humanos y que todos cometemos errores puede ayudar a suavizar el resentimiento y abrir la puerta al perdón.
Esto no significa justificar el daño recibido, sino reconocer que las acciones de los demás a menudo están motivadas por sus propias heridas y limitaciones. En última instancia, el perdón es un acto de liberación personal. No es algo que se hace por los demás, sino por uno mismo.
Aferrarse al resentimiento es como cargar con un peso innecesario que drena la energía y la alegría de la vida. Perdonar permite soltar ese peso y avanzar con mayor ligereza y paz interior. Aunque puede ser un proceso difícil y doloroso, el resultado final es profundamente transformador. El arte de perdonar no se trata de ignorar el daño ni de minimizar las emociones.