Aprendiendo a vivir las experiencias de la vida

Aprendiendo a vivir. Cuando estamos aprendiendo a vivir,  no nos percatamos en sí de lo que hacemos, porque en realidad el vivir se entiende como una experiencia en la cual estamos en curso, entonces, después de esa experiencia es que nos damos cuenta de lo que hicimos, si fue bueno o malo, sólo su punto de vista es el que va a determinar si valió la pena la experiencia.

Cuando la experiencia tuvo su efecto positivo es cuando decimos que hemos vivido. Pero ¿Qué pasa cuando una persona está llena de problemas y por más que la vida le trata mal no aprende? Sencillamente él, no ha aprendido de las experiencias, en todo caso no sabe vivir y lo peor de todo,  es que arrastra a otros en sus problemas, aunque él no se ha dado cuenta.

Conocí a un señor hace algunos años, que por azares del destino, llegó hasta Alemania y como él no es de las personas que caigan mal, fue admitido en una de las fábricas de Autos, como ya tenía algo de experiencia en pintura automotriz, se le hizo fácil aprender las técnicas de allá. Subió rápido en posición, incluso más que otros que ya tenían años ahí trabajando.Aprendiendo a vivir las experiencias de la vida

Aprendiendo a vivir

Estuvo por allá cerca de 3 años y aprendió aparte del idioma, Ingles y casi toda la forma de ser de un alemán, estaba excelentemente bien, sólo por un pequeño detalle, un día se le ocurrió venir al país para recordar los viejos tiempos, que para  él era recordar la mala vida que llevaba aquí, (recuerdan lo que dije «por azares del destino») pues era por problemas, que salió del país.

Cuando llegó, lo primero que hizo fue visitar a los viejos «amigos» que fueron los que le metieron en problemas. Todos los que le conocíamos y que lo llegamos a estimar, pensamos que él no podía caer de nuevo en la misma vida de antes, porque venía de un país lejano donde la vida se la lleva de otra manera, pero nos equivocamos, aparte de perder los dos idiomas que aprendió, perdió todo.

Ha pasado más de 35 años y nunca regresó al lugar donde le abrieron las puertas para redirigir un cambio radical en su vida.  A pesar que tiene un carisma tan bueno, que aun teniendo orden de captura por algún cliente mal atendido y este, al tenerlo con las manos en el cuello, terminaba dándole más dinero y lo soltaba, eso es totalmente sorprendente.

Las experiencias de ese tipo le pasó en algunas circunstancias de su vida, en las cuales yo estuve presente en algunas de ellas,  ¿Quién creen que terminaba asustado por la experiencia? Yo y quien más, si lo único que se me ocurría era ayudarlo pero por el susto no sabía qué hacer, para cuando salía del estado alterado, los policías ya se habían ido y él quedaba con más dinero.

Increíble verdad, ¿Qué si aprendió de las experiencias? Ni de broma, terminé por alejarme antes de que me arrastre con la fuerza de un huracán. Ahora está claro lo que es vivir, pero vivir de verdad se lo hace sólo aprendiendo a vivir.

¿A que se llama aprender a vivir?

Aprender a vivir es un proceso continuo que implica aceptar, comprender y adaptarse a las experiencias de la vida con una actitud de crecimiento y madurez. No se trata simplemente de existir o de dejar que los días pasen, sino de encontrar un propósito, un sentido y una dirección en cada momento.

Vivir plenamente significa ser consciente de las propias emociones, decisiones y acciones, y cómo estas afectan no solo la propia vida, sino también a las personas que nos rodean. Es abrazar la realidad con sus alegrías y desafíos, tomando de cada experiencia una lección que enriquezca nuestra forma de ser y nuestra manera de enfrentarnos al mundo.

Sin embargo, no todas las personas parecen aprender a vivir, incluso cuando han pasado por múltiples experiencias que podrían haberles enseñado algo valioso. Esto puede parecer desconcertante para quienes observan desde fuera, pero las razones detrás de esta aparente falta de aprendizaje son complejas.

Algunas personas no aprenden a vivir debido a patrones de pensamiento rígidos, miedo al cambio, falta de introspección o simplemente porque se sienten cómodas en su zona de confort, aun cuando esta no sea ideal. No es cuestión de inteligencia en muchos casos, sino de disposición.

El aprendizaje no depende exclusivamente de la capacidad intelectual, sino de la apertura para reflexionar sobre lo vivido y sacar conclusiones útiles. Una persona muy inteligente puede repetir los mismos errores una y otra vez si no tiene la humildad de cuestionarse o si se resiste a ver la realidad tal como es.

El poder de la observación

Por otro lado, alguien con menos habilidades intelectuales puede desarrollar una sabiduría impresionante si tiene la capacidad de observar, escuchar y aprender de las experiencias, tanto propias como ajenas. La falta de aprendizaje en la vida también puede estar relacionada con el miedo.

Hay quienes evitan enfrentar ciertas verdades porque les resultan demasiado dolorosas o incómodas. Prefieren ignorar las lecciones que la vida intenta enseñarles porque aceptarlas implicaría un cambio en su forma de pensar, sentir o actuar.

Este miedo al cambio puede ser paralizante y llevar a una vida en la que las mismas situaciones problemáticas se repiten una y otra vez. La comodidad también juega un papel importante. Para algunas personas, aprender a vivir requeriría un esfuerzo que no están dispuestas a hacer.

Cambiar implica incomodidad, cuestionar las propias creencias y asumir responsabilidades que antes se evitaban. Por ejemplo, una persona que ha pasado por relaciones fallidas puede seguir culpando a los demás en lugar de reflexionar sobre su propia participación en esos fracasos.

Esta falta de autocrítica les impide crecer y aprender, perpetuando un ciclo de frustración y sufrimiento. La experiencia de vida, aunque valiosa, no garantiza el aprendizaje. Las experiencias solo se transforman en enseñanzas cuando se analizan y se reflexiona sobre ellas.

Si alguien vive de manera automática, sin detenerse a pensar en lo que cada situación puede enseñarle, es poco probable que crezca o cambie. Por ejemplo, una persona que enfrenta repetidos problemas financieros pero nunca analiza sus hábitos de gasto o su relación con el dinero, probablemente seguirá cometiendo los mismos errores, independientemente de cuántas veces fracase. En algunos casos, la falta de aprendizaje puede ser resultado de creencias arraigadas que limitan la capacidad de cambio.

El destino no está predeterminado

Por ejemplo, si alguien cree que la vida es inmutable o que su destino está completamente predeterminado, es posible que no vea la necesidad de aprender o mejorar. Este tipo de pensamiento puede llevar a una resignación pasiva, donde la persona simplemente acepta su situación sin intentar mejorarla.

El ego también puede ser un obstáculo para aprender a vivir. Hay quienes no quieren admitir que se han equivocado o que tienen algo que cambiar. Este orgullo puede ser una barrera enorme para el crecimiento personal, ya que aprender implica reconocer que no se tiene todas las respuestas y que siempre hay espacio para mejorar.

Si alguien se aferra a la idea de que ya sabe todo lo que necesita saber, se cierra a las oportunidades de aprendizaje que la vida le ofrece. La falta de aprendizaje también puede estar relacionada con la desconexión emocional. Hay quienes evitan sentir profundamente porque temen el dolor que eso conlleva.

Sin embargo, aprender a vivir implica estar dispuesto a experimentar todas las emociones, tanto las positivas como las negativas. Las emociones no son enemigas; son señales que nos ayudan a entender nuestras necesidades, deseos y límites. Si alguien las reprime o las ignora, pierde una parte esencial del aprendizaje que la vida tiene para ofrecer.

Por otro lado, hay quienes no aprenden a vivir porque no encuentran un propósito claro. Sin un sentido de dirección, las experiencias pueden parecer aleatorias y sin significado. Tener un propósito no significa necesariamente perseguir grandes metas, sino encontrar algo que le dé sentido a la existencia, ya sea el amor por la familia, la pasión por un oficio o el deseo de contribuir al bienestar de otros.

Cuando una persona carece de propósito, es más difícil encontrar motivación para reflexionar y aprender de la vida. Es importante destacar que aprender a vivir no es un camino lineal. Habrá momentos de avance y retroceso, periodos de claridad y otros de confusión.

El aprendizaje continuo

Nadie tiene todas las respuestas ni vive sin cometer errores. El aprendizaje continuo es parte de la experiencia humana, y lo que importa es la disposición de seguir intentando, incluso cuando el camino sea difícil. La voluntad de aprender a vivir no siempre surge de manera espontánea.

A veces, las personas necesitan un despertar, un momento de crisis o una experiencia transformadora que les haga cuestionarse y buscar un cambio. Este tipo de eventos, aunque dolorosos, pueden ser catalizadores poderosos para el crecimiento.

Sin embargo, no es necesario esperar a una crisis para empezar a aprender a vivir. La introspección, la apertura y el deseo de mejorar son herramientas que están disponibles en cualquier momento. Aprender a vivir no significa alcanzar la perfección ni evitar por completo el sufrimiento.

La vida siempre traerá desafíos, y algunas situaciones estarán fuera de nuestro control. Sin embargo, lo que sí podemos controlar es nuestra actitud y nuestra disposición para aprender de lo que enfrentamos. Al aceptar esto, nos damos la oportunidad de crecer y encontrar un sentido más profundo en nuestras experiencias.

Finalmente, aprender a vivir implica reconocer que no estamos solos. Las relaciones humanas son una fuente inagotable de aprendizaje, y al escuchar a otros, compartir nuestras experiencias y buscar apoyo cuando lo necesitamos, podemos enriquecer nuestra comprensión de la vida. Nadie tiene todas las respuestas, pero al unirnos en este viaje, podemos aprender y crecer juntos.

En conclusión

Aprender a vivir es una elección que requiere valentía, humildad y disposición para enfrentar tanto las alegrías como los desafíos de la vida. No depende únicamente de la inteligencia ni de la cantidad de experiencias vividas, sino de cómo cada persona decide enfrentar esas experiencias y qué lecciones extrae de ellas. Aunque no todos eligen aprender, siempre existe la posibilidad de cambiar, crecer y encontrar un camino más pleno y significativo en la vida.

Datos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.