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Caminos equivocados en los negocios. Mucha gente quiere progresar, por lo tanto, busca en los negocios como un medio para hacerlo, sin pensar que en el transcurso de su misión se puede topar con caminos equivocados en los negocios, Ahora ¿Cómo se puede equivocar en la vía de hacer negocios? La verdad hay muchas maneras de cómo errar en la misión.
Toda persona que tiene la intención de poner un negocio o pequeña empresa, lo primero que hace es buscar a que dedicarse o simplemente copia lo que otro hace por el hecho, que a esa persona le va bien, hay que anotar que nadie sabe lo de nadie por lo tanto, si a otra persona le va bien en algún tipo de negocio, ¿A usted le irá mejor?
Por lo cual usted se decide por el mismo negocio, ahora ¿Qué le dice que a usted le va a ir igual o mejor en el mismo negocio que el de su vecino? Nadie ni nada, pero si se basa en lo bien que le fue a su vecino, fatal error.
He visto negocios que empezaron con unos cuantos dólares y ahora son unas empresas casi grandes con muchos empleados. El caso es que otros han querido hacer lo mismo que este señor pero fracasaron rotundamente, aun ubicándose en el mismo local. Ahora, ¿Por qué a uno si le funciona aun cambiándose por 8 ocasiones y siempre le ha ido muy bien? De lo que sé el dueño nunca estuvo presionado, en cambio los que ocupaban su lugar sí.
Hay locales comerciales en los cuales funciona con algún tipo de negocio y con otros no, muchos piensan que es parte de la suerte pero no es así. En esto tiene que ver mucho de que si usted como dueño está en la frecuencia del mismo negocio, para los que se preguntan ¿Qué tiene que ver la frecuencia mental con un local?
Caminos equivocados en los negocios
La verdad no es así exactamente, no tanto tiene que ver el local sino el tipo de negocio que puso la persona que busca el porvenir. Hoy estuve conversando con un señor y me hablaba que en el negocio le iba mal, las ventas muy bajas diría demasiado bajas y no es porque no tiene mercadería, tiene pero lo que no tiene es las ganas de querer al negocio.
En pocas palabras está porque es un medio de sobrevivir que si da para mucho más mucho mejor, entonces ahí está el problema. Cuando usted quiere trabajar e inicia un negocio como medio, primero tiene que saber si lo que piensa poner o dedicarse para negociar es lo que en verdad quiere, si en verdad le gusta y mejor tiene que sentirlo.
Muchos tienen negocios por tenerlo y por eso es que siempre están a medias, es rara la vez que alguien se supere si no aprecia al negocio o local que tiene, por lo tanto usted ha entrado en caminos equivocados en los negocios.
Alguna vez tiene que haberse dado cuenta de que en un sector hay muchos locales de algún producto o parecidos. Pero siempre hay unos cuantos los que son muy grandes y siempre están con clientes, ¿Cómo es posible que vendiendo lo mismo y hasta más barato no consiguen clientes?
Pues es simple, los que si consiguen lo que quieren es porque ellos si están en la vía correcta, para muchos es difícil asimilar esto pero es así. Haga la prueba, cambie de negocio pero algo que si le guste y verá los resultados, que son muy diferentes a como siempre estuvo en caminos equivocados en los negocios.
¿Por qué querer seguir en el mismo negocio aun no le funcione?
Una persona que invierte en un negocio y, a pesar de los fracasos, persiste en el mismo ámbito, lo hace porque hay algo más profundo que la mera búsqueda de ganancias. Muchas veces, esa conexión está vinculada a una pasión o un deseo de demostrar algo, ya sea a sí misma o a los demás.
El fracaso no siempre se ve como un final, sino como una oportunidad para aprender y ajustar estrategias. En el fondo, persiste una esperanza de que, con el tiempo y el esfuerzo adecuado, los resultados llegarán. Esto está arraigado en la mentalidad de muchos emprendedores, quienes ven los fracasos como lecciones y no como motivos para rendirse.
El deseo de permanecer en el mismo negocio, incluso cuando no funciona, también puede estar relacionado con un apego emocional. Cuando alguien invierte tiempo, dinero y esfuerzo en algo, crea un vínculo con ese proyecto. Aceptar que no está funcionando puede sentirse como un fracaso personal, y el miedo a abandonar algo en lo que se cree puede ser un obstáculo.
Además, algunas personas piensan que si cambian demasiado pronto, podrían estar renunciando justo antes de alcanzar el éxito. Esa incertidumbre alimenta la decisión de seguir intentándolo, incluso cuando los resultados no acompañan.
Otro factor importante es la falta de claridad o autoconocimiento. Muchas personas no analizan con profundidad por qué no están logrando resultados. Si el fracaso se debe a una mala planificación, falta de mercado o estrategias ineficaces, seguir haciendo lo mismo no cambiará los resultados.
La incapacidad de ver la falla
Sin embargo, la convicción de que con pequeñas modificaciones todo mejorará lleva a muchas personas a persistir en el mismo camino. La incapacidad de detenerse a evaluar objetivamente las fallas perpetúa un ciclo de intentos fallidos.
Por otro lado, el entorno social también juega un papel crucial. Muchas veces, la presión de amigos, familiares o la propia sociedad refuerza la idea de que abandonar sería visto como un fracaso mayor que persistir. Este tipo de presión, aunque no siempre es explícita, crea una barrera mental.
La imagen que la persona quiere proyectar, de resiliencia y éxito, puede hacer que siga adelante, aun cuando el negocio claramente no tiene el potencial que imaginaba. Cuando una persona cambia de negocio constantemente, pero no logra avanzar, las razones suelen ser similares.
Cambiar de proyecto no es suficiente si los errores que llevaron al fracaso inicial se repiten. Muchas personas creen que el problema radica en la industria o en el producto, pero no evalúan sus propios métodos o habilidades. Saltar de un negocio a otro sin una estrategia clara suele ser un reflejo de una mentalidad que busca soluciones rápidas en lugar de comprometerse a largo plazo con el crecimiento personal y profesional.
Las creencias limitantes también tienen un impacto significativo. Si alguien tiene miedo al éxito, miedo al fracaso o una baja autoestima, estos factores subconscientes sabotean cualquier proyecto que emprendan. Incluso si cambian de industria, las mismas creencias los llevarán a tomar decisiones que perpetúan los resultados mediocres.
La falta de preparación no van con los negocios
Para avanzar, es fundamental que la persona identifique estas barreras internas y las supere. Otro aspecto importante es la falta de preparación. Tener una buena idea de negocio no es suficiente si no se cuenta con el conocimiento necesario para ejecutarla.
Muchas personas subestiman la importancia de adquirir habilidades como gestión financiera, marketing, ventas o liderazgo. Creen que la pasión es suficiente para tener éxito, pero la realidad es que el éxito requiere una combinación de pasión, planificación, disciplina y habilidades técnicas.
Cuando estas áreas no se desarrollan, los negocios tienden a estancarse. Ahora bien, muchas personas se preguntan si se nace negociante. La respuesta no es sencilla, ya que aunque algunas personas parecen tener una inclinación natural hacia los negocios, esto no significa que sea algo innato.
Las habilidades necesarias para ser un buen negociante se pueden aprender y desarrollar con el tiempo. La diferencia entre quienes parecen «nacer» con esa habilidad y quienes no, radica en las experiencias tempranas y las influencias del entorno.
Alguien que crece en un entorno donde se valora la iniciativa, el riesgo calculado y la creatividad tendrá una ventaja al entrar en el mundo de los negocios. Sin embargo, esto no excluye a quienes no tuvieron esas influencias iniciales. Con dedicación, cualquiera puede aprender las herramientas necesarias.
Lo que realmente marca la diferencia es la mentalidad
Una persona con mentalidad de crecimiento, que está dispuesta a aprender, adaptarse y superar obstáculos, tiene más probabilidades de tener éxito, incluso si no tiene un talento «innato». Por el contrario, alguien con una mentalidad fija, que cree que sus habilidades no pueden mejorar, enfrentará más dificultades.
La clave está en el compromiso con el aprendizaje continuo y en la capacidad de mantener la resiliencia frente a los desafíos. El éxito en los negocios también depende de la capacidad de construir relaciones sólidas. Saber cómo comunicarse, negociar y colaborar con otros es una habilidad fundamental que no siempre se enseña, pero que se puede desarrollar con el tiempo.
Esto, combinado con una visión clara de lo que se quiere lograr, puede llevar a cualquier persona a destacarse, sin importar si inicialmente parecía tener «madera de negociante». Otro elemento que influye es la capacidad de tomar riesgos calculados.
Algunas personas tienen una mayor tolerancia al riesgo debido a sus experiencias previas o su disposición natural. Sin embargo, esta tolerancia también se puede cultivar. Tomar decisiones informadas y estar dispuesto a salir de la zona de confort es una habilidad esencial para cualquier emprendedor.
Esto no significa asumir riesgos imprudentes, sino evaluar cuidadosamente las opciones y estar dispuesto a actuar cuando las oportunidades surgen. La percepción del fracaso también juega un papel importante. Para algunas personas, los fracasos son señales de que no están hechas para los negocios, mientras que para otras, son oportunidades para crecer. Quienes ven el fracaso como un maestro tienen más probabilidades de perseverar y eventualmente tener éxito. La clave está en aprender de cada experiencia y aplicar esos aprendizajes en el futuro.
En resumen
Las personas que persisten en un negocio, incluso cuando no les va bien, lo hacen por una combinación de pasión, esperanza, presión social y falta de claridad sobre las razones de su fracaso. Aquellos que cambian de negocio constantemente pero no logran avanzar suelen repetir los mismos errores porque no trabajan en sus barreras internas o no adquieren las habilidades necesarias.
Ser negociante no es algo con lo que se nace, sino una habilidad que se puede desarrollar con el tiempo, siempre y cuando se adopte una mentalidad de crecimiento, se busque aprender de los errores y se esté dispuesto a tomar riesgos calculados. En última instancia, el éxito depende más de la actitud y el compromiso con el aprendizaje que de cualquier talento innato.