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Cómo ayudarse a uno mismo no es tan sencillo como se escribe, ya que el ordenador no tiene sentimientos como lo tiene usted o yo. Ayer escribí un artículo que hablaba de la misma ayuda, sólo que esta vez es hacia los demás, ahora me tomo la libertad de escribir por la sencilla razón que visité un blog que habla de algo parecido.
El caso es que en dicho blog estaba una frase o refrán que decía, «Médico, cúrate a ti mismo», el caso es que en cierto modo parece tener razón en lo dicho, pero hay un dato en el que no se han percatado, es decir, cuando alguien se presta para ayudar a una persona, es porque él ve lo que el otro no puede ver puesto que está cerrado a las razones.
Hay millones de habitantes en el mundo y sin temor a equivocarme el 98% de personas tienen algo en su mente que les molesta, por lo tanto es un problema sea chico o grande ya que un problema es un problema, ahora el restante 2% está retirado en sus templos o lugares de retiro en el cual se alejan del mundo.
Con dicho alejamiento no saben si en el África hay niños sin comer y no vayamos tan lejos en su mismo sector, al menos no veo la forma de que lo puedan saber, entonces como no saben no sienten por lo tanto, ¿Cómo pueden tener algo en su mente que les moleste si no saben lo que sucede en su alrededor?
Cómo ayudarse a uno mismo sin problemas
Ahora si aplicamos el refrán está bien, ¡Qué cada quién se cure primero de sus males antes de que quieran curar a otros! Pero entonces ¿Quién curará a los que necesitan? Porque todos saben que el mal que está en la mente no es cuestión de decir ¡Vete ya! Y se fue, no señores y señoras no es tan sencillo.
Hay otro dato curioso, si es verdad que tenemos que curarnos nosotros mismos aunque no lo creo, entonces esto tiene que ser aplicado a los médicos, abogados, psiquiatras, psicólogos y todo lo que venga en lo que refiere a trato personal, el cual no es así ya que no conozco a médico que se trate el mismo, ni abogado que se defienda peor un psiquiatra que tenga que ordenar su propio encierro en un sanatorio.
Entonces está claro que el que dijo el refrán no sabía lo que decía, tal vez las cosas que pasó en ese momento era aplicable pero ahora es obsoleto o simplemente al que dirigió dicha frase o refrán, era para una persona en la cual no estaba en sus confianzas por posiblemente algún tipo de envidia, por lo tanto no aceptaba su ayuda.
Toda persona que tiene su capacidad de ayuda no necesariamente vive en la gloria y eso es porque el mismo hecho de estar en ella no vive las consecuencias del dolor. Ahora ¿Por qué si puede ayudar una persona que ha estado pasando por un problema? Pues porque el sabe los procesos de función que tiene la mente o por lo menos puede detectarla.
Advertencia: Para que esto tenga buen resultado, la persona que presta la ayuda tiene que ser cualificada para que garantice su trabajo y, si no es así mejor no se meta porque ahí sí tendrá problemas y los creará a otros, entonces pienso que no es aplicable la frase «Cómo ayudarse uno mismo».
¿Qué hace que una persona no quiera aceptar la ayuda?
Las razones por las que una persona no acepta la ayuda de otra pueden ser complejas y variadas. A menudo, esta resistencia tiene raíces profundas en emociones, experiencias previas y creencias personales. Algunas personas rechazan la ayuda porque perciben que aceptarla las hace parecer débiles o incapaces.
En un mundo donde la independencia se valora como una virtud, admitir que se necesita ayuda puede sentirse como una amenaza al orgullo o a la autoimagen. Este temor a la vulnerabilidad puede llevar a muchos a cerrar las puertas incluso cuando la ayuda ofrecida es genuina y necesaria.
Además del orgullo, las experiencias previas juegan un papel crucial en esta dinámica. Si una persona ha recibido ayuda en el pasado que resultó ser ineficaz o incluso perjudicial, es natural que desarrolle desconfianza. En esos casos, aceptar ayuda nuevamente puede despertar recuerdos de decepción o traición, lo que refuerza la idea de que es mejor resolver los problemas por cuenta propia.
Incluso cuando la intención detrás de la ayuda es buena, esas cicatrices emocionales dificultan que alguien confíe de nuevo en los demás. La desconfianza también se genera por el temor de que la ayuda venga con condiciones ocultas.
Muchas personas han tenido experiencias en las que alguien les ofreció apoyo, solo para luego exigir algo a cambio, ya sea reconocimiento, control o un favor futuro. Este tipo de intercambios condicionados crea una percepción negativa de la ayuda, haciendo que quienes han pasado por ello prefieran evitar cualquier situación que pueda ponerlos en una posición de deuda o dependencia.
Otra razón importante es la percepción de competencia
Si la persona que ofrece ayuda parece menos capacitada o menos informada que quien la necesita, esta última puede sentirse más cómoda enfrentando sus problemas sola. Aceptar ayuda de alguien percibido como incompetente puede ser visto como un riesgo, ya que podría empeorar la situación o causar más problemas que soluciones. Por eso, muchas veces se prefiere rechazar cualquier oferta que no inspire confianza o seguridad.
Por otro lado, hay quienes ven la ayuda como una invasión de su autonomía. Estas personas valoran mucho su capacidad para tomar decisiones y resolver problemas de manera independiente. La intervención de otros puede sentirse como una intrusión, incluso si viene con buenas intenciones.
Para ellos, aceptar ayuda puede interpretarse como ceder el control sobre su propia vida, algo que quieren evitar a toda costa. En cuanto a los supuestos especialistas que no ofrecen soluciones reales pero aun así atraen a una cantidad considerable de personas, el fenómeno es igualmente intrigante.
Una de las razones por las que esto ocurre es la desesperación. Cuando alguien enfrenta un problema persistente que no ha podido resolver, está dispuesto a probar cualquier cosa que le ofrezca una esperanza, aunque sea mínima.
Estos especialistas suelen aprovecharse de esa vulnerabilidad, presentándose como la última opción o como la única solución viable, lo que crea una especie de dependencia emocional en sus clientes. Además, la psicología de las masas juega un papel importante.
Ver a otras personas buscar la ayuda de un especialista genera una sensación de validación, como si la cantidad de seguidores fuera un indicador de la efectividad del profesional. Esto puede hacer que la gente acuda a ellos casi de manera automática, sin detenerse a evaluar si realmente pueden ofrecer la ayuda necesaria.
Cuando un profesional no da resultados
Es similar al comportamiento de los rebaños, donde un grupo sigue a un líder sin cuestionar su dirección simplemente porque otros lo están haciendo. La falta de soluciones reales de estos especialistas también genera desconfianza, tanto en los individuos como en la sociedad en general.
Cuando alguien busca ayuda y no encuentra respuestas concretas, siente que su tiempo, dinero y esfuerzo han sido desperdiciados. Este sentimiento de traición se acumula con el tiempo, alimentando una visión negativa no solo de ese profesional en particular, sino de cualquier persona que se ofrezca a ayudar en situaciones similares.
Sin embargo, esta desconfianza no siempre está justificada. Hay momentos en los que se confunde la falta de resultados inmediatos con ineficacia. Algunas personas esperan soluciones rápidas a problemas complejos, y cuando no las obtienen, pierden la fe en quienes intentan ayudarlas.
En realidad, muchos problemas requieren tiempo, paciencia y colaboración para resolverse, pero en un mundo que valora la inmediatez, esto puede ser difícil de aceptar. La envidia, aunque menos evidente, también puede jugar un papel en esta dinámica.
Cuando alguien ofrece ayuda desde una posición de conocimiento o habilidad, quienes la reciben pueden sentirse inferiores, especialmente si ven al otro como alguien más exitoso o capaz. Esta percepción puede generar resentimiento, lo que lleva a rechazar la ayuda incluso cuando es genuina.
La envidia cono actitud defensiva
La envidia no siempre es consciente, pero puede manifestarse como una actitud defensiva o como una negativa rotunda a aceptar apoyo. Además, existen casos donde las críticas negativas y la resistencia a la ayuda se combinan.
Las personas que critican constantemente suelen ser percibidas como poco confiables, incluso si tienen buenas intenciones. Esto se debe a que sus comentarios pueden interpretarse como juicios en lugar de intentos sinceros de apoyo.
La crítica constante crea una barrera emocional, haciendo que quienes la reciben se alejen en lugar de aceptar cualquier oferta de ayuda. El temor al cambio también influye en el rechazo a la ayuda. Algunas personas prefieren quedarse en su zona de confort, incluso si esta es incómoda o problemática, antes que enfrentar la incertidumbre de hacer algo diferente.
La ayuda, especialmente cuando implica un cambio significativo, puede parecer amenazante porque requiere salir de lo conocido y asumir riesgos. Por último, está la idea de que la ayuda puede ser percibida como un recordatorio de las propias limitaciones.
Cuando alguien ofrece apoyo, puede despertar sentimientos de insuficiencia o vergüenza en quienes la necesitan. Esto es especialmente cierto en culturas donde se valora mucho la autosuficiencia y el logro individual. En lugar de interpretar la ayuda como un acto de bondad, algunas personas la ven como una insinuación de que no son lo suficientemente buenas o capaces por sí mismas.
En resumen
El rechazo a la ayuda es un fenómeno complejo que combina factores emocionales, sociales y culturales. Desde el orgullo y la desconfianza hasta el temor al cambio y la influencia de experiencias pasadas, cada persona tiene sus propias razones para aceptar o rechazar el apoyo de los demás.
En el caso de los especialistas que no ofrecen soluciones reales, la combinación de desesperación, validación social y psicología de las masas explica por qué tanta gente sigue acudiendo a ellos a pesar de los resultados insatisfactorios. La clave para superar estas barreras radica en construir relaciones basadas en la confianza, la empatía y el respeto mutuo, reconociendo que aceptar ayuda no es un signo de debilidad, sino una muestra de valentía y humildad.
Hola,
Esto es lo mismo entonces que la frase … Conocerse a uno mismo ? o Conócete ti mismo ? pues es algo que nunca acaba …
Saludos y muchas gracias.
Hola buenos días, eso depende de la realidad de cada persona y si la tuya es que nunca acabas por conocerte, pues así será. Es increíble como sigues pensando igual, ¿Cómo no puedes saber lo que te gusta y lo que no, hasta dónde puedes llegar y cuando no, qué sabes o puedes hacer y lo que no? Eso es conocerse y todavía no sabes de lo que puedes hacer.
Gracias por la visita.
Roberto Sanahuano
Máster en P.N.L.