Cómo cambiar tu vida para que tengas éxito

Cómo cambiar tu vida, es una frase que en cierto modo parece sencilla pero en realidad no lo es, ¿En qué radica lo difícil? Pues en realidad no tiene nada de difícil cuando se está predispuesto a recibir los mensajes de cambio, por la sencilla razón que tú has caminado con tus propios pies hacia el lugar dónde crees que si te van ayudar.

En cambio, sucede todo lo contrario cuando alguien tiene duda, o simplemente cree que son patrañas o sabidurías de ciertas personas, que lo único que esperan es que tú les des el dinero y te dan un cuento chino de un largo proceso.

Al menos si les demuestras que tienes dinero, es peor. Estas son las razones por la cual mucha gente se aleja de la verdadera ayuda. Ahora, ¿Cómo cambiar tu vida? Bueno, empezando que ya estás convencido de que si vas a recibir ayuda.Cómo cambiar tu vida para que tengas éxito

Cómo cambiar tu vida

Puedes iniciar con cambiar tu estilo de vida aunque al comienzo te va a ser un poco difícil por la costumbre, pero el resultado del comienzo vale bien la pena. Cuando haya pasado un tiempo y me refiero a días, cambia tus pensamientos.

Aunque muchos estarán pensando «¿Cómo cambiar los pensamientos si siempre he pensado igual?» En este caso, si tú acudes hacia alguien que crees que te puede ayudar porque en algo te está yendo mal, por lo tanto, si te dice que hagas algo, es porque tiene una razón muy fuerte para decirlo. Ahora si dice «Cambia tus pensamientos» es porque hay que hacerlo.

Recuerda que para el tener es una obligación y en este caso, nadie te obliga porque tú quieres cambiar, entonces simplemente cambia tu forma de pensar. ¿Por qué hay que hacer el cambio en el pensamiento? Por la sencilla razón que si piensas, es porque tienes palabras para decirlas y por lo general y casi seguro en un 98%,  las personas que piensan mal, hablan igual. Al decir que hablan mal no me refiero a la pronunciación.

Es que las palabras que utilizan, siempre las emplean para referirse a lo malo, negativo, pesimista, porque ese ha sido su medio, entonces al decir que las palabras son negativas, es porque en su mente está una imagen negativa, por eso hay que cambiar la forma de pensar.

Si tú piensas  en una flor muy linda y alguien te pregunta ¿En qué piensas? Desde luego que no vas a decir «La vida me trata muy mal y es por culpa del gobierno ladrón» pienso que por malo dirás «Estoy pensando en una flor que vi aunque no me pareció bonita pero ahí estaba» entonces ¿Si te das cuenta de la diferencia entre tener un pensamiento malo y uno bueno?

Cómo cambiar para que tengas éxito

Para que logres cambiar la forma de pensar, lo debes  hacer igual cómo cuando te vas al gimnasio, es decir, debes repetir las palabras que vas a emplear en tu comunicación como si fuera un ejercicio, hasta que te acostumbres y luego cojas fuerza al extremo que las digas inconscientemente, igual como haces cuando vas a caminar o sea simplemente caminas.

Con esto tú has dado un gran paso para saber cómo cambiar tu vida. El cambio es fácil si te lo propones al menos si te das cuenta, que la vida que llevas no te da resultados y por tal, te la pasas dando vueltas como perinola. En otros casos, hay personas que no se dan cuenta aunque vean que les va mal, pero esto tiene su explicación, el pensar que tienen es porque su entorno es estrecho y está compuesto de personas que carecen de conocimientos.

Esto no quiere decir que sean iletrados, lo que se dice es que no les gusta aprender por tal, son personas que si leen algo será solo las crónicas rojas de los periódicos de la ciudad. Ahora al no tener algo valioso en su cerebro, se rigen a lo que tiene y esto es el pesar, lamentaciones, quejas y nunca cómo salir de eso.

He conocido gente que al empezar una conversación, ya sabes quién puede ser o qué clase de actitud tiene. Con esa clase de personas no se puede entrar en detalles de temas que no es común, les parecerá que uno quiere sobresalir y esto los hace sentir mal.

La vida no es como uno cree

Hace un tiempo quise ayudar a una persona de más edad que la mía, pero al pasar los años aunque me daba cuenta no quería admitir, que esa persona no quería recibir ayuda, ¿Por qué? Por el hecho que para él, la vida es así y no se puede cambiar.

Esto hace que sufra y demasiado y a cada semana que dejo de verlo o visitarlo, su actitud sigue en aumento para mal, porque todos son malos menos él incluso una vez me dijo, que el día que quiera cambiar, él me lo hará saber para que le ayude.

En buena hora que no fue grosero porque es como un fósforo (cerillo) que se molesta a muerte y lo que me dijo fue de una forma educada que «NO QUIERE QUE LE JODA LA VIDA» porque él sabe lo que tiene que hacer, por esto, esperar que me diga será en la otra vida.

¿por qué la persona sabiendo que está mal no quiere ayuda? Según ellos saben lo que hacen, ¿Esto quiere decir que les gusta sufrir?? Esto en 800 palabras sin negritas, sin códigos DIV y sin subtítulos. Qué todo esté en voz activa

Cuando una persona sabe que está mal pero no quiere ayuda, suele haber razones más profundas que simplemente ignorar el problema o disfrutar del sufrimiento. En muchos casos, esta actitud está influida por una mezcla de emociones, creencias y experiencias previas que los llevan a rechazar cualquier intervención externa. Aunque desde afuera pueda parecer irracional, quienes actúan de esta forma a menudo tienen razones que, en su mente, justifican su resistencia a recibir ayuda.

Cuando no quieren que le ayuden

Una de las principales razones por las que una persona evita la ayuda es el orgullo. Reconocer que necesitan apoyo puede sentirse como un golpe a su autoimagen. Admitir que no pueden resolver sus problemas por sí mismos puede hacerlos sentir débiles o incapaces, algo que muchas personas evitan a toda costa.

Prefieren lidiar con el problema solos, incluso si esto significa prolongar su sufrimiento. En su mente, aceptar ayuda puede interpretarse como una derrota personal, y mantener la ilusión de control es más importante que aliviar su malestar.

El miedo al cambio también juega un papel importante. Aceptar ayuda generalmente implica enfrentarse a cambios, y el cambio siempre trae consigo una sensación de incertidumbre. Por incómodo que sea el estado actual de una persona, representa algo conocido y predecible.

Cambiar implica abandonar esa familiaridad, lo que puede resultar aterrador. Muchas personas prefieren aferrarse a lo que ya conocen, incluso si les causa dolor, antes que enfrentar lo desconocido. Otro factor relevante es la desconfianza.

Algunas personas han tenido experiencias negativas al recibir ayuda en el pasado, lo que las hace dudar de las intenciones o habilidades de quienes les ofrecen apoyo. Tal vez alguna vez confiaron en alguien que los decepcionó, o buscaron ayuda profesional que no produjo los resultados esperados. Estas experiencias pueden dejar cicatrices emocionales profundas que dificultan abrirse nuevamente a recibir apoyo. Rechazar la ayuda puede ser un mecanismo de protección para evitar repetir esos momentos dolorosos.

Nadie se da cuenta de lo que le pasa

También está la creencia de que conocen mejor su situación que cualquier otra persona. Este pensamiento es común en quienes piensan que nadie más puede entender lo que están viviendo. Creen que sus problemas son únicos o demasiado complejos para que alguien más los resuelva.

Esto los lleva a subestimar la utilidad de cualquier tipo de intervención externa, convencidos de que solo ellos tienen la capacidad de resolverlo, aunque nunca lo logren por completo. En algunos casos, la negación es un factor clave.

Hay personas que saben que están mal, pero no quieren enfrentar la magnitud de su problema. Aceptar ayuda significaría reconocer la seriedad de la situación, y esto puede ser emocionalmente abrumador. Prefieren ignorar o minimizar lo que les sucede para no sentirse vulnerables o sobrepasados.

La negación les da una falsa sensación de control, aunque en realidad solo prolonga el sufrimiento. Es importante entender que no todas las personas que rechazan ayuda disfrutan del sufrimiento. Sin embargo, puede parecer así desde afuera, porque continúan tomando decisiones que perpetúan su malestar.

En realidad, lo que sucede es que esas decisiones a menudo tienen una lógica interna basada en su experiencia, aunque sea contraproducente. Algunas personas, por ejemplo, han aprendido a vivir con el sufrimiento como si fuera una parte normal de sus vidas.

Este patrón puede originarse en traumas pasados o en un entorno donde el dolor era constante y nunca se solucionaba. En esos casos, el sufrimiento se convierte en algo tan cotidiano que parece imposible imaginar una vida diferente.

El sentido de identidad cuando tiene problemas

Además, hay quienes encuentran un sentido de identidad en sus problemas. Pueden sentirse definidos por sus luchas, y aceptar ayuda podría significar perder esa parte de sí mismos. Aunque esto parezca paradójico, para algunas personas, el sufrimiento les da una razón para ser reconocidos o para recibir atención. Si su dolor desapareciera, temen no saber quiénes son o cómo relacionarse con los demás.

La falta de autoconfianza también contribuye a esta resistencia. Algunas personas no creen que puedan cambiar o mejorar, incluso si reciben ayuda. Este pensamiento las lleva a descartar cualquier intento de apoyo, porque sienten que sería inútil.

No es que disfruten del sufrimiento, sino que han perdido la esperanza de que algo pueda realmente cambiar su situación. Por último, la presión social y las expectativas culturales también influyen. En algunos entornos, se ve como un signo de fortaleza enfrentar los problemas sin ayuda.

Esto lleva a las personas a intentar resolver todo por sí mismas, aunque fracasen en el intento. La idea de necesitar ayuda puede ser vista como una debilidad o como una falta de capacidad, lo que refuerza la resistencia a aceptar apoyo, incluso cuando lo necesitan desesperadamente.

En resumen

La negativa de una persona a aceptar ayuda no significa necesariamente que disfrute sufrir. Más bien, refleja una combinación de orgullo, miedo, desconfianza, negación y creencias culturales o personales que las llevan a rechazar cualquier intervención externa.

Aunque desde afuera esta actitud pueda parecer irracional, para quien la experimenta tiene una lógica interna que es importante comprender antes de juzgar. A veces, lo único que se necesita es paciencia, empatía y la disposición de ofrecer ayuda de una manera que respete las emociones y limitaciones de la otra persona. Esto puede abrir la puerta a un cambio significativo, incluso para quienes inicialmente parecen cerrados a cualquier tipo de apoyo.

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