Cómo es la vida para el mediocre

Cómo es la vida para el mediocre. Es notorio que muchos quieren ser mejores de lo que son, pero para esto deben cruzar esa barrera de la mediocridad. Hay casos en que se les hace difícil pero mucho lo logran. sin embargo hay mucho que decir sobre el tema.

Hay que notar que en el mundo nadie nace para ser mediocre, porque todos tenemos la capacidad para ser personas de éxito, pero lamentablemente, uno se esmera por ser alguien diferente de lo que debemos ser, por esto, es necesario que se sepa, lo que puede pasar en la vida, si se deja seducir de la mediocridad.

En muchos casos, al menos de lo que se cree, supuestamente es un paso más corto para llegar a un punto, cuando solo es la forma de dañar ese camino, que tenemos en nuestro frente de vida. Depende mucho de qué punto de vista se quiera ver, cómo es la vida para el mediocre, recuerde que lo que yo veo, no es lo mismo de lo que está viendo usted.Cómo es la vida para el mediocre

Por esto, cada ser tiene su propia verdad, como en este caso, el llamado mediocre tiene la suya, que por supuesto es la que vale para esta persona, aunque para ello, deba pasar por muchos problemas, pero eso es lo de menos. claro que si se trata de cambiar, es cuando se trata de acortar un paso en su vida.

Cómo es la vida para el mediocre

En su mundo, ellos pueden tener una razón muy viable, para ser como son aunque ellos, no se den cuenta de lo que es ser un mediocre. Un mediocre lleva una vida de simpleza, nunca están dispuesto a realizar algún trabajo, que sea laborioso y no me refiero, a que sea obligadamente forzado.

Su forma de ver las cosas, hace que si por alguna razón tienen que armar una máquina, la cual se compone de 8 partes, junto con anillos y juntas anti derrames, que son piezas pequeñas pero sí importantes.

El mediocre ve la figura en un folleto, al mismo tiempo la ve armada en su mente, ¿Qué es lo que hace? Pues la arma, pero como es tan simple, lo único que quiere es ver la máquina armada, como lo vio en su mente.

Cuando le toca poner los anillos para que aprieten bien, piensa y dice. «Tanta pendejada aah», la hace a un lado y sigue, pero cuando ve que le faltó las juntas anti derrame. Dice. «Vaya, parece que estaban demás, bueno, lo importante es que ya está armada».

Con toda la tranquilidad las hace a un lado, es más, las bota para que nadie se dé cuenta que no las puso. En su mente lo que importa es que su máquina, es igual a la que pensó, a él no le importa si tenía que poner los, «Sobrantes».

Algo muy importante, a un mediocre no se lo puede catalogar como de mala gente, porque para él no es maldad, simplemente es algo que él ve, cómo debería ser, claro que está basado en su comodidad y mientras lo vea así, no va a cambiar, es más, él se puede sentir insultado si alguien le quiere hacer ver lo que hace mal.

La vida espontánea del mediocre

El mediocre es una persona que vive el momento, es decir, vive su presente espontaneo sin pedirle permiso a la vida, es como que no quiere complicarse, llevando al caso a ver como algo práctico, cuando no lo es porque una cosa es ser práctico, en cosas innecesarias.

En este caso, por decir, que si para llegar desde el punto, «A», al, «F», debo pasar por b, c, d, e, pero me doy cuenta, que los puntos, c y e, no son importante porque solo forman parte de la vanidad del creador, entonces, me salto, puesto que no perjudica en su función.

Tomen atención y ahora, cuando los puntos, c y e, si son necesarios pero pequeños, me los salto, ¿Qué creen que pasaría? Los resultados pueden ser desastrosos, pero para muchos tal vez, no sea como otros la ven y por eso, no llegan lejos.

Hasta cierto punto son conformistas, pero hay sus excepciones, he conocido a muchos  mediocres y la mayoría se adaptan a la vida que llevan. Ahora, también hay los mediocres, que quieren vivir muy bien y justamente son ellos, los que pueden originar pérdidas en los negocios o trabajos.

Esto porque lo único que quieren, es vivir bien a costa de cualquier cosa, pero como dije, ellos no ven como algo malo que hacen, simplemente así ven su mundo, que para ellos no es mediocridad, si no viveza.

Si ve a un mediocre cerca, aléjese porque le puede contagiar y con mayor razón, si usted no está preparado mentalmente. Es increíble cómo ven de fácil, hacer las cosas a medio hacer, no piensan en que su trabajo, puede ser garantizado por otras personas. Al menos y por lo general, para ellos la comodidad es su prioridad y lo que piensan es que le paguen rápido.

¿El mediocre nace o se hace?

Piense bien si alguna vez se le ocurre hacer algo medio completo, puede ser que alguien lo meta gratis, en el mundo de, «Cómo es la vida para el mediocre». Una aclaración, por nada del mundo, trate de ayudar a un mediocre y peor quiera decirle lo que es, porque eso no lo va aceptar, a menos que esta persona lo pida, cuando vea o sienta el golpe de la vida, cuando todo se viene en su contra por los reclamos de sus malos actos o trabajos que hace.

La mediocridad, como concepto, no es algo con lo que una persona necesariamente nace, sino más bien una condición que se desarrolla a lo largo de la vida a través de una combinación de factores internos y externos.

Nadie está predestinado a ser mediocre, ya que la mediocridad no es una característica fija ni innata. Es el resultado de elecciones, circunstancias y actitudes que moldean la forma en que alguien aborda los retos y las oportunidades de la vida.

Desde una perspectiva temprana, los entornos en los que una persona crece juegan un papel fundamental. Un ambiente que no fomenta el esfuerzo, la curiosidad o la superación personal puede predisponer a alguien hacia la mediocridad.

Por ejemplo, si una persona crece en un entorno donde no se valora el aprendizaje, donde los logros pasan desapercibidos o donde se refuerza la idea de que «hacer lo mínimo es suficiente», es probable que desarrolle una mentalidad conformista. Sin embargo, este entorno no determina el destino de nadie, ya que muchas personas logran superar circunstancias adversas y aspirar a más.

La comodidad y el esfuerzo

Las decisiones individuales también son importantes. La mediocridad se construye a través de pequeñas elecciones cotidianas que priorizan la comodidad sobre el esfuerzo. Cuando alguien decide no asumir riesgos, no esforzarse por mejorar o no buscar un propósito más elevado, empieza a instalarse en un estado de conformismo.

Este estado no aparece de manera abrupta, sino que se desarrolla gradualmente, a menudo sin que la persona se dé cuenta. El miedo al fracaso, la inseguridad o simplemente la falta de motivación pueden alimentar este proceso.

Corregir a una persona que se encuentra en un estado de mediocridad es posible, pero no es sencillo. El cambio debe comenzar desde el interior, ya que nadie puede obligar a otro a abandonar un estado de conformismo si no hay un deseo genuino de mejora.

La clave está en que la persona reconozca su situación y tome conciencia de que está eligiendo menos de lo que es capaz de lograr. Este reconocimiento puede surgir a través de una experiencia reveladora, una conversación significativa o incluso el impacto de ver a otros alcanzar sus metas.

El primer paso para superar la mediocridad es cultivar la autoconciencia. Una persona necesita analizar honestamente sus hábitos, pensamientos y actitudes para identificar las áreas en las que se está conformando con menos de lo que podría.

Este proceso puede ser incómodo, ya que implica enfrentarse a verdades que quizá ha evitado durante mucho tiempo. Sin embargo, es un paso esencial, ya que nadie puede cambiar lo que no está dispuesto a reconocer.

Acción esfuerzo y disciplina

Después de la autoconciencia, el siguiente paso es la acción. Aquí es donde muchas personas se detienen, ya que pasar de la reflexión a la acción requiere esfuerzo y disciplina. Superar la mediocridad implica tomar decisiones conscientes para salir de la zona de confort, asumir responsabilidades y buscar activamente oportunidades de crecimiento.

Estas decisiones no tienen que ser grandiosas ni drásticas al principio; a menudo, los pequeños cambios consistentes pueden generar un impacto significativo con el tiempo. El apoyo externo también puede desempeñar un papel importante en este proceso.

Aunque el cambio debe originarse en la persona, contar con mentores, amigos o familiares que brinden motivación y retroalimentación puede marcar una gran diferencia. Este apoyo no solo refuerza la confianza, sino que también ofrece una perspectiva externa que puede ayudar a identificar patrones de mediocridad que la persona no ha notado.

Por otro lado, superar la mediocridad requiere también un cambio en la mentalidad. Una persona debe aprender a abrazar el fracaso como parte del proceso de crecimiento. A menudo, la mediocridad está vinculada al miedo a equivocarse, lo que lleva a evitar cualquier situación que implique un riesgo.

Sin embargo, el fracaso no es un indicador de incapacidad, sino una oportunidad para aprender y mejorar. Adoptar una mentalidad de crecimiento, en la que se valore el esfuerzo y el aprendizaje por encima del resultado inmediato, es esencial para avanzar.

Es importante recordar que nadie está condenado a la mediocridad de manera permanente. Incluso aquellos que han pasado años conformándose con menos tienen la capacidad de cambiar si están dispuestos a hacerlo.

En resumen

El tiempo no es un factor limitante; lo que importa es la disposición de la persona para dar los pasos necesarios hacia una vida más significativa y satisfactoria. Esto implica romper con hábitos antiguos, redefinir metas y estar dispuesto a trabajar por algo que realmente valga la pena.

En última instancia, la mediocridad no es un destino inevitable ni una etiqueta fija. Es una elección, consciente o inconsciente, que puede cambiarse con determinación, esfuerzo y el deseo de alcanzar algo más.

Cualquier persona puede superar el conformismo y aspirar a la excelencia si está dispuesta a enfrentarse a sí misma, asumir riesgos y comprometerse con un proceso continuo de mejora. El camino no siempre será fácil, pero el resultado será una vida llena de propósito, crecimiento y logros que trascienden lo ordinario.

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2 comentarios en «Cómo es la vida para el mediocre»

  1. has descrito muy el sistema educativo español público, paraiso de la mediocridad y del brindis con champan al catedrático que se cree cojonudo por suspender a todo el que tiene talento.

    1. En cierto modo puede tener un parecido con personas reales, ya que en mis tiempos de estudiantes, los que decían que eran los «Maestros», solo eran de nombres porque de ser como tal, eran una pendejada. Gracias por comentar

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