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Cómo liberarse de los ancestros con Ho’oponopono y ser feliz. Qué atroz e impresionante el tener el peso de los ancestros para nuestra vida. Pero hay una forma de eliminar este problema y que uno quede feliz.
En el presente artículo, abordaremos la temática dirigida a aquellos individuos que han permitido que un principio los influencie de tal manera que terminan adoptando una creencia que, en lugar de aportar claridad, genera una impresión abrumadora.
Esta impresión es tan impactante que la única opción que parece disponible es sumergirse en los pensamientos y senderos indicados por el mensajero o mensajera. Este fenómeno ocurre especialmente cuando una persona enfrenta preocupaciones, tristezas o depresión.
Cómo liberarse de los ancestros
Esto sea por la carencia de recursos financieros, problemas laborales, desafíos en su vida social o conflictos familiares. En tales momentos, el deseo primordial es hallar una solución a los problemas existentes.
Cuando alguien se encuentra ante la promesa de tener todas las respuestas para sus dilemas, se entrega de manera similar a un pavo durante la Navidad, creyendo ingenuamente que está celebrando una fiesta sin percatarse de que, en realidad, él mismo es la ofrenda principal de esa festividad.
Esta analogía, aunque humorística, encierra una verdad subyacente que exploraremos en detalle. Antes de sumergirnos en la explicación, es fundamental reconocer que nuestras creencias y acciones están moldeadas por lo que nos han transmitido.
Sin embargo, en ocasiones, caemos en la trampa de aceptar lo impresionante como la verdad sin cuestionar su validez. En el mundo de los invidentes, el tuerto se convierte en el rey, y es así como nos encontramos atrapados en la conveniencia de lo impactante.
En este contexto, me gustaría compartir un mensaje que llegó a mi bandeja de entrada relacionado con la posibilidad de limpiar, mediante Ho’oponopono, los miedos surgidos en otras existencias.
La herencia de los ancestros
Aunque inicialmente me provocó cierta pereza, consideré que era relevante abordar este tema. A lo largo de aproximadamente dos años y medio y en casi setecientos vídeos, apenas mencioné las memorias de los ancestros. Esto se debía, en parte, a que yo mismo aún mantenía algunas creencias arraigadas en esa perspectiva.
La idea de tener que saldar una deuda que nuestros antepasados asumieron como propia, bajo la premisa de que Jesús pagó por nosotros en la cruz, es un precepto que ha sido transmitido de generación en generación.
Este planteamiento, propagado por figuras religiosas como el señor cura, sugiere la existencia de un dios cobrador y nos insta a devolver el supuesto favor. Sin embargo, ¿realmente debemos aceptar esta narrativa sin cuestionamientos?
La curiosidad incansable de un lector, que dedicó veinte años a investigar sobre la existencia de este dios cobrador y la nobleza de una deuda más significativa que la de cualquier país, reveló una verdad sorprendente.
Este lector, que resulta ser yo mismo, se propuso descubrir la realidad detrás de una creencia impuesta para explicar desgracias y destapó los secretos ocultos tras los dogmas religiosos.
La fuerza de la ignorancia
En un mundo donde las religiones generan controversias y cuestionamientos, mi búsqueda de respuestas me llevó a explorar alternativas más allá de las tradiciones establecidas. Centrándonos en el tema de los pecados, se nos ha inculcado la idea de que las memorias de los antepasados son como una prenda.
La carga que debemos llevar por decisiones que ni siquiera tomamos. ¿Cuándo y cómo llegamos a aceptar esto como una verdad irrefutable? La respuesta radica en la falta de voluntad para investigar y la propagación de la ignorancia en las comunidades que sufren.
Se nos dice algo impresionante, y al asumir que nadie inventaría una mentira tan grande, terminamos creyendo en la carga de las memorias de los antepasados, similar a la venida de Jesús a América del Norte, a pagar por los pecados de otros.
En este punto, cabe reflexionar sobre la base de estas creencias y cómo se perpetúan en la sociedad. La comparación con el sacrificio de Jesús nos lleva a replantearnos si realmente debemos aceptar como propia una deuda que ni siquiera comprendemos completamente.
La investigación y el cuestionamiento de las ideas preestablecidas nos permiten liberarnos de las cadenas de la ignorancia y explorar nuevas perspectivas en nuestro viaje espiritual.
El poder del ridículo
La verdad, a menudo, yace más allá de las narrativas convencionales, esperando a ser descubierta por aquellos dispuestos a cuestionar y explorar más allá de lo aparente. Esta situación se asemeja, aunque brevemente, a la anécdota de Sir Lustig, quien vendió la Torre Eiffel como chatarra en dos ocasiones.
Sin que nadie se atreviera a denunciarlo por la vergüenza de haber caído en su engaño. A veces, nos vemos envueltos en creencias tan extraordinarias que, por increíbles que parezcan, terminamos aceptándolas sin cuestionar su validez.
Este fenómeno se repite en la historia, y la lección es clara: la incredulidad no siempre lleva a la denuncia por temor al ridículo. Retomando el tema de las memorias de los antepasados, es válido cuestionar en qué medida estas creencias tienen fundamento.
En mi experiencia, he llegado a la conclusión de que, si bien puede ser reconfortante creer en ellas como explicación para las tragedias de la vida, no es necesario aferrarse a ellas como la única base para comprender nuestras experiencias.
La constante pregunta de «¿Por qué suceden tantas cosas negativas en la vida?» puede llevarnos a reflexionar sobre la responsabilidad personal y la toma de decisiones. Recuerdo las palabras de un hombre judío que, en su sabiduría, afirmaba que un individuo debe atravesar siete tragedias en la vida para encontrar el camino correcto.
Si bien puedo identificarme con esa idea, también me doy cuenta de que culpar a los antepasados por nuestras desventuras puede ser una forma de evadir la responsabilidad personal.
¿Cómo liberarse de las culpas?
En mi propia experiencia, al reconocer mis errores y aceptar mi culpa, puedo abordar las situaciones de manera más consciente y eliminar los patrones negativos de mis propios recuerdos y memorias.
Entonces, ¿Cuál es el propósito de Ho’oponopono si no es para corregir los errores de la vida? La respuesta radica en el reconocimiento de la culpa, no como un acto de lamentación, sino como el primer paso para asumir la responsabilidad y cambiar la propia percepción.
Si bien es válido explorar y limpiar las memorias personales, es esencial no perder de vista que las experiencias de los antepasados son distintas y ajenas a nosotros. La anécdota personal sobre la sorpresiva noticia de ser abuelo destaca cómo la vida nos presenta situaciones imprevisibles, y a veces, no hay forma de anticiparse a ellas.
En resumen, la reflexión sobre las memorias de los antepasados nos lleva a cuestionar y explorar nuestras creencias arraigadas. La práctica de Ho’oponopono puede ser un camino valioso para la autorreflexión y la liberación emocional.
Siempre y cuando se aplique con la comprensión de que cada individuo es responsable de sus propias decisiones y acciones. La verdad yace en la exploración consciente y la disposición a cuestionar nuestras perspectivas preestablecidas.
Cómo liberarse de los ancestros con Ho’oponopono y ser feliz
En última instancia, cada acción que emprendemos es la causa de nuestras derrotas o triunfos en la vida. La clave radica en reconocer y eliminar aquello que nos llevó a una tragedia, permitiendo así que todo retorne a su curso natural, al camino que cada persona debe transitar en busca de la tranquilidad y la felicidad.
Esta comprensión ha llevado a que deje de atribuir tragedias a mis ancestros, reconociendo que el actor principal de esta película personal soy yo. Es fundamental comprender que para eliminar un recuerdo o memoria, se requiere identificar claramente lo que se desea borrar.
En el contexto de la explicación que presento, el proceso implica adentrarse en el inconsciente y dar la orden de eliminación. Al igual que en una computadora, donde se marca o resalta el texto que se desea borrar, el enfoque es simplificar el proceso para que sea accesible y práctico.
La sugerencia de la señora Mabel Katz, al decir «hagan clic en la tecla de borrar», puede parecer sencilla, pero es crucial comprender que todo comando a la computadora se realiza a través de una pantalla que muestra claramente lo que se va a borrar.
Aplicar esto a las memorias de los antepasados resulta imposible, ya que ni siquiera conocemos sus vivencias y mucho menos sus maquinaciones. Este planteamiento es una perspectiva personal, y cada individuo decidirá cómo aborda y aplica esta filosofía en su vida.
El entender completa la información necesaria
La esencia de la propuesta es simplificar la existencia y dejar de obsesionarse con acciones de quienes nos precedieron sin entender completamente su contexto. En lugar de complicarse con la búsqueda de lo que hicieron sin nuestro conocimiento.
Enfoquémonos en nuestra propia vida: cómo, por qué y cuándo actuamos, y las intenciones que guiaron nuestras decisiones. En este proceso, la autenticidad y la reflexión personal son claves para identificar aquello que realmente nos afecta y que deseamos eliminar.
Al liberarnos de la carga de pensar en acciones ajenas, podemos tomar el control de nuestra vida y evitar caer en engaños que se disfrazan de oportunidades benevolentes. La verdad reside en el entendimiento de nuestras propias motivaciones y en la capacidad de tomar decisiones conscientes que nos conduzcan a un camino de realización y bienestar.