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Cómo reducir los riesgos de inversión. En Programación Neuro-Lingüística las cosas son más sencillas incluso cómo reducir los riesgos de inversión, ahora claro que eso depende mucho del profesional que la ejecuta pero, por lo general es lo más práctico y simple. Muchos clientes-pacientes piensan que porque uno lo hace simple, es así como lo ven.
En realidad es muy complejo porque intervienen parámetros de varias formas, que si alguien quiere regirse a como aprendió pues tendrá que dar una buena vuelta, ahora, de que hace un buen trabajo no hay duda de ello pero, si se puede acortar con las debidas precauciones, es más, hacerle ciertas modificaciones pues mis felicitaciones porque se ha convertido en un buen Programador.
Ahora, ¿Qué tiene que ver lo que he escrito con cómo reducir los riesgos de inversión? La verdad tiene mucho que ver ya que en la red usted se topa con técnicas, que sin quitarle la importancia no pasan de ser técnicas, es decir, se rigen a algo establecido y que en algunos puede funcionar pero en la mayoría no.

El riesgo de inversión
Entonces aquí viene en que puede ayudar la P.N.L. sobre cómo reducir los riesgos de inversión, como les dije que nosotros lo que hacemos es hacer las cosas más simples para que funcionen de lo mejor, en este caso, uno de los factores que hacen de una inversión muy riesgosa es que usted la quiere hacer solo-a.
Otro punto es que si no lo hace solo-a lo hace con la unión de personas que no son clave para lo que quiere hacer, como podría ser calificadas, emprendedoras, creativas y lo más esencial según mi punto es que sean muy responsables. Según mis equivocaciones y que para muchos son experiencias es casi imposible que usted quiera emprender por su cuenta.
Los riesgos son enormes al menos si nos ponemos a ver de que usted invierte mil dólares, si se equivoca lo hace solo pero si lo hace con uno o dos socios la pérdida sería la mitad o la tercera, sólo para ponerlo como ejemplo ahora claro que si logra tener éxito gana solo. El punto es que usted debe y tiene que tener gente que lo aconseje aunque no inviertan en sus sueños.
Tenga en cuenta que dos cabezas piensan mejor que una. Un punto muy importante en lo que se refiere a asociarse o consejería, es que usted tiene que ver desde un punto de la comunicación la cual tiene que ser muy persuasiva, lo que viene a ser que usted no debe ni tiene que comunicarse con palabras fuertes pero si con palabras seguras ¡Jamás dudar de lo que diga!
La ayuda es necesaria
Esto implica que también debe ser gentil y cortés de esa forma sus asociados o consejeros nunca tendrán motivo de comportarse negativamente con usted. Nadie en el mundo ha llegado a la cima sin ayuda y peor si se habla de Carlos Slim que en una generación ha llegado a ser el hombre más rico del mundo, al menos eso han dicho.
Ahora, ¿Usted cree que Bill Gates lo hizo solo? Y me puedo pasar nombrando a multimillonarios y no hay uno que diga que lo ha hecho solo, ¿Warren Buffett? ni que decir. Con esto si usted me llega a decir «Ah es que ellos son diferentes» pues es mejor que se ponga a pensar en ser un simple empleado y no denigro, lo que pasa es que de empleado a empresario inversionista hay mucha distancia.
Esto es una distancia que para muchos es inalcanzable. Mis errores y después el conocimiento es lo que me hace escribir esto, ahora no voy a negar que en mis tiempos no iba aceptar esto ya que para mí un empleado era sólo eso, entonces con poco y nada los despedía sin pena ni gloria aún siendo excelentes en lo que hacían.
Añado también que si hubiera pensado un poquito sobre las ventajas de ser aconsejado aunque no hubiera pensado en socios, hubiera tenido la empresa más grande en lo que se refiere a ropa interior de hombres y mujeres, aunque el tiempo ha pasado y ahora que tengo un nuevo proyecto no pienso lanzarme solo, primero voy a buscar toda la información necesaria para iniciarme ya que es la única forma de cómo reducir los riesgos de inversión.
¿Cuál es la diferencia entre una persona común y un multimillonario?
Cuando observamos la vida de un multimillonario que comenzó sin recursos, es fácil asumir que la diferencia radica solo en la riqueza acumulada. Sin embargo, la realidad es más compleja.
Las diferencias entre una persona común y un multimillonario no están únicamente en el dinero, sino en sus formas de pensar, hábitos y estrategias de vida. En este artículo exploraremos las actitudes, mentalidades y decisiones que suelen distinguir a quienes han logrado construir una fortuna significativa desde cero.
Una de las diferencias clave es la manera en que se perciben las oportunidades y los recursos. Los multimillonarios suelen tener una mentalidad de abundancia, es decir, creen que siempre existen oportunidades para crecer, aprender y generar más valor.
Por el contrario, una persona común puede tener una mentalidad de escasez, pensando que los recursos son limitados y temiendo perder lo poco que tiene. Esta diferencia de mentalidad impacta las decisiones: los multimillonarios buscan invertir, crear negocios y asumir riesgos calculados, mientras que la mayoría opta por la seguridad financiera inmediata.
Los multimillonarios que construyeron su fortuna desde cero tienden a pensar en términos de años o incluso décadas. Saben que el éxito financiero es una carrera de fondo y que requiere tiempo y esfuerzo constante. Están dispuestos a sacrificar la gratificación inmediata para lograr objetivos mayores en el futuro. En cambio, muchas personas comunes buscan resultados rápidos, como gastar en cosas que ofrecen satisfacción momentánea, en lugar de ahorrar o invertir para el futuro.
Tolerancia al riesgo y resiliencia
Construir una fortuna sin una base económica sólida implica asumir riesgos. La mayoría de los multimillonarios tomaron decisiones arriesgadas en algún momento de su carrera, ya fuera al iniciar un negocio, invertir en ideas innovadoras o apostar por oportunidades inciertas.
Pero más allá de tomar riesgos, la capacidad de gestionar el fracaso es crucial. Los multimillonarios no se rinden ante los errores, sino que aprenden de ellos y se adaptan rápidamente.
En contraste, muchas personas comunes evitan el riesgo por miedo a perder lo que ya tienen, y si fracasan, suelen desmotivarse fácilmente. El éxito financiero rara vez es el resultado de un golpe de suerte; suele ser producto de hábitos consistentes y disciplina diaria.
Los multimillonarios desarrollan rutinas claras que incluyen tiempo para aprender, planificar, trabajar y cuidar su salud. La autodisciplina les permite cumplir con metas a largo plazo sin desviarse por tentaciones a corto plazo.
Por otro lado, las personas comunes pueden tener menos control sobre sus hábitos, lo que los lleva a postergar decisiones importantes o a caer en distracciones que frenan su progreso.
Los multimillonarios ven problemas como oportunidades. Son creativos y se enfocan en encontrar soluciones innovadoras a las necesidades del mercado. No esperan a que las circunstancias sean perfectas; buscan formas de adaptarse y prosperar en cualquier situación.
Esta capacidad de resolver problemas les permite crear productos, servicios o negocios que aportan valor a los demás. Por otro lado, una persona común puede ver los problemas como obstáculos que generan frustración, en lugar de oportunidades para crecer.
Rodearse de las personas adecuadas
Los multimillonarios entienden que el éxito no se construye solo. A lo largo de su camino, buscan rodearse de mentores, socios, expertos y empleados que compartan su visión o aporten habilidades complementarias.
Saben que el networking y las relaciones estratégicas son fundamentales para expandir sus oportunidades. En cambio, muchas personas comunes limitan sus círculos sociales a su entorno inmediato y no siempre buscan aprender de quienes ya han alcanzado el éxito que desean.
Otra diferencia significativa es el compromiso con el aprendizaje continuo. Los multimillonarios saben que el conocimiento es un activo poderoso y nunca dejan de invertir en su crecimiento personal. Asisten a conferencias, leen libros, toman cursos y buscan maneras de mejorar sus habilidades.
Las personas comunes, por el contrario, pueden conformarse con la educación básica o detener su desarrollo profesional una vez que encuentran un trabajo estable. Los multimillonarios son expertos en manejar sus emociones, especialmente cuando enfrentan desafíos financieros o situaciones de alta presión.
No dejan que el miedo o la euforia influyan en sus decisiones de manera impulsiva. En cambio, muchas personas comunes pueden tomar decisiones financieras basadas en emociones como el miedo o la inseguridad, lo que puede llevarlas a evitar inversiones o gastar de manera imprudente.
Una persona común generalmente depende de una única fuente de ingresos: su empleo. En cambio, los multimillonarios entienden la importancia de diversificar. Crean múltiples flujos de ingresos, como inversiones en bienes raíces, negocios, acciones o empresas tecnológicas. Esta diversificación no solo les permite aumentar su riqueza, sino también reducir riesgos.
Aportar valor en lugar de intercambiar tiempo por dinero
Los multimillonarios comprenden que el verdadero éxito financiero no depende solo de cuánto tiempo trabajan, sino de cuánto valor aportan al mercado. En lugar de intercambiar horas por un salario fijo, buscan crear productos, servicios o empresas que resuelvan necesidades y generen ingresos escalables.
La mayoría de las personas comunes, sin embargo, siguen el modelo tradicional de trabajo asalariado, lo que limita su capacidad para aumentar sus ingresos de manera significativa.
La diferencia fundamental entre una persona común y un multimillonario no radica simplemente en la cantidad de dinero que tienen, sino en la forma en que piensan, actúan y abordan la vida.
Los multimillonarios que empezaron desde cero desarrollaron una mentalidad de crecimiento, asumieron riesgos calculados, se enfocaron en el largo plazo y aprendieron a adaptarse a los desafíos.
Mientras que una persona común puede buscar la comodidad y la seguridad, los multimillonarios ven en los problemas oportunidades y en el aprendizaje una inversión constante.
Lograr el éxito financiero requiere más que dinero; demanda disciplina, visión, resiliencia y la voluntad de salir de la zona de confort. Si bien no todos aspiran a ser multimillonarios, adoptar algunos de estos hábitos y actitudes puede ayudar a cualquiera a mejorar su vida personal y financiera.