Cuándo desafiar a los expertos

Cuándo desafiar a los expertos. Generalmente existe cierto temor el saber cuándo desafiar a los expertos, las razones son contundente y de peso porque el mismo hecho de ser expertos se sobre entiende que sólo ellos saben lo que hacen.

Por lo tanto ¿Quién es uno como para decirles a ellos que en algo están equivocados? Sólo es por miedo. Todo radica en que uno corre el riesgo de quedar mal, porque hay el temor aunque estemos seguros de que tenemos razón en lo que vamos a decir.

Siempre a habido una resistencia de parte de los expertos en tomar ideas nuevas, tenga en cuenta que una idea nueva viene siempre de afuera de su entorno, por lo tanto nunca será tomada en cuenta.Cuándo desafiar a los expertos

Cuándo desafiar a los expertos

Los expertos prefieren sus hechos ya que han sido tomadas como una verdad absoluta, entonces, cualquier idea nueva que se presenta como desafío, ellos la tomarán como una amenaza. Las ideas que se presentan como un hecho y que corre el riesgo de ser comprobadas, pasarían a formar parte de una nueva historia en la información, sea esta o cualquiera que se presente.

Con esta acción los expertos dejarían de serlo y lo mismo está pasando, con los que escribieron la historia como la conocíamos, con los descubrimientos actuales resulta que hay que reescribir la historia del hombre.

Por lo tanto significa que hay cientos de libros que servirían como pisapapeles ya que su contenido no sirve. Lamentablemente son pocos los que aceptan dar paso a nuevas ideas porque la gran mayoría lo que han hecho es matarlas.

En mi caso siempre he dicho que no soy dueño de mi verdad pero, eso funciona mientras no haya alguien que refute lo que digo, al menos tengo 210 artículos en los cuales he dicho muchas cosas. Lo que he dicho lo he mantenido como ciertas porque me ha funcionado, incluso he hecho algunos cambios en los procesos neuro-lingüísticos, porque he creído que son necesarios.

Aunque siempre nos dijeron que hay que hacer la Programación Neuro-lingüística pura y sin mezclas pero, ¿Acaso los que descubrieron o encontraron el sistema no hicieron una mezcla de varias formas, modalidades o sistemas?

Lo que hago con estas palabras es justamente porque sé cuándo desafiar a los expertos, con esto no me aparto de que también haya por ahí alguien que haga lo mismo conmigo, por lo cual le doy la bienvenida.

La base de ser reconocidos

Además de todo esto creo que se puede aprender mucho más, que incluso se puede aportar la frase «Se puede hacer en… menos en…» como también  «Hay ciertas excepciones». Con esto en vez de sentirnos amenazados por las nuevas ideas que se pueden convertir en conceptos, nos compenetramos en el medio y pasaríamos a ser parte del todo y con mucha más razón seríamos reconocidos.

Lo que sería al contrario si nos mantenemos reacios de no aceptar las ideas de otros por temor a reconocer que nos equivocamos. Para llegar a este paso del desafío, hay que tener mucho en cuenta que tiene que tener bases muy fuertes para saber cuándo desafiar a los expertos.

¿Por qué la persona tiene miedo a equivocarse?

El miedo a equivocarse es una de las emociones más comunes y complejas que experimenta el ser humano. Muchas personas sienten un temor profundo a cometer errores, y este miedo puede tener diversas raíces, desde un complejo personal hasta un ego mal llevado.

El miedo a equivocarse no solo está relacionado con el deseo de hacer las cosas bien, sino también con la ansiedad que surge al pensar en las posibles consecuencias de un fallo. Este temor puede llevar a una parálisis emocional o a una constante autocrítica, lo que impide que la persona se arriesgue, crezca o se libere de sus propias limitaciones.

Desde un punto de vista psicológico, el miedo a equivocarse está vinculado a la inseguridad personal. Cuando una persona duda de sus habilidades o de su valor, tiende a ver cada posible error como una confirmación de su falta de capacidad.

Este tipo de pensamiento puede estar arraigado en experiencias pasadas de fracaso, críticas severas de otras personas o expectativas poco realistas sobre lo que se espera de uno mismo. Este miedo se amplifica cuando la persona asocia el error con una pérdida de estatus, amor o respeto, lo que genera una fuerte resistencia a equivocarse.

En este contexto, el miedo a cometer errores no solo refleja un deseo de evitar el fracaso, sino también la necesidad de evitar el rechazo social o la desaprobación. Por otro lado, el ego mal llevado juega un papel crucial en el miedo a equivocarse.

El ego es la parte de nuestra psique que se asocia con la imagen que tenemos de nosotros mismos y con cómo queremos ser vistos por los demás. Cuando una persona tiene un ego inflado o poco saludable, puede sentirse amenazada por la idea de cometer errores.

La validación externa

Cualquier fallo podría percibirse como una grieta en la imagen perfecta que intenta proyectar. Este tipo de ego busca constantemente validación externa y tiene miedo de perder esa validación, lo que refuerza el miedo a equivocarse.

Un ego mal llevado se construye a menudo sobre la necesidad de ser admirado o aprobado por los demás, y la posibilidad de fallar pone en peligro esa imagen idealizada. El complejo que lleva a una persona a temer equivocarse también puede estar vinculado a la autopercepción negativa.

Alguien que ha sido condicionado a creer que no es capaz o que sus errores son insostenibles, desarrollará una relación destructiva con el error. En lugar de verlo como una oportunidad de aprendizaje, lo considerará una confirmación de su supuesta incapacidad.

Esta mentalidad puede originarse en la infancia, donde la persona fue constantemente comparada con los demás o se le enseñó que el éxito era lo único que valía. De esta manera, el miedo a equivocarse no solo está relacionado con la inseguridad, sino con una profunda herida en la autoestima que hace que la persona tema perder el control sobre cómo se ve a sí misma.

La necesidad de control es otra causa importante del miedo a equivocarse. Las personas que buscan controlar todos los aspectos de su vida tienen más dificultad para aceptar la imperfección. En su mente, el error representa una pérdida de control y, por ende, una amenaza a su seguridad.

Para estas personas, el mundo debe ser predecible y ordenado, y cualquier desvío de esta estructura es visto como un caos o un fracaso. Este miedo se amplifica cuando el individuo siente que está siendo observado o evaluado, lo que hace que se vuelva más reacio a actuar si no está completamente seguro del resultado.

Cuando desafiar el control y la incertidumbre

Este deseo de control puede ser una respuesta a experiencias pasadas de incertidumbre o caos, y la persona busca en su capacidad para evitar errores una forma de protegerse de ese sufrimiento. A veces, el miedo a equivocarse también está relacionado con la sobrecarga de expectativas, tanto propias como ajenas.

Las expectativas, especialmente las que se basan en estándares muy altos o poco realistas, pueden generar un miedo paralizante al error. Cuando una persona siente que debe ser perfecta o que sus acciones tienen que estar a la altura de ciertos estándares, el miedo a equivocarse puede volverse una constante.

En muchos casos, este miedo no está solo basado en la posibilidad de un fracaso personal, sino también en las consecuencias que ese fallo puede traer a las personas cercanas, o a la sociedad en general.

Este tipo de presión externa o interna hace que cualquier error se perciba como algo catastrófico y, como resultado, la persona puede evitar cualquier acción que implique riesgo. La cultura también tiene una influencia significativa en el miedo a equivocarse.

En sociedades donde se valora el éxito, la competencia y la perfección, el error puede verse como algo vergonzoso o incluso inaceptable. En muchos entornos, el fracaso se asocia con debilidad, incompetencia o falta de valor.

Este tipo de pensamiento social alimenta el miedo a equivocarse, ya que las personas temen ser juzgadas y excluidas por no cumplir con las expectativas sociales. En estos contextos, el error no solo es visto como un fracaso personal, sino como una falla frente a un colectivo que valora solo el éxito.

Formas de transformar el miedo

Sin embargo, también existen formas de transformar este miedo. La clave está en cambiar la perspectiva sobre el error y la imperfección. En lugar de ver el error como algo negativo, se puede aprender a verlo como una oportunidad de crecimiento.

Las personas que logran aceptar sus fallos como parte natural del proceso de aprendizaje tienden a ser más resilientes y menos temerosas de equivocarse. Esta transformación no es fácil, ya que implica cuestionar creencias profundamente arraigadas sobre la perfección y el valor personal.

Sin embargo, es posible cambiar la relación con el error, especialmente cuando la persona se da cuenta de que la perfección es inalcanzable y que la verdadera sabiduría proviene de aprender de los fracasos.

Algunas personas también encuentran que el miedo a equivocarse disminuye cuando se enfocan en el presente y dejan de obsesionarse con los resultados. La ansiedad por cometer errores a menudo surge de anticipar lo que podría salir mal, lo que crea un estado constante de preocupación.

Al practicar la atención plena y concentrarse en el momento presente, la persona puede reducir la presión de tener que ser perfecta y actuar con mayor confianza. En lugar de enfocarse en las consecuencias del error, se pueden disfrutar el proceso y la experiencia.

El miedo a equivocarse también se puede suavizar a través de la autoaceptación y la compasión hacia uno mismo. Las personas que se aceptan a sí mismas, con todas sus virtudes y defectos, tienen menos miedo de cometer errores porque entienden que estos son solo una parte de la experiencia humana.

En conclusión

La autoaceptación permite liberar la carga emocional que viene con el miedo al fracaso, y en su lugar se cultiva una actitud de amabilidad interna. Este enfoque puede ser liberador, ya que el miedo a equivocarse ya no se ve como una amenaza, sino como una oportunidad para aprender y crecer.

El miedo a equivocarse es una emoción compleja que tiene raíces tanto en la inseguridad personal como en un ego mal gestionado. Este miedo está relacionado con la necesidad de validación, el deseo de control, las expectativas externas y una relación destructiva con el error.

Sin embargo, al cambiar la forma en que se percibe el error y al aprender a aceptar la imperfección como parte del proceso humano, es posible liberarse de este miedo y vivir de manera más auténtica. La clave está en comprender que cometer errores no define nuestro valor como personas, sino que es una oportunidad para aprender y evolucionar.

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