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Cuando dos hermanos trabajan juntos. Esto va directo para aquellos que no entienden que cuando dos hermanos trabajan juntos el mundo se abre de par en par, sí no entendieron me refiero a que todo se hace más fácil. ¿Cuántos empresarios han tenido el problema de tener empleados que han jugado doble carta? Incluso en el tiempo que estuve trabajando como empresario tuve mucha experiencia de este tipo.
En mi haber tuve dos personas que se desempeñaron bien como jefes de personal pero, como siempre hay un pero para todo, lo que hicieron bien, lo dañaron con actitudes que dieron mucho que decir. En total, un empleado no se compara en nada con el apoyo de un hermano-a, claro que para que esto funcione muy bien tiene sus reglas.
He conocido algunas familias que intentaron trabajar en familia en especial con los hermanos-as pero resultó un auténtico fracaso, bueno así lo llaman ellos pero para mí eso fue un aprendizaje forzado y en mala hora, que ellos tuvieron que aprender de esa forma que es la que más duele, ¿Todo por qué? Pues por la falta de información.
El que no aprende se cae
En mi caso también tuve aprendizajes forzados que terminaron mal incluso con la primera caída de mi pequeña empresa, pero como hay un dicho que dice: «No hay más burro que aquel que no quiere aprender» pues me dejé llevar del corazón y seguí con el problema aun después que lo levanté, fatal error.
Aquellos que iniciaron en familia siempre tuvieron problemas porque nunca entendieron que aun sean familia, tienen que regirse por leyes establecidas de antemano pero como siempre, la relación de familia queda por encima y lo recomendable queda opacado por el mismo, algo que es totalmente imperdonable.
En todo este tiempo que ha pasado me he dado cuenta de lo que hay que hacer, al menos que se quiera hacer de verdad una empresa porque si es momentáneo, contrate a su hermano y después que termine lo que tiene que hacer, aquí no ha pasado nada. En el caso de que si quiera algo duradero hay que seguir los pasos que creo que es lo recomendable.
Primero hay que establecer en que posición están los miembros que desean integrar la empresa (aun sea muy chica igual no deja de ser un empresa) es decir, si entran como socios o empleados aunque también pueden integrarse como consejeros, el caso es que tienen que dejar bien en claro que es lo que van hacer.
El respeto va por delante
Una vez establecida la posición de cada uno de los que integran debe estar por sentado que desde ya existe un respeto hacia el que queda como jefe o director o como lo quieran llamar, eso quiere decir que no pueden discutir una orden que le de siempre y cuando sea dentro de la empresa, es decir, usted no pasa a ser de su propiedad para que lo ocupe todo el tiempo.
Muchos hermanos-as piensan que porque el hermanito-a es el dueño ellos pueden ir a trabajar cuando quieran o incluso ellos quieren imponer la hora que ellos «Creen que pueden» y eso es totalmente equivocado, empezando que eso es faltarle el respeto al director, jefe o gerente que si lo ven desde un punto amplio esta actitud puede ser el origen de una caída empresarial.
Si creen que soy alarmista es porque ustedes nunca han tenido una empresa y si lo han tenido, no han trabajado con hermanos. Esto se convierte en algo grave si no se corrige a tiempo. Una vez que se dan por sentado todo lo correcto y lo cumplen a rajatabla el mundo se pone a sus pies, ¿Qué mejor empleado, socio o consejero que su propio hermano?
Nadie se tiene que olvidar que afuera son los hermanos que se abrazan pero, dentro de la empresa deben ocupar su puesto sin vacilar aun, sean los padres que intervengan que si el menor de sus hijos da clara muestra de madurez, ¿Cuál es el problema de que sea el menor o «El muchacho» que sea el jefe de todo? Se necesita estar bien centrado para admitir la capacidad de otra persona aun la consideren de poca valía. Cuando dos hermanos trabajan juntos es éxito total.
¿Por qué es tan difícil trabajar con hermanos?
Trabajar con familiares, especialmente con hermanos, puede parecer al inicio una gran idea: hay confianza, vínculos emocionales fuertes y la sensación de que ambas partes buscarán lo mejor para la empresa.
Sin embargo, esta ilusión puede desmoronarse rápidamente. Las relaciones familiares traen consigo complejidades que pueden minar la autoridad, la comunicación y el respeto en un entorno profesional, como bien refleja tu experiencia. Entonces, ¿por qué es tan difícil trabajar con hermanos y qué hace que no siempre asuman la responsabilidad necesaria?
Uno de los mayores desafíos de trabajar con hermanos es la dificultad para separar la relación personal de la profesional. En un entorno de trabajo, es necesario que cada persona entienda su rol, pero los hermanos suelen arrastrar patrones de comportamiento adquiridos desde la infancia.
Un hermano puede no tomar en serio la autoridad del otro porque lo sigue viendo como el hermano mayor o menor, no como su jefe o socio. La confianza puede llevar a que los hermanos se comporten de forma más relajada de lo que harían con otros jefes o compañeros de trabajo, lo que complica la dinámica laboral.
Viejas rencillas familiares pueden resurgir en el contexto del trabajo, afectando las decisiones y la cooperación. Estos conflictos generan un ambiente tenso, donde la falta de claridad en los roles se traduce en falta de respeto y eficiencia.
Dificultad para imponer autoridad
En tu caso, mencionaste que tus empleadas notaron la falta de respeto que tus hermanos mostraban hacia ti, lo que derivó en un ambiente donde incluso ellas se sintieron con derecho a hacer lo mismo.
Esto refleja cómo la autoridad se construye no solo con el cargo, sino con el respeto que los demás ven que los subordinados le otorgan a esa figura. Cuando un hermano no reconoce la autoridad del otro dentro del negocio, se generan varios problemas.
El hermano siente que no necesita seguir las mismas reglas que los demás empleados. Otros empleados observan esta dinámica y empiezan a cuestionar la jerarquía del líder, afectando el respeto y el rendimiento.
El jefe pierde la capacidad de dirigir con claridad, ya que cada decisión puede ser vista como un ataque personal o un recordatorio de viejas disputas. La incapacidad de separar los lazos emocionales del contexto laboral impide que los hermanos asuman la responsabilidad con la seriedad que requiere el entorno profesional.
Otro de los grandes retos al trabajar con hermanos es que cada uno puede tener expectativas diferentes respecto al negocio. Tal vez uno de ellos asuma una actitud relajada, pensando que siempre habrá una segunda oportunidad o que puede delegar la responsabilidad en el otro.
Estas diferencias se traducen en frustración para quien lleva la carga más pesada del trabajo. Un hermano puede no sentir la presión de cumplir con plazos o tareas, sabiendo que el otro lo cubrirá.
Si uno trabaja más que el otro, se genera un desequilibrio que lleva a resentimientos. En algunos casos, un hermano puede asumir que su éxito está garantizado solo por ser parte del negocio familiar, sin considerar la necesidad de esfuerzo personal. Esta desconexión de expectativas hace que la responsabilidad sea más difícil de asumir para ambas partes.
Competencia y rivalidad
Entre hermanos, es común que exista cierta competencia natural que, en el ámbito familiar, puede ser inofensiva o incluso motivadora. Sin embargo, esta dinámica cambia radicalmente en un entorno laboral, donde la rivalidad puede escalar rápidamente.
Si uno de los hermanos tiene un rol más importante o es visto como más exitoso, el otro puede sentirse relegado o menospreciado. La competencia lleva a discusiones por el control de decisiones, desacuerdos sobre estrategias y, en última instancia, a un clima laboral tóxico.
Cada éxito del hermano puede ser visto como una amenaza en lugar de un logro compartido, lo que impide construir una relación laboral saludable. La rivalidad puede generar un ambiente poco colaborativo, donde cada hermano busca demostrar superioridad, incluso a costa del bienestar del negocio.
Uno de los mayores atractivos de trabajar con familia es la confianza que ya existe entre los miembros, pero esta misma confianza puede volverse un obstáculo. Un hermano puede asumir que tiene más margen de error porque “el otro siempre lo va a perdonar.”
La sensación de que las reglas no aplican igual dentro de la familia lleva a comportamientos irresponsables. La confianza hace que sea más complicado imponer sanciones o despedir a un hermano que no está cumpliendo con su trabajo.
En lugar de fortalecer la empresa, la confianza excesiva puede debilitarla, ya que los hermanos no se ven obligados a actuar con la misma responsabilidad que lo harían en otro entorno.
Cómo manejar el trabajo con hermanos
Si bien trabajar con hermanos puede ser desafiante, existen estrategias para minimizar los conflictos y mejorar la dinámica laboral. Definir responsabilidades específicas para cada hermano ayuda a evitar conflictos por falta de jerarquía.
Acuerdos explícitos sobre qué temas se discuten en el trabajo y cuáles quedan fuera del negocio. Fomentar el diálogo sincero para resolver conflictos antes de que escalen. Tratar al hermano como un empleado más dentro del trabajo, aplicando las mismas reglas para todos.
Revisar periódicamente si la colaboración está funcionando y, de ser necesario, ajustar los acuerdos o buscar ayuda externa. Trabajar con hermanos puede parecer una buena idea al principio, pero las emociones, la rivalidad y la falta de límites claros pueden convertirlo en una experiencia frustrante.
La dificultad para asumir la responsabilidad dentro del negocio familiar no es una cuestión de incapacidad, sino de falta de estructura y disciplina en la relación laboral. El éxito en este tipo de emprendimientos depende de la capacidad de ambos hermanos para separar los lazos familiares del entorno profesional, establecer roles claros y respetar la jerarquía dentro del negocio. Sin estas medidas, trabajar con familia puede ser una de las peores decisiones que alguien pueda tomar.