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Cuando los gritos significan defensa. Cosas misteriosas de la vida, ¿Saben cuándo los gritos significan defensa? Hace muchísimos años y me refiero a miles, el hombre que era parte fundamental del clan y por lo tanto, encargado de la defensa del mismo, tenía como parte de su sistema de defensa, los gritos, tanto como para defenderse como para atacar.
En esos tiempos era muy efectivo y con mucha más razón si era de noche o por sorpresa. Ahora, el tiempo ha pasado y en tiempos modernos como supuestamente vivimos y por tal, conlleva hasta en educación y buenos modales pero ¿Qué pasa cuando el ser, sea hombre o mujer siente que es atacado?
Que en algunos casos no es así pero cómo piensa y siente así, actúa de una forma como para defenderse, ¿De qué forma? Pues de la forma más simple y educada y eso es con la comunicación, que en muchos casos bien por ellos incluso muchas felicitaciones.
Cuando los gritos significan defensa
Hay casos muy exclusivos que para defenderse inducen a estrategias efectivas, las cuales son efectivas por el conocimiento, al menos en mi caso las he empleado en muchas ocasiones y funcionan excelentemente bien. Ahora ¿Qué pasa cuando no hay el conocimiento adecuado y efectivo?
Pues es muy terrible, se forma una campaña de toma y dame y mientras más tiempo pasa es peor. Como para una pelea se necesitan de dos cavernícolas ¿Quién es el primero? En este caso si es usted, el otro simplemente lo que hace es defenderse.
Como no tiene armas como es la comunicación efectiva por carecer de conocimientos, simplemente usa lo poco que tiene en su mente. Lamentablemente lo que tiene en su mente es casi nada pero, si sabe lo que aprendió cuando fue niño y eso es LOS GRITOS.
Es lo único que puede usar cómo defensa ya que no conoce otra manera de hacerlo. En este caso si usted le dice A con CULEBRAS Y SERPIENTES el que es atacado devuelve el ataque diciendo B C con SAPOS CULEBRAS Y DINOSAURIOS.
En pocas palabras, es el de quién grita más es el más fuerte por lo tanto el otro tendrá que aceptar que perdió o, aguantar golpes porque esa es el arma secreta cuando los gritos no funcionan. Cómo dije anteriormente, se necesitan de dos cavernícolas que en este caso si usted es el primero y el otro no tiene armas efectivas como es la comunicación, pues tiene al segundo.
Conozco una pareja, cada vez que el uno empieza con los gritos porque esa es la única forma de amedrentar qué conoce, el otro le secunda y en peor forma. En total es un caos, hay días en que los escándalos llegan hasta bien entrada la noche y los insultos son de todo tipo.
El enseñar con malos ejemplos
El problema es que el mal no queda sólo en ellos sino que arrastran a sus hijos, que son muy chicos y no están en la capacidad de darse cuenta del por qué del problema. Ahora, ellos con 7 años ni siquiera hablan como deberían hacerlo un niño de esa edad, pero si gritan igual que los padres.
Todo por no tener una forma de comunicarse y utilizan los gritos como sistema de defensa, en buena hora que eso no es una enfermedad que no tiene cura. Simplemente tiene que tener paciencia y leer, si señores, señoras, jóvenes y los no tanto.
Aunque esto se debe cultivar en la niñez, ¿Y quién creen que debe dar el ejemplo? Pues ustedes, al menos los que son padres para que el niño-a vea que el leer es bueno y con el tiempo sepan diferenciar de cuando los gritos significan defensa.
¿Por qué una persona grita?
Las personas gritan por diversas razones, y entender por qué alguien alza la voz implica explorar tanto factores emocionales como sociales. Gritar es una forma de comunicación que puede surgir de varias emociones intensas como la ira, el miedo, el estrés o incluso la frustración.
En muchos casos, gritar es una respuesta impulsiva ante situaciones que perciben como amenazantes o fuera de su control. Aunque no siempre se asocia con violencia, el acto de alzar la voz puede tener implicaciones emocionales y sociales que no deben subestimarse.
Una de las razones más comunes por las que las personas gritan es el deseo de ser escuchadas. Cuando alguien siente que no está siendo atendido o comprendido, puede elevar la voz como una forma de hacerse notar.
Esto puede ocurrir en situaciones de alta tensión, cuando las emociones están a flor de piel y la necesidad de expresarse se vuelve urgente. La frustración por no ser escuchado puede hacer que la persona recurra a un volumen más alto, creyendo que este método aumentará sus posibilidades de ser comprendido.
Este tipo de reacción es frecuente en discusiones acaloradas, donde los participantes no logran encontrar una forma de comunicarse eficazmente. El miedo también juega un papel importante en el comportamiento de gritar.
Las personas pueden levantar la voz como una forma de defenderse cuando sienten que están siendo atacadas o amenazadas. En estos casos, el gritar puede verse como un mecanismo de autodefensa, una forma de ganar espacio o protegerse emocionalmente.
Las reacciones irracionales
Este tipo de reacción no siempre es racional, ya que el miedo puede hacer que la persona pierda el control de su respuesta. Cuando alguien siente que su seguridad o bienestar está en peligro, puede recurrir a gritar como una forma de alertar o disuadir al otro, incluso si la situación no justifica una reacción tan extrema.
Por otro lado, el estrés acumulado también es una causa común de los gritos. Las personas que enfrentan altos niveles de estrés, ya sea por problemas personales, laborales o familiares, pueden llegar a un punto en el que su tolerancia a la frustración se reduce.
En lugar de expresar sus emociones de manera calmada y reflexiva, la acumulación de tensiones puede hacer que exploten emocionalmente. En estos casos, el gritar no necesariamente refleja una intención de agredir, sino más bien una manifestación de una presión interna que no puede ser contenida por más tiempo.
A veces, las personas gritan debido a patrones de comunicación aprendidos en su entorno. Si alguien ha crecido en un hogar o en una comunidad donde la forma normal de interactuar es con gritos o voces elevadas, puede ser difícil para esa persona aprender a comunicarse de otra manera.
La falta de ejemplos de comunicación asertiva y respetuosa puede llevar a que alguien considere que gritar es una forma válida de hacerse entender. En este sentido, gritar se convierte en una respuesta automática, un comportamiento que se ha ido desarrollando sin una reflexión consciente sobre sus consecuencias.
Por supuesto, gritar también puede estar relacionado con la ira. Las emociones intensas, como el enojo, pueden desencadenar una reacción inmediata de alzar la voz. En este caso, el gritar es una forma de descargar esa ira y, a menudo, está asociado con la necesidad de desahogarse o liberar tensión.
La incapacidad para controlar
Sin embargo, cuando esta expresión se convierte en una costumbre o una respuesta habitual, puede ser indicativa de un problema más profundo en la gestión emocional. La incapacidad para controlar la ira de manera saludable puede llevar a que la persona no encuentre una forma alternativa de expresar sus sentimientos sin recurrir al gritar.
Pero, ¿es gritar siempre una forma de violencia? La respuesta depende de la situación y de la intención detrás del gritar. Gritar, en sí mismo, no siempre es un acto de violencia física. Sin embargo, puede ser percibido como una forma de violencia emocional o psicológica, especialmente cuando se utiliza para intimidar, manipular o controlar a otra persona.
En situaciones de abuso emocional, los gritos pueden ser parte de un patrón más amplio de comportamiento coercitivo y destructivo. En estos casos, el gritar no solo se convierte en una herramienta de comunicación, sino en un mecanismo para ejercer poder y control sobre el otro.
Cuando una persona grita con el objetivo de herir a otra, menospreciar su dignidad o intimidarla, esto puede ser considerado como una forma de abuso verbal o emocional. El impacto de estos gritos no se mide solo por el volumen de la voz, sino por la intención de causar daño.
Las palabras, cuando se entregan de manera hiriente o humillante, tienen el poder de dejar cicatrices emocionales profundas. Por tanto, aunque gritar no siempre sea violento en su naturaleza inmediata, puede ser violento en su efecto si se utiliza con fines destructivos.
La violencia no siempre tiene que involucrar agresión física para causar daño. La violencia psicológica y emocional puede ser igual de perjudicial, ya que mina la confianza, la autoestima y la salud mental de una persona.
Un ambiente tóxico
Gritar constantemente en una relación, ya sea personal o profesional, puede generar un ambiente tóxico donde la comunicación se distorsiona y las personas se sienten constantemente amenazadas o incapaces de expresarse libremente.
Esto puede deteriorar las relaciones y fomentar un ciclo de miedo y resentimiento que, con el tiempo, puede ser más dañino que cualquier golpe físico. Es importante señalar que no todas las situaciones en las que alguien grita son necesariamente violentas.
En algunos casos, las personas pueden levantar la voz simplemente por no saber cómo manejar sus emociones o porque están tratando de captar la atención en un momento de necesidad urgente. Sin embargo, si el gritar se convierte en un patrón constante, sin la capacidad de calmarse o hablar de manera más tranquila y respetuosa, esto puede indicar un problema de control emocional o una incapacidad para comunicarse adecuadamente.
Además, si una persona grita repetidamente y no muestra remordimiento o disposición a cambiar, esto puede indicar una falta de respeto por el bienestar de los demás. La violencia emocional que resulta de los gritos no solo se experimenta en el momento, sino que puede perdurar en la memoria de quienes son objeto de esos gritos.
El daño no siempre es inmediato, pero con el tiempo puede generar efectos devastadores en la relación y en la persona afectada. La capacidad de una persona para comunicarse sin alzar la voz está relacionada con su habilidad para manejar sus emociones y sus conflictos.
Las personas que pueden mantener la calma en situaciones difíciles y que son conscientes del impacto de sus palabras son más propensas a resolver los desacuerdos de manera saludable. A menudo, las personas que gritan constantemente no han aprendido a regular sus emociones o carecen de las habilidades necesarias para manejar sus frustraciones de manera tranquila.
En conclusión
La educación emocional y la comunicación asertiva son fundamentales para poder expresar pensamientos y sentimientos de manera efectiva, sin recurrir a la agresión verbal. Las personas gritan por diversas razones, desde el deseo de ser escuchados hasta la incapacidad de manejar emociones intensas como la ira o el miedo.
Aunque gritar no siempre es un acto de violencia física, puede convertirse en una forma de violencia emocional si se utiliza para intimidar, controlar o menospreciar a otros. La clave para evitar que el gritar se convierta en un comportamiento destructivo es fomentar una comunicación más saludable y una mayor conciencia emocional, tanto en individuos como en comunidades.