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Cuando no se sabe es como que no se ve. Esto es una verdad en palabras mayúsculas porque cuando no se sabe es como que no se ve, al menos lo puedo afirmar ya que lo comprobé en persona. Justo cuando cumplía un año en la red con mi blog «Vivir sin miedo» tuve la brillante idea de dizque arreglar algo que me estaba molestando en mi blog.
La molestia era por un mensaje que me salía en mi escritorio, «Error en el feed» decía en las primeras palabras, en este caso me llamó la atención porque ya leía por ahí que había ciertos errores en la actualización de wordpress.org, al menos pensé que el error era de mi blog por lo tanto, pensé en «Arreglar el percance».
Nunca pensé que al romper una de mis enseñanzas la cual dice que antes de hacer algo primero vaya a la fuente, por lo tanto si yo quería arreglar algo del blog tenía que preguntar a alguien que sepa pero no lo hice, la verdad es que pensé que no era complicado y que con unos cuantos clic se podía arreglar lo que sea que me ocasionaba el mensaje.
Si no sabes no te metas
Sin pensarlo más puse manos a la obra sin darme cuenta que el verdadero problema estaba en que yo no sabía que era lo que iba hacer, ahora entré en la base de datos que está en el hosting el cual me da el servicio de alojar mi blog, iba de aquí para allá sin saber que era lo que estaba desencadenando el dichoso mensaje.
El tiempo pasaba y como me sentía como bebé en supermercado que no sabía para dónde ir, opté por entrar por ftp y se me ocurre la brillante idea que después me di cuenta que fue la peor burrada que podía haber hecho, aunque en ese momento fue lo mejor, entonces, se me ocurrió actualizar la carpeta wp-content sólo que primero la borre y después la actualicé, fatal error.
Como el resultado de esto fue que mi blog lanzó otro mensaje y gracias a mi ignorancia seguí rompiendo la regla fundamental de ir a la fuente, hice otra brillante maniobra que terminó por eliminar por completo mi blog, claro que para esto salió otro mensaje que para muchos era confuso por no tener sentido.
El dichoso mensaje que me decía que ya estaba jodido:
Warning: require(/home/miyamoto/ public_html/blog/wp-includes/ classes.php) [function.require]: failed to open stream: No such file or directory in /home/miyamoto/public_html/ blog/wp-settings.php on line 68Fatal error: require() [function.require]: Failed opening required ‘/home/miyamoto/public_html/ blog/wp-includes/classes.php’ (include_path=’.:/usr/lib/ php:/usr/local/lib/php’) in /home/miyamoto/public_html/ blog/wp-settings.php on line 68
Ya cuando me vi perdido recién empecé a buscar ayuda, como dije para muchos no tenía sentido y ni siquiera figuraba en los datos de mal funcionamiento que daba WordPress, hasta que un día encontré una página que son expertos en WordPress pero es de Europa y para el colmo el que me contestó fue un hindú.
Ahora este amigo que muy amablemente me respondió me dijo que el dato de error estaba mal ya que no existe el archivo classes.php y que debía de cualquier forma hacer que salga ese .php para que el sistema reconozca y pueda ingresar a mi escritorio, aunque de nada servía ya que yo por mi torpeza borre todo lo que estaba en la carpeta content y eso significa todo el contenido.
Cuando crees que sabes
He aquí que uno sienta precedente de torpeza porque cuando no se sabe es como que no se ve. El caso es que busqué la bendita carpeta classes.php y nada que ver con su existencia, en pocas palabras yo no sabía ni en dónde estaba parado por lo tanto mi trabajo de un año, escribiendo todos los días con un saldo de 385 artículos, 695 comentarios y el trabajo de mantener al blog en condiciones, se fue para la basura y yo me encargué de eso.
Busque soluciones en datos primero en el hosting pero los señores parece que no saben que también existimos los latinos y que nuestra lengua es por causa el español, por lo tanto quieren que uno se comunique con inglés y fluido porque simplemente te dicen que no entienden al menos por intermedio del traductor. Cansado de buscar ayuda decidí dejar que todo se vaya al demonio.
Un día me desperté en la mañana y pensé que no podía culpar a nadie y que posiblemente esto que me estaba pasando era para saber que tanto de fuerza de carácter, personalidad y que no queda más de conocimientos podía adquirir por el hecho de empezar de nuevo, ¡Empezar de nuevo! Sólo de pensar en mis artículos me dio dolor de cabeza pero dije «Que mierda, empiezo de nuevo y qué» en ese momento se me quito todo el malestar que tenía.
La resistencia
El mismo hecho de aceptar lo que estaba pasando y que todo tiene solución estaba cumpliendo con algo que enseño y eso es la resistencia, no hay que poner resistencia a los percances porque se hacen fuertes y pueden ganar nuestra voluntad de seguir adelante.
Ha pasado 64 días desde el día que empecé y ya estoy operativo, incluso he recuperado mis lugares que había perdido en google. ¿Qué si aprendí lo que predico? Claro que sí y ahora si no lo sé primero pregunto y al que sabe como hacerlo, no al que tiene experiencia ya que por coger experiencia es que caí en dónde caí.
Parece mentira pero siempre he tenido la precaución de preguntar pero esta vez no sé que fue lo que pasó, lo único que sé es que cuando no se sabe es como que no se ve. El fenómeno de creer que se sabe cuando en realidad no se sabe es un tema complejo que involucra tanto la psicología humana como el funcionamiento del ego.
La sensación de seguridad en el conocimiento, cuando este es en realidad falso o incompleto, puede estar relacionada con la influencia del ego, pero también puede surgir de otros factores, como el desconocimiento de la propia ignorancia, sesgos cognitivos o limitaciones en el aprendizaje.
A continuación, exploraremos cómo estos aspectos se interrelacionan para dar lugar a la situación en la que alguien no sabe, pero cree que sí. El filósofo griego Sócrates es famoso por la frase: «Solo sé que no sé nada».
El conocimiento que sirve
Esta declaración encierra una gran sabiduría, ya que resalta la importancia de ser consciente de la propia ignorancia. El primer paso hacia el verdadero conocimiento es el reconocimiento de que uno no lo posee.
Cuando alguien no sabe algo y cree que sabe, se encuentra en un estado de lo que algunos llaman «ignorancia inconsciente». En este estado, la persona no tiene conocimiento de su falta de comprensión, lo que dificulta su aprendizaje y mejora.
Este tipo de ignorancia no es un problema del ego en todos los casos. A menudo, las personas simplemente no se han expuesto lo suficiente a un tema o no han recibido la información adecuada para darse cuenta de que su conocimiento es insuficiente.
Un ejemplo clásico de esto es el «efecto Dunning-Kruger», un sesgo cognitivo por el cual los individuos con menos habilidades en una área tienden a sobrestimar sus capacidades. En este caso, el problema no es tanto el ego, sino una falta de percepción clara de la realidad y una tendencia natural del cerebro a interpretar lo que conoce como suficiente.
El papel del ego en el conocimiento
Aunque la ignorancia inconsciente no siempre es un reflejo directo del ego, este puede desempeñar un papel fundamental cuando una persona, en lugar de cuestionar lo que cree saber, se aferra a ello por orgullo o inseguridad.
El ego es la parte de nuestra mente que se identifica con nuestra idea de quiénes somos, nuestras creencias y nuestros logros. Cuando el ego es fuerte, las personas tienden a defender su visión de sí mismas y del mundo a toda costa, incluso si esta visión está basada en suposiciones incorrectas.
Por ejemplo, alguien con un ego inflado puede resistirse a admitir que no sabe algo porque lo percibe como una amenaza a su identidad o a su prestigio. En lugar de cuestionar su conocimiento, el ego puede llevar a una persona a argumentar con vehemencia sobre algo que no comprende completamente, simplemente para evitar la sensación de inferioridad o fracaso.
Este comportamiento es una manifestación del ego que, al anteponer la autoimagen al aprendizaje, obstaculiza el crecimiento intelectual. Otra dimensión importante es el miedo a la vulnerabilidad.
Admitir que uno no sabe algo requiere un nivel de humildad y apertura que puede ser incómodo para algunas personas. Cuando el ego está en juego, aceptar la ignorancia puede sentirse como una derrota, como una exposición de debilidades que preferiríamos ocultar.
Así, en lugar de abrirse a nuevas ideas o reconocer la falta de comprensión, algunas personas se aferran a lo que creen saber. El miedo a parecer ignorante ante los demás, o incluso ante sí mismos, puede ser un motivador poderoso que lleva a las personas a sostener creencias falsas o mal informadas.
La autoimagen y el reconocimiento externo
El deseo de ser visto como alguien competente y bien informado también está relacionado con la necesidad de reconocimiento externo, que alimenta al ego. En muchas sociedades, la competencia y el conocimiento son valorados, y admitir ignorancia puede ser percibido como un signo de debilidad o incompetencia.
Esta presión social puede empujar a las personas a fingir conocimiento o a convencerse de que saben más de lo que realmente saben. Aquí, el ego está vinculado a la autoimagen que proyectamos a los demás.
La validación externa se convierte en un combustible para mantener una fachada de competencia, incluso si esa fachada está construida sobre un entendimiento superficial o incorrecto.
La humildad intelectual es la capacidad de reconocer los propios límites de conocimiento y estar dispuesto a aprender de otros. Esta cualidad es clave para evitar caer en la trampa de creer que se sabe algo cuando no es así.
Una persona que practica la humildad intelectual no tiene miedo de admitir que no sabe y está abierta a nuevas ideas y perspectivas. La humildad, sin embargo, puede ser difícil de cultivar si el ego es dominante, ya que el ego se alimenta de la certeza y del control.
A medida que las personas desarrollan su autoconciencia y aprenden a manejar su ego, es más probable que puedan identificar cuando no saben algo y, en lugar de verlo como una debilidad, lo vean como una oportunidad para crecer.
Conclusión
En resumen, cuando alguien no sabe pero cree que sabe, puede deberse tanto al ego como al simple desconocimiento de su ignorancia. El ego juega un papel importante cuando la persona se aferra a su conocimiento erróneo por orgullo o miedo a la vulnerabilidad, impidiendo así el aprendizaje.
Al mismo tiempo, sesgos cognitivos como el efecto Dunning-Kruger pueden llevar a una percepción distorsionada de las propias habilidades, lo que no necesariamente implica un problema de ego.
La clave para evitar este problema radica en cultivar la humildad intelectual y el deseo genuino de aprender, lo que a su vez requiere un manejo consciente del ego y una disposición a reconocer los propios límites de conocimiento.
esta muy bueno tu frase de:cuando no se sabe es como que no se ve,tienes razon yo tambien me he sentido como un bebe pero pero navegando en internet.
saludos!!!!
Bienvenido, en muchos casos me ha pasado pero siempre queda la segunda opción que es la investigación por lo tanto lo que queda es el conocimiento.
Gracias por tu visita.