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Cuando un amor irracional se convierte en racional. No hay nada que hacer pero nadie puede discutir que cuando uno se enamora se convierte en un zombi, por eso cuando un amor irracional se convierte en racional es porque el mundo que crea la persona en el cual vive, es totalmente virtual que en cierto modo creemos que es el verdadero por el cual nos sentimos felices.
Es típico del zombi el no pensar, estar totalmente ciego para ser un mudo a tiempo completo, incluso se llega a pensar que se es sordo cuando escuchamos algo que nos debería poner alertas. En buena hora que eso se corta cuando se rompe una relación y empieza a ver lo que antes no veía, por lo tanto su cerebro empieza a funcionar.
Ahora, ¿Qué pasa cuando una relación no se rompe y uno de los que componen la pareja se entera que ha sido traicionado? Claro que la reacción depende de que tanto conocimiento tenga guardado en su cerebro, porque si no lo tiene la reacción va a ser muy fuerte, lo que no pasaría con alguien que tiene su criterio bien formado acompañado de una muy buena autoestima.

El gigante ego
La persona que se siente ofendida ve dentro de sí que su mundo virtual se vino abajo y más que todo su gigante ego ha quedado mancillado, por lo tanto eso no se puede permitir. En este caso como no tiene capacidad de razonamiento porque los celos ha cerrado ese medio, lo primero que piensa es en desquite por tal empieza su gran cerebro a funcionar.
Como todos saben que su cerebro no puede hacer nada sin que tenga el medio para hacerlo, como es la entrada de su mente por lo tanto su mente empieza recoger todos los archivos que están en el cerebro, ¿Para qué lo hace? Pues para crear el mejor plan de venganza y que sea muy efectivo.
Ahora, ahí es que se ve el pero cuando un amor irracional se convierte en racional. Tome en cuenta que cuando una persona que se ha sentido enamorada y de pronto se da cuenta que no es lo que creía, por lo tanto su reacción de devolver el golpe es que no se da cuenta que inconscientemente actúa como que es su culpa.
Claro que no siempre es así pero cuando sucede la persona que en mayor parte es mujer, busca una forma de limpiar la ofensa sin ánimo de perdonar al que la ha ofendido, por lo tanto lo que hace es buscar el amor aparente en otro hombre pero, no lo consigue porque no es lo que esperaba de esa relación, entonces va con otro y así se pasa el tiempo lamentándose de lo que su pareja a la que tanto ama le hizo. Con esto el problema está en buscar pareja por los motivos equivocados.
El autocastigo
En este caso en esto es que mientras más tiempo pase castigando al malvado de su vida, haciéndole lo que él le hizo pues no se da cuenta que la que sale castigada es ella misma, ¿Ahora por qué es así? Cómo dije anteriormente «Inconscientemente actúa cómo que es su culpa» por lo tanto lo hace más por ella que por lo que él lo hizo, es decir, se autocastiga.
Es bien difícil que la persona que ha caído en ese trance se de cuenta, ya que no lo hace conscientemente pero sabe que se hace daño con cada relación que pasa por su vida, que en algún momento le da la culpa a la mala suerte o que tiene un conflicto con el de arriba o sea con dios, en todo caso puede ser cualquier cosa menos ella.
Aunque parezca mentira pero aunque sabe que está mal, la persona llega a pensar que es la mejor opción incluso, puede llegar a pensar que la persona que ha encontrado para que le haga la compañía en su lecho de amor, la va a preferir por sobre todas las cosas que para el colmo siempre resultan que son hombres casados y con hijos menores, es decir que el mundo que se forma a su alrededor está basado en su sufrimiento. Por eso pongan atención cuando un amor irracional se convierte en racional.
¿Por qué se origina el autocastigo tras una traición amorosa?
El autocastigo, entendido como la tendencia a culparse o infligirse sufrimiento, surge en muchas personas que han sido traicionadas por su pareja. Aunque parece ilógico castigarse por algo que hizo otro, tiene varias explicaciones emocionales y cognitivas.
Este fenómeno no es simplemente una falta de razonamiento lógico, sino una respuesta a una mezcla de dolor, inseguridad, y patrones de pensamiento adquiridos a lo largo de la vida.
Cuando alguien es traicionado, su autoestima puede sufrir un golpe devastador. La persona puede comenzar a cuestionar su valor, creyendo que la infidelidad fue consecuencia de una supuesta deficiencia en sí misma.
La idea de «¿Qué hice mal?» o «¿Por qué no fui suficiente?» es común en estas situaciones. Este tipo de pensamiento deriva en autocastigo porque la víctima empieza a asumir la responsabilidad de la traición.
El amor propio se ve profundamente afectado, lo que hace que algunas personas sientan que deben pagar por sus «defectos» o «errores». Este sufrimiento autoimpuesto no surge por falta de lógica, sino por una visión distorsionada de la responsabilidad y el valor personal.
La necesidad de control en medio del caos
Cuando ocurre una traición, la persona traicionada se siente vulnerable y fuera de control. La infidelidad representa un evento inesperado que altera las expectativas de la relación.
En un intento por recuperar algún tipo de control, la víctima puede caer en el autocastigo, creyendo que, al asumir toda la culpa, puede encontrar una razón o una forma de evitar que vuelva a ocurrir.
Este comportamiento es una estrategia inconsciente para recuperar una sensación de orden. Si la persona se culpa a sí misma, siente que tiene alguna forma de poder sobre la situación, aunque esto sea una ilusión.
Las personas con tendencias autocríticas o con baja autoestima suelen ser más propensas a desarrollar autocastigo tras una traición. En algunos casos, esto está relacionado con experiencias pasadas, como haber crecido en entornos donde se les inculcó la idea de que el sufrimiento es merecido o necesario como forma de expiación.
El autocastigo también puede tener sus raíces en un sentido inconsciente de merecimiento del dolor: la persona siente que, de alguna manera, no es digna de amor y que la traición es una confirmación de sus creencias negativas sobre sí misma.
Confusión entre amor y sufrimiento
Algunas personas han aprendido, a través de experiencias pasadas o culturales, a asociar el amor con el sacrificio y el dolor. En estas circunstancias, la traición se interpreta no solo como un fracaso de la relación, sino como una prueba de que deben soportar el sufrimiento para validar su amor.
Este tipo de pensamiento es especialmente común en quienes han vivido relaciones emocionalmente intensas o con dependencia afectiva. El autocastigo se convierte entonces en una especie de ritual simbólico para procesar el dolor y demostrar que su amor era genuino, aunque la otra persona los haya traicionado.
El dolor causado por la traición puede ser tan intenso que algunas personas no encuentran maneras saludables de canalizarlo. Al no saber cómo gestionar la ira, la tristeza y la frustración, recurren al autocastigo como una vía para aliviar temporalmente el caos emocional.
En lugar de enfrentar las emociones, la persona se sumerge en la culpa porque esto le proporciona una especie de alivio momentáneo al enfocar el sufrimiento hacia un objetivo concreto: sí misma.
Las creencias irracionales o distorsionadas también juegan un papel en el autocastigo. Una creencia común es que «todo tiene una causa», y si la pareja fue infiel, la víctima asume que, de alguna forma, hizo algo para provocar esa situación. Este pensamiento distorsionado refuerza el sentimiento de culpa y justifica el autocastigo como una forma de redimir ese supuesto error.
Dependencia emocional y miedo a la pérdida
En relaciones donde hay dependencia emocional, la traición no solo representa la pérdida de la confianza, sino también una amenaza directa al sentido de identidad de la persona.
La víctima puede castigarse con la esperanza de recuperar la relación, creyendo que, al reconocer su «culpa», podrá evitar el abandono. Este es un intento desesperado de mantener el vínculo, aunque sea a costa del propio bienestar emocional.
En algunas culturas y contextos sociales, el fracaso de una relación puede ser visto como un reflejo del valor personal. Si la pareja traiciona, la víctima siente la presión de cargar con la responsabilidad del fracaso.
El autocastigo surge como una forma de expiar esa culpa percibida ante los ojos de los demás, incluso si no es justo. El autocastigo tras una traición amorosa no se origina simplemente porque la persona no entienda razones lógicas, sino porque está lidiando con emociones complejas e intensas.
La necesidad de recuperar control, la baja autoestima, las creencias distorsionadas y la dependencia emocional son factores que contribuyen a este fenómeno. Además, el dolor profundo y el miedo al abandono llevan a que algunas personas canalicen su sufrimiento hacia ellas mismas, buscando respuestas y alivio en la culpa.
Para superar este ciclo de autocastigo, es necesario desarrollar autocompasión, entender que la traición es responsabilidad de quien la comete, y aprender a gestionar las emociones de manera saludable. Aceptar que los errores de otros no definen nuestro valor personal es un paso crucial hacia la recuperación emocional.