Dando ejemplo es lo que se puede enseñar o corregir

Dando ejemplo. Cierto día conversando con amigos de labores del sector donde tengo mi oficina, tocamos sobre el tema de los trabajadores. Casi todos hablaban desde el punto de cuando ellos fueron trabajadores, yo los escuchaba con atención para saber cómo fueron ellos como persona.

En muchos de los puntos no estaba de acuerdo, porque nunca he sido empleado de nadie pero si tuve gente a mi servicio y por muchos años. Las razones de por qué ahora no, es muy largo de contar. Ahora ellos se elogiaban de lo bueno que fueron como empleados, claro que desde su punto de vista.

El caso es que uno de ellos era el que más se engrandecía por su actitud, pero no tenía nada de aptitud ¿Por qué? Por lo que se ve. Porque hay un dicho que dice «Al pato se lo conoce en la cagada» bueno así es como lo conozco, al menos que haya cambiado con el pasar del tiempo.Dando ejemplo

El punto es que cuando se habla hay que tener mucho cuidado con lo que se dice. Con el tiempo este señor se puso un pequeño taller y con él, ha logrado obtener algo de prestigio, pero sufre de un pequeño mal, es bien lento en su función y delega a un empleado lo que él debería hacer como jefe o dueño, puesto que sólo tenía uno.

Dando ejemplo es lo que se puede enseñar

Siempre le recalqué que él debería ser ejemplo para su empleado, algo que le pareció absurdo. Como jefe uno tiene que ser más rápido, muy ágil, tener todos los conocimientos de su materia de trabajo. Lo que se entiende que debe ser, más que tener, porque el tener es una obligación, y como tal, se cansa con facilidad, sin contar que si finge delante de o los empleados, corre el riesgo de que lo vean y eso termina en burla u observación mal sana.

El punto es que hasta para caminar arrastra los pies (zapatos) y como todo se parece a su dueño, el empleado era igual, en todo sin quitarle nada. Un día sin querer me paré en la entrada del taller y observé como el empleado trabajaba a 110% de velocidad, algo que me sorprendió.

Estaba tan sorprendido que le dije «Espera… Tranquilo y embraga que te puedes cortar los dedos» cortaba los materiales con una maquina eléctrica, medía y cortaba sin pestañear. Que buen trabajador, hasta que aprendió que tiene que trabajar rápido, decía en mis pensamientos.

Como estaba sorprendido de verlo trabajar, cosa algo muy rara en él, veo la hora y me doy cuenta que ya había pasado su tiempo de trabajo. Ahí estaba el detalle de por qué lo hacía muy rápido, esa no era la obra del dueño del taller si no un trabajo de él. Personas así como empleados ni para tenerlos como enemigos.

Entonces ese es el resultado de su mal ejemplo, aparte de ocasionar que el empleado trabaje con lentitud pierde el respeto al extremo, que el empleado empezó a llegar tarde y había días que no iba, eso por cumplir con trabajos personales.

¿Se puede obligar que una persona siga los ejemplos?

Dar el ejemplo es una de las formas más poderosas de influir en las personas. Al actuar de manera coherente con lo que decimos, transmitimos valores, principios y formas de comportarnos que pueden inspirar a otros a seguir un camino similar.

Sin embargo, surge la cuestión de si se puede obligar a alguien a seguir esos ejemplos, cómo distinguir entre buenos ejemplos y simples guías, y hasta qué punto el ejemplo realmente puede moldear las decisiones y acciones de los demás.

No se puede obligar a una persona a seguir un ejemplo. La esencia de un ejemplo es su capacidad para ser observado y replicado de forma voluntaria. Cuando alguien sigue un ejemplo, lo hace porque lo considera valioso, inspirador o alineado con sus propios principios y metas.

Si se intenta imponer un ejemplo, pierde su autenticidad y se convierte en una obligación, lo que puede generar resistencia en lugar de aceptación. La libertad de elección es clave para que un ejemplo tenga impacto. Las personas deben decidir por sí mismas si quieren adoptar lo que ven y cómo aplicarlo a su vida.

Aunque no se puede forzar a nadie a seguir un ejemplo, se puede crear un entorno que fomente el aprendizaje y la inspiración. Esto implica actuar con coherencia, demostrar integridad y vivir los valores que se desean transmitir.

Cuando alguien observa que una persona vive de acuerdo con lo que predica, es más probable que confíe en ese ejemplo y lo considere digno de imitar. La autenticidad y la consistencia son fundamentales para que un ejemplo tenga peso e influencia.

¿Cómo saber si es buen ejemplo?

Determinar si un ejemplo es bueno o simplemente una guía depende de varios factores. Un buen ejemplo no solo muestra cómo hacer algo, sino que también refleja principios éticos y valores positivos. Por ejemplo, alguien que lidera con empatía y respeto no solo está mostrando cómo ser un líder eficaz, sino también cómo tratar a los demás con dignidad.

En cambio, una guía puede ser simplemente un conjunto de instrucciones sobre cómo alcanzar un objetivo, sin necesariamente incorporar valores o ética. Los buenos ejemplos tienen un impacto más profundo porque no solo enseñan una forma de hacer algo, sino también una forma de ser.

Pueden inspirar a las personas a adoptar actitudes positivas, a superar desafíos y a buscar la excelencia en lo que hacen. Para identificar si un ejemplo es bueno, es útil reflexionar sobre sus efectos a largo plazo. ¿Fomenta el crecimiento personal y colectivo? ¿Promueve el respeto, la justicia y la honestidad?

Si las respuestas son afirmativas, entonces es probable que se trate de un buen ejemplo. En la vida cotidiana, los ejemplos pueden ser herramientas poderosas para guiar a las personas en la dirección correcta. Los padres, por ejemplo, enseñan a sus hijos valores y comportamientos a través de su propia conducta.

Un padre que muestra paciencia y perseverancia enseña a sus hijos a enfrentar las dificultades con calma y determinación. De manera similar, los líderes en el trabajo que actúan con integridad y compromiso inspiran a sus equipos a actuar de la misma manera.

Sin embargo, no todos los ejemplos son positivos, y no siempre es fácil distinguir entre un buen ejemplo y uno que podría llevar a consecuencias no deseadas. A veces, las personas pueden seguir ejemplos negativos sin darse cuenta de los efectos perjudiciales que podrían tener.

Los malos ejemplos a la vista

Esto es especialmente cierto cuando los ejemplos están enmascarados como éxito o poder. Por ejemplo, un líder que logra resultados a corto plazo mediante tácticas autoritarias puede parecer eficaz en el momento, pero a largo plazo, ese estilo de liderazgo puede dañar la moral y la cohesión del equipo.

Para evitar seguir ejemplos equivocados, es importante desarrollar un sentido crítico y reflexionar sobre las consecuencias de las acciones que observamos. Preguntarse si un ejemplo promueve el bienestar, respeta los valores fundamentales y tiene un impacto positivo sostenible puede ayudar a distinguir entre un buen ejemplo y uno dañino.

Además, rodearse de personas que actúen con integridad y que valoren el aprendizaje y el crecimiento puede proporcionar una red de apoyo para identificar y adoptar buenos ejemplos. Aunque no se puede obligar a nadie a seguir un ejemplo, se puede inspirar y motivar a otros a hacerlo.

La clave está en actuar de manera que refleje los valores y principios que se desean transmitir, sin imponerlos. Las personas responden mejor a la inspiración que a la coerción. Cuando ven que alguien vive de acuerdo con sus valores y logra resultados positivos, es más probable que deseen emular ese comportamiento por voluntad propia.

El verdadero impacto de un ejemplo radica en su capacidad para resonar con los demás a nivel personal y emocional. Esto significa que los buenos ejemplos no solo son modelos a seguir, sino también fuentes de motivación y esperanza.

Inspiran a las personas a creer en su capacidad para mejorar, a esforzarse por alcanzar sus metas y a contribuir al bienestar de quienes las rodean. Además, es importante recordar que dar el ejemplo no significa ser perfecto. Las personas que actúan como ejemplos también cometen errores, y reconocer esos errores puede ser un ejemplo en sí mismo.

En resumen

Mostrar humildad, aprender de los fracasos y esforzarse por mejorar son señales de fortaleza y autenticidad que pueden inspirar a otros aún más que la perfección aparente. Cuando alguien admite un error y trabaja para corregirlo, está mostrando cómo manejar las dificultades con responsabilidad y resiliencia.

En resumen, aunque no se puede forzar a alguien a seguir un ejemplo, se puede inspirar a otros a través de acciones consistentes, auténticas y éticas. Los buenos ejemplos no solo enseñan cómo hacer algo, sino también cómo ser una mejor persona.

Para identificarlos, es importante reflexionar sobre sus efectos a largo plazo y asegurarse de que promuevan valores positivos y sostenibles. La influencia de un ejemplo radica en su capacidad para motivar y guiar a las personas hacia un camino de aprendizaje, crecimiento y contribución al bienestar común. Al actuar con integridad y coherencia, se puede ser una fuente de inspiración que deje una huella duradera en los demás.

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