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Deja fluir todo no fuerces. Hace tiempo leí una frase que dice «Deja fluir todo, no fuerces». Por naturaleza el hombre y las mujeres tienen por costumbre ser fuertes, esto en cierto modo perjudica por la resistencia que se produce y mientras más resistamos más duro se hace todo, es decir, mientras nos opongamos a las circunstancias con más fuerza nos caerá.
No es fácil darse cuenta porque nos criaron de esa forma, ¿Quién no ha escuchado la frase «Tienes que ser fuerte»? Al menos mis padres siempre me lo dijeron y uno termina creyendo que es así, porque uno inconscientemente lo mal interpreta.
Esto es porque mis padres también mal interpretaron, no voy a negar que mis padres me dieran todo lo que tuvieron a su alcance. Incluyendo su conocimiento que sea malo o bueno ya no tiene importancia pero si lo tiene lo que nosotros hagamos desde ahora.
Siempre nos hicieron creer que teníamos que ser fuerte ante los problemas, pero lo que no pensaron los que siguieron manteniendo esta creencia, por la cual la transmitieron de generación en generación incluso llegando hasta los vecinos.
Es que eso funcionaba en épocas en que la pelea por territorios era muy frecuente, incluso por el poder. En esos tiempos era casi normal atacar a alguien por cualquier razón incluso para sentar precedentes.
Deja fluir todo no fuerces
Los tiempos han cambiado y ese sistema ya no funciona, al menos ya no es usual que alguien venga y nos ataque por sorpresa, para que de esa forma resistir a dicho ataque. Al menos lo he comprobado y funciona muy bien que usted aplique el sistema.
El sistema «Deja fluir todo, no fuerces» es práctico, si usted de pronto se encuentra con alguien que lo conoce que por todo se molesta, y cómo sabe cuál es su reacción empieza a molestarlo con todo su arsenal de insolencias, ¿Cuál es el objetivo del tipejo?
Pues es que usted se moleste y mientras más lo haga, más victorioso se sentirá el pelafustán, ahora si usted aplica el «Deja fluir todo, no fuerces» verá cómo usted ni siquiera sentirá las molestias, que supuestamente debería sentir por el acoso de su mal amigo, y lo bueno es que el molestoso pensará dos veces antes de molestar.
Sencillamente dejará de molestar por el hecho, de que a usted ya no le afecta lo que el otro dice, recuerde que sólo un cobarde ataca a otro cobarde, porque sabe que no puede responder.
Los pasos son sencillos, primero siéntese muy cómodo en un sillón o silla y ponga música, pero de la que más odia o le fastidie, lo más cerca que pueda. Por lógica usted tendrá los impulsos de levantarse y apagar la música pero no lo haga.
Quédese quieto y respire profundo por algunas ocasiones y deje fluir la música, deje que pase, no la retenga porque la forma de retener es que usted se deje llevar por el impulso de fastidio, simplemente deje que pase, piense que está caminando por el parque o por la calle muy tranquilo.
Aprenda a controlar sus emociones
Cuando logre dominar el impulso deberá aumentar el volumen del sonido de la música, de igual forma tranquilícese con respiración profunda y continúe, ya sabe que tiene que pensar en algo que lo haga con tranquilidad.
Cuando domine de verdad deberá entender lo que es el significado de las palabras, ahora cuando lo haya entendido bien usted está preparado para que entienda lo que es «Deja fluir todo, no fuerces».
¿Qué hace que afecte tanto cuando alguien lo molesta?
Cuando alguien molesta a una persona, el impacto emocional que esto genera no siempre se debe únicamente al acto en sí, sino a una compleja interacción de factores internos y externos que activan ciertas reacciones.
El ser humano, como ser social, está profundamente influenciado por las palabras, los gestos y las acciones de los demás. Cuando alguien nos provoca, toca fibras sensibles que pueden estar relacionadas con nuestra autoestima, nuestra historia personal o incluso con nuestra biología.
Todo esto hace que sea difícil ignorar la molestia, y muchas veces, el resultado es un estallido de ira. La molestia surge porque las palabras o actos de otros activan emociones intensas. Estas emociones pueden estar relacionadas con experiencias pasadas, donde algo similar nos hizo sentir inseguros, heridos o frustrados.
Por ejemplo, si alguien hace un comentario que cuestiona nuestras capacidades, puede recordarnos momentos de nuestra vida en los que nos sentimos insuficientes o rechazados. Sin darnos cuenta, la mente conecta el presente con el pasado, intensificando la reacción emocional.
Esto explica por qué, en ocasiones, una molestia aparentemente trivial puede desbordarse en una reacción exagerada. Además de las experiencias pasadas, la interpretación que hacemos de lo que sucede tiene un peso enorme.
Si alguien nos insulta o hace un gesto despectivo, es común interpretarlo como un ataque a nuestra valía personal. Incluso si la intención de la otra persona no era herirnos, nuestra mente puede percibirlo como una amenaza a nuestro ego.
Las reacciones violentas
Este mecanismo de defensa está profundamente arraigado en nuestra biología, ya que en el pasado, mantener la posición dentro de un grupo social era vital para la supervivencia. Aunque hoy las circunstancias son diferentes, nuestro cerebro sigue reaccionando como si cada ofensa fuera una amenaza seria.
La dificultad para ignorar la molestia también tiene una base fisiológica. Cuando alguien nos provoca, el cuerpo activa una respuesta de estrés. El cerebro libera hormonas como el cortisol y la adrenalina, que aumentan el ritmo cardíaco, tensan los músculos y nos preparan para enfrentar el “peligro”.
Aunque no estamos en una situación de vida o muerte, estas reacciones físicas hacen que sea difícil mantener la calma. La energía acumulada en el cuerpo busca una salida, y muchas veces, esa salida es un estallido de ira.
Otro aspecto que influye es la incapacidad de procesar adecuadamente las emociones en el momento. Muchas personas no han desarrollado herramientas para manejar el enojo o la frustración de manera constructiva.
Esto puede deberse a la falta de modelos adecuados en su entorno o a una cultura que desestima la importancia de aprender a gestionar las emociones. En lugar de reflexionar sobre lo que sienten y buscar una solución, las personas tienden a reaccionar de manera automática, permitiendo que las emociones los dominen.
El contexto social también juega un papel importante. Si estamos en un entorno donde constantemente se nos juzga o critica, la acumulación de estas pequeñas agresiones puede llevarnos al límite.
La acumulación de molestias
En estos casos, no es una sola molestia la que genera el estallido, sino una acumulación de incidentes que, juntos, se vuelven insoportables. Por ejemplo, si alguien experimenta constantes burlas en el trabajo, es más probable que reaccione de manera exagerada ante un comentario que, en otro contexto, habría ignorado.
La falta de control emocional puede intensificar la situación. Cuando no somos conscientes de lo que estamos sintiendo o no entendemos por qué nos afecta tanto algo, es fácil caer en un ciclo donde la ira se alimenta a sí misma.
La mente comienza a repetir el incidente una y otra vez, amplificando la molestia. Este proceso, conocido como rumiación, nos impide dejar ir la experiencia y nos mantiene atrapados en una espiral de enojo.
A pesar de estas dificultades, es posible aprender a manejar mejor estas situaciones. Uno de los primeros pasos es reconocer que la molestia no siempre es proporcional al acto que la generó. Al desarrollar la capacidad de observar nuestras emociones sin reaccionar de inmediato, podemos ganar perspectiva y decidir cómo queremos responder.
Esto requiere práctica y paciencia, pero es una habilidad que se puede cultivar con el tiempo. Otra estrategia útil es trabajar en la gestión del estrés y el control de la impulsividad. Técnicas como la respiración profunda, la meditación o el ejercicio físico pueden ayudar a reducir los niveles de tensión en el cuerpo, haciendo más fácil mantener la calma.
Cuando el cuerpo está relajado, la mente puede abordar las situaciones con mayor claridad. También es importante reflexionar sobre los desencadenantes personales. Al entender qué nos afecta y por qué, podemos desactivar algunos de los botones emocionales que otros presionan.
Aprenda a aceptar bromas
Por ejemplo, si sabemos que somos sensibles a las críticas, podemos trabajar en fortalecer nuestra autoestima y aprender a aceptar los comentarios de los demás sin tomarlos como ataques personales. Este proceso de autoconocimiento puede ser transformador y nos permite responder a las provocaciones con más sabiduría.
No menos relevante es el papel de la empatía. Intentar entender las motivaciones de la persona que nos molesta puede ayudarnos a no tomarnos las cosas de manera tan personal. Muchas veces, quienes provocan a otros lo hacen porque ellos mismos están lidiando con sus propios problemas emocionales.
Al verlo desde esta perspectiva, podemos reducir la carga emocional de sus palabras o actos. Finalmente, es crucial recordar que la ira, aunque natural, no tiene que ser la respuesta final. Sentir enojo es válido, pero actuar impulsivamente bajo su influencia rara vez resuelve el problema y, a menudo, lo agrava. Al entrenarnos para pausar y reflexionar antes de responder, podemos transformar situaciones de conflicto en oportunidades para el entendimiento y el crecimiento personal.
En resumen
Cuando alguien nos molesta, la reacción que experimentamos está influenciada por una combinación de nuestras experiencias pasadas, nuestra interpretación del evento, las reacciones físicas del cuerpo y nuestra capacidad para gestionar emociones.
Aunque puede ser difícil ignorar la molestia, no estamos condenados a reaccionar con ira. Con autoconocimiento, práctica y herramientas adecuadas, podemos aprender a responder de manera más constructiva, liberándonos del control que otros puedan ejercer sobre nuestro bienestar emocional.
Lo practicare porque ami me molesta escuchar cuando mi pareja habla sobre su pasado y yo estoy tratando de cintrolar mis emociones y esto no lo puedo controlar
Antes que empieces debes leer bien porque no es tan fácil, ahora si tu pareja habla del pasado es de suponer que no es agradable que se diga y eso es lo que te molesta. Para que sea más practico observa como pasa al agua cuando se topa con algo, pasa sin hacerse problema simplemente lo rodea y sigue su camino. Si tienes alguna pregunta no te olvides de comentar.
Gracias por la visita.
Roberto Sanahuano
Máster en P.N.L.
El reciclaje es buen negocio
¿Por qué duermo mucho?
La verdad que en el trabajo debo aplicar esto, ya que soy nueva y a todos caigo mal. Si digo algo nadie se ríe, pero si alguien dice algo de mi todos se ríen…trato de controlarme y espero no explotar..
Muchas veces uno se topa con gente que ha sufrido en su infancia, y esos son los que hacen bromas a costillas de uno que aparenta ser tonto, me ha pasado y en muchas veces he tenido que pararlos, en algunos casos físicamente, pero eso fue hasta que me di cuenta cómo es que funciona, deja fluir, no fuerces es para que entiendas sobre lo que pasa en tu interior. Hay más recursos en artículos que te pueden ayudar a comprender lo que te pasa cuando alguien se ríe de ti, busca en mi blog, que hay mucha información. Cuando entiendas, no sentirás algo que te inquiete.
GRACIAS. Que buen. EXCELENTE articulo. Si dejare fluir como un RÍO QUE SE LE ATRAVIEZA UN TRONCO. GRACIAS
Así es de simple, pero muchas personas se encierran en lo que pasa y no ven lo que hay más allá de su nariz, pero si lo puedes ver, sabrás que hay cosas mejores que estar preocupándose. Gracias por tu comentario.
Gracias
Gracias gracias gracias y muchas bendiciones.