Déjenme ser como soy que no hago mal a nadie

Déjenme ser como soy es el pedido mudo que hace una persona, cuando tiende a obedecer una petición, que se la hace alguien de su familia, ya sean sus padres o superiores que están por encima de su rango de autoridad. Generalmente las personas que están en una posición alta en relación de empleo,  familia o simplemente alguien del sector donde viven, creen que por estar en esa posición pueden dirigir a otra persona su forma de ser o como deben de actuar.

Dicha actitud, superficialmente está bien viendo desde el punto de vista de ellos, porque si no lo hacen como ellos piensan que es, en seguida rechazan la actitud de cualquiera de las personas que están bajo su «mando». Todos los que están en el «mando» ¿Alguna vez se pusieron a meditar sobre  qué es lo que piensan, o que dicen al respecto de ese tipo de mandato?

He conversado con  jóvenes y hemos tocado ese punto, desde luego que no todos  tienen el mismo pensar. Pero en el caso de dos hermanos, ella de 11 años y él de 13, tenían un problema con el papá, que al mismo tiempo ya estaba separado de la madre de ellos.Déjenme ser como soy

El papá quería que sus hijos aceptaran a su nueva novia y ellos, ni de broma, entonces las peleas venían por donde sea y más de parte de la niña. Desde luego que el padre les imponía su mandato, por lo tanto les obligaba que en apariencia sea su nueva mamá.

Déjenme ser como soy

La depresión hizo su aparición y como siempre con el ser más débil, que en este caso es la niña, el hermano hacía lo posible por no darle importancia, pero también salía afectado. «Es nuestra madre» me dijo el hermano, refiriéndose a lo que hacía el padre.

Es increíble como los adultos no nos damos cuenta de esta situación, en especial con nuestros propios hijos, hacemos lo posible por dirigirlos sin siquiera preguntarles que es lo que opinan ellos, sobre «nuestra» decisión, muchas de las veces lo hacemos porque nos reflejamos en ellos y no queremos lo que vemos.

En buena hora que me di cuenta de la situación y hablé con ellos, como si yo fuera otro niño más del grupo (entrando en su mapa mental) y les explique  qué es lo que le estaba pasando al papá de ellos, claro que poniendo ejemplos propios de niños y ¡Sorpresa! La niña de enemiga pasó a ser la amiga de su ¿Mamá? No, Pasó a ser la amiga de la amiga sentimental de su papá.

Es fantástico como los niños aplicando buenas palabras en el momento indicado, tienen su entendimiento propio y lo expresan a su manera, o sea por ese momento fueron ellos mismos, porque les di esa opción y la aplicaron, con el resultado anotado. Por la depresión, la niña tenía el año escolar perdido, que haciendo un esfuerzo logró pasarlo pero bien ajustado.

Meditando la situación, si yo no soy como soy, entonces no soy yo, simplemente soy un reflejo del que me dirige y eso me estresa, aunque yo no lo quiera admitir. Observen a las personas que nos rodean,  escuchen y sientan en su interior si lo que ellos hacen, es porque son en verdad así o simplemente lo hacen, porque tienen que hacerlo porque el sistema lo impone. Mejor, déjenme ser como soy.

¿Qué hace que una persona sea como debe ser?

Una persona es como debe ser cuando logra encontrar un equilibrio entre sus valores, deseos, emociones y acciones, mientras respeta tanto su individualidad como las dinámicas sociales en las que participa. Este estado ideal no es algo predefinido o universal, sino que varía según el contexto cultural, histórico y personal en el que cada individuo crece.

Ser «como debe ser» implica autenticidad, pero también una capacidad para adaptarse a los desafíos y expectativas que plantea la vida. El desarrollo de esta autenticidad, sin embargo, no ocurre de manera automática. Está influido por una compleja interacción de factores que incluyen la educación, las experiencias tempranas y el entorno familiar.

La personalidad es un conjunto de características y patrones de pensamiento, emoción y conducta que definen a cada ser humano. Cada persona tiene su propia combinación única de rasgos, pero hay ocasiones en las que alguien parece carecer de una personalidad claramente definida, mostrando comportamientos excesivamente dependientes o imitativos.

Este fenómeno puede tener múltiples causas, aunque una de las más comunes apunta hacia la influencia de los padres o cuidadores principales durante la infancia. Desde los primeros años de vida, el entorno familiar desempeña un papel crucial en la formación de la personalidad.

Los padres, como figuras principales de referencia, actúan como modelos que los niños observan y, en muchos casos, imitan. Si un niño crece en un ambiente donde se fomenta la libertad de pensamiento, la expresión emocional y la exploración, es más probable que desarrolle una personalidad sólida y auténtica. Sin embargo, cuando las dinámicas familiares están marcadas por el control excesivo, la crítica constante o la falta de apoyo emocional, el desarrollo de una personalidad propia puede verse gravemente limitado.

Las expectativas inflexibles y su desarrollo

El control excesivo por parte de los padres es una de las principales barreras para el desarrollo de la individualidad. Esto ocurre cuando los cuidadores imponen estrictas normas de comportamiento, expectativas inflexibles y no permiten que el niño explore por sí mismo.

En tales casos, el niño puede aprender a priorizar las necesidades y deseos de los demás sobre los suyos propios, porque teme el rechazo o la desaprobación. Esta dinámica puede dar lugar a una personalidad dependiente, donde la persona, incluso en la adultez, tiene dificultades para tomar decisiones o expresar sus opiniones por miedo a desagradar a los demás.

Por otro lado, la crítica constante también puede ser devastadora. Cuando un niño recibe mensajes negativos recurrentes sobre su valía personal, habilidades o apariencia, internaliza una sensación de insuficiencia. Esto puede llevar a un estado de inseguridad donde el individuo evita mostrarse tal como es, por temor al juicio o al fracaso.

En lugar de desarrollar una personalidad auténtica, la persona puede adoptar comportamientos que percibe como más aceptables para los demás, perdiendo contacto con su verdadero yo. La falta de apoyo emocional representa otra gran barrera.

Los niños necesitan sentir que sus emociones y experiencias son válidas y significativas. Cuando los padres no brindan este apoyo, ya sea por indiferencia, falta de tiempo o desconocimiento, los niños pueden aprender a reprimir sus emociones o a ignorar sus propios deseos.

Esto puede resultar en una personalidad desconectada de sus propias necesidades internas, porque la persona no ha aprendido a escucharse a sí misma. Sin embargo, no todos los problemas relacionados con la falta de personalidad son atribuibles a los padres.

Las presiones sociales

Otros factores, como el entorno social, los traumas, la educación formal y las experiencias de vida, también desempeñan un papel importante. Las presiones sociales, por ejemplo, pueden llevar a las personas a conformarse con expectativas externas en lugar de explorar su verdadera identidad.

Los traumas, especialmente aquellos vividos en la infancia, pueden interrumpir el desarrollo emocional y psicológico, limitando la capacidad de la persona para conocerse a sí misma y expresarse libremente. Aunque los padres tienen una gran responsabilidad en los primeros años de vida, no se les puede culpar exclusivamente por los problemas de personalidad de un individuo.

Muchos padres hacen lo mejor que pueden con los recursos emocionales y educativos que tienen, y en ocasiones, perpetúan patrones de crianza que ellos mismos heredaron. Es importante reconocer que todos somos, en cierto grado, productos de nuestras circunstancias, pero también tenemos la capacidad de romper con los patrones negativos y construir una identidad propia.

La personalidad no es algo fijo o inmutable. A lo largo de la vida, las personas tienen la oportunidad de reflexionar sobre sus experiencias, explorar sus intereses y redefinir quiénes son. Este proceso puede ser difícil para quienes han crecido en entornos restrictivos o poco alentadores, pero no es imposible.

Con el tiempo, el apoyo adecuado y una voluntad de autodescubrimiento, incluso aquellos que sienten que no tienen una personalidad definida pueden desarrollar una identidad auténtica y plena. En última instancia, lo que permite a una persona ser como «debe ser» es su capacidad para reconocerse a sí misma como un individuo único y valioso, capaz de tomar decisiones propias y asumir la responsabilidad de sus acciones.

El autentico equilibrio emocional

Esto no significa que la persona deba ser completamente independiente o que ignore las necesidades de los demás, sino que debe encontrar un equilibrio entre su autenticidad y su participación en el mundo que la rodea. La sociedad, por su parte, también tiene un papel que desempeñar en este proceso.

Un entorno social que fomenta la diversidad, la inclusión y el respeto por las diferencias individuales es fundamental para que las personas puedan ser quienes realmente son. Cuando las normas sociales son rígidas o excluyentes, es más difícil para los individuos expresar su verdadera personalidad sin temor a ser juzgados o rechazados.

Por tanto, aunque los padres tienen una influencia significativa en la formación de la personalidad, no son los únicos responsables. La construcción de una personalidad propia es un proceso complejo que involucra factores internos y externos.

La clave está en reconocer las limitaciones y oportunidades que presenta cada circunstancia, y utilizar este conocimiento para crecer y evolucionar. Ser como se debe ser no implica ajustarse a un molde externo, sino descubrir y expresar la propia autenticidad mientras se navegan las dinámicas de la vida.

Cuando alguien parece no tener una personalidad definida, las razones suelen ser multifacéticas, involucrando la influencia de los padres, el entorno y las experiencias personales. En lugar de buscar culpables, es más constructivo centrarse en las posibilidades de cambio y crecimiento. Cada persona tiene el potencial de desarrollarse, redefinirse y construir una identidad auténtica, siempre que encuentre el apoyo necesario y la disposición para hacerlo.

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