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Dios le da barba a quien no tiene quijada. Hace mucho años escuché que dios le da barba a quien no tiene quijada y eso es muy cierto, al menos lo comprobé cuando recién empezaba como empresario junior, en la fabricación de ropa interior.
Aquellos tiempos que ya no volverán, pero guardo muchos recuerdos de lo que pasó en dichos días, ¿Qué si aprendí? Claro que sí. En esos tiempos tenía como 17 años de edad y siempre estaba al tanto de lo que sucedía.
Más que todo por llegar a ser muy grande en dicho negocio. Cuando un negocio o empresa pequeña está en crecimiento, necesita más recursos para poderlo hacer, por lo tanto, eso significaba que había que conseguirlo.
Para hacerlo había que vender más de lo usual. El caso es que el único que vendía en esos tiempos, era mi hermano mayor pero no era un vendedor profesional, simplemente lo hacía para apoyar a la causa.
Dios le da barba a quien no tiene quijada
En mi caso no sabía nada de ventas, pero se me ocurrió que contratando a un vendedor de verdad las cosas cambiarían, y de verdad que cambiaron. Se presentó un recomendado de parte de un amigo de mi hermano.
Lo primero que preguntó y no fue cuanto le íbamos a pagar, ¿Cuánto pueden producir en un día? fue lo que preguntó, por tanto salimos sorprendidos y respondimos con otra pregunta, ¿Por qué? la respuesta de él fue simple refiriéndose a que cuando el sale a vender es a vender.
Nosotros como grandes señores dijimos que «Si, acaso somos aprendices» bueno, el caso es que este señor salió con portafolio en mano, junto con todo lo que necesitaba para hacer la venta.
El resultado de esta aventura comercial fue un éxito total, sólo que tuvimos que despedirlo, si se preguntan ¿Por qué si fue un éxito? Sencillamente porque el señor es o era (porque no lo veo hace más de 30 años) un excelente vendedor.
Era tan bueno y al extremo que había hecho ventas, hasta para entregar por algunos meses, pero el caso es que nosotros no podíamos producir tanto y en tan poco tiempo. Ahora, dónde entra lo de la famosa frase «Dios le barba a quien no tiene quijada».
A este señor ya lo habían votado de otros lugares justamente, porque hizo la venta del siglo, las razones exactas es porque tiene un don para vender y no se controla. Del trabajo anterior fue porque vendió letreros luminosos para ser entregados inmediatamente.
Tanta ventas mal negocio
Desde luego que todos quieren vender pero el problema era porque eran 200, si en cada uno se demoraban en hacer 3 días, ¿Cuántos días necesitaban para entregar los 200? Lo mismo pasó con nosotros y quedamos mal por el tiempo de entrega.
Ahora si este señor ganaba muy bien cómo vendedor, tiene que tener dinero y eso es lo que todos pensaban pero la verdad era, que no tenía ni para pagar el almuerzo del día, es decir que lo que ganaba se lo gastaba en todo menos en él.
A eso es que se referían con que dios le da barba a quien no tiene quijada, lo que nosotros deseábamos que era vender pero no sabíamos cómo hacer, pero a cambio sabíamos cómo dirigir la pequeña empresa que teníamos.
En cambio, este señor se esmeraba por vender el cual no había una persona que no le pueda vender, sin embargo con el don que tenía, no podía aplicar en su mente para poder venderse el mismo una idea de cómo hacer para sostener el dinero.
Esto es bien conocido ya que hacer dinero no es problema, el sostenerlo si lo es, por eso es que se dice que dios le da barba a quien no tiene quijada. Esto suele pasar hasta en las mejores familias.
¿Por qué ven todo hacia afuera menos hacia dentro?
Muchas personas tienden a mirar hacia afuera, enfocándose en lo que ocurre en el entorno, en las acciones de los demás o en las circunstancias externas, en lugar de dirigir su atención hacia su interior.
Este hábito no surge de la nada; está profundamente arraigado en la forma en que la sociedad nos educa y en cómo interpretamos nuestras experiencias. Desde pequeños, se nos enseña a buscar validación externa, a medir nuestro valor en función de los logros visibles, y a veces se descuida la importancia de comprendernos a nosotros mismos.
Este enfoque hacia el exterior puede llevar a una desconexión con nuestras emociones, necesidades internas y prioridades reales. El ejemplo de personas que ganan buen dinero pero siempre están quebradas es un caso evidente de esta desconexión.
Estas personas podrían estar atrapadas en un ciclo donde el valor se mide por lo que poseen o pueden mostrar, en lugar de por su estabilidad o bienestar interno. Ganan bien, pero gastan más de lo que deberían, posiblemente para mantener una imagen, impresionar a los demás o llenar vacíos emocionales a través del consumo.
No miran hacia dentro para preguntarse qué los impulsa a gastar de esa manera o por qué necesitan constantemente buscar validación externa. Al enfocarse únicamente en lo externo, pierden de vista la importancia de la autogestión y el equilibrio personal.
La atención hacia afuera también se alimenta de un deseo de evitar el conflicto interno. Mirar hacia dentro implica confrontar nuestras emociones, nuestros miedos y nuestras inseguridades, lo cual puede ser incómodo e incluso doloroso.
La insatisfacción y desconexión
Muchas personas prefieren evitar esta introspección porque no quieren enfrentarse a lo que podrían encontrar. Es más fácil culpar a factores externos o centrarse en lo que hacen los demás que asumir la responsabilidad de las propias emociones y acciones.
Sin embargo, esta evitación no soluciona nada; solo perpetúa un ciclo de insatisfacción y desconexión. El problema con este enfoque hacia el exterior es que conduce a un desequilibrio. Cuando las decisiones se basan únicamente en factores externos, es difícil alcanzar una verdadera satisfacción.
Las personas que viven de esta manera pueden sentirse atrapadas en un constante estado de carencia, siempre buscando algo más, pero nunca encontrando una sensación de plenitud. Esto se refleja en la tendencia a gastar sin control o a perseguir metas que no están alineadas con los valores o necesidades internas.
Aunque puedan parecer exitosas desde fuera, internamente pueden sentirse vacías o desorientadas. Recuperar la atención hacia uno mismo es no solo posible, sino también necesario para lograr un equilibrio emocional y una vida más plena.
Este proceso comienza con un acto simple pero poderoso: detenerse y reflexionar. Es importante tomar un momento para evaluar cómo nos sentimos, qué queremos y qué necesitamos. Esto no siempre es fácil, especialmente si no estamos acostumbrados a hacerlo, pero es un paso crucial para reconectar con nuestro interior.
Una forma efectiva de recuperar la atención hacia uno mismo es practicar la autoconciencia. Esto implica observar nuestros pensamientos, emociones y comportamientos sin juzgarlos. En lugar de reaccionar automáticamente a las circunstancias externas, podemos aprender a pausar y preguntarnos por qué estamos reaccionando de cierta manera o qué es lo que realmente queremos en una situación determinada.
Los patrones emocionales
La autoconciencia nos permite identificar patrones que podrían estar contribuyendo a nuestra desconexión, como el gasto impulsivo o la búsqueda constante de aprobación externa. Otro paso clave es aprender a priorizar nuestras necesidades internas sobre las externas.
Esto no significa ignorar lo que ocurre en el entorno, sino equilibrar nuestras prioridades. Preguntarnos qué es lo que realmente valoramos y cómo podemos alinear nuestras acciones con esos valores puede ser transformador.
Por ejemplo, alguien que siempre está quebrado a pesar de ganar buen dinero podría descubrir que está gastando en cosas que no son realmente importantes para él, simplemente porque siente la presión de cumplir con expectativas externas.
Al redefinir sus prioridades, puede comenzar a tomar decisiones financieras más alineadas con sus objetivos y valores personales. El mindfulness o la atención plena también puede ser una herramienta poderosa para recuperar la atención hacia uno mismo.
Esta práctica nos enseña a vivir en el presente y a observar nuestras experiencias internas sin distracciones. Al desarrollar esta habilidad, podemos empezar a notar cómo nuestras emociones y pensamientos influyen en nuestras decisiones y comportamientos.
Por ejemplo, alguien que tiende a gastar compulsivamente podría darse cuenta de que lo hace porque se siente ansioso o insatisfecho, y puede comenzar a abordar esas emociones de una manera más constructiva.
Reconocer las fallas o limitaciones
El proceso de mirar hacia dentro también implica ser honestos con nosotros mismos. Esto puede ser difícil, porque a menudo no queremos admitir nuestras propias fallas o limitaciones. Sin embargo, la honestidad es esencial para el crecimiento personal.
Reconocer nuestras debilidades no nos hace menos valiosos; de hecho, nos da la oportunidad de trabajar en ellas y convertirnos en versiones más completas de nosotros mismos. Es importante entender que recuperar la atención hacia uno mismo no significa volverse egoísta o centrado únicamente en las propias necesidades.
Se trata de encontrar un equilibrio entre lo interno y lo externo, de modo que nuestras decisiones y acciones reflejen quiénes somos realmente, en lugar de estar dictadas por expectativas externas o patrones inconscientes.
Al aprender a escuchar nuestras emociones y necesidades, podemos desarrollar una relación más saludable con nosotros mismos y con los demás. El apoyo de prácticas como la meditación, la escritura reflexiva o incluso la terapia puede ser valioso en este proceso.
Estas herramientas nos ayudan a explorar nuestro interior de manera estructurada y a desarrollar habilidades para manejar nuestras emociones y pensamientos. La introspección no es algo que se logre de la noche a la mañana, pero con paciencia y compromiso, es posible construir una conexión más profunda con nuestro yo interno.
En última instancia, mirar hacia dentro no solo nos ayuda a tomar mejores decisiones, sino que también nos permite encontrar un sentido más profundo de propósito y satisfacción. Cuando entendemos quiénes somos y qué es lo que realmente queremos, es más probable que nuestras acciones y elecciones reflejen nuestra esencia.
El camino puede ser desafiantes
Esto nos libera del ciclo de buscar constantemente validación externa y nos permite vivir de una manera más auténtica y significativa. El camino hacia la introspección puede ser desafiante, pero los beneficios son inmensos.
Recuperar la atención hacia uno mismo no solo mejora nuestra relación con nosotros mismos, sino que también transforma nuestra relación con el mundo que nos rodea. Al mirar hacia dentro, descubrimos que muchas de las respuestas que buscamos fuera ya están en nuestro interior, esperando ser reconocidas. Con esta perspectiva, es posible encontrar un equilibrio que nos permita vivir con mayor plenitud y coherencia.
En esta historia se ve claro que los empresarios no pudieron dar la parte que que habian prometido al principio y se ven que no tienen la capacidad en ese momento de verdaro negociantes. Entonces tampan su faltas hechandole la culpa al vendedor. El vendedor cumplio su meta pero el narador no quiere admitir que la falta es de el.
Entonces Dios le da barba al que no tiene quijada reprenta en esta historia los nuevo empresarios tuvieron una la llave de sus crecimiento pero ellos no tenia la attitudes para manejar un vendedor de esa talla y por ende el le hecha la culpa o expone una falta personal del vendedor que no tiene nada que ver en su parte professional.
Gracias por tu comentario.
Tiene toda la razón