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El aprecio. El mundo gira y las personas siguen con su vida, muchos dedicados a sus trabajos otros quien sabe, tal vez dedicados a sus quehaceres tontiles y los afortunados, ocupando su tiempo en cosas muy útiles, cada día aprendiendo algo que más cerca que tarde le servirá en su vida y a los que le rodeen.
El precio de algo quiere decir que tiene su costo pero ¿Cuánto cuesta una persona? Tal vez me dirán que mucho y posiblemente sea así, pero todos sabrán que tiene un precio, entonces ¿Qué pasa cuando algo no tiene precio? Si han escuchado por ahí cuando dicen «Aquello tiene un valor incalculable»
Eso quiere decir que no saben qué precio ponerle ¿O no? Es más, no tienen idea de cómo hacerlo y por lo tanto, nadie se atreve por temor a equivocarse. Ahora ¿Qué pasa con las personas que son especiales? Me refiero a las personas que usted les llega a no poner precio a su amistad o a su parentesco familiar.
El aprecio
Pienso que para que alguien llegara a ponerle a usted en ese sitial, es porque usted se lo ha ganado, ya sea con educación sumando a la gentileza y don de gente, además, unos cuantos grados de cultura y delicadeza. Vaya donde vaya siempre se ganará el aprecio de los demás.
Muchos se sienten muy grandes delante de los demás y por lo tanto, piensan que son merecedores del aprecio de todos los que les rodean, pero no es así. Acaso el diamante pide a gritos que lo aprecien, inclusive los hay de incalculable valor, porque sólo necesitan de una mano muy hábil para que lleguen a la belleza que tienen.
En cambio las personas no tienen esa cualidad y por lo tanto se la tienen que crear o adquirir. En todo caso el aprecio es tan grande que los que la practican, son apreciados de igual manera, ahora ¿Cómo podemos ser apreciados? La respuesta es simple «Debemos apreciarnos nosotros mismos»
Porque de esa forma nosotros sabremos lo que se siente para poder aplicar a otros y hacer que ellos sientan lo mismo que nosotros ya sentimos. Lo peor que nos puede ocurrir es que pensemos mal de uno mismo, no confiamos y peor creer en lo que podemos ser que por lo general siempre termina por lo peor.
Lo que nosotros creamos de nosotros mismos depende de cuánto éxito queramos tener. En resumen, si nos queremos, podemos querer a los demás, lo cual significa que lo apreciamos y eso no tiene precio. Siéntase halagado si alguien lo llega a apreciar porque eso dura por siempre, más aún si usted es recíproco con el mismo sentimiento y no porque lo tenga que hacer sí no por que de verdad lo sienta.
¿Qué hace que una persona no sea apreciada?
El aprecio es un valor intangible pero poderoso que influye en cómo nos relacionamos con los demás. Es un sentimiento que se construye a partir de la admiración, el respeto y la gratitud. Sin embargo, no todas las personas son igualmente apreciadas por los demás, y este fenómeno tiene múltiples causas que van más allá de la simple simpatía o afinidad.
En muchos casos, las razones por las cuales una persona no es apreciada pueden estar relacionadas con su comportamiento, su forma de comunicarse o incluso con la percepción que otros tienen de ella. En este sentido, el aprecio, aunque es algo invaluable, no siempre se otorga de manera automática.
Existen diversos factores que influyen en la manera en que los demás perciben a una persona y, por ende, en si será apreciada o no. Uno de estos factores es la autenticidad. Las personas que logran ser fieles a sí mismas, que muestran su verdadera esencia sin tratar de agradar a los demás a toda costa, tienden a generar mayor aprecio.
Por el contrario, aquellas personas que intentan imitar o actuar de manera superficial para encajar en ciertos grupos o expectativas pueden ser percibidas como poco genuinas. La falta de autenticidad genera desconfianza y, a menudo, rechazo, ya que los demás perciben que no pueden confiar en lo que esa persona representa.
El hecho de que una persona sea percibida como falsa o manipuladora puede hacer que no sea apreciada, ya que el aprecio solo puede florecer en un terreno de confianza mutua. El comportamiento de una persona también juega un papel fundamental en si es apreciada o no. Las acciones y actitudes de una persona hablan más alto que sus palabras, y, por lo tanto, son cruciales para la forma en que será vista por los demás.
Para aquellos que se imponen y arrogantes
Aquellos que son arrogantes, despectivos o que constantemente buscan imponer su punto de vista sin tomar en cuenta los sentimientos de los demás suelen generar rechazo. La falta de empatía y la incapacidad de ponerse en el lugar del otro dificultan que una persona sea apreciada, ya que las relaciones humanas se basan en la comprensión mutua y el respeto.
Cuando alguien actúa de manera egoísta o indiferente hacia las necesidades de los demás, es difícil que pueda generar aprecio genuino. El respeto hacia los demás también tiene un impacto directo en el grado de aprecio que una persona recibirá. Si bien la admiración y la gratitud son elementos esenciales para el aprecio, el respeto mutuo es el cimiento sobre el cual se construyen relaciones duraderas y saludables.
Las personas que no respetan a los demás, que son despectivas o que minimizan los logros o esfuerzos ajenos, suelen ser vistas con desdén. El respeto es una vía de doble sentido, y aquellos que no son capaces de ofrecerlo difícilmente pueden recibirlo.
El aprecio, por lo tanto, no solo depende de lo que una persona haga por los demás, sino también de cómo los trata en su día a día. Otro factor importante es la capacidad de escuchar. Las personas que tienen la habilidad de escuchar activamente, de prestar atención a los demás sin interrumpir y de validar sus sentimientos, suelen ser más apreciadas que aquellas que hablan en exceso sin dejar espacio para los demás.
La comunicación efectiva es un puente fundamental en las relaciones interpersonales, y la falta de escucha activa puede generar una sensación de desconexión, haciendo que los demás se sientan ignorados o despreciados. Una persona que no sabe escuchar puede dar la impresión de que no le importa lo que los demás piensan o sienten.
El aprecio y los débiles y vulnerables
El nivel de vulnerabilidad que una persona muestra también influye en la forma en que es apreciada. Las personas que son capaces de abrirse emocionalmente, de compartir sus pensamientos y sentimientos de manera honesta, suelen generar una mayor conexión con los demás.
La vulnerabilidad permite crear una relación más profunda y auténtica, lo que facilita el aprecio mutuo. Sin embargo, quienes se muestran demasiado cerrados, que no permiten a los demás conocer sus verdaderas emociones o pensamientos, pueden generar una barrera que dificulte la conexión genuina.
La falta de vulnerabilidad no significa necesariamente que una persona no sea apreciada, pero sí puede hacer que las relaciones sean más superficiales o distantes. En algunos casos, el rechazo hacia una persona no está relacionado con su comportamiento, sino con las percepciones que otros tienen de ella.
El juicio social, los prejuicios y las expectativas culturales pueden influir de manera significativa en si una persona será apreciada o no. En ocasiones, las personas pueden ser rechazadas debido a factores como su apariencia física, su origen cultural o su estatus social.
Estos prejuicios son ejemplos de cómo las percepciones externas pueden afectar el aprecio que una persona recibe, a pesar de sus cualidades personales. Es importante señalar que este tipo de rechazo suele basarse en estereotipos y no refleja necesariamente la realidad de la persona en cuestión.
La relación que una persona tiene con su propio ego también puede influir en cómo es percibida y apreciada por los demás. El ego, en muchos casos, actúa como una barrera entre la persona y los demás, dificultando la conexión auténtica.
Las personas egoístas y la validación
Una persona que se identifica demasiado con su ego, que está constantemente buscando validación o reconocimiento externo, puede generar una sensación de insatisfacción constante que lleva al rechazo. Este tipo de comportamiento puede hacer que los demás sientan que la persona está más interesada en sí misma que en los demás, lo que puede dificultar que se genere aprecio.
Por otro lado, aquellos que son humildes, que no buscan ser el centro de atención, suelen ser más apreciados, ya que su capacidad para valorar a los demás y ponerlos en primer lugar les permite establecer relaciones más equilibradas.
Es posible que algunas personas, debido a su forma de ser o a su historia personal, tengan lo que podría llamarse “algo” que genera rechazo en los demás. Este “algo” puede ser una actitud defensiva, una falta de confianza, una tendencia a la crítica constante o incluso una incapacidad para aceptar las diferencias entre las personas.
En algunos casos, este comportamiento puede ser una defensa frente a inseguridades o miedos profundos, pero tiene el efecto contrario al esperado: en lugar de generar conexión, provoca distancia. Las personas que se sienten constantemente amenazadas o atacadas pueden volverse difíciles de tratar y, por lo tanto, es más probable que experimenten rechazo.
En resumen
El aprecio es una consecuencia directa de la interacción entre el comportamiento, las actitudes y las percepciones que se tienen de los demás. Ser apreciado no depende de un solo factor, sino de la suma de muchos elementos, como la autenticidad, el respeto, la empatía y la capacidad de escuchar.
Las personas que muestran estas cualidades tienden a generar un mayor aprecio, mientras que aquellas que carecen de ellas o que se enfocan demasiado en sí mismas a menudo se encuentran con dificultades para establecer relaciones significativas. El rechazo, por otro lado, no siempre está relacionado con la falta de valor o cualidades en una persona, sino que puede ser el resultado de prejuicios, malentendidos o inseguridades propias de quienes rechazan.