El arte de conversar abre caminos en la sociedad

El arte de conversar no es cómo cualquier arte que usted encuentre en cualquier parte del mundo, las razones son, que cuando usted conversa con alguien sólo es cuestión de minutos cómo para tomar una decisión, de que sigue  o se aleja de usted, sólo por el hecho de que usted no ha sabido emplear el arte de conversar.

No es cuestión de soltar las palabras como si fueran bombas desde un bombardero. Cuantas veces usted ha visto cuando se inicia una conversación y esta no dura gran cosa, al menos si se trata de entablar una amistad segura.

No es fácil engranar las ideas que empaten a las de su interlocutor. Hay veces en que cuando usted empieza hablar y no sé da cuenta que el tema no le interesa al otro, simplemente se aburre aunque trate por querer ser educado intentando mirar o poner atención.El arte de conversar

Muchas veces él aburrido le está indicando inconscientemente que no le interesa, ¿De qué forma? Pues mira hacia otro lado mientras le dice «Ah…si…claro» o bosteza y lo peor es que por más que uno no quiera hacer esos gestos de aburrimientos, los hace.

El arte de conversar

Esta actitud es más por inconsciencia que por ser mal educado, a mí me ha pasado y cómo he sido yo el que buscó la conversa, me toca a mí el cambiar el tema pero con mucha astucia. Ahora, ¿Cómo lo hace?

Buena pregunta, pues es cuestión de que si usted conoce algo de él o sepa que hace y trate con la velocidad de un rayo, enlazar lo uno con lo otro y verá cómo cambia el tema, también lo puede hacer en una pausa pero cuando haga con ese modo, inicie con algo pequeño y vaya directo al cambio y funciona, porque también lo han hecho conmigo.

Para que todo vaya bien y sea usted el que maneje la conversa, debe tener muchos conocimientos generales y, de ser posible comprobables al menos que usted mismo lo haya hecho por medio de la investigación.

Las razones por lo que tenga que ser necesario el conocimiento comprobable, es porque cuando le hagan muchas preguntas sus respuestas tienen que ser inmediatas. El riesgo de quedarse en el limbo en una pregunta que le hagan es elevado si no sabe mayor cosa del tema.

La única arma que le queda es hablar por los codos, aunque no pasaría nada, sólo que usted quedaría cómo un Todólogo o sea, que no sabe que no sabe y cree que sabe, entonces sólo habla pendejadas.

El riesgo en este tipo de conversaciones es que sea descubierto, de ahí para adelante, las personas que se dieron cuenta harán todo lo posible para que no esté, junto a ellos. Si es con una chica, lo que hará es marginarlo y si insiste lo rechazará.

La ignorancia atrae a la habladurías

El conversar dando rienda suelta a la lengua porque no tiene hueso, solo es aceptado en grupos que no saben nada, lo que se entiende que en tierra de ciegos el tuerto es rey. Lo malo de estar ahí es que nunca se aprende nada.

Si usted es el interesado en conversar, sea muy observador y primero busque que la otra persona le diga lo que le gusta, al menos que sea en lo personal ya sea si le gusta hacer deportes, cine, leer y que temas o alguna distracción que tenga.

Haga preguntas sobre lo que le gusta y cuando se desplaye, participe con anécdotas suyas y cuando vea en el rostro de esa persona que algo no le está gustando, cambie inmediatamente preguntándole algo de lo que usted ya sabe que le gusta.

Siempre de una forma sutil, con tino, nada tiene que ser brusco al menos si se trata de una mujer con la que habla. Es muy extenso el arte de conversar. Nunca se olvide que la distracción es lo que puede hacer el cambio en la conversa.

¿Qué se necesita para ser buen conversador?

Ser un buen conversador es una habilidad que muchas personas admiran y desean poseer. Es la capacidad de comunicarse de manera efectiva, generar conexiones y dejar una impresión positiva en los demás.

Pero, ¿Qué se necesita realmente para ser un buen conversador? ¿Es una cualidad innata que solo algunos tienen, o es algo que cualquiera puede desarrollar con el tiempo y la práctica? La verdad es que, si bien algunas personas parecen tener un don natural para la conversación, las habilidades necesarias para ser un buen conversador se pueden aprender y mejorar con dedicación y esfuerzo.

En primer lugar, uno de los aspectos fundamentales para ser un buen conversador es saber escuchar. Escuchar activamente no significa simplemente oír las palabras que la otra persona dice, sino estar realmente atento, mostrando interés genuino por lo que se está compartiendo.

Muchas veces, las personas se enfocan tanto en lo que quieren decir a continuación que se olvidan de prestar atención a lo que se les está diciendo. Un buen conversador es aquel que no solo participa en la conversación, sino que también valora las ideas, opiniones y sentimientos del otro.

Hacer preguntas abiertas, reflejar lo que se ha escuchado y mostrar empatía son formas de demostrar que uno está involucrado en el diálogo. Además, la empatía juega un papel clave en la comunicación.

Ser capaz de ponerse en el lugar del otro, entender su punto de vista y responder de manera respetuosa y comprensiva es esencial para construir una conexión auténtica. La empatía no solo ayuda a entender mejor a los demás, sino que también fomenta un ambiente de confianza y apertura.

La comprensión da buenas conversas

Las personas se sienten más cómodas y dispuestas a compartir cuando saben que están siendo comprendidas y respetadas. Un buen conversador sabe cómo adaptar su lenguaje y su tono para que la otra persona se sienta valorada y comprendida.

Otro aspecto importante es la autenticidad. A menudo, las personas intentan impresionar a los demás adoptando un estilo de conversación que no les es propio, lo que puede resultar en una interacción superficial o incómoda.

Ser auténtico no significa compartir todo sobre uno mismo de inmediato, sino más bien ser honesto, transparente y fiel a la propia personalidad. Las conversaciones auténticas tienden a ser más significativas porque permiten que las personas se conecten a un nivel más profundo.

Además, cuando uno es auténtico, los demás tienden a sentirse más relajados y genuinos también, lo que enriquece el intercambio. La capacidad de contar historias es otra herramienta poderosa para un buen conversador.

Las historias son una forma efectiva de captar la atención, ilustrar puntos y hacer que la conversación sea más interesante. Contar una anécdota personal o un relato relevante para el tema en discusión puede hacer que el intercambio sea más atractivo y memorable.

Sin embargo, es importante saber cuándo y cómo compartir una historia, para que no se convierta en una interrupción o desvío en la conversación. La clave está en ser conciso y asegurarse de que la historia sea pertinente y añada valor al diálogo.

El buen humor da buenas conversas

El sentido del humor es también un ingrediente fundamental. Un buen sentido del humor puede romper el hielo, aliviar la tensión y hacer que las interacciones sean más placenteras. No se trata de ser un comediante, sino de saber cuándo utilizar un comentario ingenioso o una observación divertida para hacer la conversación más ligera.

No obstante, es importante ser sensible al contexto y a las personas con las que se está hablando, ya que lo que puede ser gracioso para algunos puede no serlo para otros. Un buen conversador sabe cómo utilizar el humor de manera adecuada y con tacto.

Asimismo, ser un buen conversador implica ser curioso. La curiosidad lleva a hacer preguntas que muestran interés por la vida, experiencias y opiniones de los demás. Las preguntas abiertas, que invitan a la otra persona a compartir más allá de una respuesta de sí o no, son particularmente efectivas para mantener la conversación fluida.

Preguntas como «¿Qué te llevó a elegir esa carrera?» o «¿Cómo fue tu experiencia en ese lugar?» fomentan una conversación más rica y significativa. La curiosidad genuina no solo enriquece la conversación, sino que también hace que el otro se sienta apreciado y valorado.

Otro aspecto esencial es la habilidad de leer el lenguaje corporal. La comunicación no verbal, como las expresiones faciales, los gestos y la postura, puede decir mucho sobre cómo se siente alguien durante una conversación.

Ser consciente del lenguaje corporal de los demás y ajustar el propio en consecuencia puede mejorar enormemente la calidad del intercambio. Por ejemplo, si la otra persona parece incómoda o desinteresada, es una señal de que es hora de cambiar de tema o ajustar el enfoque de la conversación.

El buen conversador es paciente

La paciencia y la tolerancia son también características importantes de un buen conversador. No siempre estaremos de acuerdo con lo que los demás dicen, y eso está bien. Ser capaz de escuchar opiniones diferentes sin reaccionar de manera defensiva o agresiva demuestra madurez y respeto.

La capacidad de manejar desacuerdos de manera constructiva, sin que la conversación se convierta en una discusión, es una habilidad valiosa. En lugar de imponer nuestras propias ideas, es más productivo hacer preguntas que fomenten el entendimiento mutuo.

El dominio del lenguaje es otro aspecto relevante. Esto no significa necesariamente tener un vocabulario extenso o un conocimiento profundo de temas complejos, sino ser capaz de expresar ideas de manera clara y comprensible.

La forma en que uno se comunica puede influir en la percepción que los demás tienen de nosotros. Usar un lenguaje simple y directo, evitando tecnicismos innecesarios, puede hacer que la conversación sea más accesible y agradable para todos.

Entonces, ¿es ser un buen conversador una cualidad innata o es algo que se puede desarrollar? La respuesta es que, si bien algunas personas parecen tener un talento natural para la conversación, la mayoría de las habilidades necesarias se pueden aprender y mejorar con la práctica.

Como cualquier otra habilidad, ser un buen conversador requiere tiempo, paciencia y disposición para aprender de cada interacción. Observando a los buenos conversadores, practicando la escucha activa y experimentando con diferentes enfoques, cualquiera puede mejorar sus habilidades de conversación.

En resumen

Para ser un buen conversador se necesita una combinación de habilidades, entre las que se incluyen la capacidad de escuchar, la empatía, la autenticidad, el sentido del humor, la curiosidad, la paciencia y la habilidad para leer el lenguaje corporal.

Aunque algunas personas pueden tener un talento natural para la conversación, la mayoría de estas habilidades se pueden desarrollar con el tiempo y la práctica. Así que, si deseas mejorar tus habilidades de conversación, comienza por practicar la escucha activa, mostrando interés genuino en los demás y siendo auténtico en tus interacciones. Con el tiempo, te convertirás en alguien con quien todos disfrutan conversar.

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