El arte del engaño

El arte del engaño. En las grandes batallas y me refiero a los tiempos en que era cuestión de vida o muerte el saber el arte del engaño era y es en la actualidad muy importante, por tal aquel que era un verdadero artista era el triunfador y por esto reconocido por los señores dueños de los ejércitos. Pienso que es mejor entender lo que puede significar la palabra engaño y sus claros beneficios.

La palabra engaño se entiende en algunas circunstancias y que según me doy cuenta es la que más se usa; engaño= Dar a la mentira apariencia de verdad en cierto modo yo también la relacionaba con lo peor y en especial, con la mentira que en este caso siempre hay perdedores, aunque muchos piensan que solo pierde el afectado pero no es así.

Por lo general se cree que hay un ganador pero en la realidad no, porque pierde el que salió afectado y, ¿Qué pasa con el que efectuó el engaño? Pues podrá ganar unas cuantas veces pero con el tiempo el engañador sea hombre o mujer terminará creyéndose sus propios engaños.

El arte del engaño
El arte del engaño

Amistad engañosa

Conocí a un dizque amigo que en apariencia tenía mucho dinero, al menos eso fue lo que demostraba incluso a sus mismos amigos de barrio, los tenía engañado que él era un poderoso de la aduana, para ser más preciso supuestamente tenía mucha influencia en el puerto principal. Su vanidad no tenía límites.

Llegaba al extremo de alquilar vehículos de lujo por semanas enteras y todos «OOH» incluido yo, ya que en esos momentos trabajaba más de 16 horas diarias y no podía darme ese lujo pero, como era su trabajo y le iba muy bien no había problema al menos de mi parte. Cuando lo conocí de verdad y eso fue cuando conversé con él en algunas ocasiones, me di cuenta de que algo no cuadraba en él.

Una vez pregunté ¿Dónde vive? y me señalaron el lugar en dónde nunca me imaginé y con esa respuesta más me convencí que la imagen que el resplandecía no era lo que en verdad él era. Aunque han pasado muchos años de esos días, todavía no entiendo como nadie se daba cuenta de la farsa de este señor aunque, admito que él sí que gastaba dinero y era exagerado.

Que me imagino que eso era lo que los tenía a todos con tierra en los ojos, a mí no ya que nunca me ha gustado comer a costillas de otro y peor salir a algún lugar sin dinero. Este señor vivía una fantasía que él mismo llegó a creer y que prefería mantener la imagen de poderoso mientras los hijos vivían de lo peor incluso en un cuarto de 4 x 6 y ahí era todo, al menos conocí el lugar.

El resultado de un engaño

Ahora, ¿Valió la pena vivir un engaño en el cual todos salieron perdiendo? La historia es muy larga y pienso que es suficiente como ejemplo. Ahora el otro concepto por el cual me inclino sobre el engaño, que en este caso viene a ser el arte de producir ilusión. El efecto beneficioso de producir ilusión es que nadie debe salir afectado y si llegara a pasar pues serían efectos colaterales.

Cierto día en una región de China, estaba por producirse una batalla entre dos reinos y uno de ellos era muy poderoso y los dos bandos lo sabían. El reino que era el más débil mandó a llamar a Confucio para que el buscara la forma de como ganar esta batalla, Confucio como era un filósofo desde luego que no estaba de parte de derramar sangre aunque sea del enemigo.

Por esta razón le pidió a su señor que lo dejen ir como representante el cual accedió. Confucio sabía que era muy respetado por los señores de China y más de uno requería de su presencia en sus palacios por tal, se acercó al bando contrario y en una conversación de persuasión, logró convencer al enemigo que que el bando débil ya no lo era y no solo eso, sino que tenía cientos de miles de soldados que esperaban una orden para entrar en combate.

El representante del reino enemigo se sorprendió tanto porque a una señal de Confucio se empezó a levantar una polvareda a lo lejos en señal de que soldados se acercaban. Por sentido de conservación le aconseja a su señor que mejor idea era la de retirarse, quedando como amigos antes que dejar que a sus soldados los masacren, con el riesgo que  el reino se quedara sin su señor.

¿Dónde está el engaño?

Sin perder el tiempo son invitados por el enemigo a tomar el té y después de una conversación amigable deciden retirarse, convencidos de que el enemigo ya no era débil. Después de prometerse una amistad verdadera entre los dos reinos se despiden. El punto en esto es ¿Dónde estaba el engaño?

Pues el engaño estaba en que el reino débil seguía siendo débil y de paso bien cansado ya que para llegar hasta dónde se iba a librar la batalla estaba lejos y lo tenían que hacer es caminando. Ahora, ¿Qué fue lo que hizo Confucio? Lo que hizo fue algo simple, ordenó que algunos soldados y los más fuertes cogieran  ramas y se las sujeten a las cinturas.

Con ellas tenían que formar grupos para así a una señal correr unos contra otros para de esa forma alzar bastante polvo igual cuando los soldados marchan, o sea, por cada 100 soldados corriendo era como si fuera 10.000. En total esto es un engaño que no hace daño porque lo único que hizo fue producir una ilusión que se terminó por creer sin siquiera indagar si era verdad. En total esto es el arte del engaño.

¿El engaño puede traer beneficios?

El engaño es una conducta que implica la manipulación de la verdad con el objetivo de obtener algún tipo de beneficio personal. En términos generales, el engaño se percibe como una conducta moralmente incorrecta, ya que rompe la confianza y genera consecuencias negativas para aquellos involucrados.

Sin embargo, en ciertos contextos, el engaño puede parecer traer beneficios temporales, tanto a nivel individual como colectivo, lo que plantea una cuestión ética compleja. En el corto plazo, el engaño puede ofrecer ventajas considerables.

Por ejemplo, una persona puede mentir en una entrevista de trabajo sobre sus habilidades o experiencia, y como resultado obtener el empleo. En este escenario, el engaño le permite acceder a una oportunidad que de otra manera no hubiera conseguido.

De igual manera, en situaciones sociales, las personas pueden recurrir a pequeñas mentiras o engaños para evitar conflictos o mantener las apariencias, lo que puede facilitar interacciones menos tensas o incómodas.

En otros casos, el engaño puede ser visto como una estrategia para protegerse de situaciones perjudiciales. Por ejemplo, alguien que se encuentra en una situación de abuso podría engañar a su agresor para ganar tiempo y encontrar una salida.

En este caso, el engaño no solo parece ser beneficioso, sino que también puede ser una herramienta de supervivencia. Las estrategias de engaño también pueden observarse en el mundo empresarial.

Empresas o individuos pueden utilizar tácticas engañosas para ganar ventaja sobre competidores, manipular mercados o influir en la opinión pública. Estas estrategias, aunque éticamente reprobables, a veces generan ganancias significativas en términos de dinero o poder, al menos en el corto plazo.

Consecuencias a largo plazo

Aunque el engaño puede ofrecer beneficios inmediatos, las consecuencias a largo plazo suelen ser considerablemente perjudiciales. La principal razón es que el engaño tiende a socavar la confianza, que es un pilar esencial en las relaciones humanas y profesionales.

Una vez que alguien descubre que ha sido engañado, la confianza se erosiona y es difícil recuperarla. Esto puede tener efectos devastadores en las relaciones personales, la reputación de una persona o incluso en la viabilidad de una empresa.

Por ejemplo, una persona que miente sobre sus habilidades en un trabajo puede ser descubierta cuando no pueda cumplir con las expectativas. Esto no solo puede llevar a la pérdida del empleo, sino que también puede dañar la reputación del individuo en su campo profesional, afectando futuras oportunidades.

Asimismo, en una relación de pareja, si se descubre una infidelidad o cualquier tipo de engaño, el impacto emocional y la ruptura de confianza pueden llevar a la disolución de la relación.

En el ámbito empresarial, los engaños pueden resultar en grandes pérdidas financieras o incluso legales. Empresas que recurren a prácticas engañosas, como la publicidad falsa o la manipulación de información financiera, pueden enfrentar demandas, sanciones gubernamentales y pérdida de clientes.

Además, cuando se revela un engaño a gran escala, como en los casos de fraudes corporativos, la confianza del público en el sistema financiero y empresarial también se ve afectada, creando un efecto dominó de consecuencias negativas.

Desde una perspectiva ética, el engaño plantea dilemas profundos. Muchos sistemas morales y filosóficos valoran la honestidad como una virtud esencial, ya que contribuye al bienestar colectivo y a la construcción de una sociedad basada en la confianza mutua. Aunque el engaño pueda parecer beneficioso en situaciones puntuales, cuando se normaliza o se justifica en una cultura, sus efectos acumulativos son destructivos.

¿El engaño puede ser beneficioso en algunos casos?

Además, justificar el engaño por sus beneficios temporales puede conducir a un ciclo de comportamiento destructivo. Las personas que recurren al engaño con frecuencia pueden volverse dependientes de esta estrategia, perdiendo de vista la importancia de la integridad personal y de las relaciones auténticas.

A largo plazo, esto no solo daña a los demás, sino que también corrompe el sentido de identidad y bienestar de la persona que engaña. En algunos contextos extremos, como en situaciones de vida o muerte, el engaño puede ser visto como una táctica necesaria para sobrevivir o proteger a otros.

En estos casos, el engaño puede ser percibido como justificado moralmente si el fin (preservar la vida o evitar un daño mayor) justifica los medios. Sin embargo, incluso en estos escenarios, es crucial reconocer las posibles repercusiones a largo plazo y las implicaciones éticas de recurrir al engaño.

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