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El camino hacia la excelencia. Sólo los mejores buscan el camino hacia la excelencia. Cierto día me llegó un vídeo del grupo al cual pertenezco que se llama Zeitgeist que incluso ya está en youtube, en el cual en una parte dice y no ellos por si acaso, sino un señor que tiene que ver con el desarrollo norteamericano, lo dicho está en una frase que dice: «Un producto hecho en norte América hace unas décadas atrás, era para durar por siempre, ahora está hecho para que dure máximo dos años».
Las razones de este comentario que hizo dicho señor es porque ciertas autoridades dicen que siempre tiene que haber ganancias, para que esto suceda así la gente tiene que deber, es decir, la gente siempre tiene que tener crédito ya que es la única forma para que esté endeudado y, mientras más deuda tenga más ganancia hay para los dueños del dinero.
Por lo tanto, ¿Cómo piensan que se puede llegar a que se cumpla todo esto? Pues la forma más rápida es que te crean la necesidad, mediante la publicidad te hacen creer que tienes que tener lo que ellos te dicen y lo más gracioso, es que tú no te das cuenta de ello porque llegas a pensar que es tu forma de ver las cosas.

La excelencia y la deuda
En sí el punto es grave ya que por estar en la moda, tener la tecnología de punta o ser popular hace que compres aunque no tengas que hacerlo, ahora si se preguntan ¿Qué tiene que ver esto con el camino hacia la excelencia? Pues es simple, si no hay demanda no hay venta por lo tanto no hay deuda, es decir, la deuda se crea por la necesidad de tener algo.
Que en este caso, para qué creas que en realidad necesitas es porque siempre hay algo nuevo, cambio no demora mucho y para el colmo lo que te venden no es duradero porque se daña con facilidad. Cómo ejemplo: hace un tiempo vendían un teléfono de la empresa Nokia del modelo 1100, ese teléfono se hizo para durar.
Era tan bueno que aguantaba golpes incluso si se caía en agua sólo era cuestión de secarle bien y funcionaba mejor pero, Oh sorpresa, crearon otros modelos que incluso mientras más sofisticados más delicados, ahora casi nadie usa un modelo 1100 porque es medio vergonzoso tener un teléfono antiguo.
Pienso que se dieron cuenta que a mayor durabilidad menor es la ganancia porque no hay ventas, en este caso ¿Creen ustedes que si las personas siguen el camino de la excelencia, crearían teléfonos para que duren tan poco? El pensar de hacer las cosas a medias haciendo parecer que están bien hechas, llega incluso para todo el mundo con excepción de unos cuantos países europeos.
Lo haces bien o no
Mi razón de este artículo es porque pienso que se hace algo bien o no se lo hace ya que está usted de por medio. Aquí no entra que porque cobró menos por un trabajo, usted tiene que hacer de su trabajo menos en calidad de lo que sabe hacer, esto es inadmisible al menos para alguien que se aprecia.
Ayer me pasé entusiasmado y feliz de ver algunos vídeos sobre cómo fabrican algunas cosas, entre ellas los famosos autos de lujo Rolls Royce, es sorprendente cómo aún después de muchos años siguen buscando la excelencia, aunque ya la tienen pero piensan que aún pueden llegar más lejos.
Es increíble cómo cuidan cada detalle y no aceptan ni una falla, aun a riesgo de perder miles de euros por un cambio que sea necesario, si es que no lo pueden reparar los artesanos excelentes que tienen. Algo que me llamó la atención, ellos dicen que el auto debe y tiene que tener longevidad, es decir, una larga vida útil y lo fabrican así porque está en juego su prestigio que se han ganado sólo con la calidad de su trabajo.
Esto es llegar a la excelencia, ahora si me dicen: «Es muy caro un vehículo Rolls Royce» Pues desde luego que tiene su precio pero si es algo muy relativo en relación a su calidad. Esto es algo que muchos no lo ven así porque quieren cobrar bien y que dure poco, para que el cliente regrese más rápido y eso es ir en contra del camino hacia la excelencia.
¿Por qué las ganancias pueden superar a la ética?
En el mundo moderno, los mercados y las empresas buscan maximizar sus beneficios de forma continua. Sin embargo, esta búsqueda desenfrenada por ganancias puede entrar en conflicto con los principios éticos, afectando tanto a los consumidores como al medio ambiente.
En este contexto, surge el concepto de obsolescencia programada, una estrategia utilizada por algunas industrias para acortar intencionalmente la vida útil de los productos, fomentando el consumo constante.
Este artículo analiza por qué las ganancias superan a la ética en muchos casos y explica qué es la obsolescencia programada, con ejemplos de su impacto en la sociedad. En sectores altamente competitivos, las empresas se ven obligadas a innovar constantemente y a presentar nuevos productos para no perder terreno frente a sus rivales. En este contexto, la búsqueda de maximizar beneficios se convierte en una prioridad que puede dejar de lado las preocupaciones éticas.
Ejemplo: Algunas compañías tecnológicas lanzan nuevos modelos de teléfonos inteligentes cada año, descontinuando rápidamente los modelos antiguos para incentivar la compra del último producto, aunque los anteriores sigan funcionando bien.
Las empresas que cotizan en bolsa están sujetas a las demandas de los accionistas, quienes esperan un crecimiento constante y rendimientos rápidos. Esta presión puede empujar a las organizaciones a tomar decisiones cuestionables para aumentar sus márgenes de beneficio.
Ejemplo: Empresas farmacéuticas que priorizan la creación de medicamentos rentables en lugar de invertir en investigaciones para curar enfermedades menos comunes pero igualmente importantes.
Economía de consumo y cultura de lo desechable
El sistema económico actual está diseñado en torno al consumismo, incentivando la compra continua de bienes. La publicidad juega un papel clave al fomentar la necesidad de adquirir los últimos productos, muchas veces creando un ciclo de consumo impulsivo que prioriza las ventas sobre la sostenibilidad.
La cultura de lo desechable no solo afecta al consumidor, sino que contribuye a problemas ambientales como el aumento de desechos electrónicos y el agotamiento de recursos naturales.
En muchos casos, las lagunas legales permiten que las empresas adopten prácticas poco éticas sin enfrentar repercusiones significativas. La ausencia de regulaciones claras sobre la calidad y la durabilidad de los productos facilita la implementación de estrategias como la obsolescencia programada.
La obsolescencia programada es una práctica en la que los fabricantes diseñan productos con una vida útil limitada, ya sea mediante la utilización de materiales frágiles o restringiendo las actualizaciones tecnológicas.
El objetivo es que los consumidores tengan que reemplazar los productos rápidamente, asegurando así un flujo constante de ingresos. Este concepto se originó en la década de 1920, cuando empresas del sector de iluminación comenzaron a reducir intencionalmente la duración de las bombillas para aumentar las ventas.
Tipos de obsolescencia programada
El producto se fabrica con componentes de baja calidad o piezas que fallarán después de un tiempo predeterminado. Ejemplo: Impresoras que dejan de funcionar después de un número fijo de impresiones.
Las empresas inducen en los consumidores la percepción de que un producto ha quedado anticuado, aunque siga funcionando perfectamente. Ejemplo: Teléfonos móviles que, aunque operan bien, parecen ‘obsoletos’ por el lanzamiento constante de nuevos modelos.
Los productos dejan de ser compatibles con actualizaciones de software o nuevos accesorios, obligando a los consumidores a comprar versiones más recientes. Ejemplo: Dispositivos electrónicos que ya no reciben soporte de software, volviéndose inutilizables con el tiempo.
La obsolescencia programada tiene consecuencias graves tanto para las personas como para el planeta. La constante producción y desecho de productos electrónicos genera toneladas de basura tecnológica, que a menudo termina en vertederos, contaminando el suelo y el agua con metales pesados.
Los consumidores deben gastar constantemente en nuevos productos, lo que crea una dependencia financiera perjudicial. Esta práctica genera un dilema ético, ya que las empresas priorizan el lucro sobre el bienestar de los consumidores y la sostenibilidad ambiental.
¿Cómo equilibrar las ganancias y la ética?
Existen formas en las que las empresas pueden prosperar sin comprometer la ética ni contribuir a la obsolescencia programada. Diseñar productos duraderos y que se puedan reparar fácilmente. Ejemplo: Empresas que adoptan modelos de economía circular, donde los productos se reutilizan o reciclan en lugar de desecharse.
Informar a los clientes sobre la importancia de elegir productos de calidad y reparar en lugar de reemplazar. Ejemplo: Campañas de concientización sobre la reparación de dispositivos electrónicos en lugar de comprar nuevos.
Implementar leyes que obliguen a las empresas a garantizar la durabilidad de los productos y a facilitar la reparación. Ejemplo: La Unión Europea ha promovido leyes que exigen a los fabricantes proporcionar repuestos y manuales de reparación.
Las empresas pueden adoptar principios de responsabilidad social y buscar un equilibrio entre rentabilidad y ética. Ejemplo: Marcas que desarrollan productos de larga vida útil como parte de su compromiso con el medio ambiente.
La búsqueda de ganancias puede llevar a prácticas cuestionables cuando se deja de lado la ética, como en el caso de la obsolescencia programada. Esta estrategia pone en evidencia cómo la economía de consumo puede generar impactos negativos tanto en los consumidores como en el medio ambiente.
Sin embargo, es posible encontrar un equilibrio entre la rentabilidad y la ética mediante la producción sostenible, la educación del consumidor y la implementación de regulaciones adecuadas.
El desafío radica en cambiar tanto la mentalidad de las empresas como la de los consumidores. Solo mediante un esfuerzo conjunto será posible superar la cultura de lo desechable y fomentar prácticas más responsables que beneficien tanto al mercado como a la sociedad y el planeta.