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El esfuerzo trae cansancio. Pienso que todos estamos de acuerdo en que el esfuerzo trae cansancio. Es increíble como muchas personas se esmeran en comunicar, al menos en la red, que el esfuerzo es sinónimo de llegar a la meta o en mejor de los casos, de llegar al éxito.
Estoy convencido de que si me esfuerzo y llego a la meta voy a llegar cansado pero contento y creo que todos van a estar de acuerdo. Pero hay una diferencia entre un esfuerzo físico y otro intelectual o de capacidad estratégica.
Cómo decía en el párrafo anterior, me esforcé y llegué pero eso estaría muy bien si estoy en una competencia deportiva porque si no me esfuerzo físicamente no lograré obtener los triunfos merecidos a mi esfuerzos, es más, si no llego a la meta en un lugar merecido eso es muy malo.
Entonces está por sentado que no hice el esfuerzo necesario ya sea en el entrenamiento y mucho peor en la competencia. Ahora como en la red estamos hablando de esfuerzos mentales, de capacidad de función estratégica o de funciones de mercadeo, al menos trabajar con una computadora si es un trabajo muy extenso y con mucha razón, si buscamos la forma de llegar al éxito.
El esfuerzo trae cansancio
Pero el que dijo que para llegar al éxito hay que esforzarse, pienso que está equivocado de profesión. Conozco mucha gente que son buenos trabajadores y ganan muy bien pero cuando le preguntan si le gusta su trabajo, contestan con una cara de «Qué más da» aunque con su boca digan «SI», esa actitud es claro indicio de que lo hace con esfuerzo.
En este caso lo más recomendable es que se dedique a lo que le gusta en verdad y delo por hecho, de que su labor va a ser muy fructífera y por lo tanto muy remunerada. Cuando usted hace un trabajo y a medida que pasa el tiempo se cansa con facilidad, es claro indicio de que está haciendo un esfuerzo extra, aunque usted sienta que le gusta lo que hace.
Pero si es así, quiere decir que usted no está haciendo sus movimientos de acuerdo con el tiempo, es decir, lo que debiera hacer en una hora lo hace en tres. Lo mismo me pasaba a mí, cuando empecé a escribir en blog, aunque no lo crean, el primer artículo lo hice en seis horas, con errores y de paso bien cansado. Eso no quería decir que no me gustaba.
Lo que pasa es que no sabía los movimientos adecuados para acortar el tiempo y me refiero a escribir en un blog gratis. Ahora cuando se trabaja en un blog de pago como es en WordPress.org es otra cosa muy diferente, en el uno es más rápido porque no hay mucha opción de que escoger, pero en el otro o sea en el de pago si hay muchísimas opciones.
Cuando te gusta lo que haces
Haciendo cálculos en la actualidad me demoro entre 15 a 20 minutos escribir un artículo y ya está listo y publicado, en cambio en el blog de pago si me demoro unas 1 hora con todo y eso incluye el paseo en Facebook o Twitter, ya que en algunas sólo es cuestión de hacer ping pero igual es un trabajo.
Entonces queda bien claro que cuando uno hace un trabajo que le gusta, el tiempo no es de importancia y el esfuerzo no existe. Cuando se trabaja con programas de vídeo como es el caso del Pro show Producer 4 usted entra en el limbo.
Al menos eso me pasa y no doy cuenta que he estado 6 horas con la mirada en la pantalla, ¿Por qué sucede esto? Pues es porque me gusta lo que hago y es igual cuando atiendo a un paciente. Por otro lado no se puede negar que hay personas que al estar mucho tiempo haciendo algo, dicen que si les gusta.
Lo que pasa es que de tanto y tanto y sin ponerle resistencia, es que se llegan a convencer que lo que están haciendo, es lo que les gusta de verdad. En lo personal no le veo nada de malo si es por el bien de la humanidad.
Por lo tanto, queda sentado que el esfuerzo trae cansancio siempre y cuando lo vea y sienta como tal, ya que puede ser una simple forma de expresión contagiada por el vulgo del barrio en el que viven. Por lo demás, todo está muy bien.
Ahora, ¿El esfuerzo trae cansancio? Eso si está comprobado hasta el extremo que muchos creen que la vida es así, pero una vez que se dan cuenta de que no es como han creído, su vida cambia de muchas formas.
¿Se puede romper ese esfuerzo y cambiarlo a placer?
El esfuerzo es un concepto que suele estar cargado de connotaciones mixtas. Por un lado, se asocia con la perseverancia, la dedicación y el logro de metas; por otro, a menudo se percibe como una carga que trae consigo cansancio y agotamiento.
Muchas personas sienten que el esfuerzo es un requisito para alcanzar el éxito, pero al mismo tiempo, experimentan un desgaste físico y emocional que puede llevarlas al agotamiento. Esto plantea una pregunta interesante: ¿Es posible transformar el esfuerzo en una experiencia que, en lugar de cansar, sea placentera? ¿El esfuerzo es simplemente una falta de motivación?
Para entender esto, es crucial desglosar lo que realmente significa el esfuerzo y cómo se relaciona con la motivación y el placer. El esfuerzo, en su sentido más amplio, implica invertir energía, tiempo y recursos para alcanzar un objetivo.
Cuando nos esforzamos, generalmente estamos buscando un resultado específico, ya sea terminar un proyecto, mejorar en una habilidad o superar un desafío personal. El problema surge cuando este esfuerzo se siente como una obligación y no como una elección consciente.
El cansancio que viene del esfuerzo no siempre es físico. A menudo, es mental y emocional, especialmente cuando las personas se esfuerzan en actividades que no disfrutan o que no encuentran significativas.
En estos casos, el esfuerzo se siente como una carga porque está desconectado de lo que realmente motiva e inspira a la persona. Aquí es donde la motivación entra en juego. Si alguien está motivado por lo que hace, el esfuerzo puede transformarse en algo mucho más llevadero e incluso en una fuente de satisfacción. La clave para transformar el esfuerzo en placer radica en la alineación entre lo que hacemos y lo que realmente valoramos.
La pasión no es esfuerzo
Si una persona trabaja en algo que le apasiona, el esfuerzo que pone en ello no se siente como un sacrificio, sino como una inversión en algo que le importa. En lugar de enfocarse en el esfuerzo en sí, la persona se enfoca en el placer que obtiene al realizar la actividad.
Esto puede explicar por qué muchas personas que disfrutan de sus trabajos, hobbies o proyectos personales no sienten el mismo tipo de cansancio que aquellas que están atrapadas en actividades que no les importan.
La falta de motivación, por otro lado, puede convertir cualquier esfuerzo en una experiencia agotadora. Cuando una persona no tiene un propósito claro o un interés genuino en lo que está haciendo, incluso las tareas más simples pueden sentirse como una carga pesada.
Es por eso que a menudo se dice que el esfuerzo es solo falta de motivación. En un contexto donde hay motivación, el esfuerzo puede convertirse en una fuente de energía y entusiasmo. Pero cuando la motivación es baja, el esfuerzo se percibe como una lucha constante contra el cansancio y la falta de interés.
Sin embargo, la motivación no es algo que se pueda forzar. No basta con decirse a uno mismo que debe estar motivado para que esto se haga realidad. La motivación auténtica surge cuando lo que hacemos está alineado con nuestros valores, intereses y metas personales.
Por ejemplo, si alguien está aprendiendo a tocar un instrumento musical porque le apasiona la música, el esfuerzo invertido en practicar horas al día no se siente agotador; en cambio, es una fuente de alegría y satisfacción. Por otro lado, si alguien estudia un tema que no le interesa solo porque es una obligación, el esfuerzo invertido en ello puede resultar agotador.
¿Cómo cambiar el esfuerzo por placer?
Entonces, ¿Cómo se puede romper el ciclo de esfuerzo que lleva al cansancio y transformarlo en placer? Una estrategia es cambiar la forma en que nos relacionamos con las tareas que realizamos. Esto puede implicar buscar maneras de hacer que la actividad sea más interesante, encontrar un propósito más profundo detrás de lo que hacemos o simplemente cambiar de enfoque.
Si una tarea parece monótona o tediosa, agregar un elemento de reto o creatividad puede hacer que sea más estimulante. Otra técnica es establecer metas pequeñas y alcanzables que puedan proporcionar un sentido de logro y satisfacción, lo que a su vez aumenta la motivación.
También es importante considerar que no todas las formas de esfuerzo son iguales. El esfuerzo que se realiza con un sentido de propósito y entusiasmo es cualitativamente diferente del esfuerzo que se siente como una obligación.
En el primer caso, el esfuerzo puede ser sostenido durante largos periodos sin generar el mismo nivel de agotamiento. En el segundo caso, el esfuerzo tiende a agotar rápidamente los recursos emocionales y mentales, lo que lleva al agotamiento y la desmotivación.
Es posible que, en muchos casos, el esfuerzo sea percibido negativamente porque se asocia con la renuncia al placer inmediato. Vivimos en una sociedad que a menudo valora la gratificación instantánea, lo que hace que el esfuerzo prolongado parezca algo negativo.
Sin embargo, cuando hay un propósito claro, el esfuerzo puede generar un tipo de satisfacción a largo plazo que es mucho más profunda y duradera que la gratificación inmediata. Para transformar el esfuerzo en placer, es fundamental desarrollar un sentido de conexión con lo que se hace.
En resumen
Esto puede implicar encontrar actividades que realmente apasionen, redefinir el significado de las tareas actuales o simplemente cambiar de perspectiva. A veces, no es la actividad en sí la que causa el agotamiento, sino la forma en que se percibe.
Al cambiar nuestra actitud hacia el esfuerzo, podemos encontrar una fuente renovada de motivación y energía. El esfuerzo y el cansancio que a menudo lo acompaña no son inevitables. Si bien es cierto que el esfuerzo puede llevar al agotamiento, también es posible transformar esa experiencia en algo placentero si se encuentra un propósito que inspire y motive.
El esfuerzo, cuando está alineado con lo que realmente importa a nivel personal, puede ser una fuente de satisfacción profunda en lugar de un peso. Por tanto, no es que el esfuerzo sea en sí mismo una falta de motivación, sino que la clave está en la conexión entre lo que hacemos y lo que realmente nos apasiona. Así, se puede cambiar la experiencia del esfuerzo de una carga a una fuente de alegría y realización personal.
Hola Roberto,
Alguna vez cuando trabajé como empleado … sentí eso … : me pagan por esto ? y me dije … que raro … o sea, voy al hecho de que me gustaba lo que hacía , me entretenía… y todo eso…aunque no era lo que quería finalmente que era tener mi propia empresa siendo independiente.
Ahora, estoy como independiente, de hecho siempre quise eso, aunque los altibajos han sido varios, de pronto en un proyecto que estuve haciendo sentí ese mismo sentimiento … o sea, me gusta lo que hago, y más encima me pagan … y no existe un «mayor esfuerzo» … – espero explicarme.
En ambas situaciones … me vino como una sensación o sentimiento … de rareza … huy que raro es esto …
Mientras leía este artículo me acordé de estas 2 situaciones y mi pregunta es:
En vez de sentirme RARO con eso … y no potenciarlo … qué pensar o sentir debería fortalecer en mi al darme cuenta de ello, como para potenciar este pensamiento y sentimiento. Porque si sigo pensando … que raro… ni siquiera lo estoy potenciando … o sea, comienzo a sentir que es como si pasara la fortuna frente a tí … y no la vieras …
En cambio, si al sentirlo, pienso «Lo correcto» … creo que podría potenciarlo … y cree yo mucho más de eso …
Espero que se haya entendido mi pregunta. Gracias.
Hay una explicación en la película «El extraño caso de Benjamin Bottom» si no la has visto, te aconsejo que lo hagas y ahí verás como él, se sorprende que por el trabajo que lo haría sin cobrar, le pagan y de eso se sorprende.
Gracias por la visita
Roberto Sanahuano
Máster en P.N.L.