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El observador eres tú y ya vas saber por qué. Todos tenemos la capacidad de ver, algunos observan en cambio otros simplemente miran pero, muchos actúan de una forma en que nadie se fija en nosotros por lo tanto, actuamos de la forma en la que creemos que supuestamente debe de ser, sin tener la precaución de que posiblemente alguien nos observa ¿Acaso te has hecho la pregunta quién más nos observa?
Pienso que alguna vez debes haber sentido como que alguien te observa, incluso aun cuando estás a solas con tus pensamientos pero como parte de tu defensa miras para todos lados, te das cuenta de que nadie se fija en nosotros pero por alguna razón te pones nervioso y no sabes por qué, vuelves a verificar y compruebas de que en verdad estás solo.
Haces lo que tenías planeado y después te quedas tranquilo pero, después de un momento como que sientes algo de remordimiento por lo que acabas de hacer en momentos anteriores, no solo eso, te sientes culpable y no sabes cómo retroceder el tiempo. Este tipo de experiencia sucede por lo general en personas que no están acostumbradas al mal o cualquier pillería que no está en sus parámetros.
La sensación de observación es porque en su interior hay alguien que observa y al único del que no se puede escapar es de nuestros sentimientos que en este caso, el observador eres tú mismo que sin descanso nosotros estamos al tanto de lo que hacemos. Posiblemente no se hayan dado cuenta pero siempre nos estamos diciendo «No» a algo que queremos hacer pero sabemos que no está bien.
El observador eres tú
En este caso como el observador eres tú de tus mismas acciones, siempre actuaras de acuerdo a lo que crees y muy rara vez le vas a dar atención a tu guardián interno, que es justamente el que te dice que no lo hagas. Cuantas veces le ha pasado que piensa para tomar una decisión, luego de un tiempo duda pero se deja llevar de su ego.
Para luego terminar haciendo lo que en su mente algo le decía que no por sus dudas, el resultado de eso es que escucha o siente algo parecido a «Te lo dije». Hace unos años conocí a una señora que estudió medicina y luego terminó como enfermera, el caso es que cuando su hijo necesitaba una inyección intramuscular, la cual era puesta por otra persona pero no llegó.
El niño que en esos momentos tenía 8 años necesitaba esa inyección ahora, como la mamá estaba estudiando enfermería y ya sabía inyectar, decide ponerle ella pero en el momento en que le va aplicar dudó y mucho, algo le decía que no pero más pudo su ego, de que si podía y por tal, cedió a su impulso aplicando dicha inyección.
La duda y las equivocaciones
El resultado de esa duda fue que se le inflamó la región, pero ella nunca dijo nada a nadie, peor al padre, el niño se quejaba de dolor y ella nada que pasaba y después de una fuerte fiebre el niño quedó invalido del cuello para abajo. Lo que pasó fue que le puso muy arriba al menos yo sé inyectar y sé que no se debe poner muy arriba.
Los que conocieron el caso antes que yo decían que ella se lamentó por mucho tiempo el no haberle hecho caso a la voz que le decía «No, ahí no es» pero como ya saben no hizo caso y de ahí el resultado.
El joven tuvo una vida muy triste y vivió hasta los 25 años y el único día que fue feliz fue el día que murió, lo único que hizo fue abandonarse mentalmente consiguiendo con eso una muerte natural, ¿Qué no se puede morir así? Recuerden que el observador eres tú.
¿Qué es lo que nos indica por dentro que no se haga?
Hay momentos en la vida en los que, ante ciertas decisiones, sentimos una especie de advertencia interna que nos sugiere no seguir adelante, pero aun así terminamos haciendo lo contrario. Esta voz interior puede manifestarse como una sensación de incomodidad, un presentimiento o incluso un pensamiento claro que nos dice que algo no está bien.
Sin embargo, a pesar de estas señales internas, muchas veces ignoramos ese consejo y seguimos un camino que, en retrospectiva, reconocemos que no era el adecuado. ¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué no escuchamos a nuestro propio juicio interno cuando nos dice que no hagamos algo?
Una de las razones por las cuales ignoramos esa voz interior es la influencia de las emociones en el proceso de toma de decisiones. Las emociones pueden ser poderosas y, en ocasiones, pueden nublar nuestro juicio.
Cuando deseamos algo con intensidad, como una relación, una oportunidad de negocio o una experiencia nueva, nuestras emociones pueden convencer a nuestra mente de que debemos seguir adelante, incluso cuando hay señales que indican lo contrario.
En estos casos, el deseo de gratificación inmediata puede ser más fuerte que la voz interna que sugiere precaución. Esto es especialmente cierto en situaciones donde el deseo de obtener algo es intenso, ya sea por una necesidad de validación, un anhelo de éxito o simplemente la búsqueda de placer.
Además, el miedo al arrepentimiento puede jugar un papel importante en la decisión de ignorar nuestra intuición. A menudo, las personas temen más a perder una oportunidad que a las posibles consecuencias negativas de seguir adelante.
La posibilidad de arrepentimiento
Esta mentalidad de «¿y si…?» nos lleva a actuar en contra de lo que sentimos, simplemente porque no queremos enfrentar la posibilidad de arrepentirnos más tarde por no haber intentado algo. El miedo a perder una oportunidad puede ser tan abrumador que termina silenciando esa voz interior que trata de advertirnos.
Este fenómeno está relacionado con lo que se conoce como «aversión a la pérdida», un sesgo cognitivo que hace que temamos perder algo más de lo que valoramos ganar. La presión social también juega un papel importante.
A lo largo de nuestras vidas, estamos constantemente expuestos a las expectativas y opiniones de los demás. Ya sea en el ámbito familiar, social o profesional, la necesidad de encajar y ser aceptados puede llevarnos a actuar en contra de lo que nuestro interior nos sugiere.
Por ejemplo, podríamos sentir que no es buena idea seguir con cierto trabajo o relación, pero debido a la presión de amigos, familiares o colegas, ignoramos esa voz y seguimos adelante. La necesidad de aprobación social puede ser tan fuerte que incluso anulamos nuestra intuición para cumplir con lo que se espera de nosotros.
El autosabotaje es otro factor que puede influir en nuestras decisiones. A veces, sin siquiera darnos cuenta, tomamos decisiones que van en contra de nuestro bienestar debido a patrones de pensamiento negativos o creencias limitantes.
Estos patrones pueden haberse formado en la infancia o como resultado de experiencias pasadas, y pueden influir en nuestro comportamiento de manera subconsciente. Cuando ignoramos nuestra voz interior, puede ser un signo de que estamos actuando desde un lugar de inseguridad o de baja autoestima.
¿Qué es el auto sabotaje?
El autosabotaje puede manifestarse de muchas formas, como procrastinar, tomar decisiones impulsivas o quedarse atrapado en relaciones o situaciones que no son saludables para nosotros. Además, la mente humana tiene una tendencia natural a racionalizar decisiones.
Incluso cuando algo no se siente bien, podemos encontrar formas de justificar nuestra elección. Esto es parte del mecanismo de defensa de nuestra mente, que busca reducir la disonancia cognitiva, es decir, la incomodidad que sentimos cuando nuestras acciones no están alineadas con nuestros valores o creencias.
Por ejemplo, podríamos convencernos de que una decisión impulsiva es en realidad una buena idea porque ya hemos invertido tiempo, energía o dinero en ella. Esta racionalización nos permite ignorar nuestra voz interior y seguir adelante, incluso si, en el fondo, sabemos que no es lo correcto.
La falta de autoconocimiento también puede ser un obstáculo para seguir la guía de nuestra voz interior. Muchas personas no están en sintonía con sus propias emociones, deseos y necesidades, lo que les dificulta reconocer y confiar en sus propios instintos.
Vivimos en un mundo que a menudo nos anima a buscar respuestas y validación fuera de nosotros mismos, ya sea en expertos, redes sociales o incluso en las opiniones de amigos y familiares. Esta desconexión con nuestro propio interior puede hacer que ignoremos las señales internas que nos advierten sobre una mala decisión.
Por otro lado, la intuición, que es esa voz interna que nos advierte, no siempre es fácil de interpretar. A veces, la intuición se manifiesta de forma tan sutil que es difícil distinguirla del ruido mental habitual.
El miedo y la ansiedad
En otras ocasiones, puede ser confusa porque está mezclada con el miedo o la ansiedad, lo que nos lleva a cuestionar si es realmente una advertencia válida o simplemente una reacción exagerada de nuestra mente.
Este dilema puede llevar a la parálisis por análisis, donde dudamos tanto de nuestra intuición que terminamos ignorándola por completo. El entorno también puede influir en nuestra capacidad para escuchar y actuar según nuestra voz interior.
Vivimos en un mundo lleno de distracciones y demandas externas que pueden hacer que sea difícil escuchar lo que nuestra mente realmente está tratando de decirnos. La vida moderna nos mantiene en un estado constante de estímulo, lo que puede hacer que sea más fácil ignorar nuestra voz interna en favor de lo que es inmediato o urgente.
Las distracciones constantes y la presión para estar siempre ocupados pueden llevarnos a tomar decisiones rápidas sin la reflexión adecuada. Finalmente, es importante mencionar que, en algunos casos, ignorar nuestra voz interior puede ser el resultado de una falta de confianza en nosotros mismos.
A lo largo de la vida, podemos haber aprendido a desconfiar de nuestras propias percepciones debido a experiencias negativas pasadas o a la influencia de personas que cuestionaron nuestro juicio. Esta falta de confianza en nuestra capacidad para tomar decisiones acertadas puede llevarnos a ignorar nuestra intuición y a seguir el consejo o la presión de otros.
En resumen
Hay muchas razones por las cuales no siempre escuchamos esa voz interior que nos advierte que no sigamos adelante. Las emociones intensas, el miedo al arrepentimiento, la presión social, el autosabotaje, la racionalización, la falta de autoconocimiento, las distracciones externas y la falta de confianza en uno mismo son factores que pueden llevarnos a tomar decisiones que van en contra de lo que sabemos que es mejor para nosotros.
Aprender a escuchar y confiar en nuestra voz interior requiere práctica y un compromiso de estar en sintonía con nuestras propias emociones y necesidades. No siempre es fácil, pero con el tiempo podemos desarrollar una mayor sensibilidad a estas señales internas, lo que nos permite tomar decisiones más alineadas con lo que realmente deseamos y con nuestro bienestar a largo plazo.