Indice de contenido
No sé hasta cuándo van aprender que el peor error que se puede cometer, ante una persona que le ha estado haciendo migas la vida, es el darle importancia. Pienso que todo está radicado en el ego de quién lo hace, ahora ¿Por qué a las personas les encanta sentirse importantes ante los demás?
Al mandarle un mensaje en aclaración de una acción, sin darse cuenta le están haciendo sentir a la otra persona que son ellos los verdaderos importantes y no el que le da el mensaje. El peor error que se puede cometer es ese mismo, ahora ¿Qué podría haber hecho? Pienso que el peor castigo que le puede dar es saludarlo-a pero sin atención.
Es decir, saludo y sigo mi camino sin mirar atrás con actitud de ¿Ah parece que era un perro? De esa forma la otra persona recibirá una bofetada, ¿Por qué? Pues por la razón más sencilla y eso es que ya no es importante. Esto se da porque, ¿Acaso usted le da importancia a un perro callejero que está en su camino? Lo mucho que puede hacer es ¡Hola perrito-a! y sigue. Muchos piensan que diciéndole o haciendo algo para que la mala persona se dé cuenta, lo están castigando.
Como quien dice que por lo menos que se sienta mal, eso es totalmente falso. Si usted va por la calle y de pronto ve a alguien que usted conoce, con algún atuendo, vehículo o cualquier cosa que tenga ¿No lo mira? Si lo hace y comenta algo es porque usted en algo lo envidia.
El peor error es darle atención
Cómo se ha dado cuenta, es de esa forma que usted lo hace importante «Mirando» y mientras más lo haga, más daño se hace usted. Entonces está claro que lo mejor que puede hacer es seguir con su vida, aunque esté el demonio a su lado.
Con esto aunque esté, lo ignora, sin darse cuenta es fijo que se va solo sin botarlo. Cómo dije anteriormente, es cuestión de ego y por lo tanto el mal no va a dejar que usted lo humille ignorándolo, entonces antes de que pase o que se den cuenta, se irá sin joder a nadie.
Es muy efectivo, al menos lo he probado en algunas ocasiones y con personas, que no conozco que eso es peligroso. Es fácil con personas que se conoce, porque sabe de qué pata cojea al menos si tiene costumbre de abrir la boca como libro viejo, es presa fácil.
Si usted llega a tener problemas con alguien que ha tenido amistad, y no quiere saber nada de esa persona, lo único que tiene que hacer es esperar no más de 15 minutos, después pararse lo más cerca de esa persona, pero lo más serena que pueda.
Esto lo debe hacer sin mirarlo-a y de ser posible, hable con alguien que esté por ahí, después se retira y regresa 10 minutos después y hace lo mismo. La incógnita lo embargará al agresor, se hará algunas preguntas y nunca sabrá cual es su intención, pero si sabrá que usted lo ha marginado, por lo tanto él sabrá que lo que hizo al pelearse con usted fue el peor error.
¿Por qué darle atención a una persona?
Dar atención a una persona tiene un impacto profundo en cómo esa persona se percibe a sí misma y cómo los demás la perciben. La atención actúa como un reflejo que puede magnificar los rasgos de una persona, independientemente de si son positivos o negativos.
Cuando alguien recibe atención constante, su autoestima y su influencia pueden aumentar, incluso si no es una buena persona. Esto ocurre porque el reconocimiento, ya sea por admiración, curiosidad o crítica, tiende a validar la existencia de esa persona dentro de un grupo o una comunidad.
La atención tiene el poder de amplificar las cualidades de una persona, ya que la hace más visible y memorable para los demás. Incluso aquellos que actúan con egoísmo o manipulación pueden beneficiarse de esta dinámica. Por ejemplo, una persona que busca atención mediante comportamientos controvertidos o destructivos puede llegar a ser vista como alguien influyente simplemente porque ha logrado capturar el interés de los demás.
En este sentido, la atención puede actuar como una herramienta de poder, transformando incluso a las personas con intenciones cuestionables en figuras relevantes dentro de ciertos contextos. El motivo por el que la atención puede elevar a alguien que no es una buena persona tiene raíces en la psicología humana.
Muchas veces, la atención no discrimina entre el mérito moral y el impacto social. Lo que atrae la mirada de las personas suele ser lo inusual, lo audaz o lo que genera una fuerte reacción emocional, ya sea positiva o negativa. Esto significa que alguien con comportamientos dañinos pero llamativos puede obtener más atención que una persona tranquila y bien intencionada. Además, la repetición y la familiaridad suelen llevar a la aceptación. Cuanto más visible sea alguien, más probable es que sea percibido como una figura importante, independientemente de su carácter.
Las apariencias se imponen
Reconocer a una persona que merezca nuestra atención requiere un enfoque consciente y reflexivo. En un mundo lleno de estímulos y distracciones, es fácil dejarse llevar por las apariencias o por lo que es popular en el momento.
Sin embargo, prestar atención a las personas que realmente lo merecen implica observar más allá de la superficie y evaluar su impacto en los demás y en el entorno. Las personas que merecen atención suelen ser aquellas cuyas acciones reflejan integridad, empatía y un compromiso genuino con el bienestar de los demás.
Para identificar a estas personas, es útil observar cómo tratan a los demás, especialmente a aquellos que no pueden ofrecerles nada a cambio. La verdadera bondad se manifiesta en los pequeños gestos cotidianos y en la consistencia del carácter.
Una persona que merece atención no necesita buscarla activamente, ya que su valor se refleja en sus acciones y en la manera en que influye de manera positiva en quienes la rodean. También es importante prestar atención a las intenciones detrás de las acciones de una persona.
Alguien que actúa con humildad y un propósito auténtico es más digno de atención que alguien cuyo principal objetivo es destacar o manipular a los demás para su beneficio personal. Aunque las intenciones pueden ser difíciles de discernir, a menudo se hacen evidentes con el tiempo a través de patrones de comportamiento.
Otra forma de identificar a personas merecedoras de atención es evaluar el impacto que tienen en nuestra propia vida. Aquellos que nos inspiran, nos motivan a crecer o nos ayudan a enfrentar desafíos son personas valiosas que merecen ser reconocidas. Por otro lado, las personas que generan estrés, conflictos o dudas constantes sobre su sinceridad pueden no ser las más adecuadas para ocupar nuestro tiempo y energía.
La atención el apoyo emocional
Además, es fundamental recordar que no todas las personas que reciben nuestra atención deben ser figuras heroicas o ejemplares. A veces, simplemente prestar atención a alguien que está luchando o que necesita apoyo emocional puede ser un acto de bondad que marca la diferencia en su vida.
Sin embargo, esto no significa que debamos ignorar las señales de manipulación o abuso. Dar atención a alguien no debería comprometer nuestro propio bienestar o valores. Es crucial ser selectivos con la atención que ofrecemos porque nuestra energía y tiempo son recursos limitados.
Al enfocarnos en personas que realmente merecen nuestra atención, no solo les damos reconocimiento, sino que también fortalecemos las conexiones significativas y contribuimos a un entorno más positivo. Por el contrario, cuando damos atención a personas que no la merecen, corremos el riesgo de perpetuar comportamientos negativos y desviar recursos emocionales que podrían ser utilizados de manera más constructiva.
El equilibrio entre dar y reservar atención es una habilidad que se desarrolla con la experiencia y la introspección. Es importante reconocer que no somos responsables de cambiar o mejorar a las personas que no están dispuestas a hacerlo por sí mismas.
En lugar de intentar corregir o compensar los defectos de los demás, podemos centrar nuestra atención en aquellos que ya están comprometidos con el crecimiento personal y el respeto mutuo. La atención es una herramienta poderosa que puede ser usada para elevar a las personas correctas y fomentar un entorno de confianza y apoyo.
Sin embargo, también puede ser mal utilizada si se dirige hacia personas que no contribuyen al bienestar colectivo. Al ser conscientes de a quién dedicamos nuestra atención, podemos influir positivamente en nuestra vida y en la de los demás, fomentando relaciones auténticas y significativas.
En resumen
Reconocer a las personas que merecen nuestra atención no siempre es fácil, pero es una inversión valiosa en nuestro tiempo y energía. Ahora el plan «B» sería que si no da algo de valor a lo poco que se conoce como amistad, no queda mas que alejarse de esa persona, que en la realidad no sirve para mayor cosa para su vida.
He tenido que hacer eso con ciertas personas que he conocido y la verdad que no me han hecho falta, al menos hasta este momento. En total lo que se hace es que no se debe dejar que cualquier persona se acerque mas de la cuenta.