El poder de las palabras

Todos tenemos el poder de las palabras pero muchos no saben que lo tienen. En la vida y me refiero en general porque casi todos tienen la mala costumbre, de hablar sin tener los conocimientos previos de lo que dicen, por si acaso no me refiero a temas técnicos sí no, temas de la vida diaria y más que todo en la forma en que se ejecuta la comunicación.

En este caso, ¿Sabían que con las palabras se puede matar? Sí, aunque les parezca mentira pero este tipo de muertes no es como se lo ve a diario, esto funciona de la forma en que se conoce como «Muerte lenta» ¿Por qué? Pues el poder de las palabras son tan poderosas que, estando tú bien de salud te pueden hacer que te enfermes.

Con una enfermedad la cual no sospechabas que la tenías te puede llevar hasta un estado depresivo, que sí no lo controlas te seguirá llevando más abajo hasta que tú te convences de que ya no se puede hacer nada más, por lo tanto, caes en el juego del poder de las palabras solo que en este caso fueron destructivas.

Las palabras y el poder que ejercen ante las personas
Las palabras

El poder de las palabras

Ahora, ¿Por qué las palabras tienen tanta fuerza? En realidad las palabras en si no tienen la culpa de que sean tan poderosas, porque del mismo modo en que pueden destruir, también pueden obrar verdaderos hechos más conocidos como «Milagros» aún sin serlo. El único culpable de que las palabras sean tan fuertes es la persona que las utiliza.

En este caso, ¿En qué momento llegan a tener el poder de destrucción? Pues de la forma más simple, por decir, si tú llevas en tu corazón rencor, odio, envidia o tristeza y por tal llegas a pensar que la vida es así pero, te das cuenta de que alguien por ahí está actuando de una forma que a ti te choca, ¿De que forma?

Pues, sonríe con facilidad o está muy tranquilo por lo tanto, todo lo ve de una forma sencilla y apacible. Esta actitud de aquella persona no cuadra en el entramado de tu cerebro y por tal,  tu inconsciente toma una decisión de ayudarle a que sea parte de tu ser, ahora ¿Cómo lo hace?

El inconsciente dueño de tus emociones

Pues dentro de tu cerebro está todo registrado y los medios que necesitas para deprimirte, por lo tanto, tu inconsciente ordena al cerebro que saque todo en especial las palabras que tú utilizas para sentirte mal, en este caso, palabras claves cargadas de intención y emoción.

Sin pensarlo más, te acercas a la persona que la has puesto en la mira y aunque no quieras hacer daño, utilizas el poder de las palabras pensando que lo que estás haciendo está bien, claro que eso es porque tu vida es así, es decir, aprendiste a ser como eres y los medios que has utilizado para dicho aprendizaje, varían, porque puede ser desde casa, amigos, familiares o el tipo de información que acostumbras a tener.

El efecto de las palabras

Esto es simple y sencillo por una razón, la gran mayoría tiene por costumbre asociarse a lo malo que a lo bueno, esto es porque en lo malo hay más intriga, malicia, curiosidad y por tal desencadena emoción, algo como morbosidad.

Este tipo de emociones es lo que hace interesante, en cambio, lo bueno lo ven como algo sencillo y simple de atender y por tal no le dan importancia. Por esta razón es que las personas le dan más importancia a lo que le dicen.

En este caso el verdadero poder le da el que la escucha y lo asume como propia, por esto es que el bien hechor (mala gente) llega a tener éxito pensando que hizo un favor. Si tú le dices a alguien «Qué mal te queda esa ropa» y esta persona no se da tiempo de sentir si en verdad está cómoda, pues claro que se va a sentir mal por lo que se ha puesto.

Esto es por así decirlo «Sencillo» porque, ¿Qué pasaría si la frase cambia? Por decir, que tenga que ver con lo físico y no con la ropa, esto es como si le ponen a alguien la orden de que se enferme, claro que no es con todas las personas pero sucede con frecuencia porque, es suficiente de que la persona que escucha atienda lo que le están diciendo.

Las palabras y la fuerza que tiene

El poder de las palabras tiene tanta fuerza al menos si es aplicada por personas convencidas de lo que dicen, que pueden llevar a un pueblo hasta las últimas consecuencias como es el caso de la masacre Jonestown, en la Guyana, dirigida por un Pastor de índole socialista de nombre Jim Jones.

Otro caso conocido es con Charles Manson que utilizó muy bien el poder de las palabras, al extremo de hacer que otros hagan lo que él no se atrevía. Como dije anteriormente, esto toma su fuerza y poder más por el que las escucha que por el que las dice

Para tal efecto tiene por fuerza ubicar bien las palabras por que sí no, no funciona sin dejar de lado la congruencia, es decir, gesto y palabras. El poder de las palabras tiene mucho poder si sabe como las dice.

Cuando las palabras son una bendición

Sugiere el inmenso poder que tienen las palabras para impactar positivamente a quienes las reciben. Las palabras pueden no solo afectar a nivel emocional y mental, sino también influir en la energía de las personas, su bienestar, e incluso su entorno.

Cada palabra que pronunciamos lleva una carga emocional y energética. Cuando decimos palabras amables, afectuosas o de aliento, estamos enviando una vibración positiva que puede levantar el ánimo de la persona que las escucha.

Este tipo de palabras puede funcionar como una bendición porque el recibir elogios, agradecimientos o palabras de reconocimiento puede mejorar cómo nos sentimos acerca de nosotros mismos, haciéndonos sentir valorados y queridos.

Las palabras amables fomentan relaciones más profundas y cercanas, generando un entorno de confianza y apoyo. Cuando se usan palabras positivas en momentos de duda o dificultad, estas pueden inspirar a las personas a superar obstáculos y encontrar soluciones.

En momentos de sufrimiento o angustia, las palabras correctas pueden actuar como un bálsamo. Pueden aliviar el dolor emocional o, al menos, brindar consuelo. Esta función sanadora de las palabras se basa en la empatía y la validación.

Escuchar palabras que reflejan comprensión de nuestros sentimientos o circunstancias ayuda a sentirnos menos solos y comprendidos. Repetir palabras de afirmación o mensajes positivos puede cambiar la forma en que nos vemos a nosotros mismos y el mundo, transformando patrones negativos de pensamiento.

El poder espiritual de las palabras

Muchas tradiciones espirituales y religiosas creen que las palabras tienen un poder místico. En este contexto, las palabras dichas con intención pura y positiva son vistas como bendiciones literales que pueden traer paz, protección y guía divina.

Se cree que las palabras pronunciadas en oración o durante la meditación pueden canalizar una energía que conecta con lo divino, trayendo bendiciones y prosperidad. Expresar gratitud a través de palabras es otra forma de invocar bendiciones.

Al agradecer lo que tenemos, sintonizamos con una energía positiva que atrae más cosas buenas. Las palabras no solo afectan a la persona que las escucha, sino también al ambiente en general.

Cuando hablamos con gentileza y positividad, creamos una atmósfera de armonía y paz a nuestro alrededor. De la misma manera, las palabras de apoyo y gratitud pueden influir en el bienestar de grupos, familias o comunidades enteras.

Cuando usamos palabras con intención positiva, estas actúan como bendiciones que no solo impactan directamente en las emociones y pensamientos de las personas, sino que también pueden tener efectos profundos en la sanación, la energía y el bienestar general.

Las palabras bien dichas elevan, transforman y, en cierto sentido, son una forma de poder creador que puede hacer que la vida de las personas mejore de manera significativa. Si las palabras pueden herir o matar, también tienen el potencial opuesto: pueden ser portadoras de luz, esperanza y alegría.

El poder de las palabras: Los Mantras

Los mantras son palabras o frases que, repetidas con intención, canalizan energía y generan efectos poderosos en la mente y el cuerpo. Estas palabras no solo tienen un significado literal, sino que también contienen una vibración que puede impactar a nivel profundo.

En muchas tradiciones espirituales, como el hinduismo y el budismo, los mantras son utilizados para alcanzar estados de concentración, paz interior y conexión con lo divino. El poder de los mantras radica en la combinación de su significado y su sonido.

Al repetir un mantra, se crea una resonancia en el cuerpo que ayuda a enfocar la mente y alterar la conciencia. El proceso de repetición constante, conocido como «japa», actúa como una meditación que calma los pensamientos dispersos y centra la energía.

Esto no solo ayuda a reducir el estrés, sino que también eleva el estado mental y emocional de quien lo practica. Un ejemplo clásico es el mantra «Om», considerado el sonido primordial del universo.

Repetir «Om» se cree que alinea la energía personal con la vibración cósmica, promoviendo la armonía y el equilibrio. Otros mantras, como el «Om Mani Padme Hum», son venerados por sus propiedades de compasión y protección.

Además de su impacto espiritual, los mantras también tienen efectos en el bienestar físico. Se ha demostrado que la repetición de mantras reduce los niveles de ansiedad y mejora la claridad mental. Esto se debe a la capacidad de las palabras para influir en el sistema nervioso, promoviendo un estado de relajación.

En resumen, los mantras son mucho más que simples palabras. Son herramientas poderosas que canalizan energía, transforman el estado de ánimo y elevan la conciencia, beneficiando tanto el cuerpo como la mente.

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