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El reconocimiento. Parece mentira pero el reconocimiento puede ser un arma que bien utilizada puede darle sorprendes resultados. En sí ¿Qué es el reconocimiento? Viendo desde un punto práctico, el reconocimiento es algo que se hace en recompensa por los resultados obtenido por una labor hecha.
Muchas veces el resultado no es 100% satisfactorio pero lo que se reconoce es el trabajo que se hizo. En eso se tiene que estar bien consciente cuando se lo hace, porque si lo hace aun sabiendo que el trabajo fue deficiente, se estaría alagando al mediocre.
Tenga por seguro que de ahí para adelante, no podrá exigir un buen trabajo porque el trabajador sea un ejecutivo o uno de planta, se sentirá que lo está explotando. En este caso sería el resultado de su reconocimiento mal ejecutado a favor del trabajador.
En este caso se debe tener en cuenta unas pautas para poder emplear el reconocimiento, por decir, si el empleado o trabajador obtiene un resultado de un 60% de logros, puede ser merecedor de un reconocimiento y con mucha razón si obtiene un 70, 80 y ni siquiera se pensaría en dar un merecido reconocimiento si llega al 100%.
El reconocimiento personal
Hay casos de personas que por tener cierto grado de amistad hacen reconocimientos a terceros y eso, porque emplean el poder del compadrazgo, por lo general, cuando se emplea este tipo de trucos o malos juegos, lo que hacen es un daño tanto a la persona que se acostumbra a ser reconocido por la mediocridad, así como a la empresa a la cual pertenecen.
Ahora ustedes dirán si es posible llegar al éxito de esta forma, al menos yo no lo creo. Hace unos años escuché de una señorita que fue la mejor de la Universidad y hablo de la mejor del país, al menos eso creo, el caso es que ella para poder conseguir trabajo cómo profesional demoró algún tiempo.
En cambio la segunda con diferencia de unas cuantas décimas en calificaciones, ya trabajaba desde que estaba en segundo año. Claro que en unas les pagaban y en otras no por considerarlo como proyectos Universitarios, pero lo hacía.
De esa manera hizo una reputación que cuando salió graduada, enseguida encontró trabajo, de ahí para adelante ha trabajado en varios proyectos con una buena remuneración y lo principal, un excelente reconocimiento por parte de los que la han contratado.
Justamente por los reconocimientos es que ella consigue los trabajos. Ahora, ¿Cuál es la diferencia entre la primera y la segunda? Pues que la segunda nunca dijo no a un proyecto, es más su tesis de grado fue la mejor de la Facultad por la cual, en reconocimiento le dieron un premio económico. Tengo entendido que los derechos de autor de su tesis lo tiene la Facultad, pero no importa.
La trayectoria digna el reconocimiento
Su trayectoria viene desde el primer año de estudio secundario en el colegio y se graduó como la mejor estudiante del colegio, la mejor bachiller y la mejor en la especialización, en total arrasó con todo, sin contar que también fue presidenta de curso todos los años y para culminar, también fue presidenta de la asociación de estudiantes de la facultad.
Lo que hago aquí es un muy merecido reconocimiento a su labor, ahora ¿Cómo sé todo eso? Pues, la verdad es que es mi hija Melissa Sanahuano y no ha parado de tener logros, ¿Creen que no se merece el reconocimiento?
¿Qué hace que una persona sea dedicada?
La dedicación y la falta de ella son rasgos que pueden observarse en muchas personas a lo largo de sus vidas, y las razones detrás de estas actitudes pueden ser bastante complejas. Una persona dedicada, aquella que se compromete con lo que hace sin necesidad de ser obligada, muestra un nivel de motivación interna que a menudo parece natural.
Por otro lado, la persona descuidada, que no presta atención o no pone esfuerzo en sus responsabilidades, parece carecer de esa misma motivación. Para entender por qué algunas personas son más dedicadas que otras, es importante explorar varios factores que influyen en estos comportamientos, como la personalidad, el entorno, las experiencias de vida y hasta cuestiones como el ego.
Una de las principales razones por las que una persona puede ser dedicada sin que nadie la obligue es su nivel de motivación intrínseca. Esta es la motivación que surge de adentro, de un interés genuino en lo que se hace, en lugar de buscar recompensas externas o evitar castigos.
Las personas que tienen una fuerte motivación intrínseca tienden a disfrutar del proceso y no solo del resultado. Por ejemplo, un estudiante que estudia porque le apasiona aprender, no porque tenga que aprobar un examen, es un buen ejemplo de motivación intrínseca.
Estas personas encuentran satisfacción en el esfuerzo mismo, en el desafío y en la superación personal. En contraste, la motivación extrínseca es aquella que depende de recompensas externas, como dinero, reconocimiento o aprobación de los demás.
Una persona que solo trabaja bien bajo presión o para obtener una recompensa específica suele tener un enfoque más extrínseco. Si las recompensas o castigos no están presentes, su dedicación puede disminuir, lo que puede llevar a actitudes descuidadas o a una falta de compromiso con las tareas.
La responsabilidad y la disciplina
Por esta razón, consideramos que la motivación intrínseca es más sostenible a largo plazo, ya que no depende de factores externos que pueden cambiar o desaparecer. Otro factor clave es la personalidad.
Las personas tienen diferentes tipos de personalidad que influyen en su nivel de dedicación. Por ejemplo, aquellos que tienen altos niveles de responsabilidad y autodisciplina (según modelos como el de los cinco grandes rasgos de personalidad) suelen comprometerse más y ser más dedicados en lo que hacen.
Estas personas se organizan mejor, son más meticulosas y constantes, lo que les permite enfocarse en sus metas con más facilidad. En cambio, quienes tienen una personalidad más impulsiva o buscan el placer inmediato, pueden encontrar más difícil mantenerse enfocados en tareas que requieren esfuerzo y paciencia.
El entorno en el que una persona crece también juega un papel importante. Las personas que han crecido en entornos que fomentan la autonomía, la responsabilidad y la autodisciplina, como familias que apoyan el desarrollo de la independencia o maestros que alientan el aprendizaje autodirigido, suelen desarrollar una actitud dedicada.
En cambio, aquellos que han crecido en entornos donde no se les incentivó a esforzarse o donde siempre resolvían los problemas por ellos, carecen de la iniciativa para ser dedicados.
Sin embargo, esto no significa que la dedicación sea simplemente el resultado de la educación o la crianza; hay muchas personas que, a pesar de no haber recibido estímulos positivos en su entorno, logran desarrollar un alto grado de dedicación por su cuenta.
La dedicación no es ego
A veces, la dedicación puede parecer ligada al ego, pero no necesariamente en un sentido negativo. El ego puede impulsar a las personas a esforzarse para demostrar su valía, ya sea a sí mismas o a los demás.
Por ejemplo, alguien que quiere ser el mejor en su campo puede dedicar una cantidad extraordinaria de tiempo y energía a sus actividades, motivado por el deseo de reconocimiento o de superar a otros.
Este tipo de motivación puede ser poderoso, pero también puede ser agotador si no está equilibrado con un sentido de satisfacción interna. El ego puede motivar la dedicación, pero si la persona depende completamente de factores externos como la aprobación o el éxito visible, su dedicación podría fluctuar según las circunstancias.
Es interesante preguntarse si la dedicación es algo con lo que se nace o si se desarrolla a lo largo de la vida. Aunque algunos rasgos que pueden influir en la dedicación, como la autodisciplina o la responsabilidad, pueden tener una base genética, la mayoría de los expertos en psicología creen que el entorno y las experiencias de vida juegan un papel crucial en el desarrollo de estos rasgos.
Una persona puede nacer con una predisposición a ser más ordenada o enfocada, pero esa predisposición necesita ser cultivada y reforzada a través de la práctica y la experiencia. Esto significa que, aunque algunas personas parecen naturalmente más dedicadas, es posible desarrollar la dedicación con el tiempo mediante el fortalecimiento de ciertos hábitos y actitudes.
La percepción del propósito y el significado también influye en el nivel de dedicación. Las personas que sienten que lo que están haciendo tiene un propósito más grande, que va más allá de sus intereses personales, tienden a ser más dedicadas.
El sentido de la vocación
Aquellos que ven su trabajo como una forma de contribuir al bienestar de los demás, como los profesionales de la salud o los maestros, pueden tener una dedicación que proviene de un sentido de misión y vocación.
En cambio, si una persona percibe sus tareas como insignificantes o como una simple obligación, es menos probable que se comprometa con ellas con el mismo nivel de dedicación. También es crucial considerar el papel de la autorreflexión y la autoconciencia.
Las personas dedicadas suelen tener un mayor nivel de autoconciencia, lo que les permite establecer metas claras y trabajar consistentemente para lograrlas. Saben lo que quieren y por qué lo quieren, lo que les da la energía para perseverar incluso cuando las cosas se ponen difíciles.
En cambio, aquellos que son descuidados pueden carecer de claridad en cuanto a sus objetivos o simplemente no ver el valor de esforzarse en algo que no les motiva. Finalmente, la resiliencia y la capacidad de enfrentar desafíos juegan un papel importante.
Las personas dedicadas suelen ser más resilientes, lo que significa que no se rinden fácilmente ante las dificultades. En lugar de ver los obstáculos como una razón para abandonar, los ven como un reto a superar. Esta mentalidad de crecimiento es un factor que impulsa la dedicación, ya que permite a las personas mantenerse enfocadas en sus objetivos incluso cuando las circunstancias no son ideales.
En conclusión
La dedicación y la falta de ella no se deben a una sola causa, sino a una combinación de factores que incluyen la motivación intrínseca, la personalidad, el entorno, las experiencias de vida, el ego y el sentido de propósito.
Mientras que algunos pueden nacer con una predisposición hacia la dedicación, es algo que puede desarrollarse con el tiempo mediante la práctica, el fortalecimiento de hábitos positivos y la búsqueda de un propósito que resuene a nivel personal.
Las personas dedicadas no necesariamente son obligadas a serlo; en muchos casos, encuentran satisfacción en el esfuerzo y el crecimiento que surge de sus acciones. Por el contrario, quienes son descuidados pueden necesitar desarrollar una mayor autoconciencia y un sentido de propósito para encontrar la motivación que les permita ser más comprometidos en sus esfuerzos.