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El significado de las palabras. Hoy me he visto en la necesidad de escribir sobre el tema de «El significado de las palabras», pienso que es oportuno ya que la mayoría de las personas (yo era uno de ellos), tienen por actitud entender las palabras que se les dicen, pero a su manera que asumen que es la verdadera.
Según mi punto de vista, la actitud de entender de esa manera está basado, en cómo nos educaron nuestros padres y profesores, eso sin tomar en cuenta los amigos del barrio. Esto podría ser casi en un 40% la influencia de ellos en cada persona y eso sucede porque nos guían tan bien, que olvidan algo.
Al cual me refiero es a padres y profesores que no se dan cuenta, que también un joven piensa y quiere decir sus puntos de vista. Aunque para ellos no sea así y por eso los problemas. Ahora, como no podemos desarrollar nuestra propia personalidad, somos presa fácil de los pelafustanes, lo digo como joven que fui y pasé por lo mismo.
El significado de las palabras
Con todo ese antecedente en el haber de casi todos, crecemos siempre a la defensiva, que en muchos de los casos no es necesario, pero nuestra mente sobreentiende por el hecho de que en el cerebro hay datos de esto. Una prueba palpable es que cuando usted le diga a alguien, que esté siempre acostumbrado a los buenos tratos, una broma de doble sentido, él la entenderá del mejor lado y no con el sentido que se la dicen.
En cambio, con una persona que ha tenido casi todos los tratos, incluidos los amigueros, no va a responder de la misma forma y eso, depende que clase de broma sea, con la posibilidad de respuesta grosera. Recuerden que se está hablando de palabras y no de broma en si.
Ahora a donde vamos con esto, simple, es para explicarles que el significado de las palabras, las da el que las escucha más no el que las dice, piensen y visualicen alguna experiencia sobre cuando les dijeron alguna palabra, que según ustedes no fue de su agrado, y justamente esa es la prueba.
Entonces dicho lo anterior, me permito decir lo siguiente. Usted va caminando por la calle y de pronto, viene un individuo y le dice «Oye eres un cara de pepino» recuerden, que la palabra no es pepino y no la escribo porque no están preparados todavía. Entonces usted desde ya tiene un problema.
El problema es porque usted no se va a dejar humillar, insultar o menospreciar de nadie y peor de un pendejo como el que le dijo semejante ofensa. La pregunta es ¿Qué significa «Cara de pepino»? Si es lo que me imagino, está bien, pero ¿Desde cuándo usted sabe que es un insulto?
Le aseguro que no sabe, Ahora si me dice que su papá le dijo, está bien, pero ¿Desde cuándo su papá sabe que «Cara de pepino» es un insulto? Ahora si me dice que fue el abuelo el que le dijo a su papá, está bien pero, ¿Desde cuándo sabe su abuelo…?
Desde donde parten los significados
Y así nos podemos pasar hasta la historia del hombre y no sabremos con exactitud desde cuando es un insulto. Como no hay pruebas de si es o no, entonces ¿Por qué se molestan? De qué sirve dañarse el ánimo si lo pueden pasar con una sonrisa.
Claro convencidos de que para usted no significa, lo que significa para el agresor. Con un poco de práctica lo pueden hacer. Pero para que funcione tiene, mejor dicho, lo que va hacer es meditar el asunto. Para mí fue algo sorprendente cuando lo puse en práctica.
Esto lo hice con un tipo que me dijo hasta del mal que iba a morir, pero en cada supuesto insulto yo le decía «Ah, si… está bien» «Si tú lo dices» tanto fue que terminó saliendo por donde vino y yo, con una sacudida, no había pasado nada.
Por lo tanto que quede bien claro, una simple palabra que para usted signifique la muerte, no quiere decir que signifique lo mismo para todos, ¿Han escuchado la palabra «Cholo»? Pues muchos se ofenden con esa palabra. En este caso, si para usted es una simple palabra, ni hablar, es como decir pepa, palo, piedra, que no tiene importancia, espero que haya sido bien claro con el significado de las palabras y ponga en práctica lo que ha leído.
¿Por qué causa tanto efecto en las personas?
Las palabras tienen un poder inmenso porque son más que simples sonidos o letras. Las palabras son portadoras de ideas, emociones y significados que pueden influir profundamente en quienes las reciben. Desde tiempos antiguos, las palabras han sido utilizadas para inspirar, motivar, consolar y también para herir.
Su efecto radica en la capacidad de evocar sentimientos, provocar reflexiones y moldear la percepción que una persona tiene de sí misma y del mundo. El impacto de las palabras en las personas depende de varios factores. Uno de los más importantes es la conexión emocional que tienen con lo que se les dice.
Las palabras que tocan aspectos sensibles, ya sea el orgullo, la autoestima o el miedo, suelen tener un efecto más fuerte. Por ejemplo, un elogio sincero puede elevar la confianza de alguien, mientras que una crítica hiriente puede dañar su autoestima.
Esto ocurre porque las palabras no se procesan solo de manera racional, sino que también activan emociones profundas que pueden permanecer durante mucho tiempo. Otro factor que influye en el poder de las palabras es la relación entre quien habla y quien escucha.
Cuando las palabras provienen de alguien en quien confiamos o valoramos, su impacto suele ser mayor. Las palabras de un amigo cercano, un mentor o un ser querido tienen un peso emocional que las hace más significativas. Por otro lado, cuando provienen de alguien desconocido o cuya opinión no es relevante, es más fácil ignorarlas.
Para algunas personas, no hacer caso a lo que les dicen resulta más sencillo, y esto puede estar relacionado con varios aspectos. La fortaleza emocional juega un papel importante. Alguien que tiene una autoestima sólida y una visión clara de sí mismo tiende a ser menos vulnerable a las críticas negativas.
Los comentarios sin valor
Estas personas han desarrollado la capacidad de filtrar lo que escuchan, aceptando solo aquello que consideran constructivo o relevante. Esto no significa que sean insensibles, sino que saben distinguir entre comentarios que aportan valor y aquellos que no merecen atención.
El nivel de estudios no siempre es determinante en cómo las personas reaccionan a las palabras, aunque puede influir en la manera en que procesan la información. Una persona con mayor educación formal puede tener herramientas para analizar lo que escucha de manera más crítica, identificando posibles sesgos o intenciones detrás de las palabras.
Sin embargo, esto no garantiza que sea inmune a su impacto emocional. Incluso las personas más racionales pueden sentirse afectadas si las palabras tocan puntos sensibles o evocan recuerdos dolorosos. Además de la educación formal, la experiencia de vida tiene un papel crucial.
Aquellos que han enfrentado situaciones difíciles y han aprendido a superar las críticas o las adversidades suelen desarrollar una mayor resiliencia frente a las palabras negativas. Han aprendido que no todo lo que se dice es cierto o importante, y esto les permite mantener una actitud más equilibrada.
Por otro lado, quienes son más susceptibles a las palabras suelen tener una conexión más fuerte con las emociones o una historia personal que los hace vulnerables a ciertos comentarios. Esto no es una señal de debilidad, sino una característica natural de cómo cada individuo responde a los estímulos externos.
Las palabras tienen el poder de activar recuerdos, miedos o inseguridades, y para quienes no han trabajado en fortalecer su autoestima o resolver conflictos internos, este efecto puede ser más pronunciado. El contexto en el que se pronuncian las palabras también es relevante.
Comentarios y lugares apropiados
Las mismas palabras pueden tener un impacto diferente dependiendo de cómo, cuándo y dónde se digan. Una crítica en público puede ser más dolorosa que en privado, ya que involucra el miedo al juicio de los demás. De igual forma, un comentario positivo en un momento de necesidad puede tener un efecto transformador.
Esto demuestra que las palabras no actúan de manera aislada, sino que su poder está vinculado al entorno en el que se transmiten. Para aquellos que logran no hacer caso a lo que les dicen, la clave suele estar en la autoconfianza y en un sentido claro de identidad.
Saben quiénes son, cuáles son sus valores y qué es lo que realmente importa. Esto les permite escuchar críticas sin tomarlas como ataques personales o, en el caso de los elogios, recibirlos sin depender de ellos para sentirse valiosos.
No es que no les importen las palabras, sino que las evalúan con perspectiva. Las palabras también tienen el poder de construir o destruir relaciones. Una comunicación efectiva y cuidadosa puede fortalecer vínculos, mientras que el uso irresponsable de las palabras puede dañarlos.
Por eso es fundamental ser consciente del impacto que tienen nuestras palabras en los demás. Una palabra amable puede cambiar el día de alguien, mientras que un comentario hiriente puede dejar cicatrices emocionales. En última instancia, el poder de las palabras radica tanto en quien las pronuncia como en quien las escucha.
Ser consciente de cómo nuestras palabras afectan a otros y aprender a gestionar cómo respondemos a lo que nos dicen son habilidades esenciales para una vida emocionalmente equilibrada. Las palabras pueden influir, pero también es posible decidir qué peso les damos y cómo las integramos en nuestra narrativa personal.
Buen día
Estuvo bien el mensaje
Excelente.