El temor no te deja decir lo que sientes

El temor no te deja decir lo que sientes. No hay nada que hacer, los tímidos se pierden las mejores oportunidades incluso las mujeres más bellas solo pasan por su vista, que a mucha pena solo quedará en una pequeña amistad. Lamentablemente para las personas introvertidas (mea culpa) es una forma de vivir aunque no les guste pero se adaptan al medio en el que están.

Hay un detalle en esto y es que ciertos tímidos vienen con software adicionales, que se activan solo en los momentos que los necesitan es decir, no son tímidos todo el tiempo ya que si se requiere acercarse a alguna persona lo hacen y se desenvuelven muy bien, es más, son de fácil palabra y no tienen miedo de decir verdades ante cualquier persona.

Lo que sucede con aquellos tímidos que vienen sin software adicional es que su temor a enfrentarse a los acontecimientos de la vida es mayor, no son capaces de decir algo por el temor de hacer daño que es lo contrario a lo que se podría pensar, sobre el temor no es en contra de ellos sino a lo que pueda pasar fuera de ellos, que en este caso viene a ser las reacciones.

El temor no te deja decir lo que sientes
El temor no deja decir lo que se quiere

El temor como base de actitud

La diferencia entre el que viene y el que no con lo adicional (software) es que el que si tiene es que se da cuenta de lo que le atemoriza como es a algo específico, en cambio el que no ni siquiera quiere escuchar incluso al riesgo de molestarse. Ahora, al tímido se lo conoce al paso hasta en la caminada pero eso es con aquellas que la timidez ya es parte de su vida.

Siendo así uno ya sabe con quién se mete ¡Cuidado piense que usted puede llegar a cambiar a esa persona! A menos claro que ella se lo confiese que tiene cierto temor a decir palabras de observación, claro que con el fin de una buena relación pero, si no es así ni lo intente a menos que tenga una excelente confianza. Es bien difícil cuando no hay la confianza pertinente.

Hoy tuve el agrado de conversar con una señora que me vino a ofrecer productos según ella de belleza para hombres, el cual le dije que no quería porque no le veía el sentido gastar en algo que ni siquiera uso. Como buena vendedora me decía que siempre hay un momento para hacerlo y yo dale que no, porque no tengo con quién exponer mis olores varoniles seductores.

Esta señora que muy gentil me hablaba me dice: «Ah ya me di cuenta…usted es tímido y no lo niegue porque no sabe lo bueno que está perdiendo en este momento» la verdad no lo negué porque no le veo nada de malo. Sin pérdida de tiempo ella me cuenta una historia de un amigo de su hermana el cual tuvo un final muy triste.

La timidez

Este señor se conoció con la hermana de la vendedora en los momentos en que entraban al colegio en el primer año, de eso hace 50 años. Siempre se llevaron de lo mejor fueron los mejores amigos que esta historia de la humanidad pueda dar. Estaban tan conectados que hasta por una extraña coincidencia estuvieron en el mismo trabajo.

Ninguno tuvo la iniciativa de hacer pareja en matrimonio con otras personas y nadie dijo nada, el caso es que después de muchos años y ya en edad de colgar los hilos ella decide que ya es hora de formalizar con alguien y en poco tiempo lo encuentra, el resultado de esa maniobra sentimental es que ella se casa y para la boda el primer invitado fue el amigo de tantos años.

Llegó el día señalado y ya todos reunidos junto a la feliz pareja pero la reunión no arrancaba porque la novia esperaba que su amigo esté presente y nada que ver, nunca llegó incluso no estuvo presente el día que la pareja partía para otro país a vivir una nueva vida. El tiempo pasó y un día se reunieron amigos y familiares de la novia y ahí si estuvo él, como amigo.

Tragos iban y venían y en el momento en que se queda a conversar con el hermano de la amiga y ya en estado medio embriagado, se pone a llorar como un niño y todos sorprendidos por qué esa actitud y el en medio de lágrimas decía, que no soportaba el saber que su gran amor ya no está aún más que sea para conversar.

La timidez nace por temor a la reacción

Recién ahí todos se enteran que él estuvo enamorado de su amiga todo el tiempo, desde que la conoció y por no tener el valor de decirle lo que sentía, ella terminó casándose con otra persona que quién sabe cómo será su vida al lado de su esposo.

En este momento este señor aún no se casa y creo que es bien difícil que lo haga puesto que ya tiene 61 años. A menos que haya alguien que lo ame a estas alturas, posiblemente una mujer inteligente si lo haga.

Después de contarme esto, la señora dice que cual es el problema de que un hombre le diga algo a una mujer, «No tiene que temer porque ustedes los hombres no saben lo que una mujer tiene en su cabeza, pueda ser que sea algo sencillo y sea escuchado y con eso se forme una nueva vida» viéndolo desde el punto de ella es fácil pero desde el punto del tímido, el temor no te deja decir lo que sientes.

¿De dónde nace la timidez?

La timidez es un rasgo común que se manifiesta como incomodidad o ansiedad en situaciones sociales. Muchas personas tímidas sienten una barrera interna que les impide expresarse con naturalidad, lo que puede afectar sus relaciones y oportunidades.

Sin embargo, es posible entender de dónde surge la timidez y trabajar para superarla. La timidez es un fenómeno complejo que no tiene una sola causa, sino que resulta de la interacción de varios factores.

Algunas investigaciones sugieren que ciertos individuos nacen con una predisposición biológica hacia la timidez. Esta tendencia se relaciona con la forma en que el cerebro procesa la ansiedad social, con niveles más altos de actividad en la amígdala (región vinculada al miedo).

La crianza influye significativamente en el desarrollo de la timidez. Niños que crecen en ambientes sobreprotectores o con padres muy críticos pueden desarrollar miedo al rechazo. Asimismo, experiencias negativas en la escuela, como burlas o humillaciones, refuerzan la inseguridad.

Vivir en un entorno en el que se evita la exposición social también contribuye a la timidez. Si a lo largo de la vida una persona ha evitado situaciones sociales incómodas, es probable que refuerce la idea de que interactuar con otros es peligroso o desafiante.

Muchas personas tímidas tienen una percepción negativa de sí mismas. Se enfocan en sus defectos y temen ser juzgadas, lo que refuerza el miedo a la exposición pública. La timidez es una combinación de predisposición biológica, experiencias personales, y condicionamiento social, lo que hace que algunas personas la experimenten más intensamente que otras.

¿Es posible dejar de ser tímido?

La respuesta es sí, la timidez se puede superar con tiempo, paciencia, y práctica. No se trata de eliminar por completo el nerviosismo social, sino de aprender a gestionarlo para que no limite la vida cotidiana.

La timidez disminuye cuando nos exponemos de forma progresiva a las situaciones sociales que nos generan incomodidad. Comenzar con interacciones sencillas, como saludar a extraños o participar en conversaciones breves, puede ayudar a desarrollar confianza.

Con el tiempo, estas experiencias suman y fortalecen la seguridad interna. Las personas tímidas suelen tener pensamientos negativos automáticos, como “van a pensar mal de mí” o “haré el ridículo.” Cambiar este diálogo interno es clave.

Se puede practicar reemplazando esas ideas con afirmaciones más positivas, como “no pasa nada si me equivoco” o “estoy aprendiendo y es normal sentir nervios.” Practicar habilidades como mantener contacto visual, iniciar una conversación o expresar opiniones ayuda a mejorar la interacción social.

Inscribirse en actividades grupales, como talleres o clubes, es una excelente forma de practicar sin presión. Superar la timidez no implica dejar de sentir nervios, sino aprender a actuar a pesar de ellos.

La incomodidad es natural al principio, pero cada intento suma confianza y hace que las situaciones sociales resulten menos intimidantes con el tiempo. En algunos casos, la timidez puede estar ligada a un miedo social más profundo, como la ansiedad social.

Técnicas como la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) y la Programación Neurolingüística (PNL) pueden ser útiles para reprogramar creencias limitantes y fortalecer la autoestima.

La importancia del autoconocimiento y la paciencia

Superar la timidez es un proceso gradual. Lo más importante es no juzgarse ni compararse con otras personas, pues cada uno tiene su propio ritmo. La clave está en el autoconocimiento: aprender a identificar los propios miedos y trabajar en ellos de manera consciente.

Además, es fundamental ser paciente consigo mismo y celebrar cada pequeño avance. Si bien la timidez puede ser un obstáculo, también es una oportunidad para crecer emocionalmente.

Al enfrentar los miedos sociales y desarrollar nuevas habilidades, no solo se gana confianza, sino también una mayor capacidad para relacionarse con los demás. La timidez no tiene por qué definir a una persona; con las estrategias adecuadas, cualquiera puede aprender a gestionarla y vivir con mayor libertad y autenticidad.

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2 comentarios en «El temor no te deja decir lo que sientes»

  1. Hola,
    Me he identificado con el artículo porque también me considero una persona tímida, recuerdo que lo era cuando joven… aunque algunas veces no lo demuestre porque por ejemplo hablo harto pero la persona que sabe ver lo nota. Bueno, la cosa es que me identifico como de esos tímidos con el software adicional, o sea, sin miedo a decir lo que pensaba y en eso he sido bien directo. Bueno eso me costó algunos trabajos como empleado y algunas enemistades y pérdidas de oportunidades, cuando en forma entusiasta daba mi opinión aunque no me lo pedían, y más de una vez traté de enseñar y eso a más de alguno le cayó mal. Eso es cierto. Ahora a mis 40 y tantos en que aún considero que estoy en la curva ascendente … Por qué no ? pues cierto que lo creo y ojalá más de los 100, a pesar de algunas contrariedades por no haber sabido vivir sin miedo desde antes pero la creencia en los 100 y más la tengo. Bueno eso de los años ya no importa mucho aunque si, y lo que más importa es tener una vida feliz.
    Gracias.

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