El triste final de un hombre cuando entra en edad mayor

El triste final de un hombre es un título que a más de uno le puede llegar en la vida, siempre he dicho que no hay que ser pesimista ni alarmista pero es un tema que está a flor de piel Cuántos hombres en el mundo estarán experimentando algo parecido, al menos no hay nada que se compare en la vida de alguien el que haya perdido el respeto  de su hijo.

Pienso que es una experiencia muy dolorosa y por demás pesada. ¿Habría que buscar culpables? Pienso que a estas alturas del tiempo ya no tiene importancia, pero sería bueno el tener que decirlo de cómo y por qué sucede.

Para algunos padres se les hace difícil el tener que admitir que en algo se equivocaron. El caso es que el daño está hecho, ahora ¿Por qué sucede esta acción de los hijos? La verdad que una forma más rápida para que suceda es que el padre le dé todo.El triste final de un hombre

Esto es lo que el niñito le pide sin siquiera explicarle por qué lo hace y por qué no lo haría, claro que lo tiene que hacer en su medida, conforme su edad pero ellos si le entienden. Las razones de por qué si entienden es porque saben que lo que se compra es con dinero, ante todo saben que el dinero no está sembrado  como las plantas, por lo tanto no lo pueden cosechar sin haber hecho nada por ello, esa es una de las razones por lo que si entenderían, otra cosa es que usted como padre los haga inútiles por lo tanto su mente no desarrolla como debería.

El triste final de un hombre

Hay momentos en los que ni siquiera los hijos piden pero sus padres como confunden el amor  con la mala educación, les proporcionan hasta lo que no necesitan. Con esa medida los hijos  se dan cuenta que tienen a un protector el cual está presto para cualquier momento de la necesidad que el mismo padre ha creado.

Hoy un señor de 84 años de edad me dijo que se sentía mal y que quería que le recomiende alguna pastilla porque tiene deposiciones sangrantes, con dolores en el cuerpo. Me hizo sentir mal por no poderle ayudar ya que él es de las personas que siempre se han medicado, si vieran las cantidades de remedios que siempre compra.

En total no le dije mayor cosa porque no soy de los que visitan al médico pero si he aprendido una que otras maneras de auto ayudarme. Al menos a él no podía decirle que haga esto o aquello por su convicción y más porque es muy creyente en la iglesia.

Sin más que decirle el señor se fue de mi lado y yo al mirarlo, que con su caminar pausado que le da la su situación y no por edad, me puse a recordar. El caso es triste al menos así lo veo, ¿Tienen idea por qué este señor está así?

Pues el señor carga una pena muy grande, algo que los médicos no le explican por ser un cliente y de los buenos, ninguna medicina le va ayudar en lo que el señor siente. El siente el daño que le ha hecho a su único hijo el cual a los 45 años que tiene todavía piensa que es adolescente.

El mismo padre causa el mal

Nunca le faltó nada ni ahora que tiene un hijo como de 18 años y es igual que el padre. Le dio de todo incluso sin pedir porque era su nene, lo convenció tan bien que ahora que necesita que se desempeñe como lo que es, o sea un adulto no lo puede hacer porque nunca le enseñaron como debía ser.

Tan mal está el hijo que hasta dentro de la casa tienen hasta 5 cerrojos en las puertas, al menos en la habitación en la que están los ancianos. Las razones es porque su hijo (al que tanto lo ama hasta ahora) quiere que se mueran sus padres para poder disponer de la herencia.

Incluso hay sospechas que puede intentar atacarlos. Ahora el señor padre se entristece de saber que él es el causante de todo y no poder hacer nada para evitar tener un triste final de un hombre.

¿Qué hace que un hombre de todo a su hijo?

El acto de un padre de «dar todo» a su hijo es un tema profundo que involucra muchas emociones, creencias y factores. Cada padre, dependiendo de sus circunstancias, su historia personal y su visión sobre lo que significa ser padre, puede interpretar y vivir este concepto de manera diferente.

Sin embargo, en general, la noción de dar todo a un hijo se refiere a ofrecerle lo mejor posible en términos de afecto, recursos materiales, oportunidades y amor incondicional. Esto se hace con la intención de proporcionar lo mejor para el desarrollo y bienestar del niño.

Pero, ¿Qué motiva a un hombre a dar todo a su hijo? ¿Es siempre una acción completamente positiva, o puede haber aspectos más complejos en esta dinámica? En muchos casos, el deseo de dar todo a un hijo surge de un amor profundo y un fuerte instinto protector.

Los padres, al igual que las madres, suelen sentir un sentido de responsabilidad hacia sus hijos desde el momento en que nacen. Esta responsabilidad no solo se limita a lo físico, como el cuidado de su salud y bienestar, sino que también abarca aspectos emocionales y psicológicos.

El amor paterno puede ser tan inmenso que, a veces, un padre está dispuesto a sacrificarse, a renunciar a sus propios deseos y necesidades, con tal de garantizar que su hijo tenga lo mejor posible en la vida. En este sentido, el concepto de «dar todo» puede verse como una expresión de este amor incondicional.

Sin embargo, no siempre es tan simple. El acto de dar todo puede reflejar también una necesidad interna del padre. Algunos hombres pueden sentirse motivados a dar más de lo que pueden ofrecer por la creencia de que, al hacerlo, están proporcionando algo que les fue faltante en su propia vida.

Los vacíos emocionales del adulto

Un padre que creció en un hogar con carencias emocionales o materiales puede sentir la necesidad de llenar esos vacíos en la vida de su hijo, creyendo que el niño, al tener todo lo que él no tuvo, será más feliz o estará más equilibrado.

Esta motivación, aunque bien intencionada, puede estar basada en una idealización de lo que significa el bienestar y la felicidad. Lo que un padre considera que es «dar todo» puede no ser lo que realmente necesita su hijo para crecer de manera saludable y autónoma.

Por otro lado, la falta de atención o el consentimiento por parte de un padre puede interpretarse de diversas maneras. En algunos casos, un padre puede sentirse abrumado por sus propias preocupaciones o problemas, lo que le impide estar tan presente como desearía en la vida de su hijo.

La falta de atención, por lo tanto, no siempre es un acto de desinterés o falta de amor, sino una consecuencia de factores externos, como el estrés, el trabajo excesivo o incluso problemas emocionales no resueltos.

En este contexto, la falta de atención puede ser más una cuestión de no tener los recursos emocionales o físicos para estar allí de la manera que el hijo necesita. En otros casos, el consentimiento o la falta de atención puede estar relacionada con dinámicas de poder y control en la familia.

Un padre puede sentir que al dar todo a su hijo está demostrando su autoridad o su capacidad para ser el proveedor. Sin embargo, esto puede dar lugar a una relación desequilibrada en la que el padre no permita que el hijo desarrolle una autonomía saludable.

La sobreprotección del padre

En lugar de ser una figura que apoya el crecimiento del hijo, el padre puede actuar de manera sobreprotectora o autoritaria, lo que restringe la capacidad del niño de tomar decisiones por sí mismo o aprender de sus propios errores.

En este tipo de dinámica, el consentimiento del hijo para recibir todo lo que se le ofrece puede verse más como una imposición, más que una opción real o deseada por el niño. La falta de atención también puede ser vista como un resultado de la desconexión emocional entre padres e hijos.

A veces, los padres pueden estar tan centrados en proveer lo material que no reconocen las necesidades emocionales de su hijo. El niño puede tener todo lo que desea en términos de objetos o recursos, pero carecer de la atención emocional que realmente necesita para sentirse seguro, querido y comprendido.

Esta desconexión puede llevar a que el niño se sienta invisible o desatendido, lo que puede afectar su desarrollo emocional y su relación con el mundo que lo rodea. En este sentido, la falta de atención no se refiere necesariamente a la ausencia física, sino a la falta de conexión genuina, empatía y apoyo emocional.

Además, hay que considerar el impacto de los propios temores y creencias del padre en su relación con el hijo. Algunos padres temen que sus hijos no tengan las oportunidades que ellos mismos no tuvieron, por lo que intentan compensar esto dándoles todo lo que pueden, sin considerar si realmente es lo que el hijo necesita.

A veces, el padre actúa por un deseo de proteger a su hijo de los fracasos o el sufrimiento, sin darse cuenta de que este sobreprotegerlo puede impedirle aprender lecciones importantes de la vida.

En conclusión

Dar todo no siempre significa lo mejor para el hijo; a veces, lo que el niño necesita es aprender a enfrentarse a desafíos y a tomar decisiones por sí mismo, lo que fomenta su independencia y crecimiento.

El acto de dar todo a un hijo puede ser una expresión de amor y deseo de protección, pero también puede ser el reflejo de miedos o inseguridades personales del padre. El consentimiento o la falta de atención pueden estar influenciados por factores emocionales complejos, que incluyen la forma en que el padre ve su propio rol en la familia y sus experiencias pasadas.

Es importante que los padres se den cuenta de que dar todo a su hijo no siempre significa dar lo mejor. A veces, lo mejor es permitir que el niño crezca de manera autónoma, enfrentando desafíos y desarrollando sus propias habilidades para lidiar con el mundo. La atención, el amor y la presencia genuina son igualmente importantes, y un equilibrio entre ofrecer apoyo y fomentar la independencia es fundamental para el desarrollo sano del hijo.

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