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Es duro aprender a amar aunque parece fácil pero no lo es. Muchas personas confunden lo que es querer con lo que es amar, es totalmente diferente, es decir, el querer es algo cuando se sobre entiende que es suyo y por lo tanto usted tiene un derecho sobre ello, sea lo que sea.
Ahora, si tengo un derecho quiere decir que puedo decidir que se hace o que no con lo que se quiere. Si estuviéramos hablando de un objeto me parece que está más que excelente pero lamentablemente, las personas hablamos de las otras personas a las que supuestamente queremos.
como si fueran un objeto, claro que esto es inconsciente, por lo tanto, asumimos como que podemos hacer todo lo que queramos aunque no lo admitamos. Con todos estos antecedentes nos hacemos acreedores de muchos problemas, aunque como machos que somos «No es ningún problema porque las cosas son así» el cuál es totalmente falso.
Es duro aprender a amar
Hay personas y no entro en ese grupo porque aprendí a pensar, que piensan que estamos en la época de hace 40 años, que la mujer que en este caso es nuestra amante compañera, y cómo «Nuestra», tenía que hacer todo lo que el hombre le decía sin protestar.
En estos días, todavía se escuchan en las noticias tragedias completas porque la «Rebelde mujer» un día decidió, ya no hacer la parte de obediente sin causa y por lo tanto, se hizo merecedora de un escarmiento, de los cuales hay veces que terminan en capítulos sangrientos.
Desde mi punto de vista, ¿Para qué voy a querer a una mujer que no piensa inteligentemente y por lo tanto actúa igual? En este caso prefiero amar a una mujer antes que quererla, este razonamiento viene originado por problemas que ya los he pasado, y es muy difícil entender el punto de amar y querer pero cuando ya lo entiendes, el panorama se torna muy diferente.
Cuando se ama no se hace daño, no se instiga en una duda, no se sigue, es más hay que estar siempre listo para recibir cualquier cosa de la persona que se ama, puede ser un simple papel en blanco como también una flor, el qué no importa pero sí el por qué. Muchos califican el grado de amor por el costo de lo que le han dado y esa es la peor forma de amar.
Da gusto ver esas parejas de ancianos que aunque ya están en edad de no hacer nada, pero sin embargo van por la calle cogidos de la mano como si fueran enamorados, entender esa forma de amar a la edad de 30 o 40 años no es fácil a menos que ya hayan aprendido a pensar con madurez y más que todo con el corazón o cuando se ha perdido un amor. Es duro aprender a amar.
¿Qué hace que la pareja sea amada?
El amor en una relación de pareja es uno de los aspectos más profundos y complejos de la experiencia humana. A menudo, nos encontramos preguntándonos qué es lo que hace que una pareja sea verdaderamente amada, y si es posible amar a alguien que carece de ciertas cualidades, como la iniciativa o la capacidad de expresarse.
Para entender estas preguntas, es necesario examinar los fundamentos del amor, la naturaleza de las relaciones humanas y las expectativas que tenemos hacia nuestras parejas. El amor, en su esencia, es un sentimiento que trasciende las palabras y las acciones superficiales.
Se basa en una conexión profunda entre dos personas que puede incluir la atracción física, la afinidad emocional, el respeto mutuo, y un sentido de compromiso y cuidado. A menudo, cuando pensamos en lo que hace que una pareja sea amada, nos centramos en cualidades tangibles como la amabilidad, la generosidad, la inteligencia o el sentido del humor.
Sin embargo, el verdadero amor suele ir más allá de estas características específicas y se relaciona con cómo una persona nos hace sentir en su presencia, cómo nos aceptan por lo que somos, y cómo comparten su vida con nosotros de manera auténtica.
Una de las cualidades más valoradas en una relación es la iniciativa. Tener una pareja que toma la iniciativa puede ser muy atractivo porque demuestra interés, entusiasmo y una disposición a comprometerse activamente en la relación.
La iniciativa puede manifestarse de muchas formas, ya sea planeando citas, expresando sus sentimientos abiertamente, o tomando decisiones que beneficien a ambos. Pero, ¿Qué sucede cuando una persona carece de esta cualidad? ¿Es posible amar profundamente a alguien que no tiene iniciativa?
La iniciativa cuando se ama
La respuesta a esta pregunta no es simple, ya que depende de las expectativas y necesidades individuales de cada persona en la relación. Para algunos, la falta de iniciativa puede ser un obstáculo significativo porque sienten que su pareja no está invirtiendo lo suficiente en la relación.
Esto puede llevar a una sensación de desequilibrio, donde una persona se siente responsable de todo el esfuerzo y la planificación, lo que a su vez puede generar resentimiento o frustración. Sin embargo, es importante entender que la falta de iniciativa no siempre significa falta de amor o interés.
Hay muchas razones por las cuales una persona puede no ser proactiva en una relación. Puede ser una cuestión de personalidad; algunas personas son naturalmente más pasivas o introvertidas, y prefieren seguir en lugar de liderar.
También puede haber razones más profundas, como experiencias pasadas que han llevado a la inseguridad o el miedo al rechazo. En estos casos, es posible que la persona realmente quiera contribuir más a la relación, pero no sepa cómo hacerlo o se sienta insegura al respecto.
El amor verdadero a menudo implica aceptar a la otra persona tal como es, con todas sus fortalezas y debilidades. Si bien es comprensible desear que nuestra pareja sea más proactiva, también es crucial reconocer que cada individuo tiene su propio ritmo y forma de mostrar su amor.
En lugar de centrarse únicamente en lo que falta, puede ser útil apreciar las cualidades positivas que la pareja aporta. A veces, alguien que no tiene mucha iniciativa en términos de acciones externas puede ser increíblemente amoroso y leal de otras maneras, como brindando apoyo emocional constante, siendo un buen oyente, o mostrando afecto de maneras más sutiles.
La buena comunicación
La capacidad de expresarse también juega un papel crucial en las relaciones. La comunicación abierta y honesta es fundamental para la salud de cualquier relación, ya que permite a las parejas entenderse mejor y resolver conflictos de manera más efectiva.
Cuando una persona tiene dificultades para expresarse, ya sea por timidez, miedo al juicio o simplemente porque no está acostumbrada a abrirse, puede ser un reto mantener una conexión profunda y significativa. Sin embargo, esto no significa que la relación esté condenada al fracaso.
Amar a alguien que tiene dificultades para expresarse requiere paciencia, empatía y un deseo genuino de entender a esa persona. Es posible que esta persona exprese su amor de formas no verbales, como a través de actos de servicio, gestos de cariño, o simplemente estando presente cuando más se le necesita.
En estos casos, es importante estar atentos a las señales no verbales de afecto y reconocer que no todos se sienten cómodos expresando sus sentimientos de manera directa. Además, con el tiempo y la confianza, muchas personas que inicialmente tienen dificultades para comunicarse pueden aprender a abrirse más, siempre y cuando se sientan aceptadas y no juzgadas.
Otro aspecto importante que influye en el amor de pareja es la capacidad de adaptarse y comprometerse. Las relaciones no son estáticas; cambian y evolucionan con el tiempo. Lo que puede parecer una falta de iniciativa o una incapacidad para expresarse al principio puede transformarse con el tiempo a medida que ambos miembros de la pareja se conocen mejor y aprenden a satisfacer las necesidades emocionales del otro.
El amor perfecto
En este sentido, el amor verdadero no se basa en encontrar a alguien perfecto, sino en la voluntad de crecer juntos y aceptar las imperfecciones del otro. También es importante destacar que cada relación tiene su propio conjunto de dinámicas y acuerdos implícitos.
En algunos casos, una pareja puede estar perfectamente satisfecha con un reparto desigual de la iniciativa o la comunicación, siempre que otras áreas de la relación sean satisfactorias. Por ejemplo, una persona puede compensar la falta de iniciativa de su pareja con su propia proactividad, y esto puede funcionar bien si ambas partes están de acuerdo con esta dinámica.
Lo más importante es que ambas personas se sientan valoradas y respetadas, independientemente de sus diferencias en cuanto a la expresión y la acción. Al final del día, el amor no se trata de marcar una lista de cualidades ideales en una pareja, sino de cómo esa persona encaja en nuestra vida y cómo nos hace sentir.
Hay parejas que, a pesar de sus diferencias y desafíos, encuentran maneras de amarse profundamente porque entienden que el amor no es un intercambio de perfección, sino una conexión que va más allá de los defectos y las limitaciones.
La pregunta de si se puede amar a alguien que carece de iniciativa o no sabe expresarse se reduce a lo que realmente valoramos en una relación y cómo interpretamos el amor. Para algunos, estas cualidades pueden ser cruciales, mientras que para otros, el amor puede florecer incluso en ausencia de estas características, siempre y cuando haya un entendimiento mutuo y un deseo de estar juntos.
En resumen
El éxito de una relación depende en gran medida de la capacidad de adaptarse y aceptar a la otra persona por lo que es, no por lo que deseamos que sea. Si podemos aprender a ver más allá de la superficie y apreciar el corazón y la intención detrás de las acciones (o la falta de ellas), podemos encontrar un tipo de amor que es más profundo y duradero que el que se basa únicamente en las cualidades externas.
El amor, en su forma más pura, es incondicional y no está ligado a lo que la otra persona puede o no puede hacer. Amar a alguien implica aceptar sus fortalezas y debilidades, sus habilidades y sus limitaciones, y comprometerse a caminar juntos a pesar de los desafíos que puedan surgir.
Si podemos hacer esto, descubriremos que el verdadero amor no se trata de encontrar a alguien perfecto, sino de aprender a amar a alguien de manera imperfecta pero genuina. Así, la pregunta no es tanto si se puede amar a alguien que carece de ciertas cualidades, sino si estamos dispuestos a aprender a amar de una manera que trascienda nuestras propias expectativas y necesidades inmediatas.