Fantasía o realidad es de acuerdo a su conocimiento

Fantasía o realidad. Lo que toca vivir, ya sea fantasía o realidad igual es un mundo digno de cada quien para el cual se han preparado. Hay personas que aunque viven una realidad no están dispuesto a aceptar lo que les está pasando, es decir, ellos preparan una fantasía para ocultar lo que en realidad les pasa.

En cambio hay personas que viven una fantasía pero esa misma lo hacen realidad y la viven a todo vapor, ese es el caso de los comediantes, artistas plásticos y toda clase de personas que vivan de la subrealidad. El mundo maravilloso en el que viven los hace sentirse muy bien y por eso es que les funciona.

Ahora, las personas que funcionan al revés pero para ellos es lo ideal, por lo general son personas que sufren en su interior y se adaptan a su mundo al extremo que se resisten a salir de ahí, ¿Qué es lo que los identifica? Pues es lo que  ellos dicen a todos y por lo tanto lo viven de una forma diferente.Cómo saber si es fantasía o realidad

Para los que no entendieron, suponiendo el caso de que usted vive una vida de perro con su mujer, esposa, amante, cariñosa o arrimada es igual como la llame, ahora todos en su barrio saben lo que le pasa ¡Porque usted mismo se ha encargado de decirlo! Pero que pasa que en todo su barrio se espera que usted accione de una forma «Natural»

Fantasía o realidad

Lo natural según el común de las personas sería que usted se revele ante la situación pero, ¡Sorpresa! Le ha comprado un auto nuevo, ¿No lo creen? Pues eso es lo que le pasa a un amigo, él está viendo lo que está pasando pero lo tapa con una imagen de fantasía y hace todo lo contrario que se supone que debería hacer.

Lo triste del caso es que se cree el mundo que el mismo crea y a cada rato vuelve a la realidad y ahí es cuando se revela pero por horas, porque después ya está de nuevo en su mundo, que como sabemos sólo funciona en las personas que son de verdad felices y cómo él no lo es, entonces sufre claro que poniendo la cara como de que todo está bien.

Lo típico de estas personas es que ellos no tienen personalidad y por lo tanto, la otra persona que se ha dado cuenta de ello sabe lo que tiene que hacer, en pocas palabras son manejables y casi nunca reaccionan, a menos que conozcan a otra persona que él se haya fijado en la diferencia que hay entre la una y la otra.

Entonces vendrá la pregunta ¿Por qué actúa así…..? Ahora como la otra persona también se da cuenta de la falta de compresión o cariño en la que está metido el o la persona, pone en función un plan de emergencia que consiste en llenar los vacíos que la otra persona no se ha preocupado en llenarlo, el resultado es ¿Traición?

Desde mi punto no lo veo así porque sería traición si la otra persona no se ha descuidado ningún detalle y acanalladamente la otra persona actúe así, pero no es así. Claro que también entra el dialogo.

¿Por qué se crea una fantasía sabiendo que lo real es triste?

Si por algún motivo ya no han entrado en comunicación por rencillas entonces que se puede esperar, en este mundo ya no hay ingenuos como yo, por lo tanto lo único que queda es saber si vivimos en fantasía o realidad.

La creación de una fantasía como mecanismo para escapar de una realidad dolorosa es un fenómeno común y profundamente humano. La mente tiene una capacidad extraordinaria para moldear su propia percepción del mundo, y cuando la realidad se presenta como algo difícil de soportar, a menudo se recurre a fantasías como un refugio.

Esta fantasía no necesariamente tiene que ser algo extravagante o irreal en un sentido absoluto; puede ser una versión idealizada de la vida, de uno mismo, o de las relaciones que se tienen. La realidad puede ser decepcionante, y frente a la tristeza, la soledad o el sufrimiento, es comprensible que una persona busque consuelo en un mundo imaginado, donde las cosas son como le gustaría que fueran, en lugar de como realmente son.

Las fantasías se crean en gran medida como un mecanismo de defensa. Cuando la vida se vuelve demasiado abrumadora, la mente busca maneras de aliviar el dolor emocional. Por ejemplo, si alguien se siente profundamente insatisfecho con su vida, puede fantasear con una versión ideal donde tiene el trabajo perfecto, la pareja ideal, o simplemente una existencia libre de conflictos.

Esta construcción mental le proporciona un alivio temporal y una sensación de control que no puede encontrar en su entorno real. La fantasía actúa como un analgésico para el alma, permitiendo que la persona se distancie momentáneamente de las dificultades que enfrenta.

El problema surge cuando este mecanismo se convierte en un hábito arraigado, un refugio constante que impide a la persona enfrentar y solucionar los problemas reales que le afligen.

Los deseos insatisfechos

Es importante entender que las fantasías no surgen de la nada; se alimentan de deseos insatisfechos, de miedos, de traumas no resueltos. Cuando la vida real no cumple con nuestras expectativas o incluso se presenta como una fuente constante de dolor, la fantasía se convierte en un recurso.

Sin embargo, vivir demasiado tiempo en ese mundo ilusorio puede tener consecuencias significativas. La desconexión de la realidad no solo impide el crecimiento personal, sino que también puede llevar a una forma de autoengaño, donde la persona empieza a creer en sus propias ilusiones, perdiendo de vista lo que realmente está ocurriendo en su vida.

Las falsas relaciones son un área donde esto se manifiesta de manera muy evidente. Muchas personas se encuentran atrapadas en relaciones que, en el fondo, saben que no son saludables o que no les brindan lo que realmente necesitan.

Sin embargo, salir de estas relaciones puede ser extremadamente difícil, especialmente si se han creado fantasías en torno a la otra persona o a la relación misma. Por ejemplo, alguien puede estar en una relación donde no se siente valorado o amado, pero en lugar de enfrentar esa verdad, elige aferrarse a la esperanza de que «las cosas mejorarán» o que «la otra persona cambiará».

Estas esperanzas, aunque no estén basadas en la realidad, proporcionan un sentido de estabilidad emocional y evitan que la persona tenga que confrontar la dolorosa realidad de que quizás está invirtiendo tiempo y energía en algo que nunca va a mejorar.

Otro motivo por el cual es difícil salir de un entorno de falsas relaciones es el miedo al cambio. Salir de una situación, por muy insatisfactoria que sea, implica entrar en lo desconocido, y lo desconocido es aterrador para la mayoría de las personas.

Fantasía o realidad: La seguridad en lo desconocido

Nos aferramos a lo que conocemos, incluso si eso que conocemos es doloroso, porque al menos es familiar. Existe una sensación de seguridad en lo conocido, por más tóxico que sea. La idea de empezar de nuevo, de enfrentarse a la soledad o de aceptar que se ha perdido tiempo y esfuerzo en una relación sin futuro, puede ser paralizante.

Este miedo al cambio es, en gran medida, lo que mantiene a las personas atrapadas en entornos corrompidos y disfuncionales. El ego también juega un papel fundamental en este proceso. A menudo, las personas no quieren admitir que han cometido un error al elegir una relación o al permanecer en ella más tiempo del necesario.

Aceptar que una relación es una fantasía o que se ha basado en falsas promesas implica un golpe al orgullo y a la imagen que uno tiene de sí mismo. El ego prefiere mantener la ilusión de que las cosas están bien, que la relación tiene potencial, que la inversión emocional ha valido la pena.

Esto lleva a un ciclo de autojustificación donde se encuentran razones para quedarse, incluso cuando todos los signos apuntan a que sería mejor salir. Por otra parte, la dependencia emocional es otro factor que no se puede ignorar.

Las personas que dependen emocionalmente de otros encuentran difícil cortar los lazos porque su sentido de identidad y su bienestar emocional están ligados a la relación, aunque sea una relación ficticia o disfuncional.

Han creado una realidad donde la otra persona es esencial para su felicidad, y admitir que esta relación es tóxica significaría desmoronar todo ese constructo emocional. La dependencia emocional, por tanto, no solo es una cuestión de afecto, sino de supervivencia emocional.

De consciencia y valentía

Salir de un entorno corrompido de falsas relaciones requiere un nivel de conciencia y valentía que no todos están dispuestos a enfrentar. Implica reconocer que se ha estado viviendo una mentira, que la realidad no se alinea con la fantasía que se ha construido.

Este es un proceso doloroso porque significa enfrentarse con las verdades que se han estado evitando, y esas verdades pueden ser desgarradoras. La persona puede darse cuenta de que ha estado desperdiciando su tiempo, que ha permitido que otros le falten al respeto, o que se ha traicionado a sí misma al aceptar menos de lo que merece.

Además, es común que las personas que intentan salir de estas fantasías y falsas relaciones enfrenten una especie de vacío emocional. Durante tanto tiempo, la fantasía ha llenado un espacio en su vida, proporcionándoles un propósito, aunque sea uno ilusorio.

Cuando esa fantasía se rompe, queda un vacío que puede resultar aterrador. Este vacío es la razón por la cual muchas personas prefieren seguir viviendo en una ilusión cómoda en lugar de enfrentarse al dolor de la verdad y al trabajo que implica reconstruir una vida basada en la realidad.

En última instancia, romper con las fantasías y las falsas relaciones requiere un acto de voluntad. Significa decidir que la verdad, por dolorosa que sea, es mejor que vivir en una mentira. Es un proceso que implica duelo, aceptación y un esfuerzo consciente por redefinir lo que uno quiere y merece en la vida.

No es un camino fácil, pero es un paso necesario para quienes desean una vida más auténtica y satisfactoria. Aceptar la realidad no significa resignarse al dolor, sino tener el coraje de ver las cosas como son y tomar decisiones que realmente nos beneficien.

En conclusión

Es aprender a confiar en uno mismo, en la propia capacidad para enfrentarse a la vida sin necesidad de un refugio ficticio. Es entender que, aunque la realidad pueda ser triste, solo enfrentándola podremos encontrar una verdadera satisfacción que no se desvanezca con la luz de la verdad.

Este camino hacia la autenticidad puede ser solitario y doloroso al principio, pero al final, proporciona una libertad que ninguna fantasía puede ofrecer. Es un viaje hacia la autoaceptación, hacia relaciones más auténticas y hacia una vida donde la alegría no dependa de ilusiones, sino de un sentido profundo de verdad y de conexión con uno mismo y con los demás.

Datos

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.