Hablar con la verdad evita malos entendido

Hablar con la verdad. Es preferible hablar con la verdad que andar dando las vueltas, que a la final terminan con una mentira más grande que él mismo, me refiero a que cuando se inician en los negocios en Internet, ofrecen el oro y el moro aunque no voy a negar, puede ser que a ellos si le funcionen, pero no se dan cuenta que no todos pensamos igual ni actuamos de la misma forma que ellos.

Entonces qué pasaría si yo fuera el que está ofreciendo la clave del éxito en los negocios en Internet, que de tanto dar vueltas encontré una forma de hacer cierta cantidad de dinero, pues viendo que si me salió, pienso «Con esto me voy a ganar buen dinero, lo único que tengo que hacer es enseñar a otros de cómo lo hice».

Hasta no le veo ningún problema pero, ¿Qué pasa cuando pongo en venta «Mis conocimientos»? Sencillamente que no funciona en 90% y eso si es un problema. Claro que para el que ya tiene previsto dichos baches en los negocios, para él no es problema porque no le hace caso.Por qué hablar con la verdad

Ahora el que compra dichos conocimientos se da contra la pared, porque piensa que le han robado, porque en la realidad es tan sencillo que parece que no puede ser posible por el hecho que si se lo aplica, no puede pasar como tal porque en realidad no lo ha hecho, solo hizo algo que funciona aunque para algunos sea una estafa.

Hablar con la verdad

Entonces ¿En qué se radica el problema del 90%? Pues que en este caso sería yo como «Gurú» que no precaví que para llegar al éxito en «Mis negocios» tuve que pasar por un sin números de pasos probando el uno con el otro.

Por lo tanto no me di cuenta que el último paso fue el que me dio el resultado, pero para llegar a ese paso, por decir el 10 tuve primero que empezar con el 1, entonces en este caso me toca revisar desde qué paso fue que tomé el camino correcto, pues puede ser que fue a partir del 5 o tal vez del 7 o quién sabe fue el 3, en total que la fórmula secreta ni yo mismos la sé.

Pero  si sé que me dio resultado. Tomen en cuenta que cuando ya se ha encontrado la vía casi todos se olvidan de cómo fue que llegaron ahí, simplemente usan el último paso y ya, entonces se alocan y ven el último paso como una mina de oro.

Pienso que antes de hablar o escribir en este caso como es en la red, primero tienen que verificar una y otra  vez todos los pasos que dieron antes de ofrecer, porque antes de mentir mejor es hablar con la verdad.

Hay que notar que en tierras de ciegos el tuerto es el rey, pero muchos se aprovechan de la ignorancia de las personas, incluso de las buenas intenciones que se tiene que a pesar de saber que no venden lo que ofrecen, quieren seguir vendiéndote lo que a ellos se les ocurre.

¿Qué hace que una persona busque decir algo según sus intereses?

El refrán «La verdad los hará libres» encierra una sabiduría profunda que ha resonado a lo largo de los siglos. Sin embargo, en la vida cotidiana, no siempre se sigue este ideal. Muchas personas, en lugar de buscar la libertad que proporciona la verdad, optan por la mentira, sobre todo cuando esta les permite obtener lo que desean.

La pregunta que surge entonces es: ¿Qué lleva a alguien a mentir deliberadamente para conseguir sus objetivos? Mentir es, en muchos casos, una estrategia para manipular la realidad en beneficio propio.

La persona que miente puede estar buscando satisfacer un interés particular, ya sea material, emocional o social. La mentira se convierte en un medio para un fin, una herramienta que permite alterar la percepción de los demás y, en consecuencia, influir en sus acciones.

Esto puede manifestarse en situaciones que van desde una entrevista de trabajo, donde se exageran habilidades y experiencias, hasta el ámbito personal, donde alguien puede mentir sobre sus sentimientos para obtener algo de su pareja o amigos.

Uno de los motivos más comunes para mentir es el miedo a la desaprobación o al rechazo. La sociedad tiene ciertas expectativas y normas, y muchas personas sienten que deben cumplir con ellas para ser aceptadas.

Esto puede llevar a alguien a mentir sobre quién es, qué piensa o cómo se siente, todo con el objetivo de encajar. Por ejemplo, alguien que teme ser juzgado por sus creencias o elecciones de vida puede optar por ocultarlas o distorsionarlas, mintiendo.

La mentira también puede surgir del deseo de mantener una imagen o reputación ante los demás. En un mundo donde la percepción es muchas veces más valorada que la realidad, la necesidad de proteger la propia imagen puede ser tan fuerte que empuja a la persona a mentir.

Hablar con la verdad y no La falsa imagen

La construcción de una fachada, aunque sea falsa, puede proporcionar una sensación de seguridad y poder. Al manipular la realidad, la persona siente que tiene el control, que puede dirigir cómo los demás la ven y, en última instancia, cómo reaccionan ante ella.

Otro factor que lleva a la mentira es el ego. El ego, ese sentido inflado de importancia personal, busca la gratificación y el reconocimiento. Para satisfacer estos deseos, una persona puede recurrir a la mentira, distorsionando la verdad para que encaje mejor con la imagen que quiere proyectar.

Esto puede manifestarse en algo tan sencillo como exagerar logros personales o profesionales para impresionar a otros, hasta manipular a personas cercanas para que actúen según sus propios intereses.

El beneficio inmediato que se obtiene al mentir es otra razón poderosa. A menudo, la verdad puede ser inconveniente o incluso perjudicial para los objetivos inmediatos de una persona. En contraste, una mentira bien elaborada puede abrir puertas que de otro modo permanecerían cerradas.

Esta táctica es común en situaciones donde hay una competencia, ya sea en el ámbito laboral, en las relaciones personales o incluso en contextos más amplios como los negocios y la política. La mentira se convierte en una forma de ganar ventaja, de obtener aquello que se desea sin tener que lidiar con los obstáculos que la verdad podría presentar.

No se puede ignorar que muchas veces las mentiras son impulsadas por la codicia y el deseo de obtener algo que no se puede alcanzar de forma honesta. El engaño puede ser la vía rápida para conseguir lo que uno quiere, ya sea dinero, poder, estatus o incluso amor y afecto.

La mentira como mal necesario

En estos casos, el individuo racionaliza su comportamiento, justificando la mentira como un mal necesario para alcanzar un bien mayor, que es su propio beneficio. A nivel psicológico, las mentiras pueden ser un reflejo de inseguridades profundas.

Las personas que no se sienten lo suficientemente buenas o dignas pueden mentir para compensar esas carencias internas. Al mentir, crean una versión mejorada de sí mismos que sienten que los demás pueden aceptar o admirar.

Esta dinámica, aunque proporciona un alivio temporal, a menudo lleva a una vida de constante insatisfacción, ya que la persona nunca puede sentirse realmente en paz con la imagen falsa que ha construido.

Sin embargo, no todas las mentiras son premeditadas o calculadas. Hay casos en los que la mentira surge casi de manera instintiva, como una forma de autoprotección. Estos son los momentos en los que una persona miente sin pensarlo demasiado, simplemente porque decir la verdad implicaría un dolor que no está dispuesto a enfrentar.

Esto puede suceder, por ejemplo, en situaciones donde se teme la confrontación o el conflicto. La mentira se convierte en un escudo, un mecanismo de defensa que busca proteger al mentiroso de las posibles repercusiones de ser honesto.

Lo más intrigante es que, a pesar de las razones aparentemente racionales para mentir, la verdad tiene una manera de liberarnos de cargas que no siempre somos conscientes de estar llevando. Mentir puede proporcionar ventajas a corto plazo, pero suele tener un costo a largo plazo.

Las mentiras requieren un esfuerzo continuo para mantener la ilusión, y este esfuerzo puede agotar a la persona que miente, creando una vida basada en el miedo constante a ser descubierto. Además, las mentiras tienden a erosionar la confianza.

La base de la confianza

Una vez que alguien es descubierto en una mentira, su credibilidad queda dañada. Esto puede tener consecuencias devastadoras en las relaciones personales y profesionales. La confianza es la base de cualquier relación sana, y cuando se rompe, puede ser muy difícil de reparar.

Por esta razón, aunque mentir puede parecer la opción más fácil en el momento, rara vez es la más beneficiosa a largo plazo. La paradoja es que, aunque la verdad puede ser incómoda o dolorosa, también tiene el poder de liberarnos.

La honestidad, aunque difícil, permite una conexión genuina con los demás y con uno mismo. No hay necesidad de recordar lo que se ha dicho, no hay un miedo constante a ser descubierto. Vivir en la verdad, aunque no siempre es sencillo, proporciona una paz que la mentira nunca puede ofrecer.

Entonces, ¿por qué la gente sigue optando por la mentira? Porque la verdad, aunque nos hace libres, también nos confronta con quienes realmente somos. Nos obliga a asumir responsabilidades, a aceptar nuestras debilidades y errores.

Y eso es algo que muchos prefieren evitar. Mentir, en cambio, proporciona una salida rápida, una forma de evitar el dolor y las consecuencias de la verdad. Es una elección entre la comodidad temporal de la mentira y la incomodidad de enfrentar la verdad.

En el fondo, la decisión de mentir es una señal de que alguien está priorizando sus propios intereses sobre la verdad. Es un acto que revela inseguridad, miedo y, a menudo, una falta de fe en que la realidad, tal como es, puede ser suficiente. La mentira es un intento de controlar lo incontrolable, de moldear la realidad para que se ajuste a los deseos propios, sin importar el impacto que esto tenga en los demás o incluso en uno mismo.

En resumen

Finalmente, aunque mentir puede proporcionar una sensación de logro o control a corto plazo, la verdad siempre tiene una manera de salir a la luz. Puede llevar tiempo, pero la realidad no puede ser negada indefinidamente.

Y cuando la verdad emerge, puede ser más devastadora que cualquier consecuencia que se hubiera enfrentado al principio. Por eso, aunque la verdad pueda parecer un camino más arduo, es el único que realmente lleva a la libertad y la paz interior. En un mundo lleno de engaños y verdades a medias, tener el coraje de decir la verdad es quizás uno de los actos más liberadores y auténticos que una persona puede hacer.

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