Hablar en público sin temor con solución fácil

Hablar en público. La primera vez que me tocó hablar en público, fue la experiencia más terrible que me haya pasado. El temor empieza invadiendo el cuerpo como una especie de corriente, los músculos se ponen tensos y hasta se nos olvida como hablar, en total un relajo completo ¿Han pensado por qué pasa esto? Bueno las causas pueden provenir de distintas maneras y razones.

Hay causas que se originan con algún trauma emocional ocasionadas en cualquier época de su vida, al menos que le haya impactado, es decir, si en un momento de su niñez usted quiso hablar delante de sus amiguitos pero sólo bastó que alguien del grupo empiece a molestar y los otros le secundan, al extremo de asustarlo y peor si estuvo presente la niña en la que usted le puso el ojo.

Es fijo que eso le cause un trauma de pánico  escénico o lo que se conoce como miedo hablar en público. Como dije las razones o causas pueden ser de varias formas, Hay errores que los padres cometemos en algún momento de nuestras vidas y eso es tener a nuestros hijos metidos en la casa y prohibiéndoles hacer cualquier cosa que a nosotros nos parezca mal.Cómo hablar en público

Hablar en público sin temor

Eso hace crecer a los hijos cohibidos, le decimos «No» mínimo 50 veces diarias creando con esto un programa mental, que se activa en el momento que queremos hacer algo y eso, perdura hasta la vejez que por cansancio y razonamiento producto del conocimiento de muchos años, le hace razonar  preguntándose ¿Por qué no? Si hay esto… hay lo otro.

Ahora que pasa cuando la profesora de escuela dice «A ver…Luisito a la pizarra» ¿Qué, por qué yo? dice mentalmente el pobre Luisito, sin saber siquiera por qué no puede ir a la pizarra. Algo que también  afecta en el temor de hablar en público, es de qué forma llama la profesora al niño, lo hacen ver como que fuera una sentencia de castigo.

En mi caso, como también fui un niño, me pasó esas experiencias y algo que  no entendí hasta ahora, ya que soy un profesional en la materia, pero en esos momentos no entendía porque las personas que están enfrente de uno, me refiero cuando uno está listo para hablar sin poderlo hacer, se tornan amenazantes, acusadoras y dispuestas a burlarse del mínimo paso que uno de en ese momento.

Pues en realidad, nadie tiene esa actitud en esos momentos, sólo está en la mente del que está al frente. Como la mente está tan bien entrenada, que lo único que hace es responder a los impulsos que ya ha sido insertado en su mente, o sea el «No».

Muchas veces le dijeron «No» sin saber por qué lo hacían, entonces la mente sobre entiende que al querer salir al frente va a recibir un «No» y él tiene miedo de eso, claro que es inconsciente.

Pánico escénico ¿Qué tipo de miedo o temor es?

El miedo a hablar en público, comúnmente conocido como «pánico escénico», es una de las formas más extendidas de ansiedad social. Muchas personas, incluso aquellas que parecen confiadas en otros aspectos de su vida, sienten un temor profundo ante la idea de tener que hablar frente a un grupo de personas.

Este tipo de miedo no es simplemente un nerviosismo común, sino que puede ser paralizante, afectando tanto la mente como el cuerpo. Pero, ¿Qué tipo de miedo es realmente el pánico escénico, por qué se origina y qué se puede hacer para superarlo?

El pánico escénico es, en esencia, un tipo de ansiedad social, un temor intenso a ser evaluado, juzgado o rechazado por los demás. Este miedo se enraíza en el instinto humano de querer ser aceptado por el grupo, un instinto que ha sido crucial para la supervivencia a lo largo de la historia evolutiva.

En tiempos antiguos, ser rechazado por la comunidad podía significar la diferencia entre la vida y la muerte. Aunque hoy en día no enfrentamos las mismas amenazas, el cerebro humano sigue siendo muy sensible a la posibilidad de rechazo social.

Así, el temor a hablar en público se convierte en una respuesta exagerada del sistema de supervivencia, activando la conocida respuesta de «lucha o huida». El miedo a hablar en público puede presentarse de diversas maneras.

Algunas personas experimentan síntomas físicos como sudoración excesiva, palpitaciones, temblores, sensación de mareo o incluso náuseas. Otros pueden sentirse paralizados, olvidando lo que querían decir o perdiendo el hilo de sus pensamientos.

La luz del pánico escénico

Todo esto es producto de la activación del sistema nervioso autónomo, que prepara al cuerpo para una situación que percibe como peligrosa, aunque en realidad no lo sea. La raíz del pánico escénico puede ser compleja, pero generalmente se origina por una combinación de factores.

Uno de los más comunes es una experiencia negativa pasada. Por ejemplo, alguien que fue humillado o criticado por hablar en público durante su infancia o adolescencia puede desarrollar una fobia a repetir esa experiencia.

La mente humana es muy efectiva para asociar eventos traumáticos con el miedo, y una sola experiencia negativa puede ser suficiente para que una persona desarrolle un pánico escénico persistente.

Además, el miedo a hablar en público también puede estar relacionado con la baja autoestima y la falta de confianza en uno mismo. Aquellos que dudan de sus habilidades o que creen que no son lo suficientemente buenos para merecer la atención del público pueden sentirse abrumados por la idea de estar en el centro de atención.

El miedo al juicio y a la crítica se convierte en un espejo de sus propias inseguridades internas. Otro factor que puede contribuir es la perfección. Las personas que se fijan estándares increíblemente altos para sí mismas pueden sentir un miedo paralizante a no cumplir con sus propias expectativas.

Tienen un miedo abrumador a cometer errores o a parecer incompetentes frente a los demás. Este tipo de perfeccionismo puede ser un obstáculo importante para aquellos que necesitan hablar en público, ya que les impide aceptar que los errores son una parte natural del proceso de comunicación.

¿Qué hacer en estos casos?

Entonces, ¿Qué se puede hacer para superar el miedo a hablar en público? Aunque puede parecer una tarea difícil, hay varias estrategias que pueden ayudar a gestionar y reducir este temor. Uno de los enfoques más efectivos es la exposición gradual.

Esto implica enfrentarse al miedo de manera controlada y progresiva. Comenzar hablando en entornos seguros y familiares, como entre amigos o pequeños grupos, puede ayudar a construir confianza.

A medida que la persona se sienta más cómoda, puede aumentar gradualmente el tamaño del público. La exposición repetida a la situación temida, en un entorno de apoyo, puede ayudar a desensibilizar el miedo y a desarrollar una mayor confianza en sí mismo.

Otra estrategia útil es la práctica de técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación o la visualización positiva. La respiración profunda puede ayudar a calmar el sistema nervioso y reducir los síntomas físicos de la ansiedad.

La visualización, por otro lado, consiste en imaginarse hablando en público de manera exitosa y con confianza. Al visualizar el éxito en lugar del fracaso, se puede entrenar al cerebro para reducir el miedo anticipatorio.

El uso de afirmaciones positivas también puede ser beneficioso. Muchas personas que temen hablar en público tienen un diálogo interno negativo. Se dicen a sí mismos cosas como «voy a hacer el ridículo» o «todos se reirán de mí».

Cambiar estos pensamientos por afirmaciones positivas como «estoy preparado y puedo hacerlo bien» puede ayudar a reprogramar la mente y reducir el miedo. Otra técnica importante es centrarse en el contenido, no en el público.

Concéntrese en el mensaje y no en el público

En lugar de preocuparse por lo que los demás puedan pensar, es útil concentrarse en el mensaje que se quiere transmitir. Al cambiar el enfoque del público a la información, se reduce la presión sobre uno mismo.

Además, prepararse adecuadamente puede ser una fuente importante de seguridad. Ensayar la presentación varias veces, ya sea frente a un espejo, grabándose en video o con amigos de confianza, puede ayudar a reducir la ansiedad y a sentirse más cómodo con el material.

También es crucial aprender a aceptar la incomodidad. Hablar en público puede ser incómodo, especialmente al principio, pero es importante entender que esta sensación es normal y que no es necesario eliminarla por completo para tener éxito.

En lugar de luchar contra el miedo, se puede aprender a coexistir con él, entendiendo que es una señal de que se está desafiando a uno mismo y creciendo. Para aquellos cuyo miedo es más intenso, puede ser útil buscar el apoyo de un mentor o incluso de un coach especializado en oratoria.

Trabajar con alguien que tenga experiencia puede proporcionar herramientas adicionales y ofrecer un entorno de práctica seguro. Además, existen programas específicos que enseñan habilidades de comunicación y técnicas para hablar en público, lo que puede ser un recurso valioso.

Finalmente, es importante recordar que el miedo a hablar en público es algo que afecta a muchas personas, incluso a aquellas que parecen extremadamente seguras en el escenario. No es una señal de debilidad ni algo de lo que avergonzarse.

Al contrario, enfrentarse a este miedo y aprender a gestionarlo es un signo de fortaleza y resiliencia. Cada vez que alguien supera su pánico escénico, está rompiendo una barrera personal y ganando una nueva habilidad que puede beneficiarlo tanto en su vida profesional como personal.

En resumen

El pánico escénico es un tipo de miedo profundamente arraigado en la ansiedad social y el miedo al rechazo. Se origina por una combinación de experiencias pasadas, inseguridades y expectativas poco realistas.

Afortunadamente, hay muchas estrategias que se pueden utilizar para superarlo, desde la exposición gradual hasta la práctica de técnicas de relajación y la búsqueda de apoyo profesional. Lo más importante es tener paciencia y entender que, como cualquier otra habilidad, hablar en público se puede mejorar con el tiempo y la práctica. La evolución personal no ocurre de la noche a la mañana, pero con determinación y esfuerzo, es posible transformar el miedo en una oportunidad para crecer.

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