Has lo mejor que puedas

Has lo mejor que puedas por ti sin pensar para quién. Lamentablemente estamos dirigidos por nuestros egos, que solo cuando se conoce el proceso de cómo funciona nuestra mente, es que nos podemos dar cuenta en qué momento es que fallamos. Identificar no es fácil puesto que el ego es muy poderoso.

Ahora, ¿Por qué es difícil identificar dicho proceso? Una de las razones es porque la persona se alimenta de la información ajena, asumiendo de que es la suya, en este caso, se aprende a ser egoísta porque se aprendió que tú estás primero, en esto no le veo nada de malo pero hay una tremenda diferencia.

La diferencia es que las personas mal entienden que cuando piensan que la persona que va hacer algo sea pagado o no, primero está los intereses personales y no los de aquel que recibe dicho bienestar, por esto es que al pensar en esto es que las cosas las hacen a medio hacer, dejando lo demás para una segunda ocasión.

¿Por qué hacer bien las cosas?

Esto se hace grave porque en el pasar del tiempo, se acostumbran a que la vida es así y todos sabemos que no. Mi papá me dijo en algunas ocasiones «Roberto, si vas hacer algo, hazlo bien o si no, no lo hagas» así de simple. Pienso que esto no es complicado de entender por lo sencillo aunque no fácil de ponerlo en práctica.

Haz lo mejor que puedas aunque para esto llegues a pensar que no es rentable para ti pero, si lo es para tú sentir interno porque vas a estar en paz contigo mismo. En el caso de que pienses que esto no te puede convencer, estás equivocado puesto que no se trata de convencimiento si no de aprendizaje, todo ser necesita aprender.

Ahora en el caso de que aprendiste de que no es negocio para ti, el hacer bien las cosas, bueno, si lo aprendiste también puedes desaprender o aprender a ser diferente de lo que son los demás. Esto es bien claro, tú no vives por lo que hacen los comunes seres mediocres, vives por lo que tú das a los demás sea pagado o no.

Con esto no quiere decir que vas a ser reconocido porque lamentablemente estamos en este planeta, en el cual, a las personas como tú que quieres ser diferente lo ven y lo tratan de personas tontas o, fáciles de engañar por lo tanto, tratan de exprimir todo lo que pueden de ti y cuando ya lo han conseguido o creen que lo han hecho, simplemente se alejan.

Sea discreto

Por esto es mejor no tratar ni buscar reconocimiento de nadie, simplemente ser como se es o sea, dar lo mejor de ti porque eres así y no porque piensas que puedes sacar algo. Es lamentablemente que existan personas que no entienden este proceso del ego, por lo tanto, llegan a pensar que para tontos, cualquiera pero menos uno mismo.

Haz lo mejor que puedas porque está en ti que has hecho todo lo que ha estado en tus manos, basados en tus conocimientos y no en los errores porque por cada error al que llaman experiencia, trae a otro más y así se la pasan cogiendo experiencia por años sin siquiera tomarse la molestia de preguntar o investigar en las mejores fuentes.

Preguntar en la fuente es ir hacia el lugar indicado o a la persona que tenga la información que tú requieres, claro que esto funciona si en verdad quieres ser diferente de los demás. Es muy fácil tener una vida simple en espera de alguien que te de la ayuda que tú requieras pero, ese alguien no siempre estará para cuando tú lo quieras.

Esto es porque es muy bueno ser gentil con los demás pero también es muy bueno ser gentil con uno mismo, al no ceder para los caprichos de ciertas personas que lo único que hacen es utilizarte, como si fueras una herramienta desechable que cuando ya no les sirves se van por decirlo de una forma gentil.

Use la cabeza antes de hacer algo

Haz lo mejor que puedas pero esto no quiere decir que al primero que venga, le debes hacer todo lo que te pida, en esto hay que ser bien claro, no por ser gentil y bien intencionado debes estar listo para cualquier persona.

Con esto lleva el caso que puedes ser utilizado para fines mal pensado, solo que en este caso ellos no lo hacen directamente sino, por intermedio tuyo disfrazado por una buena acción.

Es preferible conocer bien las acciones  las cuales se van a mover y más que todo saber en dónde se van a meter, en mi caso, por ayudar a alguien y sin saber las intenciones oscuras de los que me han pedido, he dañado a otros aunque después me tocó arreglar lo dañado pero de igual el daño se lo hizo. Con esto has lo mejor que puedas pero ten cuidado.

El punto de la mediocridad

Este tema aborda una cuestión profunda sobre el compromiso, el esfuerzo y la calidad de lo que hacemos. La mediocridad se refiere a hacer las cosas solo al mínimo requerido, sin poner todo el empeño o la atención necesarios para lograr la excelencia.

En muchos casos, esto puede ser resultado de la falta de motivación, interés, o incluso miedo al fracaso. Pero, ¿Realmente es justo considerar a alguien como mediocre solo porque hace algo a medias?

No siempre hacer las cosas a medias significa que la persona sea mediocre. Pueden haber razones externas que afecten el resultado, como falta de recursos o limitaciones de tiempo. Sin embargo, cuando una persona habitualmente elige no dar lo mejor de sí por desinterés o comodidad, se acerca más a la mediocridad.

La verdadera mediocridad surge cuando alguien elige no esforzarse, aunque podría hacerlo. Es una actitud que se basa en conformarse con lo mínimo, sin querer aprender o mejorar. Esto no solo afecta los resultados, sino también cómo la persona es percibida, ya que se considera que no se preocupa por la calidad de lo que hace.

La mediocridad no solo afecta a nivel personal, sino también a quienes rodean a la persona. En un entorno laboral, hacer las cosas a medias puede generar problemas a largo plazo, disminuyendo la eficiencia y afectando a otros.

En lo personal, este enfoque puede dejar una sensación de insatisfacción y estancamiento. Si bien no siempre hacer algo a medias es un signo de mediocridad, cuando esto se vuelve un hábito voluntario, puede reflejar una falta de ambición o interés en mejorar. La excelencia requiere esfuerzo, y la mediocridad, en su forma más pura, es la renuncia a ese esfuerzo.

El esfuerzo no garantiza ser eficiente

Esto refleja una realidad que a menudo se pasa por alto: no siempre el trabajo duro conduce a resultados efectivos o exitosos. Es común escuchar que el esfuerzo es la clave del éxito, pero hay otros factores esenciales que determinan si ese esfuerzo realmente vale la pena.

La eficiencia no depende solo de cuánta energía se invierte, sino de cómo se aplica. El esfuerzo, aunque valioso, no siempre garantiza que los resultados serán los mejores. Puedes dedicar horas a una tarea, pero si no tienes la estrategia adecuada o las herramientas necesarias, es probable que no logres el resultado deseado.

La eficiencia, en cambio, implica hacer lo correcto de manera óptima, utilizando los recursos de forma inteligente y con el mínimo desperdicio de tiempo o energía. Trabajar mucho no siempre significa trabajar bien.

El «trabajo inteligente» es aquel que combina esfuerzo con planificación, priorización y habilidades adecuadas. Una persona que planifica sus tareas, aprende nuevas técnicas y utiliza su tiempo de forma eficaz puede obtener mejores resultados que alguien que simplemente se esfuerza sin dirección.

Aquí entra otro factor importante: la motivación. Cuando trabajas en algo que te apasiona, el esfuerzo se alinea más fácilmente con la eficiencia. Esto se debe a que, al disfrutar lo que haces, tiendes a buscar maneras de mejorar, aprender más y superar obstáculos con creatividad.

No se trata solo de esforzarse, sino de hacerlo en lo que te mueve y en lo que eres capaz de destacar. El esfuerzo es importante, pero no siempre es sinónimo de eficiencia o éxito. Para ser eficiente, es necesario combinar ese esfuerzo con planificación, estrategias efectivas y trabajar en algo que te apasione.

¿Qué tanto afecta ser mediocre?

Ser mediocre puede tener un impacto significativo en diversas áreas de la vida, tanto a nivel personal como profesional. La mediocridad, entendida como la falta de ambición por alcanzar la excelencia o el conformarse con hacer lo mínimo necesario, puede limitar el crecimiento y generar consecuencias a largo plazo.

La mediocridad suele estar ligada a la falta de motivación para mejorar. Cuando una persona se conforma con ser mediocre, se cierra a nuevas oportunidades de aprendizaje y crecimiento.

Esto puede llevar a un estancamiento personal, donde no se desarrollan nuevas habilidades ni se exploran nuevos intereses, lo que a largo plazo genera insatisfacción y frustración.

El ser consciente de que no se está dando lo mejor de uno mismo puede afectar profundamente la autoestima. Con el tiempo, el hecho de no alcanzar el potencial propio puede generar una sensación de insatisfacción interna y falta de propósito.

Esto a su vez, alimenta una espiral negativa donde se sigue optando por lo fácil o cómodo, en lugar de aspirar a más. La mediocridad no solo afecta a nivel individual, sino también en las relaciones con los demás.

Las personas que no se esfuerzan en sus compromisos, ya sea en amistades, relaciones de pareja o laborales, pueden percibirse como poco confiables o apáticas. Esto puede afectar la calidad de las conexiones sociales y generar distanciamiento o conflictos.

En el ámbito laboral, la mediocridad puede impedir el progreso profesional. Las personas que no se esfuerzan por mejorar sus habilidades o que no asumen desafíos tienden a quedarse en posiciones de menor responsabilidad o con menos oportunidades de crecimiento. Esto puede limitar las posibilidades de ascenso, mejores salarios o nuevas oportunidades.

Falta de satisfacción

Vivir en la mediocridad suele ser insatisfactorio a largo plazo. El conformarse con lo mínimo puede llevar a una vida sin mayores desafíos ni logros significativos, lo que resulta en una sensación de vacío o de falta de realización personal. Sin metas claras o esfuerzo por lograrlas, es difícil encontrar un propósito que inspire y motive.

Ser mediocre afecta profundamente en todos los aspectos de la vida. No solo limita el crecimiento y el desarrollo personal, sino que también genera una sensación de insatisfacción, perjudica las relaciones y restringe el avance en la carrera profesional. La mediocridad, al final, impide que una persona viva con todo su potencial, privándola de experiencias más ricas y satisfactorias.

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