Indice de contenido
Hay que sonreírle al pasado. Pienso que todos en el mundo tenemos pasado, al menos son pocos los que hablan bien de lo que pasó en su vida, generalmente esa clase de personas saben que hay que sonreírle al pasado, para muchos es bien difícil llegar a sentir un pequeño agrado o no tanto pero por lo menos verle la parte amable de lo que le pasó.
Muchos toman su pasado como si fuera una escritura hecha sobre metal y me refiero a grabada y no sobre escrita, piensan que lo que pasó lo deben llevar amarrado al cinto, para de esa forma tenerlo siempre presente de que está pasando a cada rato. Esa actitud siempre lo tendrá en estado de alerta, sufriendo por algo que pasó hace mucho.
Hay personas que aunque están sufriendo siguen viviendo de la misma forma que lo han hecho, sólo por el hecho de que va a llegar un tiempo en que la persona que vive con él le va a pedir ayuda, o sea, es un consuelo de venganza que tiene. ¿Pueden ustedes admitir que alguien viva con usted por el hecho de que un día se va a desquitar por algo que hizo en el pasado? Lo veo cómo algo enfermizo.
Le hice una pregunta a un señor que cuando dice que está muy bien, lo dice pero con una sensación de pena aunque quiere hacer entender que si está bien de verdad, entonces le pregunté ¿Por qué tanta depresión? La pregunta fue como un balde de agua en la madrugada, «Yo no estoy deprimido» me dijo pero con mucha energía.
Hay que sonreírle al pasado
En vista que me contestó así le pregunté ¿Cómo va su relación con su linda esposa? El señor tiene como 65 años pero cuando le dije sobre la esposa su cara cambió, luego empezó a decirme los «Buenos» sentimientos y lo uno trajo a lo otro para terminar en que su vida es una desgracia. ¿Creen ustedes que dicho señor quiere cambiar su vida?
Ni de broma, sólo por el hecho de venganza porque él sabe que tarde o temprano ella le va a pedir ayuda y ahí es que va a disfrutar haciéndolo, por el simple hecho de tenerle lástima. Cuando escuché eso me dio hasta escalofrío, ¿Cómo una persona puede odiar tanto como para tener la paciencia de años para disfrutar una venganza?
Es increíble, cuando le pregunté si quería que le ayude a olvidar su pasado y no tanto olvidar, sino que hacer que su pasado ya no le interese al extremo de que sienta cómo si tomara un vaso de agua, así de simple. Lo que recibí como respuesta fue «NOOO» el señor no quería olvidar porque su odio es enfermizo pero él dice que no le afecta.
El pensar que no le afecta es totalmente estúpido, claro que lo digo con mucho respeto pero no encuentro una palabra más apropiada, si usted quiere abrazar a alguien pienso que lo hace así de simple pero, si usted en verdad aprecia esa persona su abrazo va a ser lleno de calor y aprecio y usted lo va a sentir, no me venga a decir que no se siente.
Aprenda a sonreír
Lo mismo pasa cuando odia, aunque usted esté junto a la persona que odia pero usted le sonríe y pasa su tiempo junto a ella, usted cada día que pasa se enferma más y estoy seguro que la otra persona ni siquiera se da cuenta de su odio, y si lo hace y no le da importancia su enfermedad es el doble, lo mejor que hay es hay que sonreírle al pasado.
Si usted no aprende a sonreírle a su pasado busque la ayuda de un Programador Neuro-lingüístico, porque su vida será amarga y mientras más años pase es peor, incluso hay personas que son predispuestas para enfermedades crónicas, si eso pasa es mejor que separe una suite en el cementerio porque no hay nada en el mundo médico que lo salve, y eso lo digo yo por mis conocimientos. Para evitarse tanto lio hay que sonreírle al pasado.
¿Qué efectos tiene el pasado?
El pasado es una parte fundamental de lo que somos como individuos. Cada experiencia que hemos vivido, cada decisión que hemos tomado y cada persona que ha pasado por nuestra vida ha dejado una huella en nosotros.
Estos recuerdos del pasado conforman nuestra identidad, moldean nuestras creencias, influencian nuestras decisiones presentes y determinan cómo nos proyectamos hacia el futuro. Sin embargo, el impacto que tiene el pasado en nuestras vidas puede ser tanto positivo como negativo, dependiendo de cómo interpretemos y manejemos esos recuerdos.
Los efectos del pasado pueden manifestarse de muchas maneras. En algunos casos, los recuerdos felices y positivos nos dan una sensación de gratitud, satisfacción y seguridad. Por ejemplo, recordar los logros que hemos alcanzado, las relaciones significativas que hemos cultivado o los momentos de alegría puede proporcionarnos una base sólida para tener confianza en nosotros mismos.
Estos recuerdos positivos pueden servir como un recordatorio de nuestras fortalezas y capacidades, motivándonos a seguir adelante con optimismo y determinación. Por otro lado, los recuerdos negativos, dolorosos o traumáticos pueden tener un efecto perjudicial en nuestra salud emocional y mental.
Estos recuerdos pueden convertirse en fuentes de ansiedad, culpa, resentimiento o tristeza. Cuando el pasado está lleno de experiencias difíciles, como pérdidas, fracasos o situaciones de abuso, es fácil quedarse atrapado en un ciclo de rumiación, donde revivimos una y otra vez esos momentos dolorosos.
Este hábito de revivir el pasado puede impedirnos disfrutar del presente y avanzar hacia un futuro más pleno. Muchas personas se preguntan si es posible hacer a un lado los recuerdos del pasado, especialmente aquellos que nos causan dolor.
Los recuerdos la mente y las emociones
En teoría, se podría pensar que podríamos simplemente dejar de lado esos recuerdos, pero la realidad es más complicada. Los recuerdos no son simplemente almacenados en nuestra mente como archivos en una computadora que se pueden eliminar a voluntad.
Están conectados a nuestras emociones, creencias y respuestas automáticas. Intentar olvidar un recuerdo doloroso puede ser contraproducente, ya que el esfuerzo por suprimirlo puede hacer que resurja con más fuerza.
Esto es lo que se conoce como el «efecto rebote», donde tratar de no pensar en algo lo hace aún más presente en nuestra mente. Sin embargo, aunque no podamos borrar los recuerdos del pasado, sí podemos aprender a cambiar nuestra relación con ellos.
Una de las formas más efectivas de hacerlo es a través de la reestructuración cognitiva, un proceso que implica reinterpretar los eventos del pasado desde una nueva perspectiva. Por ejemplo, en lugar de ver una experiencia pasada como un fracaso total, podríamos enfocarnos en las lecciones que aprendimos y en cómo esa experiencia nos ha ayudado a crecer como personas.
Al cambiar la narrativa que nos contamos a nosotros mismos sobre nuestro pasado, podemos reducir el impacto negativo que esos recuerdos tienen en nuestra vida actual. Otra estrategia útil es la práctica de la atención plena o mindfulness.
Esta técnica se centra en vivir el momento presente sin juzgar ni aferrarse a los pensamientos y recuerdos que surgen en nuestra mente. En lugar de tratar de suprimir los recuerdos dolorosos, el mindfulness nos enseña a aceptar su presencia sin dejarnos arrastrar por ellos. Esto puede reducir la ansiedad y el estrés asociados con los recuerdos negativos, permitiéndonos vivir con mayor paz y equilibrio.
El perdón te libera
El perdón también es una herramienta poderosa para liberar el peso del pasado. Muchas veces, los recuerdos dolorosos están relacionados con el resentimiento hacia los demás o hacia nosotros mismos por decisiones pasadas.
Aprender a perdonar, ya sea a otros o a nosotros mismos, no significa justificar acciones dañinas, sino liberarnos de la carga emocional que llevamos. El perdón nos permite soltar el rencor y el resentimiento, lo que puede abrir espacio para emociones más positivas y saludables.
Sin embargo, es importante reconocer que dejar atrás el pasado no siempre es fácil ni inmediato. En algunos casos, los recuerdos traumáticos pueden estar tan profundamente arraigados que afectan nuestra salud mental y requieren un enfoque más profundo.
La terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual o la terapia de aceptación y compromiso, puede ser efectiva para tratar traumas profundos y ayudar a las personas a reconciliarse con su pasado.
Además, no todos los efectos del pasado son necesariamente negativos. Algunas personas encuentran en sus experiencias pasadas una fuente de inspiración y resiliencia. Los desafíos superados pueden convertirse en testimonios de fortaleza que nos motivan a enfrentar los problemas actuales con una mentalidad más fuerte.
Al reconocer cómo hemos crecido a partir de nuestras experiencias, incluso de las más dolorosas, podemos encontrar un sentido de propósito y dirección. En última instancia, el pasado solo tiene el poder que le damos.
Lo que importa es como lo interpretas
Si bien no podemos cambiar lo que ocurrió, sí podemos cambiar cómo lo interpretamos y cómo permitimos que influya en nuestra vida actual. Esto no significa ignorar o minimizar el dolor que hemos experimentado, sino más bien aprender a integrarlo como una parte de nuestra historia que no define todo nuestro ser.
Una de las claves para liberarse de los efectos negativos del pasado es aprender a vivir en el presente. Muchas personas pasan gran parte de su tiempo mental reviviendo el pasado o preocupándose por el futuro, lo que les impide disfrutar de la vida tal como es en este momento.
Practicar la gratitud, centrarse en los aspectos positivos del presente y establecer metas para el futuro pueden ser formas efectivas de romper con el ciclo de vivir en el pasado. El pasado tiene un impacto profundo en nuestra vida, ya que moldea quiénes somos y cómo vemos el mundo.
Los recuerdos, tanto positivos como negativos, influyen en nuestras emociones, decisiones y comportamientos. Aunque no podemos cambiar lo que ha ocurrido, podemos cambiar nuestra relación con esos recuerdos a través de la reinterpretación, la atención plena, el perdón y la autocompasión.
Al hacer esto, podemos liberar el poder que el pasado tiene sobre nosotros y comenzar a vivir una vida más plena y satisfactoria en el presente. La clave no está en olvidar el pasado, sino en aprender de él y utilizarlo como una fuente de crecimiento y fortaleza.