¿Heredé el alcoholismo de mi padre?

Heredé el alcoholismo de mi padre qué hacer solución. El problema del alcoholismo está latente en todas partes del mundo, por esto es que muchas personas llegan un momento, en que se preguntan, ¿Heredé el alcoholismo de mi padre? Esto lo hacen porque en muchos casos ya tocan fondo y no se sienten bien.

Esta pregunta la hacen por lo general porque en algún momento, asistieron a una consulta del psiquiatra y este le dice, que es un mal heredado de su padre, al saber que también bebe copiosamente. No hay que dejar a un lado los comentarios de sus amigos.

Que en este caso también han estado en las mismas circunstancias, por lo cual han escuchado lo mismo. Lamentablemente esto es una especie de cadena, que en parte lo hacen por querer ayudar sin saber que lo hacen mal. Por esto hay que informarse bien antes de hablar.Heredé el alcoholismo

¿Heredé el alcoholismo?

Este tipo de diagnóstico (creo que esta bien utilizada) lo hacen incluso para la actitud de cada persona, ya que dicen que si tu padre fue un asesino, su hijo también lo será o su nieto porque supuestamente está en los genes y hay ocasiones en que se salta una generación.

Esto es ridículo por el simple hecho que un ser al nacer, viene solo, sin nada ya que su cerebro está casi vacío, porque lo único que tiene es lo que ha vivido mientras a durado su gestación, que en muchos casos se termina por perderse, ¿Por qué sucede así? Porque se da cuenta que no le interesa.

De la misma forma, si no lo aprendió y peor si nadie se lo enseñó, ¿Cómo puede tener eso en su cerebro? Que es parte fundamental para que alguien actúe, debe tener la información porque si no la tiene, ¿Cómo cree que la mente lo puede utilizar para actuar? Es simple.

El alcoholismo no se hereda, se aprende de la misma forma cuando aprende a saludar, debe saber por qué lo debe hacer y qué resultados le da. ¿Acaso esta clase de información ya viene en su cerebro? Si fuera así, ¿Por qué no se hereda la actitud de ser culto?

Tomen en cuenta que si su padre es culto, su hijo también lo será y esto porque lo ve todos los días, ve como habla, como se para incluso los libros que lee, pero esto es una enseñanza inconsciente, no se nace con ello. En el caso que el padre nunca lee en casa.

El alcoholismo no es enfermedad

Nunca le da un consejo a su hijo porque él paga a una persona para que le enseñe, ¿Cree que esto es lo que él lo va hacer? Es difícil por el simple hecho que lo están obligando y así no se aprende. En cada enseñanza debe haber el por qué lo debe hacer, pero que no se de cuenta.

Muchos alegan que el alcoholismo es una enfermedad y en algunos casos, como incurable, pero al decir así lo quieren pasar como algo que no está, en las manos de ellos para sanar, en parte es verdad. Par empezar el alcoholismo no es enfermedad porque es una actitud.

En el caso que fuera una enfermedad incurable de igual forma, deja de ser una enfermedad porque al decir «In-curable» Está afirmando que no es de afuera hacia dentro, es lo contrario, de adentro hacia afuera, más claro que el problema está en su interior mental.

Con esto se comprende que los psiquiatras ni médicos, no pueden hacer nada aquí por el simple hecho que no saben qué hacer. Al comprender que es una actitud, desde ya se entiende que es aprendido y de la misma forma que aprendió se puede desaprender.

De la misma manera que lo hace de un padre culto, lo aprende mirando y relacionando por qué lo hace y para qué me sirve. El padre alcohólico hace los mismo, enseña sin afán de enseñar y por eso es que el hijo aprende porque nadie lo obliga. Ve que es algo diferente.

¿Heredé el alcoholismo o se aprende?

Si un hijo ve que su padre bebe constantemente y hay una relación con dolor, ésta lo graba en su cerebro aunque no lo quiera, ¿Por qué sucede así? Esto es por las emociones que siente al ver a su padre, a más emociones más aprenderá hasta que llega a beber.

Cuando un hijo da el paso para beber, es porque ya tiene la suficiente información para hacerlo, pero depende de lo que suceda en ese momento, si la experiencia que vivió fue algo que le dio muchas emociones, pues lo volverá hacer sin pensarlo dos veces.

El caso que sea hijo de casa, simplemente lo hará escondido y es muy difícil que se den cuenta a menos que lo pesquen. En mis tiempos cuando empecé a beber, mis padres no se dieron cuenta hasta que ya fui casi adulto y esto, porque me quedé dormido en el piso.

En esta etapa de mi vida casi me hago alcohólico, llegué a beber por más de un año y medio, ¿Tenía razones para hacerlo? Si, claro que ahora sé que fue un error estúpido de mi parte, pero en ese momento, es la mejor decisión que alguien toma por la ignorancia.

Ahora, ¿Creen que mi padre fue alcohólico, mis tíos, mi abuelo? Nada que ver, a mucho lo hacían a los meses y eso como escapada. Entonces ¿Cómo se explica que pasé por la bebida de esa forma? Porque no fue herencia. Esto fue porque lo aprendí de mi padre.

No porque lo haya hecho seguido sino porque veía como se reían y se alegraban, esto sumado al desamor que es lo contrario de la felicidad, da como resultado un bebedor con causa. Esto se quita de la misma forma, como se aprende se desaprende, simple.

¿Es posible la herencia alcohólica?

El tema del alcoholismo y su transmisión a través de generaciones puede ser visto desde diferentes ángulos, y más allá de lo que la ciencia afirma, muchas personas con experiencia en la vida real y en el trabajo con adicciones pueden compartir sus perspectivas.

Para muchas personas, el alcoholismo no se hereda en el sentido genético, sino que se aprende a través del entorno familiar. En familias donde uno o ambos padres beben de manera excesiva, los hijos crecen viendo ese comportamiento como normal, y pueden internalizar ese patrón sin cuestionarlo.

Es común escuchar que, en estos casos, el alcoholismo se pasa de una generación a otra por el entorno en el que se crían. Algunos terapeutas que trabajan con adicciones señalan que lo que muchas veces se hereda es la incapacidad para manejar el estrés o las emociones de manera saludable.

Si una persona crece en un hogar donde el alcohol es la vía principal para enfrentar los problemas, es más probable que recurra a ese mismo método cuando se enfrente a dificultades en su propia vida, sin tener otras herramientas emocionales para lidiar con el dolor o el estrés.

Algunas personas con experiencia en superar el alcoholismo dicen que, más allá de la genética, las creencias que se transmiten en una familia juegan un papel importante. Si alguien crece creyendo que el alcohol es parte esencial de la vida social, del éxito o de la manera en que se celebran logros o se manejan pérdidas, es más probable que continúe esos hábitos.

¿Heredé el alcoholismo por rebeldía o repetición?

Hay quienes también observan que los hijos de alcohólicos a veces caen en una de dos categorías: o bien se rebelan completamente y evitan el alcohol por miedo a caer en los mismos patrones, o bien repiten el comportamiento sin darse cuenta.

Este ciclo puede parecer hereditario, pero en realidad, es más una reacción psicológica a lo que han vivido en su infancia. También se habla del impacto del entorno social y cultural, más allá del hogar.

En algunas comunidades o grupos, el alcoholismo puede ser común, y esa normalización puede influir en las generaciones que siguen. Aunque no se hereda de forma biológica, se sigue el mismo patrón de abuso, ya que la persona se adapta a lo que es normal en su entorno.

El alcoholismo a menudo parece heredarse no tanto en términos genéticos, sino como resultado de un entorno familiar y social que refuerza ciertos comportamientos y creencias.

Lo que pasa de una generación a otra muchas veces son las habilidades limitadas para enfrentar las dificultades de la vida, así como la normalización del consumo excesivo de alcohol.

¿Pueden influir las creencias familiares en el alcoholismo?

Definitivamente, las creencias familiares juegan un papel crucial en el desarrollo de patrones de comportamiento relacionados con el alcohol. En muchas familias, el alcohol es parte de la vida cotidiana y se ve como algo normal y necesario en las reuniones sociales o para relajarse después de un día estresante.

Esta normalización puede hacer que los miembros de la familia crezcan sin cuestionar el consumo de alcohol, viéndolo como una forma aceptable de manejar el estrés o celebrar eventos. Con el tiempo, este patrón puede llevar al abuso del alcohol sin que la persona lo note.

En algunas familias, el consumo de alcohol está ligado a la imagen de éxito o de socialización. Por ejemplo, si un padre o una madre transmite que tomar un trago después de un logro es necesario para celebrar, esta idea puede ser adoptada por los hijos, quienes también buscarán replicar ese comportamiento.

Lo mismo ocurre con el manejo del dolor emocional, si el mensaje familiar es «un trago te ayuda a sobrellevar las penas», se refuerza un ciclo de dependencia emocional con el alcohol. Las creencias familiares sobre el alcoholismo en sí también son importantes.

Si en la familia existe una tolerancia al consumo excesivo de alcohol o si se minimizan sus consecuencias, es más probable que no se tomen en serio los primeros signos de adicción.

En cambio, si el alcoholismo se ve como algo vergonzoso o inaceptable, las personas podrían esconder sus problemas o evitar hablar de ellos, lo que dificulta la búsqueda de ayuda.

Las creencias sobre el alcohol pueden transmitirse inconscientemente. Por ejemplo, si los hijos ven que los padres usan el alcohol para afrontar la vida diaria, pueden internalizar que esa es una solución válida para sus propios problemas.

Las acciones dan mensajes claros

Esto ocurre sin que los padres se lo digan explícitamente, pero sus acciones transmiten un mensaje claro. En algunos casos, las creencias familiares pueden generar ciclos de dependencia.

Si una familia ha vivido generaciones de personas con problemas de alcohol, puede llegar a creerse que “esto es lo que somos”, generando una sensación de inevitabilidad frente al alcoholismo.

Esta creencia puede ser muy destructiva, ya que las personas sienten que no pueden romper el ciclo. las creencias familiares no solo influyen en cómo se percibe el consumo de alcohol, sino también en cómo se maneja emocionalmente, se justifica o se niega. Cambiar estas creencias puede ser clave para romper patrones de abuso y evitar que se perpetúen en futuras generaciones.

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