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La comunicación efectiva es un arte y de eso no hay duda, pienso que para que funcione con excelencia por obligación deben de ser eficientes, tanto el que da el mensaje como los que la reciben. De qué sirve que el comunicador ponga todo su arte si los que están escuchando no hacen el menor intento por atender.
Para que una persona no atienda puede ser porque no le interesa el tema, también puede ser porque el que da el mensaje o está exponiendo el tema ante el público no es convincente, es decir, no está siendo realista en lo que dice. Al decir realista me estoy refiriendo a que tiene que tener su dosis de drama sumado a la congruencia entre lo verbal y lo no verbal.
Alguna vez, ¿Ha escuchado que el mentiroso cae más rápido que el ladrón? Pues eso es porque los mentirosos o no miran directamente a los ojos o miran fijamente para saber si lo que han dicho fue creíble claro que según la reacción del que está escuchando. Otro punto que los delata, es que cuando han mentido o dijeron un relato ellos no lo vivieron.
La comunicación efectiva
Cuando usted siente lo que ha dicho se torna como algo real y siempre lo lleva presente, por lo tanto puede pasar un tiempo y si alguien le pregunta algo sobre el tema, usted con tranquilidad puede retomar el asunto sin equivocarse pero, si no lo ha sentido hay un riesgo enorme que ni si quiera se acuerde a menos que alguien le haga acuerdo.
Los cuenteros sienten lo que dicen por eso es que ellos pueden entrar dónde se les ocurra y estafar a quien les dé la gana, es decir, ellos saben manejar muy bien la comunicación efectiva y ni siquiera se han dado cuenta. Son tan reales que son acreedores de hazañas increíbles en el arte de la estafa, uno de ellos es el Conde Víctor Lustig.
Estos señores si hubieran utilizado su arte de la comunicación efectiva en desarrollo personal, hubieran viajado a todo lujo dando seminarios poderosos a todo aquel que necesitara de que alguien les diga cómo hablar ante los demás, hubieran sido millonarios sin tener que deberles a nadie empleando su arte en las ventas.
Para ser un comunicador efectivo, debes ser un buen lector. La lectura te da palabras en la mente que estarán listas para usarlas cuando las necesites. Si lees, también serás un buen escritor o, al menos, tendrás la noción de cómo hacerlo. Eso es un hecho, y lo digo por experiencia.»
Cuando un comunicador se da cuenta que alguien no le está tomando atención, de pronto alza la voz o hace algo que sale de contexto, haciendo con esto que la persona redirija la mirada hacia el lugar de dónde vino dicha señal.
La comunicación efectiva: Cambios necesarios para la atención
Este tipo de cambio es muy efectiva, ya que la estrategia es efectiva, aunque es muy difícil que no le quieran tomar atención si usted le da su toque mágico de drama a lo que dice. No he conocido a persona tan pesada como la que tuve en el colegio.
Hicimos que la profesora fuera tan aburrida que nos daba sueño solo verla llegar, hasta que un día, pusimos explosivos debajo de su asiento y, con el dolor del alma, los hicimos estallar. El explosivo hizo un ruido tan fuerte que ella se asustó tanto que no quiso regresar a dar clases, y nosotros quedamos felices. El reemplazo resultó tan efectivo que no queríamos que la clase terminara, y, por supuesto, fue porque el nuevo profesor utilizaba la comunicación efectiva
¿Cómo saber si toma atención a la comunicación que se le da?
La comunicación efectiva es un aspecto fundamental en cualquier tipo de interacción humana, ya sea en el ámbito personal, profesional o social. Sin embargo, no siempre es fácil saber si la persona con la que estamos hablando realmente nos está prestando atención.
Muchas veces, podemos tener la sensación de que nuestras palabras no están siendo escuchadas o valoradas, lo que puede llevar a malentendidos y frustraciones. En este sentido, es importante identificar las señales que indican que alguien está prestando atención, así como entender el papel de la atención en la comunicación y si esta es una obligación o simplemente una cuestión de educación.
Cuando alguien está realmente prestando atención a lo que decimos, suele manifestar ciertas señales tanto verbales como no verbales. Estas señales son indicadores que nos permiten evaluar si nuestro mensaje está siendo recibido y comprendido.
Una de las señales más claras es el contacto visual. Las personas que están atentas tienden a mantener un contacto visual constante, lo que demuestra que están enfocadas en lo que se les está diciendo.
Además, asienten con la cabeza de manera ocasional, lo que indica que están siguiendo la conversación y que comprenden lo que se les está comunicando. Otra señal importante es la postura corporal.
Una persona que está prestando atención generalmente se inclina ligeramente hacia adelante, muestra interés y evita movimientos que indiquen distracción, como mirar a su alrededor, revisar el teléfono móvil o cruzar los brazos en una postura defensiva.
También, las expresiones faciales juegan un papel crucial. Los cambios en el rostro, como una sonrisa, una mirada de sorpresa o fruncir el ceño, pueden indicar que la persona está procesando la información y reaccionando a lo que se le está diciendo.
La verdadera atención
En cuanto a las señales verbales, estas incluyen hacer preguntas relevantes, reformular lo que se ha dicho para confirmar la comprensión y proporcionar retroalimentación que demuestra un análisis del mensaje.
Las personas que están realmente atentas suelen involucrarse activamente en la conversación, ya sea haciendo comentarios que aporten a lo que se está diciendo o pidiendo clarificaciones cuando no entienden algo.
Por el contrario, si la persona responde de manera monótona, con respuestas cortas o fuera de contexto, esto puede ser una indicación de que no está prestando suficiente atención. Además de las señales observables, hay otros factores que pueden ayudarnos a determinar si alguien nos está prestando atención.
Por ejemplo, el tono de voz y la velocidad de respuesta pueden proporcionar pistas importantes. Si la persona responde de manera rápida y con un tono que refleja interés, es probable que esté prestando atención.
Por otro lado, si parece desinteresada, distraída o tarda en responder, esto podría ser una señal de que su mente está en otro lugar. Ahora bien, surge la pregunta de si prestar atención en la comunicación es una obligación o si simplemente forma parte de la educación y los buenos modales.
La respuesta no es sencilla, ya que depende en gran medida del contexto y de las normas sociales que rigen la interacción. En muchas culturas, prestar atención es considerado una muestra de respeto y cortesía hacia la persona que está hablando.
No prestar atención, por otro lado, puede ser percibido como una falta de respeto, especialmente en situaciones formales como reuniones de trabajo, entrevistas o eventos sociales importantes. Sin embargo, desde un punto de vista más práctico, la atención en la comunicación también puede considerarse una habilidad que se aprende y se desarrolla con el tiempo.
No todos dan la misma atención
No todas las personas tienen la misma capacidad de prestar atención, ya que esto depende de factores como la concentración, el interés en el tema, el entorno y la relación que se tiene con la persona que está hablando.
Por ejemplo, en un ambiente laboral, se espera que los empleados presten atención a las instrucciones y directrices dadas por sus superiores, ya que esto es parte de sus responsabilidades. En este caso, la atención se convierte en una especie de obligación, ya que está directamente relacionada con el desempeño y la eficiencia en el trabajo.
Por otro lado, en interacciones más informales, como una conversación entre amigos o familiares, la atención puede ser más relajada y depender del interés genuino que se tenga en la conversación.
Aquí, prestar atención no es tanto una obligación, sino más bien una forma de mostrar afecto y consideración hacia la otra persona. Sin embargo, incluso en estos contextos, no prestar atención puede tener consecuencias, ya que puede dañar la relación si la otra persona se siente ignorada o no valorada.
Es importante entender que la atención no es simplemente una cuestión de educación o una obligación social, sino que también es esencial para una comunicación efectiva. Cuando no prestamos atención, corremos el riesgo de malinterpretar el mensaje, perder detalles importantes y responder de manera inadecuada.
Esto puede llevar a confusiones y conflictos que podrían haberse evitado si se hubiera prestado la debida atención. En este sentido, la atención es un componente crucial de la escucha activa, que es una habilidad fundamental para el éxito en casi todos los aspectos de la vida.
Atender es entender lo que escucha
La escucha activa va más allá de simplemente oír las palabras que se están diciendo; implica entender el mensaje, reflexionar sobre él y responder de manera apropiada. Esto requiere un esfuerzo consciente por parte de la persona que escucha, lo que significa que la atención es tanto un acto voluntario como un signo de respeto y consideración.
Las personas que dominan la escucha activa suelen ser mejores comunicadores, ya que pueden captar no solo el contenido verbal, sino también los matices emocionales y contextuales que pueden no ser evidentes a simple vista.
En conclusión, la atención en la comunicación es un aspecto complejo que abarca tanto factores sociales como habilidades personales. Si bien en algunos contextos puede considerarse una obligación, especialmente en entornos profesionales o formales, en otros puede verse como una muestra de educación y cortesía.
Independientemente del contexto, prestar atención es esencial para una comunicación efectiva y para el mantenimiento de relaciones saludables y significativas. Las señales que indican que alguien está prestando atención son variadas e incluyen tanto elementos verbales como no verbales.
Desde el contacto visual y la postura corporal hasta la participación activa en la conversación, todos estos elementos ayudan a determinar si nuestro mensaje está siendo recibido y comprendido. La falta de atención, por otro lado, puede tener consecuencias negativas, ya que puede llevar a malentendidos, errores y tensiones en la relación.
En resumen
Por último, es importante recordar que la atención no siempre es algo que se da de forma natural. En un mundo lleno de distracciones, como los dispositivos móviles y las multitareas, prestar atención se ha convertido en un desafío.
Sin embargo, hacer el esfuerzo consciente de prestar atención no solo mejora nuestra capacidad de comunicación, sino que también fortalece nuestras relaciones y nos ayuda a entender mejor a los demás. En este sentido, la atención en la comunicación es tanto una habilidad que se puede desarrollar como una elección que refleja nuestros valores y prioridades en nuestras interacciones diarias.