Indice de contenido
La edad del pensamiento es algo que todos tenemos programado en nuestra mente y pienso que viene por defecto. El proceso completo que pueda desarrollar cada persona que va de acuerdo a la cantidad de palabras, que tenga guardado en el banco de memoria de su cerebro, mientras más temprano empiece su desarrollo será mejor.
Ahora ¿A qué me refiero con palabras? Pues a la cantidad de conocimientos que usted adquiera en el transcurso de su vida. Con esto no quiero decir que soy un experto en el interior del cerebro ya que no soy un «Bodynauta» y que por tal haya llegado al interior del cerebro y saber el lugar exacto y cómo funciona su proceso al menos en lo físico.
En el tiempo que tengo en investigación, lectura y aprendizaje me da para sacar una conclusión casi precisa de lo que hace o cómo funciona su proceso, como para que su mente entre en la edad del pensamiento, aunque a pesar de que viene por defecto (al menos eso creo y si estoy equivocado me dicen sin problema pero con bases) muchos no saben y peor casi nunca se enteran de que lo tienen.
El conocimiento razonado
Al decir que las palabras es la cantidad de conocimientos, no me refiero a que todo lo que usted lee y entiende lo que ha leído se guarda exactamente párrafos completos cómo los leyó, al menos no lo creo que sea así. Según mi punto, cuando usted lee lo que guarda son palabras que se guardan en orden y clasificadas por tema o especialidad.
En esto depende de cuanta cantidad de palabras y como las ordena es lo que determina su entendimiento y capacidad para resolver cosas. Por esto es lo de la edad del pensamiento que a más edad su capacidad de discernimiento es mayor, porque se supone que siempre está en la lectura y los que no, son los que no saben o nunca se enteran de esto.
Ahora cuando usted lee sobre un tema y le llegó a gustar pues eso es lo que guarda, usted nunca guarda algo que no le originó una emoción-pensamiento porque sin eso no obtiene un sentimiento por tal lo toma como algo que pasó y nunca más me acuerdo o lo recuerdo a medias y con el tiempo lo olvido.
Suponiendo que hay tres personas conversando sobre algo que yo no sé y ni siquiera estoy ahí pero, de pronto me acerco y me entero que están hablando de costura por lo tanto la primera reacción de mi mente es «Ah costura» en micro segundos ordena al cerebro que saque todo lo que tiene guardado sobre costura y se pone en la percha lista para ser usado.
La capacidad de entender
Ahora, ¿Qué pasa cuando alguien dice algo que yo sé que no es así? Pues mi mente coge enseguida las palabras que necesita para explicar sobre el tema, suponiendo que no tenga suficientes palabras para responder pues para eso está su capacidad de inteligencia, arma y desarma oraciones y logra seguir con la conversa porque sabe como hacerlo y, aunque parezca cosa increíble la persona aprende algo más por los puntos de vista de los demás.
El resultado de aquello es que la cantidad de palabras se incrementó y usted no se ha dado cuenta, se da cuenta cuando hay otra oportunidad de hablar del mismo tema y usted lo hará con más fluidez. La edad del pensamiento se desarrolla o su proceso se hace más eficiente cuando la escuela que ha tenido en casa ha sido de responsabilidad.
Un ejemplo de ello es cuando le hacen una pregunta a un adolescente sea un joven o una chica, sobre alguien del sexo opuesto a ellos. Generalmente lo que ellos responderán será basado en su físico y su aspecto facial aun vengan de una casa cuyos padres les han enseñado buenas cosas.
El conocimiento con los años
Cuando llegan a una edad de 20 años o tal vez un poco más, la mayoría sigue manteniendo el mismo pensar y los que han mantenido un constante aprendizaje al menos en lectura, su dictamen va a variar. Ahora cuando llegan ya cerca de 30 años su pensar cambia y más las mujeres que los hombres, es decir, piensan más en su porvenir del nuevo presente antes que la cara o físico de su posible compañero de la vida.
Como dije anteriormente todo depende de la cantidad de palabras que guarde. He conocido personas que aun teniendo años de vida y me refiero a 40 0 50 años todavía no aceptan que ya son adultos, por lo tanto esperan que las cosas sigan funcionando como cuando eran jóvenes.
Hay personas que han botado fortunas malgastando en diversiones absurdas incluso, esperan que sus padres se mueran para poder coger lo que supuestamente les corresponden por herencia, aunque teniendo más de 50 años visten como si fueran muchachos.
No voy a negar que a mí también me gustaría vestir como si fuera adolescente pero eso no quita lo que tengo guardado en mi cerebro, hay mucha gente que me conoce y saben que no miento, todo por la edad del pensamiento.
El conocimiento es fundamental para el desarrollo personal y social. Sin embargo, no todas las personas acceden a él de manera igualitaria, y muchas veces diversos factores impiden que alguien adquiera conocimientos importantes para su crecimiento. La falta de aprendizaje no solo limita las oportunidades, sino que puede conducir a consecuencias negativas en la vida individual y colectiva.
Factores que impiden el acceso al conocimiento
Varias circunstancias pueden limitar la adquisición de conocimientos. Estas barreras pueden ser internas o externas, algunas vinculadas a la situación personal de la persona y otras derivadas de factores sociales o educativos.
Una de las principales barreras es la falta de oportunidades educativas. En algunas regiones del mundo, muchas personas no tienen acceso a escuelas, libros, internet o plataformas de aprendizaje, lo que limita gravemente sus posibilidades de adquirir conocimiento.
La pobreza es otro factor importante. Cuando una persona vive en condiciones de necesidad extrema, suele priorizar la supervivencia sobre el aprendizaje, lo que disminuye su motivación para estudiar o formarse. Además, los costos asociados a la educación, como materiales o transporte, también pueden ser un obstáculo.
Factores emocionales, como la baja autoestima, la ansiedad o el miedo al fracaso, pueden impedir que alguien aprenda. La falta de confianza en uno mismo y el temor a equivocarse generan bloqueos mentales que afectan la motivación para adquirir nuevos conocimientos.
El entorno familiar también juega un papel crucial. Si una persona crece en un ambiente donde la educación no es valorada o donde se promueve la ignorancia, es probable que no desarrolle el deseo de aprender. A su vez, algunas culturas o ideologías pueden limitar el acceso al conocimiento al censurar información o imponer restricciones al aprendizaje.
Condiciones de salud física o mental, así como algunas discapacidades, pueden hacer que el proceso de aprendizaje sea más difícil. Sin un sistema de apoyo adecuado, estas personas pueden quedar excluidas del acceso al conocimiento.
¿Se puede evitar que esto pase?
Los gobiernos y organizaciones pueden implementar políticas que garanticen la educación gratuita y accesible para todos, independientemente de la situación económica o social. El acceso universal a internet y bibliotecas públicas también puede ser una herramienta poderosa para democratizar el conocimiento.
Es fundamental trabajar en el desarrollo de habilidades emocionales, como la confianza y la autoestima, para que las personas puedan enfrentar los desafíos del aprendizaje. Programas de acompañamiento psicológico o mentores pueden marcar una gran diferencia en este proceso.
Inculcar desde la infancia el valor del conocimiento es clave para desarrollar una mentalidad abierta hacia el aprendizaje. Promover la curiosidad y el pensamiento crítico en casa y en la escuela puede preparar a las personas para buscar conocimiento de manera autónoma a lo largo de su vida.
Las nuevas tecnologías pueden ser un gran aliado en la expansión del conocimiento. Programas educativos en línea, aplicaciones gratuitas y recursos digitales pueden llegar a lugares donde la educación tradicional no está presente, abriendo nuevas oportunidades para quienes las necesitan.
La falta de conocimiento puede tener consecuencias graves tanto a nivel individual como social. Sin aprendizaje, las personas pueden quedarse atrás en un mundo que evoluciona rápidamente, lo que limita sus oportunidades y las deja vulnerables a la exclusión.
Una persona que no adquiere conocimientos básicos enfrenta mayores dificultades para acceder a empleos bien remunerados o mejorar su calidad de vida. La falta de habilidades reduce sus posibilidades de progreso profesional y personal.
Sin aprendizaje continuo, una persona se vuelve más dependiente de los demás y menos capaz de resolver problemas por sí misma. La falta de conocimientos básicos sobre temas como salud o finanzas puede exponerla a situaciones de abuso o engaño.
El aprendizaje no solo sirve para obtener información, sino también para crecer emocionalmente y desarrollar habilidades sociales. La falta de aprendizaje puede llevar al estancamiento personal, reduciendo la capacidad de establecer relaciones saludables o enfrentar desafíos.
Sin educación, las personas corren el riesgo de ser fácilmente manipuladas por información falsa o ideologías perjudiciales. El pensamiento crítico es esencial para distinguir entre hechos y opiniones, tomar decisiones informadas y contribuir a una sociedad más justa y equilibrada.
Cuando una gran parte de la población carece de conocimientos, toda la sociedad sufre. La falta de educación genera desigualdades, limita la innovación y el progreso y puede contribuir al aumento de la pobreza y la criminalidad.
El conocimiento es un recurso invaluable que permite a las personas enfrentar los desafíos de la vida y contribuir al desarrollo de la sociedad. Sin embargo, diversos factores pueden impedir que alguien acceda al conocimiento, desde la falta de oportunidades educativas hasta problemas emocionales o económicos.
Superar estas barreras requiere un esfuerzo conjunto entre individuos, familias, gobiernos y organizaciones. Promover una educación inclusiva, brindar apoyo emocional y aprovechar la tecnología son algunas de las estrategias que pueden evitar que una persona quede excluida del aprendizaje.
Finalmente, es importante recordar que el aprendizaje no termina en la escuela, sino que es un proceso continuo a lo largo de la vida. Sin él, las personas y las sociedades corren el riesgo de quedarse atrás, limitando su crecimiento y su capacidad para enfrentar los desafíos del futuro.