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La espera desespera. Quien creería que la espera desespera pero es una gran verdad, al menos si su afán es de ver grandes resultados como en mi caso. Pero ¿Qué es lo que hace que una persona se ponga en esa situación de estado alterado? Pienso que hay una razón viable que aparte de lo económico, está en saber si lo que hizo está bien o no.
La única forma en que lo pueda saber es viendo el resultado y el mismo parece que no es inmediato. Estuve investigando sobre los resultados de los trabajos que se hacen en páginas web, encontré que es muy raro que los resultados sean evidentes inmediatamente, incluso hay veces que demoran y todo por el posicionamiento.
Al menos lo que entiendo es que se refieren a los buscadores los cuales son los encargados en ubicarlos en los primeros puesto o bien lo lanzan como cohete hacia el olvido. Hay algo en lo que no estoy de acuerdo, dicen que con SEO el trabajo está casi seguro claro con algunas yerbitas más de yapa, pero lo toman cómo esencial.
La espera desespera genera temor
El caso es que no es mi primer trabajo al menos en blog, ahora, en otros blog sin pagos llegaba a los primeros lugares en pocos días y ni siquiera le tomaba atención. Ahora que estoy en un blog profesional y con todas las yerbitas de ley incluidos SEO, he tenido que trabajar como indígena llegado a la gran ciudad y los resultados los estoy viendo.
Para poderlos ver he esperado 6 meses y todavía no son los que espero y por eso es que desespero. Ahora aquí viene lo chistoso del caso, la semana pasada saqué al aire una página web de un infoproducto que se llama «Cómo crear mi empresa» muy bueno, claro que con modestia aparte, ¿Y qué creen? en menos de una semana ya está a dos o tres puestos del primer lugar.
Tomando en cuenta que empecé como blog y después lo tiré abajo y como blog ya estaba en los primeros lugares con sólo dos artículos, claro que con SEO. Ahora cómo un amigo me dijo que estaba mal y que la forma adecuada es con página, entonces sin esperar nada y sin pena ni gloria al tacho.
Pero recibí semejante sorpresa ¿Cómo empleo SEO en mi página? Hasta ahora no sé como pero el caso es que cuando tire mi blog al tacho, mi ruta de página retrocedió 20 puestos o sea, estaba en la tercera página de Google, bueno que más da. Lo bueno como dije anteriormente es que se posiciona muy rápido.
¿Cuál es la diferencia?
La incógnita que produce esto es ¿Cuál es la diferencia entre el uno y el otro cómo para que sea más efectivo? Claro que viéndolo desde el punto de ubicación y según sigue así, pienso que las utilidades ya están a la vuelta de la esquina pero igual la espera desespera. Ahora Hay algo muy interesante en cómo es que funciona le espera en la mente de cada persona.
Al menos en las visuales y lo digo como algo personal, es como que la imagen que hace que la distinga entre una y otra cosa, en especial la que denota el posible resultado se la ve muy lejos, al menos en tamaño pequeño y esa distancia de visión es lo que hace que uno queriendo tenerla en las manos no puede por la distancia, o sea, es como que se acerca y no al mismo tiempo por lo tanto esa emoción de que ya y no es que desencadena que la espera desespera.
La frase «la espera desespera» es un dicho popular que refleja un sentimiento común: la impaciencia y el malestar que sentimos cuando debemos esperar. Todos hemos experimentado alguna vez la frustración de tener que esperar, ya sea en una fila larga, esperando una llamada importante, o aguardando noticias que podrían cambiar nuestra vida. Pero, ¿por qué la espera nos afecta tanto? ¿Qué síntomas emocionales se generan durante estos momentos de incertidumbre?
¿Por qué la espera desespera?
La espera desespera porque, como seres humanos, estamos programados para buscar resultados y respuestas de manera rápida. Vivimos en un mundo donde todo está diseñado para la gratificación instantánea: redes sociales, entregas a domicilio en cuestión de horas, y tecnología que nos permite obtener lo que queremos al instante.
Como resultado, hemos desarrollado una baja tolerancia para la espera. Además, la espera a menudo viene acompañada de incertidumbre. Cuando no sabemos cuánto tiempo tendremos que esperar o cuál será el resultado, nuestra mente empieza a llenarse de preguntas e inquietudes: «¿Cuánto tiempo más tendré que esperar?», «¿Será que todo saldrá bien?», «¿Y si no obtengo lo que estoy esperando?».
Esta falta de certeza activa una respuesta emocional en nuestro cerebro, que puede traducirse en estrés, ansiedad, e incluso enojo. La espera no solo es física, sino también mental. Nos consume porque nos saca de nuestro control y nos deja en un estado pasivo. Cuando no tenemos el control, es común sentirnos vulnerables, lo que puede llevar a un torbellino de emociones negativas.
Síntomas emocionales que provoca la espera
Ansiedad: La ansiedad es uno de los primeros síntomas que surge cuando estamos en un periodo de espera prolongado. La incertidumbre sobre lo que va a suceder activa el sistema nervioso, lo que hace que nos sintamos inquietos y tensos. Podemos experimentar desde una ligera incomodidad hasta una ansiedad intensa que se manifiesta con palpitaciones, sudoración, y dificultad para concentrarnos en otra cosa.
Frustración: La frustración aparece cuando sentimos que estamos perdiendo el tiempo o que no tenemos el control sobre una situación. Por ejemplo, si estamos atrapados en un atasco de tráfico o esperando una respuesta que nunca llega, podemos empezar a sentirnos irritados y molestos. Esta sensación de impotencia puede provocar un estado de ánimo negativo, que a menudo se refleja en nuestro comportamiento con los demás.
Estrés: El estrés relacionado con la espera puede ser tanto físico como emocional. Nuestro cuerpo puede reaccionar ante la espera como si fuera una amenaza, lo que activa la liberación de cortisol, la hormona del estrés. Esto puede llevar a dolores de cabeza, tensión muscular y otros síntomas físicos. A nivel emocional, el estrés puede hacer que nos sintamos agotados y abrumados.
Impaciencia: La impaciencia es un síntoma común cuando sentimos que las cosas no están avanzando al ritmo que nos gustaría. La impaciencia no solo puede llevar a comportamientos impulsivos, sino que también puede afectar nuestra capacidad para disfrutar del momento presente. En lugar de concentrarnos en lo que podemos controlar, nos centramos en lo que está fuera de nuestro alcance, lo que genera aún más malestar.
Tristeza y Decepción: Cuando la espera se alarga más de lo esperado, o cuando el resultado final no es lo que deseábamos, podemos experimentar tristeza y decepción. Este sentimiento puede ser aún más fuerte si habíamos depositado grandes expectativas en el resultado.
¿Por qué algunos toleran mejor la espera que otros?
La capacidad de manejar la espera varía de una persona a otra, y esto puede depender de varios factores, como la personalidad, las experiencias pasadas y la capacidad de regulación emocional. Algunas personas son naturalmente más pacientes y tienen una mayor tolerancia a la frustración.
Estas personas suelen ser más resilientes y pueden manejar mejor la espera sin dejar que les afecte tanto emocionalmente. Por otro lado, quienes son más impulsivos pueden tener una tolerancia mucho menor y sentirse abrumados rápidamente.
Las experiencias previas también influyen en cómo manejamos la espera. Si una persona ha tenido experiencias negativas relacionadas con la espera (por ejemplo, esperar mucho tiempo por algo que nunca llegó), es probable que desarrolle un umbral más bajo de paciencia y tolerancia en futuras situaciones.
La capacidad de regular las emociones es fundamental para manejar la espera. Aquellos que practican técnicas de manejo del estrés, como la meditación o la respiración profunda, pueden encontrar más fácil mantener la calma y la tranquilidad en situaciones de espera.
Estrategias para manejar la espera
Una forma efectiva de lidiar con la espera es encontrar actividades que nos mantengan ocupados. Leer un libro, escuchar música, o practicar un hobby puede desviar nuestra atención de la espera y ayudarnos a relajarnos.
La paciencia es una habilidad que se puede desarrollar con la práctica. Una forma de mejorarla es exponerse intencionalmente a situaciones que requieran esperar, como practicar la meditación o hacer ejercicios que promuevan la calma y la aceptación.
Cambiar la forma en que pensamos sobre la espera puede aliviar su impacto emocional. En lugar de ver la espera como una pérdida de tiempo, podemos intentar verla como una oportunidad para reflexionar, descansar, o aprender a ser más pacientes.
Muchas veces, la espera se vuelve desesperante porque tenemos expectativas poco realistas sobre los tiempos de respuesta. Ajustar nuestras expectativas puede ayudar a reducir la frustración.
Conclusión
La espera desespera porque activa una serie de respuestas emocionales ligadas a la incertidumbre y la falta de control. La ansiedad, el estrés, la frustración y la impaciencia son síntomas comunes que surgen cuando no sabemos cuánto tiempo tendremos que esperar o cuál será el resultado.
Sin embargo, con las estrategias adecuadas, es posible reducir el malestar asociado con la espera y aprender a manejarla de manera más saludable. Entender por qué la espera nos afecta y cómo podemos sobrellevarla es un paso importante para mejorar nuestro bienestar emocional y reducir el impacto negativo de la incertidumbre en nuestra vida diaria. Así, en lugar de dejarnos consumir por la impaciencia, podemos encontrar formas de transformar la espera en una oportunidad para el crecimiento personal.