La incapacidad para controlarse

La incapacidad para controlarse. El control existe en todo y con mucha más razón el control emocional pero para algunas personas, no saben que también existe la incapacidad para controlarse. Las emociones es lo que nos hace sentir que estamos vivos y por las cuales nos hace tomar decisiones, en algunos casos excelentes y en otras terribles.

Aunque parezca algo raro, todos estamos seguros de que tenemos razón en cuanto pensamos que tenemos control de nuestras emociones. El punto es que desde nuestra posición somos dueños de la verdad, solo por el hecho de que es nuestra verdad y no la de los demás pero, lo que no sabemos en cierto modo es que nuestra  verdad no es absoluta.

Lo mismo pasa con las personas que tienen la incapacidad para controlarse, que en cierto modo para ellos no es incapacidad sino «Su forma de ver las cosas», ¿Qué pasaría si de pronto usted la llama la atención a una persona que está actuando de una forma incapaz para controlarse? Pues le respondería que usted no sabe o, que él sabe lo que hace.

La incapacidad para controlarse
La incapacidad

Mira desde afuera lo que pasa

La triste realidad es que mientras esa persona no vea el entorno desde un tercer punto, nunca se va a dar cuenta de lo que hace. Todos tenemos razón cuando tomamos una decisión sea esta mala o buena, solo el resultado dirá si fue la recomendada o no. Toda persona antes de tomar una decisión, tiene una imagen o película mental que hace que se mueva impulsado por la emoción.

La calidad o forma de esas películas o imágenes mentales va de acuerdo a las fuentes de información que tiene a la mano o adquirió con el tiempo. En la mayoría de los casos, cuando una persona tiene la incapacidad para controlarse tiene resultados contrarios a lo esperado y a veces funestos, que solo se dan cuenta cuando ya no tienen remedio.

Hace un tiempo leí en un libro sobre un acto que tiene mucho que ver con la incapacidad para controlarse. Esto sucedió en tiempos de la antigua China, justo en los momentos que  los actos de los valientes solitarios o que actuaban por su cuenta así tengan superiores, que de igual era bien visto ya no era factible porque los sistemas de combate habían cambiado.

Se iba a desatar una guerra entre Wu Ch’i contra Ch’in. En las filas de Wu Ch’i había un oficial que era excelente en los combates pero tenía un grave problema, él tenía la incapacidad para controlarse por tal tomaba decisiones que en algunos casos fue disculpado pero en el más importante no.

Piensa antes de actuar

Este oficial era tan acelerado que posiblemente sus imágenes mentales le hacían creer que él era muy importante y poderoso, además es casi seguro que a sus enemigos él los veía muy poca cosa.  Para coronar todo esto, el quería impresionar a su regente, amo o señor y por tal lo único que podía hacer es actuar.

Sin esperar una orden este oficial salió de las filas y se lanzó contra el enemigo, algo que estuvo por demás precipitado pero consiguió cortar dos cabezas y después regresó triunfante. Esta acción enfureció al señor Wu Ch’i que sin perder el tiempo lo mandó a detener para luego dar una orden de decapitación.

Como siempre hay abogados de diablos en todas partes y este con el rango de Comisionado del Ejército le reprende a su señor diciendo: «Se trata de un oficial de talento, no debería ordenar que se le decapitara» (El arte de la guerra de Sun tzu pág. 64) para esto la respuesta de Wu Ch’i fue «Estoy seguro de que es un oficial de talento, pero es desobediente» sin esperar más ordenó que lo decapiten.

Cuando se tiene la razón

Aunque para muchos sea algo por demás drástico pero como escribí anteriormente, «Todos tenemos razón cuando tomamos una decisión sea esta mala o buena, solo el resultado dirá si fue la recomendada o no» que en este caso no fue la recomendada para dicho oficial puesto que le costó la vida aun siendo un excelente soldado.

El proceso de la incapacidad para controlarse se basa en que sus imágenes son coloridas y de gran tamaño,  claro que en comparación del tamaño de su pantalla mental aunque  es muy posible que hasta tenga sonido. Por esta razón es que la persona nunca va a pensar que está equivocado en su acción y peor va a pensar que tiene la incapacidad para controlarse.

¿Qué es el control emocional?

El control emocional es la habilidad de manejar y regular las emociones de forma consciente y adecuada, evitando que estas dominen las acciones o decisiones en situaciones difíciles.

Implica reconocer las emociones propias y ajenas, y tomar medidas para responder de manera constructiva y equilibrada. Esto no significa reprimir las emociones, sino aprender a procesarlas y expresarlas de manera saludable.

Una persona con buen control emocional es capaz de identificar lo que siente, comprender por qué lo siente y regular su respuesta. Esto es crucial en momentos de estrés o conflicto, ya que permite mantener la calma, actuar racionalmente y evitar decisiones impulsivas.

Las personas con esta capacidad tienden a ser más resilientes y adaptables, ya que no se dejan arrastrar por reacciones emocionales extremas. Desarrollar el control emocional requiere práctica y puede involucrar técnicas como la meditación, la autorreflexión o la respiración consciente.

También se relaciona con la inteligencia emocional, que incluye habilidades como la empatía, la autoconciencia y la capacidad de manejar relaciones interpersonales de manera efectiva. Quienes dominan el control emocional suelen tener mejores relaciones, una vida más equilibrada y una mayor capacidad para enfrentar desafíos.

Cuando una persona no puede controlarse

Cuando una persona no puede controlarse, sus emociones dominan sus pensamientos, decisiones y acciones, lo que puede generar consecuencias negativas en su vida personal, social y profesional.

La falta de control emocional puede manifestarse en diferentes formas, como explosiones de ira, ansiedad descontrolada, tristeza prolongada o comportamientos impulsivos. Estos estados suelen interferir con la capacidad de la persona para tomar decisiones racionales y mantener relaciones saludables.

Existen múltiples factores que pueden contribuir a la incapacidad de una persona para controlarse emocionalmente. Uno de los más comunes es el estrés crónico. Cuando el cuerpo y la mente están sometidos a una presión constante, se dificulta la capacidad de mantener la calma y responder de manera equilibrada.

El sistema nervioso se sobrecarga, lo que hace que pequeñas provocaciones generen reacciones exageradas. Otro factor importante es la falta de autoconocimiento. Muchas personas no están completamente en contacto con sus emociones o no entienden por qué se sienten de cierta manera.

Esta desconexión interna puede llevar a una acumulación de emociones no gestionadas, que eventualmente explotan en situaciones inapropiadas. Las experiencias traumáticas también juegan un papel relevante.

Las personas que han vivido eventos traumáticos o abusos emocionales en el pasado a menudo desarrollan mecanismos de defensa que les dificultan regular sus emociones. Estos individuos pueden reaccionar desproporcionadamente ante ciertas situaciones, ya que asocian inconscientemente el presente con experiencias dolorosas del pasado.

Finalmente, algunas personas carecen de herramientas adecuadas para manejar sus emociones. En algunos casos, no se les ha enseñado cómo lidiar con sentimientos intensos, lo que las lleva a reaccionar impulsivamente en lugar de procesar sus emociones de manera saludable.

Consecuencias de no poder controlarse

La falta de control emocional tiene consecuencias graves tanto para la persona que lo experimenta como para aquellos a su alrededor. A nivel personal, puede generar sentimientos de vergüenza y culpa, lo que refuerza un ciclo negativo de baja autoestima.

Las explosiones emocionales también pueden alejar a amigos, familiares y colegas, dañando relaciones importantes y provocando aislamiento social. En el ámbito profesional, la falta de control puede afectar gravemente el desempeño laboral.

Una persona que reacciona de manera exagerada ante el estrés o los conflictos puede ser percibida como inestable o poco confiable. Esto puede dificultar las oportunidades de ascenso o, en casos extremos, conducir a la pérdida del empleo.

Además, la incapacidad de controlar las emociones puede tener un impacto en la salud física. Los niveles elevados de estrés y la falta de regulación emocional pueden contribuir al desarrollo de problemas de salud como la hipertensión, trastornos del sueño y enfermedades cardíacas.

Uno de los mayores impactos de la falta de control emocional se observa en las relaciones interpersonales. Las personas que no pueden controlar sus emociones tienden a reaccionar de manera exagerada en discusiones o conflictos, lo que puede intensificar las situaciones y hacer que los problemas sean más difíciles de resolver.

Estas reacciones emocionales extremas pueden crear un ambiente tóxico en las relaciones, ya que los demás pueden sentirse inseguros o incómodos al no saber cómo reaccionará la otra persona.

En muchos casos, la falta de control emocional conduce a la ruptura de relaciones importantes. La gente suele distanciarse de aquellos que no pueden manejar sus emociones, ya que estas personas pueden volverse impredecibles o difíciles de tratar.

 Cómo recuperar el control

El control emocional es una habilidad que se puede desarrollar con práctica y dedicación. Un primer paso clave es desarrollar la autoconciencia emocional, es decir, aprender a identificar y comprender las emociones cuando surgen.

Tomarse el tiempo para reflexionar sobre por qué se siente de cierta manera y cómo se puede reaccionar de manera más adecuada es fundamental. Las técnicas de respiración y meditación son herramientas útiles para recuperar el control en momentos de estrés.

Aprender a pausar antes de reaccionar puede ayudar a evitar respuestas impulsivas. También es importante buscar apoyo si es necesario. Las personas que luchan por controlar sus emociones pueden beneficiarse de hablar con alguien de confianza o incluso con un profesional en ciertos casos.

Esto puede proporcionarles nuevas perspectivas sobre cómo manejar las emociones de manera más efectiva. La falta de control emocional es un desafío que puede afectar gravemente varios aspectos de la vida de una persona.

Aunque las causas son variadas, desde el estrés crónico hasta experiencias traumáticas, la buena noticia es que el control emocional se puede aprender y mejorar. Desarrollar la autoconciencia, practicar técnicas de relajación y buscar apoyo son pasos clave para recuperar el control sobre las emociones y mejorar la calidad de vida.

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