Qué es la ley de la utilidad

La ley de la utilidad, en sí parece que no es una ley como la de la gravedad pero se la acepta como tal, y ya van a saber por qué. Toda persona que está usando sus cinco sentidos utiliza  esta ley, aunque no se haya dado cuenta.

Por lo general y hablo del común de las personas, compra u obtiene de cualquier forma, objetos o servicios que en realidad no lo necesitan en el momento, ocasionando con esto gastos innecesarios y no solo eso.

Con el tiempo se dan cuenta que tienen muchas cosas que no le sirven y terminan botándolas. Con la Programación Neurolingüística se lo puede explicar de esta forma, cuando una persona ha tenido una frustración en su niñez o adolescencia, que en si no tiene importancia en que momento fue, pero fue.Qué es la ley de la utilidad

El caso es que esa frustración de no poder obtener lo que deseaba y que posiblemente le negaron, con un posible «NO» hace que en el momento de sentirse en posición de poder y no hablo de «Poder» de querer sino de «Poder» de superior esencialmente en dinero, hace que quiera comprar u obtener lo que le viene en gana sin siquiera haber hecho un estudio mental de si o de no.

La ley de la utilidad

Ahora, ¿De qué forma funciona? Pues es simple, cuando una persona está paseando por almacenes y me refiero a alguien que busca algo, de pronto ve un artículo que le llama la atención y en ese mismo instante, su mente empieza a trabajar ¿De qué forma? Pues empieza a buscar en su archivo de necesidades y busca la imagen de lo que está viendo en ese momento.

El tiempo que se demora en hacerlo es en fracción de segundos pero, ¿Qué pasa cuando no encuentra la imagen que busca? Simple, no lo compra ni obtiene de alguna forma como lo haría normalmente, o sea, que la persona que está centrada adquiere lo que necesita y para eso su secuencia tiene que ser congruente, eso quiere decir que su imagen mental tiene que ser igual a la que está viendo en ese momento y no precisamente exacto pero que entiende que le es útil.

En cambio, una persona que está queriendo desquitarse de su frustración, compra lo que encuentra por el simple hecho de que le gustó y nada más. Conozco personas que compran cosas y las tienen guardadas en cuartos y ya tienen años y nunca lo han usado, no porque no quieran, lo que pasa es que no saben que la tienen pero sí saben que algo tienen.

La función mental de ese tipo de personas es que cuando buscan algo y de pronto artículo o producto que les gusta, de igual manera su mente busca la información en el archivo de necesidades, sólo que  su mente no ve ni encuentra la imagen que busca, pero sí encuentra varias al mismo tiempo, formándose una mezcla difusa.

¿Cómo saber si es útil o solo necesidad creada por ego la compra que se hace?

Identificar si una compra es realmente útil o si solo responde a una necesidad creada por el ego puede ser un desafío. En una sociedad de consumo en la que constantemente se nos presentan productos y servicios como indispensables para mejorar nuestra vida, es fácil confundir lo necesario con lo superfluo.

Para determinar si una compra es verdaderamente útil o solo una respuesta al ego, es importante reflexionar sobre las razones y motivaciones detrás de cada adquisición. Esto implica preguntarnos por qué queremos adquirir un producto, si realmente lo necesitamos para nuestras actividades cotidianas o si simplemente estamos buscando satisfacer una imagen, una emoción momentánea o una idea de lo que pensamos que deberíamos tener.

Una manera de comenzar esta reflexión es entender las diferencias entre necesidad y deseo. Las necesidades son aquellos elementos esenciales que contribuyen a nuestro bienestar y funcionalidad diaria, como la comida, la ropa adecuada y una vivienda.

Los deseos, por otro lado, se relacionan más con cosas que no son indispensables, pero que sentimos que podrían mejorar nuestra vida de alguna manera. Si bien es normal tener deseos y satisfacer algunos de ellos, a veces estos deseos son impulsados por el ego, es decir, una parte de nosotros que busca validación, reconocimiento o estatus. Identificar cuándo estamos actuando desde el ego es clave para tomar decisiones de compra más conscientes y racionales.

La compra por impulso es un fenómeno común que puede tener sus raíces en una necesidad creada por el ego. A menudo, el deseo de adquirir algo surge espontáneamente, y esta necesidad inmediata puede nublar nuestro juicio sobre si realmente necesitamos el producto.

El ego y la autovalidación

En este caso, el ego se manifiesta cuando la compra se relaciona con una forma de autovalidación o de querer proyectar una imagen determinada. Un ejemplo claro es la compra de artículos de lujo que realmente no necesitamos, pero que sentimos que nos ayudarán a encajar en un grupo o que nos harán ver exitosos.

Estas decisiones de compra pueden originarse en el deseo de ganar aprobación o admiración de los demás, más que en una necesidad real de esos artículos. Para identificar si una compra responde a una necesidad del ego, es útil preguntarse si el producto que se desea comprar tiene un propósito práctico en nuestra vida diaria.

Antes de realizar la compra, pregúntate si realmente vas a usar el producto o si simplemente lo quieres para tenerlo. Por ejemplo, si estás considerando comprar un nuevo dispositivo electrónico, pregúntate si el actual ya no cumple sus funciones o si realmente necesitas las nuevas características que ofrece el modelo que deseas adquirir.

Si la respuesta es que el dispositivo actual sigue siendo funcional, es posible que la necesidad de comprar el nuevo modelo esté más relacionada con el deseo de poseer la última versión o de impresionar a otros, en lugar de una necesidad real.

Otro indicador importante para evaluar si una compra es útil o solo impulsada por el ego es el nivel de satisfacción que sentimos después de hacerla. Las compras que realmente cubren necesidades esenciales suelen brindar una satisfacción duradera, ya que nos sentimos cómodos al saber que mejoran nuestra vida de manera concreta. En cambio, las compras motivadas por el ego suelen generar una satisfacción efímera.

El entorno social y cultural

Una vez pasada la emoción inicial, puede que nos demos cuenta de que el producto no nos proporciona el bienestar o el estatus que esperábamos, lo cual nos lleva a buscar nuevas adquisiciones para llenar ese vacío.

El entorno social y cultural en el que vivimos también influye en nuestras decisiones de compra, y muchas veces, el ego se nutre de estos factores. La presión social para poseer ciertos productos o alcanzar ciertos estándares puede hacer que compremos cosas que no necesitamos, pero que sentimos que necesitamos tener para ser aceptados o respetados.

Esto ocurre con frecuencia en la moda o en el ámbito de la tecnología, donde las tendencias cambian rápidamente y nos sentimos presionados a seguirlas para no quedarnos «obsoletos». Es importante ser conscientes de estas influencias y reflexionar si el deseo de adquirir un producto surge genuinamente de nuestras necesidades o si solo estamos tratando de cumplir con una expectativa social.

Para tomar decisiones de compra más conscientes, también es recomendable analizar nuestras emociones en el momento de querer adquirir algo. Si nos sentimos ansiosos, emocionados o presionados, es posible que la compra esté siendo impulsada más por el ego que por una necesidad auténtica.

La publicidad suele jugar con estas emociones, presentándonos productos de manera que parecen resolver nuestros problemas o mejorar nuestra autoestima, cuando en realidad es posible que no lo hagan. Tomarse el tiempo de reflexionar y permitir que las emociones se calmen antes de realizar una compra puede ayudarnos a tomar una decisión más racional.

Una estrategia útil para controlar el impulso de compra motivado por el ego es hacer una lista de nuestras necesidades reales. Antes de ir de compras, escribir específicamente lo que necesitamos nos ayuda a no desviarnos hacia artículos que no tienen una función práctica en nuestra vida.

Los objetivos a largo plazo

Esta lista también puede recordarnos nuestros objetivos a largo plazo, como el ahorro o el uso consciente de nuestros recursos, lo cual nos ayuda a resistir el deseo de hacer compras impulsivas. También puede ser útil pensar en el valor a largo plazo de cada compra.

Las adquisiciones que son útiles y necesarias suelen tener una vida útil más prolongada y nos proporcionan un beneficio constante, mientras que los artículos comprados por ego suelen perder rápidamente su atractivo y valor.

Al preguntarnos si una compra tendrá un impacto positivo duradero en nuestra vida, podemos distinguir entre lo que es verdaderamente valioso y lo que simplemente es un capricho momentáneo.

La práctica de la gratitud también puede ser una herramienta poderosa para reducir la necesidad de realizar compras impulsadas por el ego. Cuando nos enfocamos en agradecer lo que ya tenemos, desarrollamos una mentalidad de abundancia y satisfacción.

Esto disminuye el deseo de buscar validación en nuevas adquisiciones y nos permite sentirnos completos con lo que poseemos. La gratitud nos ayuda a entender que el valor de una persona no reside en la cantidad de cosas que posee, sino en la calidad de su vida y en la paz interior que experimenta.

Finalmente, es importante reconocer que no todos los deseos de compra motivados por el ego son necesariamente negativos. De vez en cuando, es natural querer darnos un gusto o comprar algo que nos haga sentir bien, aunque no sea estrictamente necesario.

En resumen

La clave está en ser conscientes de nuestras motivaciones y en encontrar un equilibrio entre satisfacer esos deseos y evitar caer en un ciclo de consumo excesivo. Si bien los objetos pueden proporcionarnos una satisfacción temporal, la verdadera felicidad y el sentido de realización provienen de vivir de acuerdo con nuestros valores y de hacer un uso consciente de nuestros recursos.

Distinguir entre una compra útil y una motivada por el ego implica reflexionar sobre nuestras motivaciones, considerar el propósito práctico del producto, evaluar el impacto emocional y duradero de la adquisición, y practicar la gratitud para reducir la necesidad de llenar vacíos emocionales con bienes materiales.

Tomarse el tiempo para hacer estas reflexiones nos permite tomar decisiones más conscientes, evitar el consumo innecesario y desarrollar una relación más saludable con las posesiones materiales.

En última instancia, al tomar el control de nuestras decisiones de compra, nos acercamos más a una vida basada en nuestras necesidades y valores reales, en lugar de ser guiados por la influencia del ego y las presiones externas.

Datos

2 comentarios en «Qué es la ley de la utilidad»

  1. Hola,
    Supongo que esto tiene relación con la publicidad que hacen a los productos, en base no a la utilidad, sino el gusto, es más, ahora están atacando los deseos y los sueños.
    Cumple tu sueño … compra este auto fenomenal que hasta … te habla y quién sabe qué sorpresa más sale para ti !!!
    Ahora tienes tu crédito de consumo a la puerta, pre-a´probado como tu lo querías, …etc
    Recuerdo que una vez vi un anuncio asqueroso, el cual era una invitación a facebook a pertenecer a una academia de millonarios, pero la imágen era bien inconsistente, era un auto con el logo de un perro y un mujer semi desnuda. Los TONTOS, caen.
    ¡ Te has dado cuenta de eso ?
    Gracias por el articulo, último párrafo cuando dice «.pero sí encuentra varias al mismo tiempo, formándose una mezcla difusa, pero como su interés no es de si le sirve o no, sino de gusto, deja a un lado la imagen difusa y compra, ya que en ella no funciona la ley de la utilidad.»
    Puedes explicarlo por favor ?
    Creo que incluso esto es más aprovechado por los medios de publicidad, generan imágenes difusas de utilidad en el cerebro, y otra de gusto, y entonces uno CAE.
    Fenomenal ! Gracias.

    1. Hola, eso solo es cuando la persona que tiene los medios necesarios, dinero, se da cuenta que tiene una imagen difusa compra por el mismo hecho que al tener una imagen difusa, no le sirve y compra para ocupar ese espacio, es algo como que el ego le dice que lo haga por vanidad, más no porque le sirva en ese momento. No es lo mismo que si tu eres carpintero y tienes tus herramientas completas, pero al caminar por una calle ves en una vitrina una herramienta que es casi igual como las que tienes, tu mente hace la pregunta, ¿Me sirve? El cerebro busca en su banco de memoria y no encuentra algo parecido pero si en lo que le puede servir aunque no es ese momento, por eso trata de buscar la forma en como combinar las herramientas que tiene para hacer lo que piensa que podría hacer con la nueva herramienta, pero oh sorpresa, se forma una imagen difusa que no entiende, por eso deja esa imagen que no le sirve y hace que la nueva imagen de la nueva herramienta entre en su catálogo mental, esté más brillante y colorido, con eso compra y queda contento, ha cumplido con la ley de utilidad.

      Gracias por el comentario
      Roberto Sanahuano
      Programador Neuro-Lungüista
      Terapias cambios personales

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