La suerte de la fea la bonita la desea

La suerte de la fea la bonita la desea. Hoy en la mañana me decía una cliente que la suerte de la fea la bonita la desea, bueno la verdad  hay que definir sobre a qué se refiere con bonita y fea porque la chica es muy atractiva pero no bonita que se diga, en cambio la chica por la que hizo el comentario se podría decir que es una chica normal, que no tiene atributos pero si es agradable.

Hay una razón por lo que hay esa diferencia entre la llamada bonita y fea, la bonita con poco y nada llama la atención de los hombres, es decir, tiene atributos físicos y muy posible que tenga una comunicación excelente pero, comete un error muy grave y eso es confiarse mucho de lo que se ve a simple vista.

Eso le pasó a una chica que ganaba los concursos de miss en el colegio y luego en la universidad, siempre abusaba de sus cualidades físicas y lograba lo que quería incluso llegó a graduarse. Lo que pasó después fue que el tiempo le pasó factura porque cuando quería conseguir trabajo, y por ley tenía que aprobar una prueba por lo tanto no rendía lo que se suponía que debía.La suerte de la fea la bonita la desea

La suerte y el puesto de la fea

Las razones fue que siempre se pasó disfrutando de lo que podía conseguir pero, cuando en realidad necesitó de algo verdaderamente real, no pudo porque siempre era ocupado por una fea, bueno a lo que ella llamaba fea. Ahora, ¿Qué es lo que pasa con las llamadas feas que en realidad no lo son? Pues que el cantar para ellas es diferente.

Las razones son que al ver que no tienen la figura, cuerpo o tal vez estatura inconscientemente ellas ocupan ese vacío con capacidad, repito de feas nada sólo es el mirar de las que le tienen envidia porque ellas carecen de la capacidad, que deberían tener pero como se confían de la imagen dejan de lado su capacidad.

En todo esto sólo hay un pequeño problema, eso es que lamentablemente la imagen es la que da el primer paso y por eso es  que denomina la diferencia. En mi caso si me ponen a escoger entre una bonita y una llamada fea, primero conversaría y dependiendo de cómo se expresa es que tomaría la decisión, al menos nunca lo haría llevado por su cara.

La bonita y la fea

Lo que sí es un hecho que si una chica que se considera muy bonita y consigue todo lo que quiere, claro que de acuerdo a su medida, por lo tanto si hace el trabajo que hace la supuesta fea, llegaría muy lejos  ocuparía los mejores puesto en empresas de importancia, ya que todo le acompaña, pero en realidad no es así.

En realidad no puedo decir que sea por suerte que una chica llegue alto, ya que la suerte no existe pero si existe el conocimiento por tal, si alguien tiene mucho conocimiento es claro que las puertas siempre se van abrir, lo único que tiene que hacer es decir lo que sabe pero frente a las personas que debe, porque si lo hace frente a personas con envidia y faltas de personalidad ¡Felicidades se ha ganado un premio por hacerlo y eso es un enemigo! Porque de esos hay muchos-as, así que no piensen que la suerte de la fea la bonita la desea.

¿Qué determina que la mujer sea fea?

La percepción de belleza y fealdad en una mujer es un tema que no tiene una respuesta sencilla, ya que estos conceptos varían de acuerdo con factores culturales, históricos y personales. Lo que una sociedad considera “feo” puede ser percibido como bello en otro contexto, y muchas veces estos valores son efímeros, sujetos a cambios y tendencias.

Además, cuando analizamos el concepto de “suerte” en relación con las mujeres que son etiquetadas como feas, descubrimos que la belleza no siempre es el factor determinante en las oportunidades o desafíos que enfrentan en sus vidas.

Desde tiempos antiguos, la belleza se ha definido a partir de estándares que han variado según la época y la cultura. En la antigua Grecia, por ejemplo, el ideal de belleza femenina incluía piel clara, nariz recta y proporciones corporales equilibradas.

En contraste, durante el Renacimiento en Europa, las mujeres de contextura más robusta y piel más clara eran consideradas más atractivas, ya que esto indicaba una vida acomodada y libre del trabajo físico al aire libre.

Estos patrones no solo dictaban la percepción de belleza, sino que también influían en el valor y las oportunidades que las mujeres podían tener en la sociedad. Con el tiempo, estos estándares cambiaron y hoy en día vivimos en una era en la que la diversidad de cuerpos, colores y estilos se celebra, aunque persisten influencias de las tendencias y el mercado.

En algunas culturas, ciertos rasgos faciales o corporales que en Occidente podrían ser considerados poco atractivos son vistos como símbolos de belleza. En países de Asia, por ejemplo, la piel pálida es muy valorada, mientras que en regiones de África se aprecia una contextura más robusta como símbolo de fertilidad y salud.

Los ideales de belleza

Este fenómeno también se observa en cómo se perciben rasgos como el tamaño de los ojos, la forma de la nariz, o la complexión corporal. Esto demuestra que los ideales de belleza no solo son relativos, sino que también dependen de la perspectiva cultural y la función social que la belleza desempeña en cada contexto.

Más allá de los estándares estéticos, la percepción de una mujer “fea” también se construye en base a otros factores subjetivos. La personalidad, la autoconfianza y la inteligencia pueden influir en cómo las personas perciben a alguien.

Una mujer que pueda no ajustarse a los estándares convencionales de belleza, pero que proyecte seguridad y una actitud carismática, puede ser vista como atractiva y deseable. En este sentido, “la suerte” de una mujer etiquetada como fea podría residir en su capacidad de destacar en otros aspectos, como su carácter o habilidades, lo que le permite construir relaciones significativas y obtener oportunidades que quizás otra persona, con apariencia física más “convencionalmente atractiva,” podría no aprovechar de la misma manera.

Se dice, además, que las mujeres que no cumplen con los estándares estéticos dominantes pueden tener más facilidad para desarrollar relaciones sinceras y profundas. Esto se debe a que, al no estar en el centro de atención por su apariencia, suelen atraer personas que valoran otros aspectos de su personalidad y esencia.

Es probable que sus relaciones estén basadas en intereses comunes, respeto mutuo y empatía, en lugar de una atracción física superficial. Esta circunstancia les ofrece una “suerte” particular en cuanto a relaciones duraderas, aunque el valor de esta ventaja pueda pasar desapercibido para quienes dan más importancia a la apariencia externa.

Loa efectos y desafíos de las «feas»

Sin embargo, es común que una mujer percibida como “fea” enfrente desafíos que aquellas consideradas bellas no suelen experimentar. La discriminación y el prejuicio basados en la apariencia física están presentes en muchos ámbitos de la vida, desde las relaciones sociales hasta el trabajo.

Estudios han demostrado que, en muchas ocasiones, las personas atractivas reciben un trato preferencial en diversas situaciones, como en entrevistas laborales o en interacciones cotidianas. La “mujer fea” puede sentir que debe esforzarse más para obtener reconocimiento o respeto en su entorno, lo cual puede resultar injusto y agotador.

No obstante, este mismo desafío puede impulsar a muchas mujeres a desarrollar habilidades y valores que compensan el trato desigual que han vivido. Una cuestión interesante es que, al estar menos influenciadas por el impacto de su apariencia, estas mujeres suelen enfocarse en sus talentos y competencias, lo que puede llevarlas a ser altamente exitosas en sus campos.

Mujeres que destacan por su intelecto, habilidades artísticas o liderazgo suelen canalizar sus energías en el desarrollo de sus capacidades y en alcanzar metas personales. Muchas veces, el énfasis en su crecimiento personal y profesional contribuye a que se conviertan en personas admirables, cuya belleza trasciende los estándares físicos y se manifiesta en su carácter, logros y visión de la vida.

En el ámbito de las relaciones personales, algunas personas consideran que las mujeres menos atractivas físicamente podrían ser menos superficiales o más comprensivas en sus relaciones. Esto no es una regla, pero se ha observado que aquellas personas que han enfrentado rechazo o prejuicios suelen desarrollar una empatía más profunda y una sensibilidad hacia el bienestar de los demás. Esto las convierte en parejas afectuosas y leales, dispuestas a apoyar a sus seres queridos en los momentos difíciles.

La suerte de las «feas»

Otro aspecto a considerar es que, aunque las mujeres “feas” puedan enfrentar discriminación, suelen ser menos propensas a convertirse en objetos de deseo superficial o de interés por motivos frívolos.

Esto las protege en cierto sentido de relaciones superficiales y les da la oportunidad de construir vínculos basados en intereses reales y compatibilidad emocional. De esta manera, la suerte se redefine para ellas en términos de relaciones más auténticas y menos propensas a ser basadas en expectativas irreales.

La noción de que las mujeres “feas” tienen más suerte en ciertos aspectos también se refleja en la posibilidad de que se desarrollen con menor presión social. Las mujeres que cumplen con los estándares de belleza suelen enfrentar expectativas muy altas en cuanto a su apariencia, lo que puede ser emocionalmente agotador.

Se les exige mantener una imagen impecable, lo cual puede conllevar inseguridades, ansiedad y presiones por permanecer dentro de un ideal estético inalcanzable. En contraste, una mujer que se percibe a sí misma como fuera de estos estándares puede sentirse liberada de estas demandas y centrarse en vivir conforme a sus propios deseos y valores.

La idea de “fealdad” o “belleza” en las mujeres no debería ser un factor determinante de su valor o suerte en la vida. En lugar de esto, tanto hombres como mujeres deberían cuestionar estos conceptos y aprender a ver más allá de las apariencias físicas.

La verdadera belleza de una persona se encuentra en su capacidad de ser genuina, en la forma en que trata a los demás, en sus valores y en cómo enfrenta los desafíos de la vida. Aquellas mujeres que, en algún momento, han sido etiquetadas como feas, pueden descubrir una suerte que trasciende los estereotipos y encuentran plenitud y éxito en sus propios términos, lejos de las expectativas ajenas.

En resumen

as mujeres percibidas como “feas” pueden encontrar una fortuna en la vida al enfocar su energía en desarrollarse integralmente, construyendo relaciones auténticas y demostrando que la verdadera suerte no reside en la apariencia, sino en el carácter y en el poder de aceptarse y amarse a sí mismas tal como son.

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