Que es la vergüenza

La vergüenza es un síntoma que en cualquier circunstancia nos ha dado, aunque no es normal que se establezca como parte de nuestras vidas, en sí ¿Qué es la vergüenza? Bueno  es algo que se siente cuando nosotros no queremos que alguien se entere de lo que nosotros ocultamos en nuestro interior, que generalmente es algo que nos hizo sentir muy mal.

Hay muchas formas de sentir vergüenza pero la que más afecta es cuando el ego de la persona es la que está en peligro de ser descubierta, ¿De qué manera? Pues es un poco difícil explicar ya que la mente de cada persona actúa de formas muy diferente, pero no queda otra que poner un ejemplo mío. Hay personas que viven la vida de una forma como que no les importa nada.

En cierto manera a veces es bueno pero en la mayor parte de la vida siempre es bueno tener cierta prudencia en lo que se hace o se vive, en mi caso funcionó de una forma casi contraria, es decir, soy enemigo de la bulla, escándalo o todo lo que tenga que ver con exponerse al descubierto sin razón permitida, ¿Por qué soy así? Averigüe Dios y perdone, pienso que tal vez en alguna circunstancia de mi vida algo me pasó.La vergüenza

Los síntomas de la vergüenza

Sin duda fue algo que tuvo que ver con quedar mal ante mucha gente, porque lo mío está basado en un trauma y sin temor a equivocarme, todos los síntomas de vergüenza tienen el mismo proceso o sea, está basado en una experiencia vivida, Ahora ¿Desde cuándo se dice que uno queda mal? Pues desde que las personas que fueron testigos de lo que nos pasó y se rieron por ello, desde ahí es que se forma el trauma.

Por otro lado, hay personas que son demasiadas sinvergüenzas que no les importa lo que suceda si ellos o ellas se equivocan, un caso así pasó en un sector muy céntrico dónde un joven a quién conozco se le acerca a una chica que no conoce y le propone algo indecoroso.

Ella por una razón lógica reacciona y le da un golpe de puño y lo tira al suelo, ¿Qué creen que pasó? El se levanta y se mata de la risa y no paraba de reír y todos también se reían y cinco minutos después no había pasado nada. Todos no funcionan así.

Claro que hablando de personas sensitivas y también de personas muy fuertes física y mentalmente los he visto sonrojarse por alguna actitud incómoda que tuvieron que pasar, la diferencia es que aquellas personas analizan rápido y se levantan enseguida, en cambio el tímido o sensitivo no y mientras las risas y burlas posteriores a la acción sean más sonoras, más pequeños se van a sentir.

La meditación para eliminar la vergüenza

Con el tiempo he logrado desaparecer en un 80% el problema de la vergüenza y gracias a los procesos Neuro-lingüísticos que me lo he tratado de aplicar yo mismo, aunque les parezca mentira pero es muy difícil ser un paciente de uno mismo, en cambio a otra persona es un paseo.

Anteriormente prefería perder pero que no haya un escándalo, siempre lo veía de esa forma y era como que me sentía más seguro. En estos casos es muy negativo el quedar así con el sabor de haber perdido por que se siente como una frustración.

Pero queda el plan «B» que es meditar la situación y eso es para que la sensación desaparezca y no quede como molestia, al menos para aquellos que no tienen cómo defenderse de situaciones así.

En estos momentos ya no permito que nadie sobre pase por encima de mí, claro que es muy difícil cuando no se tiene conocimientos y léxico un poco amplio. En otro artículo relaté la ocasión cuando me quisieron secuestrar, el caso es que si no hubiera tenido un vocabulario mucho más amplio que los malandrines, no hubiera podido envolverlos a ellos y todo fue a punta de palabras dejando a un lado la vergüenza.

¿Cómo evitar sentir vergüenza y usarlo a nuestro favor?

Sentir vergüenza es una experiencia común y natural que todos enfrentamos en algún momento de nuestras vidas. Sin embargo, aprender a manejar y utilizar la vergüenza a nuestro favor puede ser una habilidad transformadora.

Este ensayo explora cómo evitar que la vergüenza nos paralice y cómo, en cambio, podemos convertirla en una herramienta positiva para el crecimiento personal y la conexión con los demás. La vergüenza, en su forma más básica, es una emoción que surge de la percepción de que hemos fallado en cumplir con nuestras propias expectativas o las de los demás.

Puede ser desencadenada por diversos factores, como cometer errores, ser objeto de juicio o no cumplir con los estándares sociales. Aunque la vergüenza puede parecer una emoción negativa, también puede ser una señal útil que nos indique que algo en nuestra vida necesita atención o cambio.

Un primer paso para evitar sentir vergüenza es cambiar nuestra relación con esta emoción. En lugar de verlo como algo que debe evitarse a toda costa, podemos aprender a aceptar que la vergüenza es una parte normal de la experiencia humana.

Reconocer que todos experimentamos vergüenza en diferentes momentos puede disminuir su intensidad. La autocompasión es fundamental aquí; ser amables y comprensivos con nosotros mismos cuando sentimos vergüenza puede ayudarnos a reducir su impacto.

Una técnica efectiva para manejar la vergüenza es la práctica de la vulnerabilidad. La vulnerabilidad implica abrirse a los demás sobre nuestras luchas y fracasos. Cuando compartimos nuestras experiencias vergonzosas con amigos, familiares o incluso en un entorno terapéutico, podemos descubrir que no estamos solos en nuestras luchas.

Cuando compartes las experiencias

Esto puede crear un sentido de conexión y comunidad que desarma la vergüenza. Al compartir nuestras experiencias, no solo liberamos la carga emocional, sino que también encontramos apoyo y comprensión en los demás.

Además, podemos utilizar la vergüenza como un motor para el cambio personal. En lugar de dejar que nos paralice, podemos preguntarnos qué podemos aprender de la experiencia que la provocó.

Reflexionar sobre las circunstancias que nos llevaron a sentir vergüenza puede proporcionarnos información valiosa sobre nuestros valores y deseos. Al hacerlo, podemos tomar decisiones más alineadas con lo que realmente queremos y necesitamos.

La escritura también puede ser una herramienta poderosa para manejar la vergüenza. Al plasmar nuestros pensamientos y sentimientos en papel, podemos examinar la situación desde una perspectiva más objetiva.

Este proceso de escritura puede ayudarnos a desmitificar lo que sentimos y a entender mejor nuestras emociones. Escribir sobre experiencias vergonzosas puede hacernos sentir menos abrumados y más en control de nuestras reacciones.

El humor es otro recurso que podemos utilizar para transformar la vergüenza. Al hacer chistes sobre nuestras propias experiencias vergonzosas, podemos desactivar la carga emocional que a menudo las acompaña.

Este enfoque no solo alivia la tensión, sino que también puede ayudar a otros a sentirse más cómodos al abordar sus propias luchas. El humor puede ser un puente que nos conecta con los demás y nos permite ver nuestras imperfecciones desde una perspectiva más ligera.

Autoafirmaciones y cualidades positivas

Además, practicar la autoafirmación puede ser útil. Recordarnos a nosotros mismos nuestras cualidades positivas y los logros que hemos alcanzado puede contrarrestar la narrativa negativa que la vergüenza puede generar.

Mantener una lista de afirmaciones o recordatorios sobre lo que valoramos de nosotros mismos puede ser un recurso valioso en momentos de vergüenza. Al enfocarnos en lo que nos hace sentir bien, podemos cambiar nuestra mentalidad y superar la sensación de inadecuación.

Es crucial también reconocer el contexto cultural y social en el que vivimos. Las expectativas y normas sociales pueden intensificar la vergüenza. Lo que puede ser considerado vergonzoso en una cultura puede no serlo en otra.

Al entender que la vergüenza a menudo se basa en estándares externos, podemos liberarnos de la necesidad de cumplir con esas expectativas. Cultivar una mentalidad de aceptación hacia la diversidad de experiencias humanas puede ayudarnos a reducir la presión que sentimos.

Por último, la práctica de la gratitud puede ser una estrategia poderosa para transformar la vergüenza en una experiencia más positiva. Al centrarnos en lo que valoramos y apreciamos en nuestras vidas, podemos desplazar la atención de lo que nos causa vergüenza.

La gratitud nos permite adoptar una perspectiva más amplia y reconocer que, a pesar de nuestras luchas, hay aspectos positivos en nuestra vida que merecen atención. Este cambio de enfoque puede ayudarnos a construir resiliencia emocional y reducir el impacto de la vergüenza.

En conclusión

Evitar sentir vergüenza no implica reprimir o ignorar esta emoción, sino más bien aprender a manejarla de manera efectiva. Al cambiar nuestra relación con la vergüenza, practicar la vulnerabilidad, reflexionar sobre nuestras experiencias, utilizar el humor y la autoafirmación, y cultivar la gratitud, podemos convertir esta emoción en una herramienta de crecimiento personal.

La vergüenza, en lugar de ser un obstáculo, puede convertirse en un catalizador para el cambio y la conexión. Al aceptar nuestra humanidad compartida y reconocer que todos enfrentamos luchas, podemos aprender a usar la vergüenza a nuestro favor y, en última instancia, vivir de manera más auténtica y plena.

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