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Las adicciones se aprenden. La adicción es un hábito negativo y para que sea un hábito tiene que haber un comienzo como enseñanza, por esto, las adicciones se aprenden aunque muchos por ahí digan que es una especie de castigo o, que no saben quién fue él o la malvada que hizo que su tierno hijo caiga en estos males como es las adicciones.
Recuerden que adicciones no solamente se refiere a las drogas o alcohol, hay muchas formas incluso puede ser adicto a tomar bebidas gaseosas de color negra, este caso lo tengo con un hermano y él dice que no le hace daño pero se desespera cuando no encuentra en una tienda y esto es todos los días y ya tiene 54 años.
Ahora, ¿De qué manera se aprende las adicciones? En este caso para que la enseñanza empiece, los padres son los que dan el primer empujón, ¿De qué forma? Pues en la forma en que sin preguntar al hijo por una actitud lo atacan emocionalmente, es decir, que si su hijo-a de pronto llega tarde lo primero que hacen es reclamar y eso es molestoso porque yo también estuve en el puesto de ellos cuando fui muy joven.
Las adicciones se aprenden
No hay nada que moleste tanto a un adolescente que lo acusen de algo sin haber hecho, en el supuesto caso de que si, hay maneras de como llegar a él o ella y esto es entrando en su mundo personal, recuerden que toda persona tiene en su entorno una especie de espacio inviolable igual, como si fuera la frontera de un país.
Nadie puede cruzar a menos que tenga el permiso de las autoridades pertinentes, el joven o la persona sea esta adulta o no, está convencido de que nadie puede allanarlo mentalmente aunque en ese momento no esté pensando es esto pero, se va a proteger como si fuera un enemigo.
Ahora, si un padre se da cuenta de que algo no está bien porque en su mente la imagen que ve no cuadra, han escuchado alguna vez la frase de «Qué no está bien en esta imagen» pues la mente dice lo mismo y por eso como el padre no sabe que hacer, hace lo primero que aprendió cuando fue niño, RECLAMAR de la forma que se lo hicieron en su tiempo.
Es muy posible que la persona aún no esté en las adicciones pero su estado emocional está a punto de colapsar, es decir, los problemas los cuales nunca nadie le explicó que hacer en casos así porque lo que hicieron fue tener al bebé todo el tiempo protegido, poniéndole todo en la mano por dizque «Amor» y eso no es amor es maleducar.
Las adicciones tienen motivación
En vista que la persona no encuentra en casa lo que debería encontrar, es presa fácil de cualquier persona que le sugiera amistad «Sincera» y le va a decir todo lo malo que está en la casa de la víctima porque eso es lo que es, víctima de todos, desde los padres hasta los llamados amigos.
Una vez que aceptó el «Buen» consejo de su supuesto amigo o amiga, la victima abrió sus fronteras emocionales para lo que venga porque su lugar está dónde encontró la supuesta comprensión que no tenía en casa, como todo tiene un comienzo y es ahí cuando aprende que el paso que dio fue el mejor que ha dado, de ahí para adelante el resto es historia. Las adicciones se aprenden.
La idea de que las adicciones se aprenden puede parecer sorprendente para algunos, pero está profundamente arraigada en cómo funciona nuestro cerebro. Las adicciones, ya sean al alcohol, las drogas, la tecnología o incluso a hábitos como el juego, son más que simples «malas decisiones».
Son patrones de comportamiento que el cerebro refuerza con el tiempo, haciendo que el adicto pierda el control voluntario sobre sus acciones. Las adicciones se aprenden, las influencias sociales que las fomentan y, lo más importante, cómo también es posible desaprenderlas.
El ciclo del aprendizaje de las adicciones
El cerebro humano es una máquina de aprendizaje, diseñada para adaptarse al entorno y repetir comportamientos que generan placer o alivio. Las adicciones surgen cuando ciertos comportamientos, como consumir una droga o realizar una acción repetitiva, activan el sistema de recompensa cerebral.
Cada vez que una persona consume una sustancia adictiva o se involucra en un comportamiento adictivo, su cerebro libera dopamina, el neurotransmisor asociado con el placer. Este proceso crea una asociación entre la acción y la sensación de recompensa, lo que refuerza la conducta.
A través de la repetición, el cerebro aprende que el comportamiento adictivo es una «solución rápida» para el estrés, la ansiedad o incluso el aburrimiento. Con el tiempo, la persona no solo busca el placer, sino que también se siente atrapada en la necesidad de evitar las sensaciones negativas de abstinencia.
¿Cómo sucede esto? Al principio, las acciones adictivas son percibidas como placenteras. A medida que el cerebro se adapta, el cuerpo experimenta malestar en su ausencia, lo que motiva la repetición del comportamiento. El cerebro aprende a automatizar estas respuestas, convirtiendo las adicciones en hábitos casi inconscientes.
Las adicciones no solo se aprenden en el vacío. El entorno en el que una persona crece y vive juega un papel importante en la creación de patrones adictivos. Por ejemplo, el estrés crónico, la falta de apoyo emocional y la exposición a ciertos modelos de comportamiento pueden aumentar la susceptibilidad de una persona a las adicciones.
Influencias comunes: Aprendemos conductas observando a los demás. Si alguien crece en un ambiente donde el abuso de sustancias es común, es probable que lo vea como una respuesta «normal» al estrés o al dolor.
La cultura popular a menudo glamouriza ciertos hábitos adictivos, como el consumo excesivo de alcohol o el uso incontrolado de la tecnología. La presión de grupo puede empujar a una persona a adoptar comportamientos que normalmente evitaría, hasta que se convierte en un hábito.
Aprender y desaprender hábitos: La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para reestructurarse y cambiar en respuesta a experiencias y aprendizajes. Aunque las adicciones se aprenden, la buena noticia es que también pueden desaprenderse.
El cerebro tiene la capacidad de formar nuevas conexiones neuronales y reemplazar viejos patrones destructivos por otros más saludables. Cuando una persona deja de participar en un comportamiento adictivo, el cerebro deja de recibir los estímulos de recompensa que mantenían ese hábito.
Con el tiempo, las conexiones que sustentaban la adicción comienzan a debilitarse, permitiendo que nuevas conexiones (relacionadas con hábitos más saludables) se fortalezcan. Este proceso no es fácil, ya que puede implicar síntomas de abstinencia y estrés emocional.
Sin embargo, con el tiempo y el esfuerzo adecuado, el cerebro puede adaptarse a una nueva forma de vida. Desaprender una adicción implica más que simplemente «dejar de hacer algo». Requiere un proceso consciente de reemplazar viejas conductas con nuevas y más saludables.
Aquí algunas estrategias útiles:
Terapia cognitivo-conductual (TCC)
La TCC ayuda a las personas a identificar y cambiar los patrones de pensamiento que impulsan el comportamiento adictivo. Al desafiar los pensamientos automáticos que generan las adicciones, la persona puede tomar decisiones más saludables y racionales.
Programación Neurolingüística (PNL)
La PNL es efectiva para modificar la forma en que las personas perciben sus experiencias y traumas pasados. Al reprogramar la respuesta emocional que una persona tiene hacia ciertas situaciones, es posible debilitar los gatillos que conducen a la adicción.
Mindfulness y Meditación
Estas técnicas pueden ayudar a romper el ciclo de las adicciones, ya que fomentan la conciencia plena y reducen el impulso de actuar automáticamente. Por ejemplo, la meditación puede ayudar a las personas a observar sus deseos sin sentirse obligadas a actuar sobre ellos.
Prácticas alternativas: Sun Gazing
Basado en experiencias personales, prácticas como el Sun Gazing también pueden ayudar a mejorar la salud mental y emocional, al proporcionar una sensación de bienestar general y reducir el estrés, lo que a su vez disminuye la necesidad de recurrir a conductas adictivas.
Así entré en la adicción
Este es el caso de un joven como de 27 años, casado y con una niña de apenas un año de nacida. Cierto día entró en el negocio de la música y no era que él cantaba, era que él andaba con uno que si lo hacía, un dizque cantante de rap.
El caso es que este tipo fumaba de todo y el joven no. Un día lo vio como lo hacia y la forma en que interpretaba (según él el viaje). Esto le generó una curiosidad y de tanto y tanto de ver y conversar con esa gente, no faltó el pretexto para probar.
Ese día no fue el problema, sino, a la segunda vez que en medio trance uno de ellos le dice que huela y que sienta lo rico que es la droga. Esto sin lugar a dudas fue lo que lo encadenó al vicio, puesto que desde ese día solo con el olor este joven buscaba como hacerlo.
El vicio llegó a tan grave que salía de la casa un fin de semana, dejando a su familia porque dizque se iba de viaje por trabajo, lo que en verdad hacía es drogarse hasta perder el conocimiento. Esto fue hasta que la familia un día recibió una noticia de que lo habían visto tirado en la orilla de un río, totalmente desnudo.
Esto para muchos expertos era encerrarlo en un centro de rehabilitación y así fue, pero de las tantas veces que lo hizo, siempre regresaba. Mi trabajo fue quitarle esa sensación de placer asociada al olor de la sustancia y así como aprendió hacerlo, lo hice desaprender.
La prevención también se aprende
Así como las adicciones se aprenden, la prevención también puede enseñarse. Fomentar hábitos saludables, proporcionar apoyo emocional y educar a las personas sobre el daño que causan las adicciones desde una edad temprana son formas poderosas de prevenir el desarrollo de estas conductas.
Educación temprana: Hablar sobre las adicciones y sus consecuencias desde temprana edad.
Crear ambientes positivos: Fomentar entornos de apoyo emocional y comunicación abierta.
Enseñar estrategias de afrontamiento: Ayudar a las personas a aprender cómo manejar el estrés y las emociones difíciles sin recurrir a conductas destructivas.
Las adicciones, como cualquier otro hábito, se aprenden a través de la repetición y las recompensas que ofrece el cerebro. Sin embargo, la neuroplasticidad nos da una increíble ventaja: también podemos desaprender estos comportamientos y crear nuevos patrones saludables. Con las herramientas y el apoyo adecuado, es posible salir del ciclo de la adicción y recuperar el control sobre nuestras vidas.