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Las deudas matan. El que no se endeuda nunca tiene nada dicen por ahí pero, por si no lo saben las deudas matan o por lo menos lo dejan enfermos. Posiblemente no sepan desde cuando nos vienen diciendo que hay que endeudarse, al menos yo no lo sé pero si sé que es una estrategia del mercado que tienes que tener deuda.
Escribiendo con palabras sencillas. Por ley y que dicha ley es para beneficio de los elegidos, nadie te quiere vender si no obtienes un crédito, a menos que quieras comprar al contado y eso no te beneficia, porque todo está conectado incluso los bancos con el comercio y no me refiero a doña Lola, que vende el tomate en la esquina.
Me refiero a los grandes almacenes que tienen los artículos que tú «Necesitas» para que puedas ser parte del selecto grupo de gente que sabe vivir, si no lo tienes eres nadie. Si se trata de vehículos y si eres de clase media para abajo, tiene que ser un Toyota, Nissan o que tenga que ver que sea algo costoso.
Si eres de clase baja pero no tanto tiene que ser un corsa o por lo menos de medio uso. Ahora ni que digamos de un Mercedes Benz, BMW ya se imaginan a que me refiero y eso es de mucho dinero. En cualquiera de las llamadas «clases» si eres del grupo tienes que tener lo que se supone que deberías tener, porque si no es así simplemente estás fuera.
Entonces el mercado que es el que manejan las publicidades que te inducen que tienes que tener aunque no sepas cómo, pero hay una solución y eso es «Crédito» que en resumidas cuentas es deudas y mientras más deudas haya en el mundo comercial más ganancias hay.
Las deudas matan
Lamentablemente el 95% de las personas piensan que tienen que endeudarse para sentirse que están en el medio. Los grandes comerciantes «Te ayudan» para que tú no te sientas mal porque no puedes comprar algo cuando tú lo necesitas, ¿De qué forma lo hacen? Pues te dan una tarjeta de crédito «Sólo porque eres especial» claro que mientras pagues.
Ahora, obtener tarjeta de crédito en otras épocas era considerado una persona solvente y de buena reputación, ahora cualquiera puede obtener una tarjeta, basta que tenga un trabajo estable o un negocio aunque no sea grande, no importa porque el cupo le dan de acuerdo a lo que tiene, porque el negocio de ellos es que usted tenga deuda.
Cuando usted tiene deuda su mente trabaja mucho más de lo que en realidad debería hacerlo, ¿Por qué hace eso la mente? Simplemente porque la mente entiende que usted está sintiendo una emoción, aunque no sepa si es buena o mala pero se da cuenta de que le sirve para sentir, por lo tanto se dedica a mantener ese trabajo dejando de lado al cuerpo con el resultado de que se enferma con facilidad.
Mientras más deuda tenga más enfermo estará claro que si usted logra centrar sus ideas y pensamientos con meditación podría mantenerse centrado y hasta buscaría la forma de salir de las deudas para estar más tranquilo. Hay casos de personas que han adquirido deudas y por cualquier razón las cosas cambian para él, quedando en incertidumbre de que no sabe qué pasará y lo único que ve en su mente es el suicidio como último recurso.
También hay casos de personas que se adaptan al medio de las deudas y se las ingenian para salir adelante y siempre están debiendo algo a alguien, el resultado de ello es que envejecen con mayor rapidez pero si le preguntan cómo se sienten le dirán «Yo estoy bien» y es que es verdad porque ese es su medio, es decir, jamás se han sentido bien en su vida y lo que sienten es lo que han sentido siempre y para ellos es estar bien aunque en otras ocasiones las deudas matan.
¿En que forma la deuda puede matar a la persona?
La deuda puede ser un peso tan grande que llega a asfixiar emocional, mental y hasta físicamente a una persona. No solo es una cuestión financiera, sino que involucra la vida entera del individuo, ya que el estrés que genera puede desencadenar una serie de consecuencias negativas para la salud y el bienestar.
Cuando una persona se enfrenta a una deuda, no solo está lidiando con la cantidad de dinero que debe, sino también con los sentimientos de culpa, vergüenza y ansiedad que la acompañan. Este malestar emocional puede llevar a trastornos de ansiedad, depresión e incluso a pensamientos suicidas en casos extremos.
Las personas que viven con deudas constantes suelen estar atrapadas en un ciclo de estrés, ya que sienten que no pueden escapar de la obligación de pagar lo que deben, lo que les genera una sensación de desesperanza. Si este ciclo continúa por un largo tiempo sin una solución a la vista, puede llegar a destruir la vida de la persona, afectando sus relaciones personales, su salud mental e incluso su capacidad para funcionar en su vida diaria.
Una de las razones por las que las personas caen en la trampa del crédito sin darse cuenta de que están acumulando una deuda insostenible es la forma en que la sociedad valora el consumo y el materialismo. El crédito, aunque es una herramienta financiera válida, a menudo se ve como una forma de obtener lo que se desea sin tener que esperar o ahorrar para ello.
Las tarjetas de crédito y otros tipos de crédito se presentan como una solución rápida para satisfacer necesidades o deseos inmediatos, sin considerar las consecuencias a largo plazo. Esta facilidad para acceder a préstamos y créditos genera una falsa sensación de seguridad, como si el dinero fuera un recurso ilimitado.
Los beneficios inmediato
Al no ver la deuda como un compromiso serio y un futuro pago, muchas personas simplemente disfrutan de los beneficios inmediatos sin considerar el costo real de ese crédito en el futuro. Además, la forma en que los productos y servicios son presentados a través de los medios de comunicación y la publicidad juega un papel fundamental en la creación de esta necesidad constante de consumir.
Los anuncios publicitarios, las películas, las redes sociales y otros canales de comunicación constantemente nos dicen que necesitamos cosas para ser felices, exitosos o completos. Estos medios de comunicación no solo promocionan productos, sino que también nos inculcan la idea de que nuestra identidad y valor personal están ligados al tipo de cosas que poseemos.
Es común ver en la publicidad mensajes que asocian la posesión de ciertos bienes con el estatus social o el éxito personal. En este contexto, las personas comienzan a percibir el crédito como una herramienta para alcanzar esos ideales de éxito, sin ser conscientes de que, a largo plazo, están sacrificando su estabilidad financiera y personal por una satisfacción temporal.
El crédito se vuelve más atractivo debido a la forma en que se estructura en la sociedad moderna. Las opciones de pago a plazos, las tarjetas de crédito con bajos intereses iniciales o las ofertas de financiamiento sin intereses pueden parecer irresistibles, lo que lleva a las personas a tomar decisiones impulsivas sin pensar en repercusiones.
El crédito se presenta como una forma de «disfrutar ahora, pagar después», lo que, a primera vista, parece ser una solución perfecta para las necesidades inmediatas de las personas. Sin embargo, al no reflexionar sobre el hecho de que este crédito es, en última instancia, una deuda que debe ser pagada con intereses, las personas pueden terminar acumulando deudas que no pueden manejar.
Este ciclo de endeudamiento se agrava aún más por la presión social y la competencia constante. Las personas, al ver a sus amigos, familiares o colegas adquiriendo productos o experiencias de lujo, pueden sentir que deben seguir el mismo camino para no sentirse excluidos o menos exitosos.
Esta competencia social por el estatus y las apariencias hace que muchas personas recurran al crédito para mantener una imagen externa, aunque ello signifique vivir por encima de sus posibilidades. La acumulación de deudas se convierte en un mecanismo de adaptación a las expectativas sociales, donde la presión externa eclipsa las preocupaciones internas sobre la salud financiera.
Los medios de comunicación, a través de la publicidad y las representaciones culturales, también refuerzan la creencia de que tener más cosas es sinónimo de mayor felicidad. Las campañas publicitarias hacen un trabajo efectivo al mostrar cómo ciertos productos pueden mejorar la vida, hacerla más fácil o más placentera.
Esta constante exposición a mensajes que vinculan el consumo con la felicidad contribuye a la creación de un deseo insaciable de más. Como resultado, las personas caen en la trampa de pensar que necesitan estos productos para sentirse completas, lo que las lleva a endeudarse sin considerar las repercusiones.
En algunos casos, la falta de educación financiera también juega un papel crucial en la incapacidad de las personas para manejar correctamente el crédito. Muchas personas no entienden cómo funcionan las tasas de interés, los pagos mínimos o las consecuencias de no pagar a tiempo. La falta de conocimiento sobre estos aspectos puede hacer que los individuos se enfrenten a deudas mucho mayores de lo que originalmente pensaban, ya que no comprenden completamente el costo real de sus decisiones.
Educación financiera y el marketing
Esta falta de educación financiera, combinada con las estrategias de marketing que promueven el consumo, crea una tormenta perfecta que puede llevar a una persona a la desesperación. Es posible que, al principio, el uso del crédito parezca una solución conveniente, pero con el tiempo, las personas comienzan a darse cuenta de que están atrapadas en un ciclo que les es difícil de romper.
Cuanto más se acumulan las deudas, más difícil se vuelve la situación. El pago de las deudas se convierte en una prioridad, lo que puede generar estrés, ansiedad y miedo al futuro. Esta situación es aún más complicada si la persona no tiene un plan financiero claro o la capacidad de ahorrar y pagar sus deudas de manera efectiva.
La deuda, entonces, no es solo una cuestión económica, sino una carga emocional que puede consumir a una persona lentamente. El estrés y la ansiedad provocados por el miedo a no poder cumplir con los pagos pueden afectar la salud mental, lo que a su vez puede afectar la salud física.
Además, la deuda afecta las relaciones personales, ya que la presión financiera puede llevar a discusiones y problemas de pareja, y puede crear una sensación de aislamiento. La deuda puede matar a una persona no solo en un sentido literal, sino también en un sentido emocional y mental.
Las personas caen en la trampa del crédito debido a una combinación de factores, incluidos el marketing agresivo de los medios de comunicación, las presiones sociales y la falta de educación financiera. A menudo, no son conscientes de que el crédito es una deuda y que deben pagarla eventualmente. Este ciclo de consumo y deuda puede llevar a un sufrimiento profundo si no se maneja de manera responsable.