Lo que pasa cuando no cumplimos. Posiblemente muchos sepan lo que es un compromiso pero, ¿Saben lo que pasa cuando no cumplimos? Los compromisos son pactos que se elaboran entre una o más personas por lo cual, se comprometen a cumplir con algo sea lo que sea ya que el caso es cumplir, pienso que eso está muy claro al menos más de uno se habrá comprometido alguna vez.
Ahora, si por alguna razón usted o cualquier persona no cumplen con lo pactado, es porque nunca se le ha pasado por la mente lo que pasa cuando no cumplimos. Los resultados de dicha acción es por demás fatal y mucho más cuando recién se dan cuenta de lo que hicieron. Lo primero que se pierde es la confianza.
Por lo general algunas personas que incluso hubo un caso en que pensé en ¿Qué sanción puede ponernos si no las cumplimos? Que desde luego era por algo que no quería hacer porque en el fondo, no me sentía con ganas de hacer lo que me había comprometido y de verdad que las pasé mal.
Al perder la confianza de la gente que pensó que sería una persona muy noble en su acción, se ha perdido una gran parte de seguridad personal aunque no se dé cuenta, recuerde que esto que se lo toma como malo y todo lo malo tiene un efecto de virus que se propaga con una velocidad incalculable, que no da tiempo a reaccionar.
Lo que pasa cuando no cumplimos
Lamentablemente para la persona irresponsable que pensó que no ha hecho nada malo, ha quedado etiquetado como incumplida y por ende digna de la desconfianza. En cambio, para las personas que buscan responsabilidad les cae como una bendición, el saber los datos de alguien que tiene por costumbre ser incumplida.
Hace un tiempo tuve que pasar por una experiencia sobre unas normas, que en ese momento no lo vi como que sea mal vista y por eso fui objeto de una crítica, que la verdad no me gustó. Esto era que me exigían cumplirlas y por eso dije ¿Qué pasa si no cumplimos las normas? Todos me miraron como bicho raro y por tal perdí algunos amigos por eso.
En la crítica entró que las normas es igual como si fueran la leyes que al ser así, había que cumplirlas a como se de lugar. En esos momentos estaba necio y resentido que por insistir, dije ¿Qué pasa si no cumplimos las leyes? Eso fue lo que terminó de ser algo por demás inculto sin darme cuenta que todo era por un acto de actitud mental.
El proceso mental de una persona que actúa con irresponsabilidad, funciona igual al que es honrado es decir, el que es horado simplemente actúa como dicta la moral y la sensatez, porque jamás se le cruza por la mente el tener un acto no apropiado. En cambio, el que actúa por el simple hecho de que no le dio la gana de hacer bien las cosas…
Es porque en su mente si tiene imágenes de hacerlas cómo él o ella piensa que debería ser, es decir, para ellos no está mal sólo es una forma diferente de hacerlo y mientras tenga esa clase de imágenes nunca van a pensar que está mal, aunque todos se lo digan incluso les pase una serie de problemas por ello. Por un momento puede ser que admitan.
Lo que pasa cuando no te das cuenta
Al pasar el tiempo y cuando tengan algo que hacer por compromiso se les vendrá a su mente lo que les dijeron de qué está mal, lo pensarán y posiblemente piensen que es verdad pero, siempre va a ganar lo que tienen en su inconsciente y eso es actuar con irresponsabilidad, porque para ellos no es malo.
Lo bueno de todo esto es que cada persona aprendió a ser cómo es por lo tanto, se puede aprender a eliminar esa actitud cambiando su interior mental, claro que eso se puede siempre y cuando la persona se dé cuenta de que está actuando mal y quiera cambiar, si eso no sucede no habrá nada en el mundo que le haga tomar la decisión de querer hacerlo.
Muchas personas se adaptan al medio en el que viven y toman por acertado su modo de vida, lo peligroso se hace cuando la persona que se adapta al medio, llega a verlo cómo diversión al extremo que festejan por cada vez que le dicen en confianza lo mal que se ha portado.
Es muy importante que todos pensemos que siempre hay algo más importante cuando cumplimos con un compromiso. En cambio es muy diferente lo que pasa cuando no cumplimos. Lo que pasa cuando no cumplimos, es que la vida en sí se pone muy difícil si es que el plan es progresar o quedar bien ante los demás.
Desde luego que esto tiene solución pero solo cuando se toma atención a las observaciones que las personas le hacen por sus actos, que puede empezar por ser un poco más atento a lo que se compromete.
¿Qué hace que una persona sea irresponsable?
La irresponsabilidad es una conducta compleja que puede surgir por múltiples factores, tanto internos como externos. Una persona irresponsable no cumple con sus obligaciones, evita asumir las consecuencias de sus actos, y suele tener dificultades para planificar o comprometerse.
Aunque cada persona puede tener motivos distintos para comportarse así, existen patrones y causas comunes que influyen en el desarrollo de esta conducta. La autoconciencia y el autocontrol son dos habilidades esenciales para la responsabilidad.
La autoconciencia permite a una persona comprender sus propios deseos, temores y limitaciones, mientras que el autocontrol le ayuda a moderar sus impulsos y tomar decisiones con criterio. Una persona irresponsable puede carecer de estas habilidades, reaccionando impulsivamente y sin pensar en las consecuencias.
Esta falta de control se relaciona a menudo con la incapacidad de aplazar la gratificación; es decir, priorizar lo inmediato y placentero sobre las responsabilidades o metas a largo plazo. El entorno en el que una persona crece juega un papel fundamental en la formación de la responsabilidad.
Si desde la infancia una persona no recibió límites claros, normas o consecuencias por sus acciones, es probable que no haya desarrollado un sentido de responsabilidad. En hogares donde los padres o cuidadores no asignan tareas, son sobreprotectores o no enseñan a valorar el compromiso, los niños pueden no aprender la importancia de cumplir con las expectativas o deberes. Asimismo, si la irresponsabilidad es común en el entorno social, es más fácil que una persona adquiera este comportamiento por imitación.
Problemas emocionales y traumas no resueltos
Por otro lado, en entornos donde la persona es excesivamente controlada o castigada por errores menores, puede desarrollarse un sentimiento de rechazo hacia la responsabilidad. Así, en lugar de valorar el compromiso, la persona puede percibir las obligaciones como una carga o fuente de estrés, y evitará asumirlas.
Los problemas emocionales también son un factor importante en la irresponsabilidad. Las personas que han experimentado traumas o que tienen heridas emocionales no resueltas pueden tener dificultades para asumir compromisos y responsabilidades.
La falta de responsabilidad puede convertirse en un mecanismo de defensa para evitar enfrentar situaciones o personas que les generan malestar. Por ejemplo, alguien que sufrió rechazo puede evitar compromisos o trabajos que impliquen riesgo de crítica o fracaso, debido al miedo a revivir experiencias dolorosas.
También, la ansiedad y la depresión pueden reducir la motivación y la energía para cumplir con obligaciones. Cuando una persona lucha emocionalmente, puede resultarle difícil encontrar el impulso para comprometerse con metas, trabajos o responsabilidades.
Déficit en habilidades de planificación y organización
La irresponsabilidad puede ser el resultado de una falta de habilidades prácticas, como la organización y la planificación. Las personas que no cuentan con una estructura en su vida o no tienen la capacidad para organizar su tiempo pueden encontrarse incumpliendo con sus obligaciones sin ser necesariamente negligentes o desinteresadas.
A menudo, estas personas pueden sentir que sus tareas se acumulan, lo que les lleva a evitarlas. Este tipo de irresponsabilidad suele encontrarse en personas que tienen dificultades para visualizar a largo plazo y pueden carecer de modelos o guías para organizar su tiempo.
Las personas pueden mostrar irresponsabilidad porque no enfrentan consecuencias significativas por sus actos o, en otros casos, porque no encuentran un motivo claro para cumplir con sus responsabilidades.
Cuando alguien siente que no hay un propósito detrás de sus tareas, le resultará más fácil desentenderse de ellas. Asimismo, en ambientes donde la irresponsabilidad no es castigada, es posible que las personas no sientan la necesidad de cambiar su conducta.
Por ejemplo, un adulto joven que vive con sus padres y no tiene ninguna obligación financiera puede desarrollar una actitud despreocupada frente a los compromisos. Por otro lado, la falta de motivación intrínseca —es decir, aquella que proviene de un deseo interno de crecimiento o logro— también es común en la irresponsabilidad. Las personas que no encuentran satisfacción en las metas que les asignan, o que no se sienten valoradas, pueden perder el interés en cumplir con sus responsabilidades.
Creencias limitantes y patrones de pensamiento
Las creencias limitantes son otro factor relevante. Alguien que se dice a sí mismo que no es “bueno para estudiar”, que “las cosas no le salen bien” o que “no es suficientemente fuerte para enfrentar problemas” está condicionando su conducta.
Estas creencias generan una mentalidad de derrota, y, en consecuencia, la persona puede evitar los compromisos que podrían desafiar su autoestima. Este tipo de pensamiento puede ser el resultado de experiencias negativas pasadas, de comentarios de figuras de autoridad o de un entorno que no fomentó una visión positiva de sí misma.
En algunos casos, la irresponsabilidad puede surgir como respuesta a un entorno extremadamente exigente o de alta presión. La sobrecarga de trabajo, estudios o compromisos puede llevar a una persona a evitar las responsabilidades como una forma de escapar del agotamiento.
Esto es frecuente en personas que sienten que nunca es suficiente lo que hacen o que sus esfuerzos no son reconocidos. Así, la irresponsabilidad surge como una especie de «escape» frente a expectativas desmedidas.
Existen también factores biológicos que pueden influir en el comportamiento irresponsable. Condiciones como el trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), que afecta la concentración y el control de impulsos, pueden dificultar la capacidad de organización y el cumplimiento de las obligaciones.
Las personas con TDAH, por ejemplo, pueden tener dificultades para mantener una rutina o recordar sus responsabilidades. Este tipo de irresponsabilidad es más difícil de controlar sin apoyo, pero con estrategias de manejo y ayuda profesional puede mejorar significativamente.
Conclusión
La irresponsabilidad es un comportamiento que puede tener muchas raíces: desde aspectos emocionales, sociales y familiares, hasta biológicos y ambientales. Comprender sus causas permite ver la irresponsabilidad no como un defecto, sino como un síntoma de necesidades no satisfechas, carencias en habilidades o dificultades emocionales no resueltas.
Una persona que busca superar su irresponsabilidad puede beneficiarse enormemente al trabajar en el autoconocimiento, la gestión emocional, y la construcción de hábitos de organización. Cuando se identifican las verdaderas razones de la irresponsabilidad, es posible abordarlas de manera efectiva y abrir el camino hacia una vida más equilibrada y comprometida.